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martes, 21 de agosto de 2012
Factorías produciendo
Aparte de suponer la primera experiencia en un cine con mi hija (4 añitos el mes que viene), BRAVE puede ser considerada como un punto y seguido o un punto y aparte. La primera consideración sería la benévola, y vendría a explicar que no todo el mundo puede alcanzar cotas de emoción tan altas como en WALL·E, TOY STORY o UP y encima entretener a un arco de edades de unos ochenta años; la segunda trataría de la nunca deseada "disneyzación" absoluta de Pixar, no sólo referida a lo meramente económico, sino también a ciertos pilares ideológicos, los que hasta ahora han sustentado las constantes más interesantes de la compañía originalmente fundada por Catmull y Ray Smith. O dicho de otra forma: mientras que lo de Judd Apatow se resiste a convertirse en una factoría en serie, Pixar jamás lo ha ocultado, teniendo en cuentra que no se trata de un solo elemento pensante, sino de una larga nómina en constantes evolución y crecimiento. Y así llegamos a BRAVE, que no es ni la mitad de buena que las tres antes mencionadas, pero que encuentra en su falta de pretensiones el aliento para crear hora y media de deslumbrante técnica al servicio de una historia que no por tópica deja de esconder un par de sorpresas que la hacen avanzar sin demasiados rechinamientos. A estas alturas, ustedes saben que es la historia de una muchacha en la Escocia Medieval, heredera del trono de los Grandes Clanes, para más señas; que es rebelde y nada ñoña, y que no va a permitir que su estirada madre la case a la fuerza. La chica se llama Merida (sí, ya lo sé...), monta a caballo a pelo... (sí, ya lo sé...), tira con arco como Robin Hood (sí, ya lo sé...) y luce una abundante cabellera roja, tan indomable como su espíritu aventurero (sí, ya lo sé...). A partir de ahí, hay guiños a Blancanieves, Pocahontas, Cenicienta, Peter Pan y la gran nómina de clásicos de Disney. E insisto: puede que no signifique nada, pero el encanto de Pixar siempre ha consistido en dictar sus propias líneas maestras, no en "continuar" la de otros... Por cierto, a mi hija, en un momento dado, se le hizo larga...
Saludos bravidos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
¡Cuidao con mis primos!