De cómo el genio imparable de don Luis Buñuel sale bien parado incluso en los ambientes más adversos. De la inigualable destreza con la que el maestro de Calanda fue capaz de exportar esa inasible y arcaica significación, tan arbitraria y tan discutible, que es la "españolidad".
A la sazón reverso situacionista de lo Unamuniano, aperturista y perverso, Buñuel fue más que un director de cine, más incluso que un artista. Don Luis fue un arte en sí mismo. Podría haber sacado una buena película incluso de lo más mundano. Inventó el surrealismo; más tarde dio lecciones magistrales de hiperrealismo (tan de moda actualmente); finalizando con inimitables híbridos de ambas corrientes, desembocando en una sátira social descarnada aunque incapaz de ocultar el talento de su creador.
Buñuel se fue a México y allí estableció buena parte de sus cargas de profundidad. No fue condescendiente ni con el país que lo acogió, y una de sus obras más corrosivas fue EL ÁNGEL EXTERMINADOR.
En una colosal pirueta de libertad expresiva, Buñuel se permite teorizar sobre la decadencia de la burguesía (tema capital de casi toda su obra) sin recurrir al realismo, en vez de ello, utiliza elementos marcadamente surrealistas con el fin de enfatizar el absurdo-increíble de una situación globalmente aceptada.
En una atmósfera cada vez más asfixiante, los personajes se ven incapacitados para reaccionar ante el más nimio de los problemas. El espectador se encuentra así con una de las más originales muestras de terror cinematográfico. Rayando el esperpento, a veces la sátira bufonesca e incluso la maximación de la sátira más onírica.
EL ÁNGEL EXTERMINADOR es una película eminentemente intemporal, acechante, que enfrenta a quien la ve a sus propias incapacidades morales; y aterra, precisamente, por esa sonrisa congelada que tanto divertía a este maño inmortal que ha pasado por encima de modas y modos, que es uno de los pilares de la historia del cine y que nunca debería ser pasado por alto como referencia de un inconformismo latente en una sociedad desquiciada e inconsciente.
Saludos en cautividad.
3 comentarios:
Yo también amo al gran "buñuelo".
Genial sin duda el gran Buñuel, absolutamente de acuerdo con tu análisis de El ángel exterminador. De su época mexicana, te recomiendo Simón del desierto, toda una joya, aunque menos conocida. Un saludo.
Habría que proponer a Buñuel como patrimonio nacional... o especie protegida... o algo, no sé.
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