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domingo, 30 de abril de 2023

Rincón del freak #547: El mérito de ser el primero


 

Hay películas que son paradigmáticas casi sin pretenderlo, embolsándose una fama que el tiempo convierte en mito o leyenda, otorgándoles un estatus que simplemente no debería pertenecerles. En la cúspide de este reducido grupo ("películas que llegaron ahí de casualidad", las llamaría yo) veo claramente THE LAST HOUSE ON THE LEFT, el destartalado debut de Wes Craven, allá por 1972, cuyo único mérito cinematográfico era mostrar sin tapujos la crudeza de unos actos violentos, que prácticamente era el único motor de un film tan amateur que muchas de sus decisiones parecen tomadas al azar. El auténtico promotor fue Sean S. Cunningham, cineasta de bastante menor talento que Craven, y que siempre ha estado convencido de que la provocación gratuita puede ser arte por sí misma. Es un error que queda aquí de manifiesto, con un guion inconexo, un montaje desquiciante y un uso de la banda sonora que alguien debería explicarme algún día, porque no se sabe si pertenece a un film de terror o a un slapstick. La premisa no puede ser más simple, y es cierto que luego esto se ha copiado miles de veces, remitiéndonos a ese viejo mantra de "yo lo hice primero". Por un lado hay dos chicas que se van a un concierto; por el otro una especie de banda/familia de delincuentes, que huye de la policía. El destino hace que las chicas se topen con los segundos, y éstos les harán pasar un calvario que Craven aproxima a una explicitud que pocos se atrevían a filmar por entonces. Es lo único por lo que podría recomendar su visionado, por su carácter de proto-slasher bizarro e inconsecuente; por todo lo demás, no habría pasado de ser un fondo de catálogo sin mayor mérito. Lo atestigua, por ejemplo, que casi todo el mundo que participó en ella renegara de dicha circunstancia... excepto, creo, el bueno de Cunningham, claro...
Saludos.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Rincón del freak #214: Porque un padre no puede ver sufrir a un hijo...



A ver, que tengo sentimientos encontrados... WES CRAVEN'S NEW NIGHTMARE fue el pomposo título que Craven eligió para dar por finiquitado de una vez por todas a su muy maltratado personaje, que iba sufriendo un grave deterioro en cada nuevo título que se estrenaba, hecho que el tiempo se ha encargado de desmentir con el reciente remake... Pero esa es otra historia... El caso es que estamos ante una película descolocante, una especie de metatexto autoconsciente que tiene momentos brillantes y otros no tanto, pero al menos es un producto digno y que intenta dar una sepultura digna al pobre Freddy Krueger. A ver si puedo resumirlo: resulta que Heather Lagenkamp (sí, la actriz que daba vida a Nancy) está casada con el técnico de efectos especiales que creó la famosa garra, tiene un niño y vive feliz, pero sigue teniendo sueños recurrentes, como si realmente estuviese sufriendo el mismo proceso que su personaje. A partir de ahí, Craven usa a los actores como personajes (Robert Englund incluido, y hasta él mismo) y moldea la trama hasta hacernos dudar de qué estamos viendo exactamente, que bien podría ser el sueño de un demiurgo incapaz de controlar a sus vástagos soñados, la caída en una espiral de locura por parte del personaje principal (incluso si se tratara del personaje y no la actriz) o simplemente un ensayo de post-horror que, por otra parte, no debería extrañarnos viniendo del creador de SCREAM. Hasta ahí no está mal, y es verdad que es una producción en modo alguno descuidada, pero Craven cae presa desu propia circunstancia de autor, y el final se alarga innecesariamente y ¡ay!, lo que intentaba evitar acaba sucediendo, porque Freddy obtiene un final que podría haber estado en cualquier otra secuela y el verdadero propósito se desenmascara: Craven no podía permitir, de nungún modo, que el último capítulo de la serie no estuviese filmado por él. No sé, es una película extraña, con multitud de altibajos, pero infinitamente más interesante que las últimas secuelas, que eran más una parodia que otra cosa, así que puede que les sorprenda si la ven.
Esto lo remataremos próximamente.
Saludos.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Horror insomne



Ahora que ha muerto Wes Craven, parece el momento adecuado para hablar acerca de la fiebre de las franquicias, de su porqué, no siempre acertado, y de si el motivo exclusivo de la recaudación justifica la perversión y estiramiento facial de un original que prácticamente siempre es insuperable. Ocurrió con A NIGHTMARE ON ELM STREET, y no porque me parezca precisamente una maravilla de película, sino porque sus múltiples y exasperantes secuelas la han terminado por convertir en un clásico, quizá involuntario. Visto con 30 años de perspectiva, el comienzo de la andadura de ese icono de rasgos quemados y garras metálicas que es Freddy Krueger se disfruta más como juguetito pop que una pesadilla amenazante; da menos miedo, pero es una fuente inagotable de referencias, de las que ahora se sirven muchos directores jóvenes. Krueger apenas sale, pero cuando lo hace parece un espíritu burlón, que se divierte pellizcándole el culo a jovencitas en camisón (prenda improbable hoy día) y dándole chorlitos al típico macarrilla de turno como a un pijísimo Johnny Depp, que inició en esta película su prolífica carrera. Freddy se ha convertido en historia viva del cine, nos han machacado tanto que es ya ineludible como referencia del terror slasher, y su legado elevó consigo la figura de Craven como un creador total, a la altura de John Carpenter, con el que se le ha comparado a menudo; y esta "pesadilla" iniciática, es aún una delicia de cine artesanal, que aún cree en la recreación de atmósferas malsanas y que intenta eludir el susto fácil (no siempre, claro). Mucho más ingenua y suave que algunas entregas posteriores (las cuales iremos desgranando poco a poco), donde la función ya gira descaradamente en el exhibicionismo de su personaje central, A NIGHTMARE ON ELM STREET tiene uno de los mejores comienzos del género, con esos cuidados detalles de luz y sonido que crean un entorno onírico, y determinó que el gran Robert Englund había llegado para quedarse mucho tiempo...
Revísenla y disfrútenla.
Saludos.

domingo, 22 de junio de 2014

Rincón del freak #159: Los guiones del sótano



Aún hoy, nadie ha logrado explicar por qué Wes Craven decidió, 8 años después, volver a retomar la historia de los mutantes caníbales colineros y los estridentes domingueros desorientados; aunque, viendo la deriva de la franquicia "Freddy", su logro más notable, podría entenderse la búsqueda incesante del pelotazo a toda costa. El problema, en este caso, no es el tiempo entre el original y la secuela, simplemente es que ésta es muy pero que muy mala... Terrible, debo añadir. E imagino a los ávidos asistentes al Festival de Sitges de aquel 1984 relamerse con la gran noticia de la vuelta de un film que, en 1977, dejó gran sabor de boca en aquel, por entonces, indiscutible evento. THE HILLS HAVE EYES II es una ridícula excusa para desempolvar al pobre Berryman (un tipo que a mí nunca me ha provocado pavor, sino ternura) y, ya sin su característica familia, enfrentarlo a un insoportable grupete de corredores de motocross... Esto es una teen movie en toda regla, pero con una ristra de incongruencias tan grande que uno no sabe si va en serio o realmente le están tomando el pelo. De hecho, apuesto a que los tipos más subnormales que he visto en una pantalla, éstos, se podrían haber exterminado ellos solos a base de hacer el gilipollas. Sale el negro sonriente, el guaperas con flequillo, la tetona capaz de darse una ducha en mitad de la noche aunque ya hayan matado a alguien y hasta una ciega con poderes paranormales y jersey de punto... Así las cosas, yo me hubiese alineado con el pobre Pluto... ¡Y quién no!
Una bazofia del tamaño de Curitiba...
Saludos.

sábado, 21 de junio de 2014

Un eco fuertemente lejano



Ver THE HILLS HAVE EYES hoy día es un ejercicio altamente recomendable para cualquier buen aficionado al cine de género, y más concretamente al de terror. Lo es por las muchas vías que se adivinan, desparramadas, hasta nuestros días, en los que la estilización del horror, a fuerza de tapar grietas de guion con técnicas cada vez más depuradas, nos ha instalado en un conformismo que da cabidaa un terror sin sorpresas y en el que la figura amenazante es deconstruida una y otra vez. Me equivocaría si me quedara tan sólo con su calidad artística, que es escasa, tanto que el icono que ha sobrevivido tras 37 años, el "actor" Michael Berryman, no es más que un infinitesimal secundario sin apenas peso más allá, claro está, de su particular físico. No, lo que me llama la atención son otras cosas, como el largo preámbulo usado por Craven para un film que apenas llega a la hora y media; la reticencia a mostrar al estrambótico grupo de malvados que acechan desde las colinas; y, sobre todo, la fuerza con la que explota la larga secuencia clave, capaz de alternar (gracias a un estimable trabajo de montaje) varias ubicaciones, con el objetivo de organizar una desorientación lo suficientemente creíble. Sí, es cierto que el tiempo no ha sido muy condescendiente con este título de culto, y hay algunos pasajes en verdad sonrojantes, pero haríamos muy mal si no la colocáramos un peldañito al lado de otro slasher por excelencia, LA MATANZA DE TEXAS, porque no podría haber evolución en un género si alguien no hubiese tenido antes la desfachatez de imaginar de qué manera podrían subvertirse las reglas básicas del mismo. Y ese eco reverbera en propuestas recientes, y no precisamente más originales...
Saludos.

viernes, 6 de agosto de 2010

Cada vez me explico más cosas



Sí, cada vez sé más cosas, lo que no significa necesariamente que sea más sabio; porque si lo fuera, si la experiencia fuera un grado y viese venir las cosas de lejos, no me tragaría a día de hoy basuras como la que fue la tercera película de Wes Craven, el verdadero padre de toda la mierda para adolescentes que copa cada año las carteleras.
La historia es la siguiente: Una tipa. Vive en una granja y su marido pertenece a una de esas comunidades de fanáticos religiosos que tanto, y tan inquietantemente, abundan en yanquilandia. El marido es abierto de miras y no quiere saber nada de esos rollos. Un día lo matan. La desolada esposa sospecha mucho mientras sorbe las gachas. Vienen dos amigas a hacerle compaña a la granja. Una es Sharon Stone en sus años mozos. Como la cosa está poco caldeada, a las recién llegadas no se les ocurre otra cosa que pasearse por ahí con mini pantaloncitos,  además prescinden del sujetador. Los de la secta van todos vestidos igual, pero no son de piedra, claro. Y sale Michael Berryman haciendo de loco desgraciado, como siempre. Y Ernest Borgnine con una barba a lo Álvaro Pombo. Ahí ya perdí el hilo, porque no sabía si estaba viendo una peli de terror o un blandiporno entre vapores y carneros. Quise telefonear a Wes Craven, hacerle llegar mi opinión personal en forma de esputo. No, no se sabe qué ocurre, ni quién ha muerto, ni qué hacía esa señora en la tienda del pueblo, ni el niño en el prado, ni las vacas, ni el señor que pasaba por ahí y que también sale. DEADLY BLESSING se llama la cosa... ya te digo...
Si por uno de estos infortunios veraniegos la tienen a mano, ya saben lo que tienen que hacer: ¡Corran!
Ahí les dejo otro saludo.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!