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domingo, 5 de noviembre de 2023

Rincón del freak #571: El cimmerio de la ONG y el pívot con la maza

 


Sí, es cierto que el éxito de CONAN THE BARBARIAN iluminó varios pares de ojos allá por principios de los ochenta. Pero habría que reparar en un aspecto que creo insoslayable: lo único que une a aquélla con CONAN, THE DESTROYER, es el nombre de su protagonista. Y sólo eso, porque parecen dos films con dos géneros distintos, y ésta no sale ganando en nada. Donde John Milius proponía una especie de epopeya muda, de "estilización de la brutalidad", Richard Fleischer impone un blanqueamiento "para toda la familia", con un Conan perfectamente domesticado, que habla incluso demasiado, y cuyas peleas, además de terminar siendo agotadoras, se integran en una coreografía planíficada con exactitud. Ya entonces, la comercialización de un producto pasaba impepinablemente por limarle las asperezas y echarle una mijita de azúcar, o prepararlo para la juventud que, probablemente, casi no entendió la otra. Yo vi las dos, y ya entonces podía ver esa diferencia: la primera, un cómic en movimiento, y la segunda un divertimento más light y con alguna estrellita de entonces, como la salvajona Grace Jones, que tampoco llevaba bien estar atada en corto. Para colmo, Dino de Laurentiis prometía unos efectos visuales de antología. Lo que sale: André el gigante con una máscara de goma, haciéndole llaves a Chuache. Wilt Chamberlain con melenas y un mazón destructivo. La princesa vestal, que parece salida de Melrose Place, pero se quiere beneficiar al pobre bárbaro. Y el final boss: un bicho con un cuerno, que al despertar arrasará y esclavizará a la humanidad, sumiéndola en un caos y terror absolutos... Conan se lo merienda en unos 120 segundos... Si no tienen nada que hacer un domingo de estos, quizá les haga gracia recordar ésta o aquélla escena, pero si no la ven no se pierden nada. 
La música de Poledouris, la misma con arreglillos a lo Luis Cobos...
Saludos.

sábado, 18 de septiembre de 2021

Con las horas contadas


 

La única pega que se le puede poner a ARMORED CAR ROBBERY, proviene del exiguo presupuesto destinado por la RKO a una película, por otra parte, exprimida hasta sus últimas consecuencias. Serie B sólida, escueta, de la de toda la vida; pero también buen cine, sin trampa ni cartón, un thriller de atracadores y policías capaz de codensar un guion consistente en poco más de una hora. En esos escasos 66 minutos, da tiempo a conocer al grupo de atracadores, sus motivaciones, la elaboración del plan; y posteriormente, los policías encargados del caso, estrechando cada vez más el cerco hasta una situación límite. Dirigía ese grandísimo director que siempre fue Richard Fleischer, a menudo ninguneado por la crítica, pero con un sentido dinámico que es santo y seña de su olfato para el cine comercial. Podría haber salido una película mayor, más compleja, pero no saben ustedes lo que se agradece ver, de tanto en tanto, una película así, cortita, con los planos precisos y los diálogos justos. No es que el atraco al furgón blindado en sí sea ninguna virguería, pero sí lo es esa estupenda creación de atmósfera, de perseguidos y perseguidores. De sabuesos implacables y de fugitivos desesperados; y también de rubias nada ingenuas como aquella indiscutible reina de la serie B que era Adele Jergens.
Se ve en un suspiro.
Saludos.

jueves, 6 de febrero de 2020

Morir con la espada en la mano



No recuerdo quién, pero muy acertadamente alguien no ha dudado en señalar que con Kirk Douglas se ha ido el último vestigio viviente del Hollywood dorado, el más clásico y reivindicado. Douglas encarnaba a ese tipo de una pieza, superviviente nato y nunca demasiado malo para aborrecerlo, ni tan bueno como para idolatrarlo. Con más de un centenar de títulos en su impresionante bagaje, Kirk Douglas era una estrella, uno de los más grandes e incontestables de todos los tiempos; con un físico privilegiado para las escenas de acción, pero con la contención suficiente cuando había que pararse e interpretar. Aquí vamos a iniciar hoy un pequeño homenaje con tres títulos que me parecen fundamentales (son tantos), como THE VIKINGS, un extraordinario film del gran Richard Fleischer, en el que vemos a un Douglas pletórico, obteniendo equivalente réplica de un Tony Curtis que pocas veces estuvo tan intenso como en este épico relato de aventuras a través de los fiordos. Una historia de amor y odio, el odio que se profesan dos hermanos que no saben que lo son, y el amor de ambos hacia una esquiva princesa que interpretaba gélidamente Janet Leigh. Maravillosas las interpretaciones, y maravillosa la fotografía de Jack Cardiff (otro maestro), o la brutal partitura ideada por Mario Nascimbene.
Si no la han visto, véanla.
Saludos.

domingo, 4 de enero de 2009

Por tus venas

Por el territorio Indéfilo ya me empiezan a llover las críticas acerca del "alto grado de profesionalidad" que este espacio está adquiriendo; y como no quiero ser infiel al verdadero espíritu que alentó esta aventura, hoy voy a dejarme llevar.
En 1966, nadie sabía de la existencia de las rave parties, así que ¿cómo se le ocurre a un tipo como Richard Fleischer hacer FANTASTIC VOYAGE? Coño, ¡Que meten a cuatro tíos dentro de uno! ¡Eso es imaginación y no lo de Amenábar!
La película, en sí, tiene poco que contar, la verdad, porque el argumento es pírrico hasta lo inexcusable, pero ver a Raquel Welch y Stephen Boyd vestidos de hombres rana por un paisaje lisérgico...................................... ¿OS GUSTA EL CÓMIC? ¿CONOCÉIS MUNDO SIN FIN, DE DELANO? ¿VALE, YA DEJO LAS MAYÚSCULAS... y hasta la cursiva...?
Lo dicho: Si vais hasta las cejas de LO QUE SEA!, ésta es vuestra peli. Olvidaos de MATRIX y su camuflaje progre, porque son enviados de Mr. Bush y su Macho Lobby; ÉSTA ES LA GRAN PELÍCULA ACERCA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN. Ya lo decía Dalí... bueno, y también Kerouac... y si me apuráis, hasta Cèline: Es necesario salirse de uno mismo de vez en cuando... Aunque, claro, aquí se trata de entrar en otros, que también tiene su cosa...
No siempre se está sobrio... ¿verdad?
... viajes... digo, saludos alucinantes...
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!