Mostrando entradas con la etiqueta Hélène Cattet. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Hélène Cattet. Mostrar todas las entradas

domingo, 21 de febrero de 2021

Rincón del freak #444: Cabalgando hacia un bello delirio


 

La depuración del cine de los belgas Hélène Cattet y Bruno Forzani llegó a su máxima expresión en LAISSEZ BRONZER LES CADAVRES!, de 2017. Una especie de cohabitación indescifrable entre el cine de Dario Argento, Sergio Leone o Alejandro Jodorowsky, o puede que sea un acercamiento entre los mismos, buscando en el relato absurdo la única forma posible de relato de género posible. En realidad no se trata de una narración críptica, sino que lo es su forma, el vericueto adoptado para mostrar lo que en otras manos sería un thriller más. De todas formas, los que hemos seguido el cine de esta pareja sabemos, ya desde sus primeros cortos, que su cine es devoto a la susodicha depuración, y que no habría que esperar más que sus sacudidas visuales, esa especie de "violación consentida" de la retina del espectador. En esta ocasión, todo transcurre (y no es baladí indicar que el guion está extraído de una novelita pulp de principios de los setenta) en un idílico y abrasador caserón de la Côte d'Azur, donde se reúne un extravagante grupo de ¿artistas? ¿delincuentes?, que mata el tiempo bebiendo y disparando a lienzos coloreados. Es mucho más fácil describir el guion, que tampoco es tan enrevesado, tras asistir a la experiencia visual, repleta de colores saturados, ángulos imposibles y disonancias respecto a una banda sonora compuesta por el "reciclado" de Ennio Morricone, Stelvio Cipriani o el score de Nico Fidenco para la olvidada ZOMBIE HOLOCAUST. Yo de ustedes no esperaría una gran película, y sí una experiencia arriesgada, personalísima para los tiempos de serialización que corren, que no es poco para la era de Netflix...
Saludos.

sábado, 10 de enero de 2015

La lógica soñada


Ya AMER anticipaba a dos directores más preocupados de la refinería de sus conductos vehiculares que de entablar un diálogo diáfano con el espectador; aquel sorprendente homenaje al giallo y sus coloristas penumbras era tan fascinante como incomprensible, pero valía la pena apreciar su gusto por un barroquismo saturado que evocaba otros tiempos. L'ÉTRANGE COULEUR DES LARMES DE TON CORPS es la última propuesta del tándem Cattet/Forzani, y, pese a corregir y aumentar el particular uso estético de sus imágenes, la renuncia a segmentar la "historia" y mantenerla como un todo indivisible (o al menos hasta donde pudiésemos percibirlo) no la hace más que adolecer de tantos interrogantes que parece un chiste malo hablar de argumento. De hecho, casi parece un extracto inflado del primer capítulo de aquélla, con el espacio único de un espectacular edificio repleto de secretos y recovecos. Hay, es cierto, un intento por contar "algo", una desaparición... o una obsesión,,, o una investigación... o... No lo sé definir con exactitud, y no me importaría tanto teniendo en cuenta que se trata de una experiencia sensorial apabullante, pero tanto bisbiseo, tanta simbología no parecen concretarse en ningún momento ni confluir en un ente común. El resultado es una película sorprendente pero algo tediosa, o repetitiva, o insistente en algunos recursos en los que a lo mejor tampoco había que insistir tanto, sino quizá haber indagado en nuevos metalenguajes, aunque sean vagamente sinópticos.
Saludos.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Sin tesis no hay paraíso



Enfádense. Indígnense. Pataleen. Sean incorrectos... Lo que sea, pero, por favor, no se repitan. Y saquen de contexto a Bava y a Argento, a ver si sigue siendo tan consistente su entramado visual, su iconosofía perpetrante. AMER lo ha hecho, ha obrado el milagro (o la herejía, pensarán algunos). AMER no está rodada en los sesenta ni en los setenta, ni siquiera en los diabólicos ochenta, sino en 2009; y como no puede ofrecer un tributo digno a sus maestros, prefiere despeñarse por lo desconocido, prescindir de todo argumento e indagar en los porqués del desasosiego visual del giallo, no como vehículo para estructurar cierto terror, sino para algo mucho más inteligente: activar resortes ocultos en nuestro subconsciente. Un asesinato puede no ser sólo un asesinato, ni un asesino, ni una víctima; a lo mejor puede ser una crítica hacia la represión sexual, o un alegato contra la alienación. En este sentido, los jóvenes Cattet y Forzani emprenden su particular salto al vacío en tres partes bien diferenciadas. La primera es un un delirio visual claustrofóbicamente situado en una extraña casa, donde una niña espía los juegos amorosos de sus despóticos padres mientras huye, de habitación en habitación, de una anciana (o eso suponemos) que la persigue sin que sepamos bien los motivos; casi una pesadilla a tiempo real (si es que es posible tal cosa). El segundo segmento nos presenta a la niña adolescente, en plena explosión sexual y en un marco muy diferente: un típico pueblo mediterráneo, circundado por carreteras sinuosas y acantilados sobre un mar de azul intensísimo. Aquí la película satura las imágenes de un brillo extra y muestra la indefensión de la chica ante las embrutecidas miradas de los hombres; otro tipo de pesadilla que dará paso al último "capítulo". Aquí, el homenaje a Argento parece aún más explícito, puesto que se hace patente la figura amenazante del asesino, que perseguirá a la ya mujer, que vuelve al caserón familiar. Envuelta en azules anochecidos, esta conclusión se bifurca en el giallo propiamente dicho y en su equivalente psicológico, posiblemente la desfloración (la navaja/pene omnipresente) y el miedo al sexo concebido como acto brutal, que concluirá con una serie de malentendidos. AMER no es una película muda, pero nadie habla, ni su método narrativo usa la expresión hablada; hay, eso sí, ojos nerviosos filmados en primerísimo plano, bocas, cabellos sueltos flotando, venas destacándose... Un cine de lo físico que apunta a lo psicológico; Bava y (sobre todo) Argento, por supuesto, pero con la plena consciencia de que ese cine, muerto y enterrado desde hace tiempo, sólo puede ser concebido hoy día desde el guiño herético de una tesis sin lamentos. Véanla si pueden.
Saludos inquietantes.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!