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viernes, 29 de noviembre de 2024

Y y Y


Hace ya un puñado de años, el cineasta taiwanés Edward Yang se encargaba de dinamitar cierta tendencia ombliguista del cine noventero con YI YI, un retrarto coral, inmenso, inabarcable, que sin embargo se entendía maravillosamente bien, porque Yang "quería hacerse entender". Me da que demasiado a menudo se nos hace pasar por cine de autor películas que no hacen más que aumentar una cuota de estrenos que personalmente encuentro abrumadora, y que proponen en lo visual lo que no tienen en su discurso. Ya en su anterior film, la directora Jane Schoenbrun proponía unatractivo juego en el que el terror provenía de la utilización de un espacio único, la habitación de una joven que era advertida por un extraño que se comunica con ella mediante la pantalla, dejándonos la incertidumbre de si es o no la verdadera amenaza. Ahora entrega I SAW THE TV GLOW, donde da un triple salto mortal al metatextualizar lo que vemos, la extraña amistad entre dos adolescentes unidos por un aún más extraño programa de televisión. Me da que vemos apenas el estado mental del protagonista, donde no es capaz de separar lo que vive de lo que imagina, lo que tampoco deriva en un intrincado juego narrativo, lo que unido a un exasperante ritmo la deja como una curiosidad que falla en su intento por "normalizar lo excéntrico". Apenas dos personajes que parecen hablar deliberadamente un lenguaje ininteligible; Yang era capaz de poner en pie un guion con decenas de protagonistas, y que todos aterricen en nuestro imaginario como si los conociésemos de toda la vida.
No es tan difícil de entender.
Saludos.

miércoles, 1 de junio de 2022

Estás ahí


 

No es una película de terror, pero lo parece. WE'RE ALL GOING TO THE WORLD'S FAIR habla de la incomunicación, de la soledad, la incomprensión. El miedo, en una palabra. Miedo a no ser aceptado, o a serlo. Tanto miedo como atracción a cruzar esa línea, la que siempre suponemos segura, porque nuestro ordenador nos protege llegado el caso. Con un presupuesto ínfimo, pero el apoyo de gente como David Lowery, Jane Schoenbrun presenta su ópera prima en festivales de medio mundo. Apoyada en el sorprendente debut de la joven Anna Cobb, se trata de una película que adopta el aspecto de lo que nos ofrecen los nuevos medios de comunicación, incluso los más oscuros y restringidos. Pero hay un recato, una tendencia, precisamente, a mantenerse a este lado de la línea, y quedarse con el trazo (grueso) psicológico, que tiene sus mejores momentos en las conversaciones entre Casey, una adolescente demasiado sola, insegura y curiosa, y la voz masculina que, según le dice, ha quedado fascinado con sus videos, pero también le advierte de no ir más allá en ellos. Es, fundamentalmente, puro cine indie, incómodo, moroso, pero que tiene sus cosas interesantes, como dar visibilidad a "eso que no imaginamos que hacen nuestros hijos"; y más allá de algunos fotogramas impactantes, nunca logra elevarse sobre su precariedad de medios, imagino que autoimpuesta. 
Se puede ver, sobre todo por su actriz protagonista, que por lo que he leído podría ser un nombre a seguir próximamente.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!