lunes, 30 de abril de 2012

Equívocos y suposiciones #1



Para su última película norteamericana, Fritz Lang se invistió de la rigurosidad de la RKO filmando una impactante historia de Douglas Morrow que él mismo se encargaría de adaptar a la pantalla. No estoy de acuerdo en que BEYOND A REASONABLE DOUBT sea una "obra menor" dentro de una extensa filmografía repleta de "obras mayores"; en el caso de Lang esto es absurdamente reduccionista y creo que no permite ver las virtudes, que son muchas, de este escurridizo y atípico thriller, que trata de poner en solfa no ya la validez del sistema judicial, sino hasta la propia percepción humana. La historia es tan descabellada como fascinante: Un audaz escritor (Dana Andrews) urde un plan para, colocando pistas falsas, ser declarado culpable de un caso de asesinato; por supuesto, el tendrá siempre un as en la manga para ser revelado en el último momento; sin embargo, una vez detenido, las cosas no saldrán exactamente como había pensado... y aquí debo dejarlo para quienes no la hayan visto, como es lógico. El gran triunfo del film es conseguir que nos dejemos llevar a lo largo de un guion que se va desdiciendo a sí mismo, poniendo a prueba nuestra propia capacidad de ingenio y dosificando las sorpresas con el habitual pulso narrativo del maestro alemán. BEYOND A REASONABLE DOUBT es cine eficaz, para todos los públicos, pero ello no le resta un ápice de calidad ni de interés; y durante muchísimos años, sus resortes y vericuetos han sido repetidos hasta la saciedad por cineastas menos dotados, que han probado en primera persona lo complicado que es innovar en el cine de género. Y todo esto justo hasta que a alguien se le ocurrió el temido remake... pero esa es otra historia que les contaremos mañana.
Más allá de los saludos.

Doubts even here

domingo, 29 de abril de 2012

Rincón del freak #64: Hay quien todos los días vive de La Primitiva (el asombroso mundo de Robert Rodriguez)



No me interesa MACHETE, ni como película, ni como broma privada, ni como neurosis apocalíptica, ni nada de nada; me la trae floja un tipo feo con un abrigo lleno de machetes, porque no le veo la gracia por ningún lado, cosa que sí me ocurrió, por ejemplo, con EL MARIACHI, que sacaba provecho de una ingenuidad nada disimulada y que aquí es puro marketing. Si no se tienen ideas, el humor puede ser un buen sustitutivo, incluso mejor que un reparto hecho a base de cameos (cosa francamente extraña), pero el señor Danny Trejo es incapaz de cambiar el gesto y, por tanto, el tono de cada escena, intuyo que eso le pone muchísimo a Rodriguez, y lo imagino diciéndole a Robert de Niro o a Jeff Fahey que no gesticulen y se queden con cara de idiota. No lo entiendo. Luego hay actores que han hecho del inmovilismo virtud, o al menos carrera; es el caso de Michelle Rodriguez, Lindsay Lohan o Steven Seagal, a los que me permito incluso llamar actores, fíjense. Hay disparos, tetas, ruido, polvo y más ruido; una monja armada, un jacuzzi incestuoso, un puesto de tacos policial y un aporte a la economía toledana; y si usted es un freak de cuidado, le encantará esta cosa, pero yo me aburrí como una ostra. Tal cual.
Saludos de acero.

Serrando codos

sábado, 28 de abril de 2012

El secreto mejor guardado



En 2009 se presentaron a los oscar, sección animación, tres maravillas del cine como fueron (son) CORALINE, FANTASTIC Mr. FOX y UP (a la postre, ganadora y que incluso estaba nominada como mejor película, a secas); sólo así puede explicarse que una barbaridad como THE SECRET OF KELLS quedase en un lugar profundamente secundario. Coproducida por Irlanda, Francia y Bélgica, se trata de una típica fábula de las que tanto gusta en la tradición gaélica, que transcurre nada menos que en el siglo IX y que narra las aventuras de Brendan, un joven monje que asiste con estupor a la inminente llegada de los vikingos a la fortificación de Kells, por lo que todos sus habitantes tendrán que ponerse manos a la obra para construir una muralla que, sin embargo, nadie confía que pueda ser suficiente para contener el brutal ataque. Brendan, que está siendo adiestrado en el arte de las miniaturas ilustrativas, se internará un día en el bosque siguiendo a un extraño ser mitad lobo mitad niña, y descubrirá un secreto que podría cambiar el curso de los acontecimientos, aunque nadie en Kells le crea, puesto que se trata de un mito muy extendido pero de poca credibilidad. La historia ya de por sí es fascinante, está contada con buen pulso y prescinde de las habituales tonterías infantilistas que suelen poblar este tipo de cine, pero además es que se trata de un trabajo estilístico inaudito, fuera de los parámetros actuales del 3D (yo lo llamaría "celebración de las dos dimensiones") y con un uso del color que personalmente me dejó pasmado. No me la esperaba, sinceramente, y no albergaba grandes expectativas, he de confesarlo; pero voy a remediarlo en la medida de lo posible recomendándola vivamente y esperando, ya con impaciencia, la posibilidad de una nueva colaboración entre estos dos directores, de quienes prometo colgar algo la semana que viene, así que quedan avisados.
Saludos de leyenda.

Dragonfly

viernes, 27 de abril de 2012

Ozu en Viernes #3



Aún con un ojo claramente apuntando hacia el cine hollywoodense, la séptima película rodada por Ozu en 1930 abordaba un dilema moral cuanto menos curioso. HOGARAKA NI AYUME (CAMINAD CON OPTIMISMO) presentaba el cambio radical experimentado por un gangster que, tocado por los azares del amor, decide redimir su errática vida, aunque su amada, enterada de sus andanzas delictivas, le niegue sus favores ante la perspectiva de un desengaño. Sin que el exceso de psicología le arruine una estupenda y muy entretenida historia, debida a su colega Hiroshi Shimizu, Ozu se preocupa menos de indagar sobre los motivos de la redención que de cimentar una suerte de "Chicago japonés", que cuanto menos resulta curioso. La banda del gangster, su escondite habitual (con insólitas inscripciones poéticas en sus paredes), la vida a todo lujo, dejan paso a una vida de austeridad, con trabajos mediocres pero honrados, y la insistencia de los antiguos compinches para que quien era su jefe abandone lo que creen una locura temporal y se les vuelva a unir ante la perspectiva de un nuevo golpe. Es posible que de haber sido rodada en América, WALK CHEERFULLY (su título en inglés) se hubiera decidido por la vertiente trágica, mucho más occidental, en cambio, a Ozu le motiva más la deriva moral de resistencia ante las tentaciones de una vida que se quiere dejar atrás, donde, finalmente, el amor y la verdad han de triunfar, aunque le cueste (todo tiene un precio) la libertad temporalmente. Insisto en que lo mejor de la amplia producción de Yasujiro Ozu aún estaba por llegar, pero es fundamental empaparse de su prolífica etapa muda para entender sus complejos mecanismos narrativos. Y la semana que viene, más.
Saludos.

Gangster of love

jueves, 26 de abril de 2012

La ocasión la pintan calva



Y digo yo, que para rematar este improvisado remate sobre M. Night Shyamalan ¿qué mejor que con su cinta más emblemática, la que le elevó al olimpo fílmico en un abrir y cerrar de ojos que nadie podría haber previsto en aquel entonces? Son trece años con este director que, sin inventar nada, ha sabido mantener con habilidad una serie de puntales ya característicos y perfectamente reconocibles por sus seguidores. No es THE SIXTH SENSE el colmo del refinamiento de dichos argumentos, pero sí que muestra una especie de camino a seguir, inicia unas pautas nada titubeantes que luego serán proyectadas en la mayoría de sus títulos. Resulta paradójico comprobar cómo (y esto abre un interesante campo de ampliación) Shyamalan va despojando, cada vez más, sus trabajos de dicho y reconocible hálito; no estoy seguro de que su propósito le vaya a ser rentable, pero al menos descubre a un cineasta nada conformista y (esto es lo mejor) radicalmente crítico con su propia obra. Ésta es una historia de fantasmas, típica y tópica, pero también es una historia acerca de la vida, del deseo de vivir por encima de todo; y lo que mejor le sienta es la exploración de ese personaje, Malcolm Crowe, aureolado desde el extático arranque con una inquietante investidura que ha de ser (aunque esto no lo sepamos hasta el final) el verdadero motor de unas imágenes siempre al borde de la (auto)condescendencia, pero que, gracias al equilibrio entre impacto y reflexión, ha logrado perdurar en el imaginario universal del séptimo arte, puede que actuando como inesperado relevo de Spielberg. Sea como fuere, THE SIXTH SENSE no es una historia posmoderna, sino decididamente romántica; y a diferencia de la mayoría del terror facturado en este principio de siglo, no se sirve del escepticismo para "hacernos creer" con media sonrisilla, sino que sublima el clima de terror clásico (su "hermana gemela" podría ser LOS OTROS) para terminar brindando por algo francamente loable, como son los buenos sentimientos en un mundo donde éstos no son muy bien recibidos. Sí, quizá deba desdecirme a mí mismo y sea ésta la película de Shyamalan que ni me exaspera ni me vuelve loco, simplemente se eleva sobre la mediocridad imperante, pero sólo para echar un vistazo y volver a su lugar natural, un lugar donde tocar las narices queda terminantemente prohibido.
Sentidos saludos.

Throwing bones

miércoles, 25 de abril de 2012

Ejercicios de suspensión asistida



Si quisiera ser cruel, si esa fuese mi principal intención, entonces habría dejado la reseña de ayer para pasado mañana, y la de hoy la hubiese puesto ayer. Sí, son tres; tres seguidas, pero no sé por qué, lo he decidido así y ya está. Pero sin ánimo de comparación, porque me parece inútil y un poco desfasado, igual que ayer intenté explicar los motivos por los que LADY IN THE WATER me parece una película fascinante sin pretender serlo, hoy me gustaría señalar por qué THE VILLAGE es lo mismo pero al revés; es decir: que intenta epatar al espectador con múltiples toques de atención (fundamentalmente de índole visual), para terminar sin contar casi nada, excepto una floja disculpa conceptual para que el autor del guion (sí, Shyamalan) no salga demasiado mal parado. Las películas tramposas por excelencia son las que te embaucan en su primera parte, las que te prometen, como un mal amante, una noche de placer y éxtasis, para que terminemos descubriendo, horrorizados, su maloliente pellejo de latin lover trasnochado. Efectivamente, incluso a estos fantoches hay que tenerles un poco de lástima, y es lo que me ocurre cuando veo tantos esfuerzos para poner en pie esa danza enfermiza de "lo que no se ve"; y a los veinticinco minutos cruzo los dedos para implorar "que no cambie; que no enseñe nada". Desgraciadamente, el concepto antes mencionado no encuentra su anclaje en un una idea poderosa, así que toca quitarse las capuchas (tranquilos, no desvelo nada para los que no la hayan visto) y mirar de frente. Sinceramente, indagando un poco bajo su exasperante sucesión de ritos domésticos (que no por repetidos son más elocuentes) y "tiempo pretérito encoñado en ser tiempo futuro" ¿qué quiere contarnos realmente esta película? ¿qué, si no es tan divertida como la de ayer ni tan circunspecta como la de mañana? Ojo, porque una cosa es escribir una historia flojita, que no pasa nada, que Shyamalan es un estupendo escritor de guiones, y otra muy distinta jugar a paternalizar su disgusto con la industria (la crítica, ya decíamos); un beatus ille a la inversa que a mi juicio no funciona, no tan bien, por ejemplo, como (y evito el lloriqueo nostálgico) la magistral MARTHA MARCY MAY MARLENE, que le da la vuelta por completo al fallido salto mortal de THE VILLAGE y lo usa, ahí sí, para sembrar la inquietud a medida que el espectador va descubriendo que todo es mucho más terrible sin máscaras. No, definitivamente no me gusta.
Saludos villanos.

La Villa Strangiato

martes, 24 de abril de 2012

Barbos en remojo



Con M. Night Shyamalan lo tengo meridianamente claro, nada de medias tintas ni dobleces innecesarias; empezando por asumir que lo suyo es cine de entretenimiento del de toda la vida, y el que quiera buscar otra cosa que se aburra con Malick, que para eso está. Tengo claro cuáles son sus películas que me ponen mucho y cuáles las que me dan dolor de cabeza, y más o menos la cosa está al 50%, y de momento el sentimiento se mantiene igual de radical, sin títulos que me provoquen bostezos de indiferencia. Y LADY IN THE WATER es, con toda seguridad, la tercera película suya que más me gusta; primero porque no me la espero, no sé por dónde va a ir, y eso a estas alturas es realmente impagable; pero también porque (y creo que ahí está la clave de que haya gustado muchísimo más en Europa que en América) contiene varias cargas de profundidad directamente contra la crítica más pacata y anquilosada, la que (ellos sí) bosteza ante una amalgama de imágenes que apenas les interesa, pero que les llena los bolsillos sólo por ejercer de césares contemporáneos, pastor de rebaños más bien. Intuyo que a Shyamalan le deben exasperar pocas cosas, pero que una de ellas es lo sesgadamente que se suele criticar unos trabajos, los suyos, en los que tanto cariño y dedicación pone; esto es inevitable, pero no ocurre lo mismo con directores aún más aburguesados que él (Ridley Scott, por ejemplo). Y es que LADY IN THE WATER, aun suavizando bastante las pocas aristas que el director norteamericano se permite, se sirve del delicado cuento de hadas, sirenas y demás hierbas para trigonometrizar un complejo microcosmos en torno a esa enigmática piscina; sea porque me fascinan esos residenciales típicamente americanos, por el insólito y encantador "monstruo" encarnado por Bryce Dallas Howard, el excepcional (excepcional, con todas las letras) papel que Paul Giamatti hace oscilar de la panoplia decadente a una improbable heroicidad repleta de dignidad, o por esa famosa escena con el crítico de cine (una de mis escenas favoritas ya para siempre), he aquí una película del nuevo milenio, delas pocas que se puedan llamar así sin salirse de su condición comercial y sin negarse a sí misma. Para acabar, un entretenimiento que tiene terror, aventuras, intriga, risas inteligentes, poca escatología y un punto a su favor, para mí un puntazo, y es que no hablaba de la crisis (cumple seis años), sino que la asume y se inviste de la misma sin muchos remilgos. Si no les gustó en su momento, es un buen ídem para revisarla.
Saludos con floculante.

Pool of blood

lunes, 23 de abril de 2012

Imperdonables ausencias



Hay una máxima no escrita en el cine que viene a decir que se nota más lo que no está, lo que falta, lo que el espectador echa de menos, que lo que sobra; o que es más fácil ser indulgente con según qué excesos/caprichos de autor que con un repentino ataque de austeridad/contención, caso de que afecte considerablemente al normal desarrollo de lo que se quiere narrar. Es la sensación que he tenido después de ver una película que desconozco si se ha llegado a estrenar en España, pero que no me extrañaría que, de así haber sido, hubiese pasado de puntillas por las carteleras. Se trata de BOOGIE WOOGIE, que toma su nombre del famoso cuadro de Mondrian y que (o al menos es lo que parece) aspira a ser un ácido retrato de la indescriptible fauna que pulula por la sabana que conocemos como "la farándula del arte". Es decir: gente con más dinero que tiempo libre, nulo o escaso gusto y una capacidad fuera de toda duda para hacer y decir chorradas, aunque para ellos suelan ser el colmo de la sentencia. Problema nº1: el tono; porque los personajes/actores (por cierto, espectacular reparto/desaprovechadísimo reparto) extreman el tono cómico/paródico de tal manera, que luego les cuesta una enormidad ponerse serios/trascendentes, si es que ponerse serio es (puede que para esta caterva lo sea) pasar del hedonismo pasota a decir que te quedan tres meses de vida ¿? Problema nº2: la historia; porque se cuentan tantas cosas a la vez que uno no sabe para dónde tirar. Está el marchante despiadado, con sus bajezas/miserias; el matrimonio de coleccionistas/acumuladores que no saben una papa de arte, sólo de nombres y datos/cifras; la trepa sexy; la secretaria desplazada por la trepa sexy; la videoartista lesbiana; el apocado aspirante a artista gay; el pintor sin talento pero con un gran miembro... Y seguramente Woody Allen hizo mucho más con todo esto, pero a Duncan Ward se le nota que tiene demasiadas cosas para tan poco tiempo, y al final lo que queda es una historia ligerita que te deja exhausto; demasiadas dicotomías para decir "pero qué tonto es usted". Se deja ver, y los actores salvan gran parte del mobiliario, pero poco más, muy poco más...
Saludos abstractos.

boogie wonderland

domingo, 22 de abril de 2012

Rincón del freak #63: No es cine... no es cine... no es cine...



No, no lo es, y sin embargo aquí estamos cada Domingo, sufriendo... No lo es porque se trata de poner a los tres piezas de arriba saltando en una pantalla verde o en una fábrica abandonada que parece un estudio por lo pulcra; y no lo es porque hay unos muchachos a los que les han puesto maquillaje barato y tomate barato (u otra cosa que no sé lo que es), les han puesto camisetas con jirones y usted, sufrido espectador, ha de poner el resto (el 99'9%) y creerse que se trata de muertos vivientes... zombis... juas juas... Y no lo es porque las palabras que salen de su boca no las podría haber escrito ni el guionista de los discursos de Cospedal. No lo es porque no hay nada que sea ni una milicentésima de interesante, nada; y porque (y esto es lo peor) esta cosa de la basura nipona de consumo masivo adolescente parece ya una especie de franquicia inacabable dispuesta a lobotomizar y recaudar, lobotomizar y recaudar, lobotomizar y recaudar... Vosotros mismos, chavales; yo en mi epoca tenía, por ejemplo, la serie B de los dos directores que aparecieron aquí ayer... y la Hammer... y Corman... y Raimi... y el tito Franco (Jesús, no el otro)... y hasta el cine quinqui, que tenía lo suyo... Pero esto es la nada absoluta, el vacío, el terror a ser completamente necio y no haberlo notado aún... Madre mía...
Saludos... y poco más...

Crimewave

sábado, 21 de abril de 2012

Resta de talentos



Si pudiésemos elegir un título para intentar describir qué diablos puede significar la decadencia en el cine, no como un estudio sobre la misma sino la decadencia misma explicándose inconscientemente, yo no dudaría en señalar al menos uno por encima de los demás, y sería la bizarra coproducción que en 1990 unió a dos talentos tan alejados el uno del otro, como son George A. Romero y Dario Argento. DUE OCCHI DIABOLICI, o TWO EVIL EYES abordaba dos de los más famosos relatos de Edgar Allan Poe, "La verdad sobre el caso del señor Valdemar" y "El gato negro", enclavándolos en la era actual (bueno, en aquellos cochambrosos inicios de los noventa, claro) e intentando darles un giro imposible, primero porque por entonces tanto el italiano como el estadounidense no pasaban precisamente por su mejor momento, pasadas las premuras del giallo y viviéndose la estandarización del "fenómeno zombie". En el primer relato, Romero hace lo que puede con una puesta en escena excesivamente rígida y una nomenclatura exenta de mitos; afortunadamente, su morboso sentido del humor salva gran parte del despropósito, además de esnseñar(nos) a aquella Adrienne Barbeau en todo su esplendor, que no es poco; de traca es la "terrorífica" aparición de un Valdemar ultracongelado y gimiendo por los rincones (el frío le impedía, claro, despegar los labios). En el segundo segmento la cosa es aún peor, Dario Argento se olvida por completo de la compleja estilización que le diese fama y fortuna entre los setenta y los ochenta y recluta a un canijo Harvey Keitel que seguía esperando a Tarantino desesperadamente; le puso boina, camara analógica y una psicología rayana en lo agropecuario... Así, mientras hace sus fotitos con esa expresión tan suya de "podría romperte un brazo o invitarte a un café", se las apaña para esconder el cadáver de una muchacha sin reparar (nosotros sí, querido Dario) que el McGuffin es mejor que no maúlle tanto... en fin, una extrañeza de esas que sólo se pudieron dar en los noventa (recuerdo ir al cine nada menos que una mañana laboral...) y que impulsan a los creadores actuales a una esperanzadora disquisición; y es que cualquier tiempo pasado también pudo ser una puta mierda...
Saludos emparedados.

Eye of the demon

viernes, 20 de abril de 2012

Ozu en Viernes #2



Aún en su etapa muda, Yasujiro Ozu filmó una curiosa película titulada RAKUDAI WA SHITA KEREDO (HE SUSPENDIDO PERO...), por cuanto se servía de una apariencia de comedia ligera en torno a los avatares de un grupo de universitarios a punto de licenciarse para hurgar con no poca mala baba en asuntos que ahora mismo, más de ochenta años después, nos son tan dolorosamente vigentes. La cosa va de que los muchachos abordan su último año en la Escuela de Economía entre una extensa variedad de chuletas escritas en camisas, las clásicas en papel y otras más exóticas; tardes de "estudio" donde los bostezos suceden a los flirteos o las típicas bromas sobre alumnos y profesores. Ozu incluso se permite algunas ligeras coreografías muy en la línea del musical norteamericano del momento, al tiempo que expone sin problema banderines de universidades como, por ejemplo, la de Michigan, lo que refuerza la idea de la fascinación que siempre tuvo por Hollywood y sus modos más icónicos. Uno de los estudiantes no logra hacer valer sus artimañas como "multicopista" y, al contrario que sus compañeros, suspende; sin embargo, lejos de toda corrección política, Ozu da un giro realmente interesante a la historia y muestra a los licenciados malviviendo, en paro, y sin ninguna expectativa laboral en el horizonte, mientras el reprobado se sigue dando la gran vida del estudiante y hasta se gana los cuartos trapicheando con los libros de sus antiguos y depauperados compañeros. Por supuesto, se trata de un título menor, muy lejos de sus grandes obras y que no ofrece mayor profundidad que el extraño antiacademicismo del que hace gala, aparte de dar a conocer a un jovencísimo Chishu Ryu, a la sazón gran actor fetiche de Ozu; sin embargo, me gustaría resaltar, en relación al título de la semana pasada, el radical cambio de registro efectuado en dos películas cuyos rodajes apenas se distancian en unos pocos meses. A descubrir, pues. Continuará.
Saludos.

Back to school

miércoles, 18 de abril de 2012

Serie Beeeeeeee...



Aquí lo hemos señalado muchas veces, tantas que ya cansa un poco: lo artesanal feneció al albur de lo digital. Una explicación posible: lo artesanal no era realista, pero tampoco lo pretendía; lo digital pretende emular la realidad a base de pulir imperfecciones, peeeeero... ¡es que la realidad es tan jodidamente imperfecta! En fin, que incluso algunas magníficas intenciones en esto de la serie B (sea lo que sea, que no lo tengo tan claro) se han visto asaltadas de esta especie de sinsentido que plantea un nuevo desafío al cinéfilo menos acomodado. Por ejemplo, vi no hace mucho INFESTATION, una cosa con toda la pinta de "carne de DVD sin peaje posible y con la única intención de ejercer como campo de pruebas para, digamos, técnicas novedosas de digitalización". Y lo curioso de todo esto es comprobar que lo único realmente salvable de esta apocalíptica cinta en tono pseudocómico, deudora tanto de Corman como del mejor Sam Raimi, es, precisamente, su desprejuiciado sentido del humor, y el no tomarse nada en serio le sirve para distendir su poca chicha y nula capacidad crítica. La pregunta, claro, es: ¿Y los bichos? Pues eso, insectos gigantes que tienen su gracia y que ponen una sonrisilla cómplice, pero que están "fabricados" en serie, y eso se nota, y es lo chungo, porque por lo demás, INFESTATION podría haber sido mucho mejor si se hubiera quedado como una peliculita con algunos buenos gags, un intérprete que comienza tímido pero se va creciendo poco a poco y una plena conciencia de sus muchas limitaciones. Al final, lo de siempre: pantalla final del videojuego, un par de explosiones (cómo no, digitales) y otro título directamente a la papelera de reciclaje.
Saludos infestados.

Insect eating man

martes, 17 de abril de 2012

Colapsos


Lo primero y más importante que debo decir sobre TAKE SHELTER es que a alguien se le debió olvidar para los oscar, cosa que no ocurrió en Cannes, ni en Gijón, ni en Sundance, ni en New York... etc... Bien, después de constatar que la gente que decide a quién glorificar y a quién no en esto del cine es básicamente gilipollas, hablemos de un peliculón como la copa de un pino Brummit. No hay nada en TAKE SHELTER que no haya sido contado antes, no busquen aquí el "Nuevo Santo Grial" ni las tres revelaciones, porque lo que Jeff Nichols (y ya le tengo muy vigilado desde cerca) propone es poner en manos del espectador la difícil decisión de hacer (o no) dos juicios paralelos; uno es desolador, el otro simplemente terrible. Curtis es un obrero de la construcción que empieza a tener unos extraños sueños en los que una terrorífica tormenta, con un agua "como aceite para motores", amenaza con destruirlo todo, y lo peor es que nadie parece darse cuenta, excepto él; así que una idea, fija y poderosa, se le agarrará hasta llevarla a cabo: construir un refugio donde poner a salvo a su familia. Lejos de mostrarse pretenciosa o exhaustivamente grandilocuente, Nichols muestra sin temor a un hombre acosado por unos fantasmas que nunca sabremos si tienen una base o no; Curtis va soñando poco a poco cómo todo lo que le es cercano (familia, amigos...) supone una amenaza, que ya no puede confiar en nadie, pero también la trama gana enteros cuando, sin hacer trampas, expone la enfermedad mental de la madre de Curtis, a la que éste visita casi como en un acto de exorcismo imposible. Por el otro lado está la tormenta ¿qué debemos entender exactamente, si es que el sentido figurado es imprescindible (o así lo parece), con esa climatología devastadora y ante la que uno no puede hacer más que esconderse? Hay dos momentos clave en este intensísimo film y que suponen sus dos grandes sustentos que lo alejan de innecesarios enigmas esotérico-psicológicos; uno es el préstamo suicida que Curtis pide al banco para la construcción del refugio a espaldas de su mujer, que cada vez entiende menos sus actos, y justo cuando su pequeña hija ha sido aceptada para ser operada de su sordera, lo que además va encadenado, sin solución de continuidad, con el despido totalmente justificado de Curtis. El otro es una intensa escena que muestra a Michael Shannon como el pedazo de actor que es y que personalmente me reveló lo mucho que TAKE SHELTER le debe, nada menos, a ORDET; Curtis blande desesperado su puño mientras grita "¡No estáis preparados para esta tormenta!". Y si dejamos de lado su desconcertante final (puede que su momento menos álgido), lo cierto es que a este improvisado profeta le asiste esa razón incontrovertible y un poco infantil, la misma por la que ahora nos lamentamos en todo el mundo... ¡Ay, si lo hubiéramos sabido antes! ¿No es cierto?... No sé si he usado mucho la palabra "magistral" en este blog, pero hoy lo haré.
Saludos previsores.

Gimme shelter

domingo, 15 de abril de 2012

Rincón del freak #62: La legaña pseudocientífica jamonera



Sbaraglia, Marull y Cepeda... los nombres ya los saben. Ellos están en una conferencia sobre la interpretación de los sueños y sale la Cepeda a contar uno que ha tenido mientras ondea su perfumada melena latinaja y se ajusta el suéter con gracejo; la Marull se cae, le da un chungo y hay que darle un vasico de agua, poca cosa; y el Sbaraglia intenta dismular la erección y pronunciar bien... erectar bien y pronunciar disimuladamente... Tal y como suele ocurrir (a ustedes no, porque son mundanos, pero yo vivo este tipo de experiencias a diario), los tres van saliendo unos de la cama de los otros y además fruncen el ceño porque están muy preocupados por un tatuaje que tiene la Cepeda, y toman cervezas y fuman Fortuna para que no parezca que son políticamente correctos, pero en realidad lo que quieren transmitir es que, ya que sus insólitos horarios laborales se lo permite, van a resolver el misterio de los tatuajes y los sueños interactuando... que no todo va a ser follar, claro... Y así se llega al final, con el prota muy preocupado por su flequillo, la majara al fin descubierta, la buenorra que sigue buenorra aunque la zurren y Geraldine Chaplin, una vez más (y van...), poniendo cara de susto y revelando secretos de estado. A este paso creo que podríamos inventar un subgénero que se llame "Geraldine Chaplin revelando secretos de estado"... ¿Cómo se llama la película?: OCULTO, del director de EL CAPITÁN TRUENO...
Saludos infaustos.

The hidden sign

sábado, 14 de abril de 2012

Un festín que sabe a poco



LEGEND OF THE GUARDIANS puede ser vista en dos niveles de percepción absolutamente diferentes, lo que tampoco sé si es positivo o todo lo contrario. Por un lado está la tremenda preocupación por ser "realistas", muy próximos a la realidad (hiperrealista sería más certero), por el otro ha de obtenerse la perplejidad de entroncar una fantasía heróica protagonizada por... ¡lechuzas guerreras! Es decir, que uno ve el cartel promocional y sabe que no va a ser gran cosa, pero que a la chavalería le va a encantar; lo raro viene cuando reparamos en que esto ha sido dirigido por Zack Snyder... hmmmmm... La estupenda DAWN OF THE DEAD, la risible 300 y la fallida WATCHMEN... Así que ¿qué esperar? ¿aventuras para toda la familia o más violencia exaltada? Ni una cosa ni la otra, y eso es lo peor de todo; LEGEND OF THE GUARDIANS sabe que no puede ir hacia las antes mencionadas, porque nadie se lo creería, pero tampoco es capaz de administrar bien su pequeño goteo adulto, así que el resultado es una amalgama de secuencias espectaculares, salpicadas por una más que eficaz banda sonora, pero con poca chicha, precisamente la poca que Snyder es capaz de emular sin sangre ni vísceras; para que luego digan que ser un buen narrador sin truculencias es fácil. A esto me he referido tantas veces con este señor, y por eso creo haber sido malinterpretado, por haber dudado de su solidez y tener la sospecha de lo volátil de su discurso; brillante formalmente, pero excesivamente circunspecto en su a veces exasperante búsqueda de la perfección. Las personas jamás son muebles ni estatuas, y los dibujos animados... ¡aún menos!
Saludos delineados.

Voice of the other

viernes, 13 de abril de 2012

Ozu en Viernes #1


Comienza hoy aquí un largo recorrido por la filmografía del director japonés Yasujiro Ozu. Una cita cada Viernes que nos llevará desde su época muda hasta su último film en un color que durante tanto tiempo logró postergar, al igual que le ocurriría al tener que incorporar sonido ¿Y por qué Ozu? Bien, aparte de que durante casi cuatro años lo he mantenido inédito (y sé que no merezco perdón) y de que es absolutamente injustificable e inexplicable el ostracismo que su excelente y abundante obra sigue teniendo en nuestro país, donde se puede afirmar que Ozu no pasa de mero capricho exquisito de cinéfilos y coleccionistas, básicamente debo decir que el primer supermonográfico exclusivamente dedicado a un director se sostiene por la magnífica calidad de su obra. Y empezando por el principio, y aunque en su etapa muda existan varios títulos que son casi imposibles de conseguir, cuando no han desaparecido por completo, uno de sus films más elaborados de dicha etapa fue SONO YO NO TSUMA (LA MUJER DE ESA NOCHE), un extrañísimo cruce de géneros que tanto bebía del cine de gangsters, como del melodrama más desaforado y donde se cuenta con una encomiable economía de recursos la desesperación de un hombre que decide robar un banco al no contar con los recursos suficientes para curar a su hija, gravemente enferma. Lo que comienza como una típica historia de su tiempo (1930), con no pocos guiños a Hollywood, sobre todo con la disposición policial que se despliega para atraparle o su claustrofóbica continuación, que se desarrollará ya íntegramente en el miserable cuartucho donde su abnegada esposa espera con inquietud el regreso de su acosado marido. Todo se desmandará cuando un desalmado oficial dé con su paradero y amenace a la mujer si su marido no se entrega inmediatamente. LA MUJER DE ESA NOCHE, aun con todas las urgencias de tener que condensar una historia mucho más compleja de lo que pudiera parecer en apenas una hora, no es un mal ejemplo para introducirnos en el fascinante cine de uno de los grandes maestros clásicos. Continuará.
Saludos.


Aquella mujer

jueves, 12 de abril de 2012

Objetos. Fílmicos. No. Identificados



España, 1970. Sólo para que se sitúen; sobre todo porque se sigue pensando que en aquellos años nuesto país seguía sumido en una tiniebla profunda e indisipable, pero lo cierto es que fueron numerosos (y muy meritorios) los artistas que empezaban a mostrar una actitud abiertamente disidente, discordante con el totalitarismo ideológico y social, que ya iba dando muestras de su cadavérico agusanamiento. Impulsados por el Cahiers francés, los cineclubs clandestinos y los esporádicos viajes a París o Londres, una generación de cineastas (como la poética, como la musical) acometió un sordo y poco agradecido "trabajo de demolición" cuya premisa fundamental era la subversión de formas establecidas para iniciar un diálogo diferente con el espectador y despertar su conciencia más crítica. Y uno de los nombres básicos para comprender esta pequeña pero decisiva fisura cultural fue el del santanderino Paulino Viota, que con sólo 22 años se rodeó de un reducido grupo de amigos, entre los que se encontraba el posterior crítico Santos Zunzunegui, para realizar una película clave, CONTACTOS. Y es clave por su insólito riesgo formal, pero sobre todo por iniciar una búsqueda propia, por supuesto que apoyada en sus referentes, no tanto (y esto es curioso) la nouvelle vague como el cine japonés de entreguerras (Mizoguchi y Ozu, primordialmente), lo que da como resultado un film áspero, sucio, incluso desagradecido. CONTACTOS es una película que desdibuja lo que normalmente conocemos como "cine de culto", puesto que apenas busca correspondencias cinéfilas ni con los cinéfilos, sino que se sirve de su estatismo para narrar sin explicitudes la asfixia de un país ahogado por su miseria moral. Es decir, en 1970 no se podía hablar abiertamente contra Franco, pero se podía sostener un plano de una calle en la que una chica está de pie, ha de ser el espectador quien imagine a quién está esperando (si es que está esperando a alguien), y luego ha de imaginar qué diablos habla esa pareja durante treinta segundos, a dónde van tras separarse, qué ocurre cuando se vuelven a encontrar en la habitación de ella... Recientemente, con motivo de los cuarenta años de este auténtico OVNI fílmico, Viota ha realizado varias conferencias en las que por un momento pareció emerger de nuevo aquella insurrección por el arte que, desgraciadamente, tan poco usual parece ser desde hace ya demasiado tiempo; y son estas voces diferentes, autorizadas, que una vez dieron un paso decisivo, las que ahora hacen falta como despertador causal. Aparte de eso, vean CONTACTOS y dense cuenta de que otro cine siempre puede ser posible.
Saludos entre ustedes y yo.

Unmutual

martes, 10 de abril de 2012

Cuando las apariencias engañan



Si ayer mismo hablábamos aquí sobre el "fenómeno Astroboy", cuya principal virtud era, bajo la apariencia de un mero entretenimiento, desplegar una interesante reflexión sobre la vida artificial, y concretamente la de una máquina de destrucción con las inocentes facciones de un niño, hoy tendríamos que dar un giro radical y situarnos en un opuesto casi absoluto. Y es que RÔJIN Z, uno de los más celebrados guiones ideados por el gran Katsuhiro Otomo, nos sitúa en un futuro en el que la superpoblación y envejecimiento masivo ha llevado a la humanidad a plantearse la ancianidad como un grave problema ¿La solución?: descargar la ocupación de la tercera edad en unos dispositivos robóticos que son capaces de alimentar, sanear y hasta controlar médicamente a los pacientes. Ingenioso y escalofriante, todo comienza con uno de estos dispositivos que literalmente se funde con su "huésped" y ayuda a la conciencia de éste, encerrada en un cuerpo inservible, a rebelarse, escapar del hospital y convertirse en una especie de amenaza, aunque el único deseo del anciano/robot sea aprovecharse de las infinitas posibilidades y recuperar el tiempo perdido. La lástima es que el trabajo técnico (recordemos que se trata de una cinta de 1991) resulte de lo más convencional y empañe un relato con grandes ramalazos humorísticos y erótico-festivos; finalmente, lo más interesante es su reivindicación humanista frente a un capitalismo implacable que ni siquiera es capaz de respetar a los más mayores, tratándolos como un mal menor que, en aras de la "bendita eficacia", les deja como vegetales atendidos puntualmente. Si no se es fan del género, se la puede confundir y desechar, pero merece la pena revisitarla como una de esas curiosidades provenientes de Japón.
Saludos constantemente vitales.

Old robot disco

lunes, 9 de abril de 2012

Latidos artificiales



A mí, la nueva versión de ASTROBOY, el mítico manga de Osamu Tezuka, me parece una película realmente espectacular, así que no me explico cómo ha pasado tan desapercibida... o sí. Porque ASTROBOY carece de algo que es lo que lleva conformando el cine comercial más estúpido desde hace años: condescendencia. Ésta es una película que tiene diálogos, donde cada personaje tiene su peso específico, que acelera cuando debe hacerlo (a veces con un ritmo trepidante y, ojo, nunca confuso) y que además aporta un interesante punto de vista desde el segmento técnico. Como si de un A.I. más aventurero se tratara, lo que David Bowers propone (anoten este nombre para los próximos años) es la búsqueda de sentido a una vida concebida para sustituir a otra vida, la del hijo fallecido de un científico. Y claro que hay glorioso 3D en persecuciones aéreas, y un tremendo despliegue del arsenal que el pequeño robot contiene casi sin saberlo, sobre todo en unos minutos finales demoledores y no exentos de buen humor, pero los mejores momentos están en la aceptación del niño biónico de su propia naturaleza, cuando ha sido programado con todos los recuerdos del hijo verdadero; el eterno dilema acerca de las vidas artificiales que tanto abundan en la literatura (y el cine) de ciencia ficción y que cobran nuevos bríos en esta película absolutamente recomendable para pasar un rato mucho más que entretenido, palabra. Quién lo diría, viniendo de donde viene y yendo donde va.
Saludos artificiales.

Goodnight little robot child

domingo, 8 de abril de 2012

Rincón del freak #61: Autoconciencia sinóptica extralimitada invasoramente (o la falta de culpa)



Bruce Campbell es, todos ustedes lo saben, un actor discreto que ha alcanzado cotas inimaginables de lo que a veces es denominado "de culto", gracias, fundamentalmente, a que fue el protagonista de EVIL DEAD, sobre la que no pienso extenderme, que para eso tienen Internet... y a Jesús Palacios, qué coño... La cosa es que el amigo Bruce (en un alarde de habilidad, todo hay que decirlo) ha ido construyendo(se) un personaje paralelo, una especie de segundo "yo", que no sólo es que le sirva para rellenar argumentos vacíos, como es el caso, sino que en realidad la atracción es él mismo, una especie de transmutación de roles que yo no recuerdo si no exceptuando experimentos en primera persona, y no es el caso. De todas formas, enfrentarse a una cosa como MY NAME IS BRUCE (sí, es el nombre) podía haber dado sus frutos más o menos interesantes, pero el señor Campbell parece olvidarse por completo de una premisa básica para hacer funcionar una autoparodia, y es que, claro, hay que contar algo y no fiarlo todo a una sucesión de lugares comunes que hemos visto muchas veces, y que el propio Sam Raimi ha hecho con mucha más gracia. Es una mascarada sonrojante, puesto que la cutrez es impostada, de cartón piedra pero hasta viendo a la gente que lo transporta, y en lugar de mirar de frente a la cámara y explicar: "Éste soy yo. Bruce Campbell; y soy tan gilipollas como cualquiera de ustedes... ¿qué coño hacen viendo esta mierda? ¿acaso les he vuelto a engañar y no se han dado cuenta?". No voy a escribirle un guion al señor Campbell, claro, pero no hubiera estado de más un poco de sorna en algo tan previsible. Si no la ven no pasa nada, lo juro...
Saludos en mi nombre.

It's a rainy day (Sunshine girl)

Conciertos y experiencias



En un idílico pueblecito alemán de apenas mil habitantes, desde hace años se celebra el festival Klangbad, ideado por el músico Hans Joachim Irmler, integrante del mítico grupo Faust, y que reúne las propuestas más vanguardistas del panorama musical mundial. Casi como si de un exhaustivo programa doble se tratara, los documentalistas Lucía Palacios y Dietmar Post realizaron dos documentales paralelos acerca de dicho evento; por un lado el review del festival, que se llamó KLANGBAD: AVANT-GARDE IN THE MEADOWS y por otro un concierto íntegro de Faust, donde queda patente no sólo que los veteranos "abuelos" del krautrock siguen en un estado de forma impecable, sino la calidad (y cantidad) de artistas que pasan por allí cada verano. Independientemente de que sean más o menos atractivos, de que nos guste una propuesta tan avanzada, merece la pena revisar ambos documentales para constatar cómo, casi de la nada, surgen encuentros, experiencias multimedia (hay performances, cine, poesía, amén de la música...) que desafían las convenciones económicas, según las cuales, además de ser pobres debemos ser también incultos. Joder al sistema es tan saludable como una colleja a tiempo.
Saludos al aire libre.

viernes, 6 de abril de 2012

Las lentejas de los dioses



Lo de hoy es complicadillo nada más... explicarlo, me refiero. Yo les digo una lista, una relación de nombres y ustedes cierran los ojos. Si les digo que dirige Stanley Donen, que el guion es de un tal Martin Amis, que la música es de un muchachillo llamado Elmer Bernstein y que la tripleta protagonista la componen exclusivamente Kirk Douglas, Farrah Fawcett y Harvey Keitel... ¿lo primero que se les podría pasar por la mente es que se trata de una basura de película? Probablemente no, pero lo es. SATURN 3 es una de esas cosas que surgen cada cierto tiempo contra todo pronóstico y sin que nadie entienda muy bien cómo tal cantidad de talentos se embarcó al unísono en algo que huele mal desde su misma concepción. Lo de menos es la historia, un típico relato de ciencia ficción situado en el dichoso planeta (más concretamente en su luna Titán) con mucha maquinaria, un científico, su esposa, un militar majara que llega por sorpresa y que trae consigo un robot asesino... No. Lo peor de todo es ver a Kirk Douglas enseñando el culo más que la Fawcett y tomando píldoras para el deseo sexual; lo peor de todo es que la decoración es cartón piedra del malo con luces del todo a cien; lo peor es que el robot asesino es un cacho de chatarra que se mueve más lento que un banquero en época de crisis, y que además suena como la alarma de mi coche; lo peor es ese vestuario balnearial... (y ahí lo dejo); lo peor es que le pusieran una coletilla a lo Miguel Bosé a un Harvey Keitel que cada noche de rodaje llamaba a Scorsese para que le enviase un par de sicarios... Lo peor es intentar imaginar a aquellos tipos en el set de rodaje cada día... y otro día más... Brrrrrrrr...
3 saludos.

Saturno es aburrido

jueves, 5 de abril de 2012

Poder de la vara...



Resulta sintomático comprobar cómo está siendo usado, en este principio de siglo, todo el metajuego del superheroísmo y sus derivantes menos gastadas. Y es que, más allá de todo lo que se pueda extraer de su particular iconografía visual y hasta filosófica, los superhombres, sus extrañas motivaciones, sus soledades y desarraigos, tan cercanos a otros géneros como el western, son capaces incluso de teñir de cierta originalidad a productos que, de otra forma, caerían en la inanidad más absoluta. Es el caso de PAPER MAN, una pequeña y curiosa producción independiente (algún día, recuérdenme que busquemos conjuntamente una definición real para esta palabra) donde todo está tan trillado que lo único que podía sacarnos de un bostezo continuo era ver a Ryan Reynolds vestido de estrafalario Superman y teñido de rubio oxigenado... Esto es así, no se asombren; PAPER MAN introduce a un escritorcillo en horas bajas que acepta a regañadientes, por petición expresa de su esposa, instalarse en una cabaña para recuperar la inspiración, aunque lo único que parece surtir dicho efecto es su propia ensoñación, que desde niño le hace entablar largas conversaciones con Paper Man, el único ser que no lo considera un fracasado y le anima a seguir adelante. Con un somero repaso, esta peliculita no pasa de ser un subproducto más que, sin embargo, se aprovecha de contar con actores de la talla de Jeff Daniels o la imparable Emma Stone, amén del mencionado Reynolds; y, sin embargo, una vez abandonado su ligero tono de comedieta para todos los públicos, podría haber sido muchísimo más grande y ambiciosa en sus deliberaciones, que en su tramo final rozan un patetismo amargo y desencantado. No sabremos, por ejemplo, qué habría dado de sí en manos de un Solondz o incluso un Wes Anderson, sólo que se trata de otra magnífica oportunidad desaprovechada por mera incapacidad de maniobra.
Saludos invisibles.

Swashbucklin' in Brooklyn

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!