viernes, 31 de octubre de 2008

Un espíritu devorador

Dos, para ser más exactos... O tres, si prefieren incluir al díscolo Lope de Aguirre en su mismidad ex-cinema.
Y ésa sería la clave del profundo caos que parece presidir el metraje de AGUIRRE DER ZORN GOTTES, de Werner Herzog. Y es que tanto el tan a menudo insoportable Klaus Kinski, como el propio Herzog, que tampoco le iba a la zaga en cuanto a lo del ego, chocaron frontalmente en esta visceral película, poseedora de una belleza primaria, casi pictórica.
Quien haya leído "La aventura equinoccial..." de Ramón J. Sender, se habrá dado cuenta de la irremediable imposibilidad de simpatizar con don Lope de Aguirre, un lunático (bueno, uno de tantos) que fue en busca de El Dorado en aquellos nada dorados tiempos en los que el centro del universo se desplazó de Roma a España. El bueno de Lope de Aguirre no sólo llevó a la muerte a todos cuantos le siguieron, con motines, disputas y ejecuciones por medio, sino que, tocando el fondo de su locura, se desposó con su propia hija para fundar un linaje nuevo y puro... en fin.
Volviendo al film, habrá quien lo encuentre excesivo y desproporcionado, pero teniendo en cuenta la excesiva y desproporcionada forma de filmar de Herzog y lo estrambótico de la biografía del personaje principal, a mí no se me ocurre ahora mismo una visión más adecuada. Son muchos los que la han comparado con APOCALYPSE NOW; no sé, me cuesta equiparar el europeísmo nada complaciente de Herzog con el estereotipo de Coppola (justificado, sí; pero estereotipado lo queramos o no) adaptando a Conrad. Lo cierto es que salvando la accidentada travesía por el río (todo el film es un inacabable viaje hacia ninguna parte) pocos argumentos más sostienen esa teoría. El cine de Werner Herzog (sobre todo el que contiene a Kinski, su otro yo en pantalla) nunca es tibio, contiene un motor ruidoso y grasiento que lo mantiene en marcha y su terrible ruido es capaz de espantar a los espectadores menos avisados. No se puede encontrar en sus sucias epopeyas ni rastro de gloria histórica, pues el director alemán parece complacerse más en revolcar a dichos personajes históricos en su propia miseria, sin apenas oportunidad de redención.
Para los que se dispongan a descubrirla: atención al primer y larguísimo plano inicial, donde apenas se ven diminutas formas humanas descendiendo por un abrupto paisaje montañoso, entre brumas y la envolvente música de Popol Vuh. Es lo que yo llamo arriesgar en cine.
Saludos desquiciados.

The river in reverse

Elvis Costello y Allen Toussaint grabaron un estupendo disco en memoria de los damnificados por las inundaciones de New Orleans y les salió uno de los mejores de los últimos tiempos.


jueves, 30 de octubre de 2008

Infinitas posibilidades

¿Qué pasaría si los seres humanos hubiesen sido raptados de la Tierra, transportados a otro planeta por seres gigantescos y más avanzados, despojados de sus derechos y convertidos en sus mascotas? Imaginen... imaginen.
Eso es, precisamente, lo que hizo René Laloux hace ya veinticinco años en una de las películas más extravagantes que jamás haya visto servidor de ustedes. En LA PLANÉTE SAUVAGE, se parte de esta base, tan inverosímil como probable, y, además, se aprovecha el espacio abierto que ofrece este expansivo argumento para crear todo un mundo sobrenatural, con un ecosistema propio y unas criaturas inexplicables con conductas y modos autóctonos; es decir: a partir de una historia sencilla (aunque difícil de digerir) se inventa todo un universo de sensaciones que quieren ser originales a toda costa. Éste quizás sea el bien más escaso en el cine actual, por no hablar del de animación, basado en trilladísimas directrices intercambiables y reciclables.
La primera escena de este fascinante film nos muestra a una madre Om (así son llamados los "hombres" por los Draags, sus "dioses") con su hijo en brazos, corriendo despavorida; de repente, una gigantesca mano azul surge del cielo (sólo vemos la parcialidad del espacio que al director interesa) y golpea suavemente a madre e hijo, que salen rodando, despedidos como simples juguetes. Y esto se repite una y otra vez, por lo que la primera sensación que tenemos es la del mito de Sísifo, luchando de manera imposible contra su vengativo dios. Sin embargo, una vez ampliado el plano, vemos que la mano azul pertenece a una extraña criatura, un Draag, un Draag niño, para ser más exactos, que sólo se divierte con sus "mascotas". La primera en la frente. El espectador, si no es un estúpido zoquete, queda advertido con una sencilla imagen de una máxima universal: todo es relativo. Y que esa absurda idea de que el ser humano es el centro y medida de todo no es más que una patraña para que los violentos sigan imponiendo sus mierdas de leyes a base de guerras. A lo largo de todo el metraje de LA PLANÉTE SAUVAGE, se busca incesantemente, con urgencia, una tregua entre los gigantescos Draags y los diminutos Oms; una coexistencia que aquí, en la vida real, parece tan difícil de conseguir incluso entre miembros de una misma especie.
Saludos civilizados.

Mi bigote

Tremendo tema de Los Salvajes, de 1967. Probablemente el grupo que mejor supo importar el sonido de Rolling Stones o The Kinks. Otro ejemplo de que si hubiesen sido de Londres, en vez de Barcelona, habrían llegado muy muy alto. Cosas del tito Paco.


miércoles, 29 de octubre de 2008

Dentro o fuera

Un hombre cualquiera, ni bueno ni malo, perdido en la vorágine de un país inmenso (Francia) que engulle con su fatal peso las mínimas aspiraciones. El hombre ve a su hija correr hacia él con la ropa manchada de sangre y piensa que la han violado; sale a la calle buscando venganza y la encuentra en un inocente que nada tiene que ver con el asunto. El hombre es detenido por agresión; la niña sólo había tenido su primera regla. El hombre es carnicero de profesión.
Lo fascinante de SEUL CONTRE TOUS, del francoargentino Gaspar Noé, es que quizá, aunque sólo se trate de mera probabilidad, nada de lo que ocurre en la cinta ocurra de verdad, es posible que, sobre todo al final, se nos esté sugiriendo que se trate sólo de un estado paranoico de su protagonista, magistral Philippe Nahon. Independientemente de esta personal apreciación, la película es de esas que no se olvidan fácilmente. En un impactante ejercicio audiovisual, cada momento crucial es reseñado con incesantes sonidos off the record que parecen jalonar, explicitar, que el espectador se mantenga en todo momento alerta, que se haga uno con el protagonista y no le juzgue, sino que penetre en su atormentada psique. Luego, una serie de carteles de índole casi propagandística (gigantescas letras rojas y blancas sobre fondo negro) nos van dando una serie de instrucciones a lo largo de este tortuoso periplo; el espectador casi se ve forzado a someterse a un incómodo ejercicio de "ver" aunque no se quiera. Especialmente significativo resulta un momento dado, poco antes de la brutal, casi insoportable, resolución, donde uno de estos carteles nos AVISA literalmente de que tenemos treinta segundos para abandonar la sala... tremendo.
SEUL CONTRE TOUS es realismo sucio, pero no es necesariamente realista. Se tratan los temas cruciales que acucian al hombre moderno (trabajo, inmigración, sexo, alienación), pero no pretende en ningún momento dar lecciones ni directrices; antes al contrario, se trata de un golpe en la boca del estómago cuando nos damos cuenta de que casi todos pensamos igual que un personaje tan moralmente asqueroso como éste. Un personaje abatido, aplastado, cobarde, frustrado, más parecido a una alimaña que a un ser racional... un tipo que, admitámoslo, está más cerca de nuestras biempensantes burbujas protectoras de lo que podríamos creer.
No apta para mentes ni estomagos intolerantes.
Saludos contra todos.

Motorpsycho

"Hyena"... live.


lunes, 27 de octubre de 2008

¿Cine?

Me va a costar, sé que me va a costar, pero hay que tirarse a la piscina (a la piscina, repito) de vez en cuando.
El problema con la pornografía es, como con casi todo, un mero problema de correspondencias; a la gente le gusta la pornografía, le resulta curiosa y atractiva, pero no una saturación que rayaría lo enfermizo. Ahora bien, ¿qué relación podemos establecer realmente entre cine porno y cine convencional? ¿No se está echando mano cada vez más de escenas de sexo explícito en films "convencionales"? ¿No se ha estafado incontables veces al espectador prometiéndole un espectáculo sexual que luego ha quedado sólo en el denominado "blandiporno"? ¿No es prácticamente imposible encontrar una cinta porno que pase un mínimo de calidad exigible sin hacernos enrojecer? Y lo más importante: ¿quién leches se ha tragado hora y media de porno de cabo a rabo (perdón por la expresión)?
Por eso y muchas otras cosas he creído necesario comentar un poco la gigantesca repercusión, sin equivalente en nuestros días, que DEEP THROAT tuvo hace treinta y seis añazos. Su rentabilidad astronómica; el zarpazo que supuso a la falsa moral conservadora yanqui; el alegrón que le dio a los incautos que esperaban un nuevo Doris Day´s romance, etc... Pero ¿se debería llamar incluso a DEEP THROAT cine? Independientemente de su valor cinematográfico, que es pésimo tirando a estercolero, yo sigo interponiendo esa barrera de valores (nada morales) hasta que no se me convenza de que el ¿director? tiene algo que contar sin tener que usarlo como insólita excusa para que la felatriz de turno se quede en bolas y se abra de piernas ¿Y por qué?, dirán los más aperturistas. Pues porque nada en la vida ocurre así; todo ocurre por algún motivo y no por capricho. Y, pese a lo desenfadado de la cinta de Damiano (lo de los fuegos artificiales al final es acojonante), es evidente que (tampoco en ésta) no había afán alguno de romperse el coco más allá de lo meramente explícito. Ése es el principal problema, aunque mucho me temo que a esa "otra industria del cine", casi en los límites de lo subterráneo, poco le importa todo esto mientras el porno siga dando tan suculentos beneficios ¿Habrá afectado la crisis al sector?
Saludos muy muy profundos.

Pornography

Uno de los temas más asfixiantes y certeros de la banda de Robert Smith.


domingo, 26 de octubre de 2008

¿Circo?

¿Y qué es el circo? El circo como concepto, no como espectáculo. El circo contiene al espectáculo y no al revés. El circo es todo aquello que nos está vedado en la vida cotidiana, la vida normal, y se nos ofrece en un mágico y misterioso envoltorio. El circo nunca ha muerto, no puede morir mientras seamos curiosos y la exhibición de atrocidades pueda ser mercancía.
FREAKS era una película, es cierto; no era circo. La esencia de FREAKS, más allá del puro espectáculo exótico y manipulador, es el verdadero significado de la palabra circo. Todd Browning no sólo pone en pie una obra maestra del suspense gótico en apenas una hora, sino que destruye todas las bases (ya en aquellos tiempos) de ese monstruo, repito, monstruo que se alimenta de las debilidades y vanidades del ser humano y que tan actual nos resulta hoy día, desafortunadamente. Efectivamente, los monstruos no son quienes creemos que son, sino esos otros explotadores de quien se siente rechazado en una vorágine imparable de sinsentidos, sólo por una serie de cánones que siempre defienden los mismos. Por eso nos resulta tan esperanzadoramente valiente setenta y cinco años después; por eso el espectador inteligente capta desde el principio el tremendo mensaje que Browning deseaba dejar flotar por ese ambiente de desheredados y lunáticos: que rechazamos al diferente sin saber muy bien qué es ser diferente, ni siquiera si eso es posible dentro de una misma raza.
Sabemos muy pocas cosas de otra persona y cometemos un error si nos dejamos llevar por su aspecto exterior, tanto para lo bueno como para lo malo. Esto, en FREAKS, es lo que la hace grande y eterna, de rabiosa actualidad, y no el ver a seres humanos que no tuvieron la culpa de nacer... diferentes.
Por la diferencia... saludos.

Freaks

Lynchiano y estupendo video de una banda que apuntó muy alto a finales de los noventa... Nunca más se supo de ellos.


sábado, 25 de octubre de 2008

El cineasta y el hombre

El cineasta se llamaba Sam Peckinpah, el hombre también.
Y negar la influencia que su propia vida tuvo en su obra sería negar el alma de uno de los más grandes directores de todos los tiempos. Porque el cine de Peckinpah es Peckinpah mismo; autoritario y rebelde; desengañado y violento; seco y cortante; conciso hasta las últimas consecuencias.
Peckinpah hizo de la violencia en pantalla todo un arte; y, a diferencia de los quirúrgicos trabajos de Kubrick, no hay un bien y un mal definidos en medio de la violencia, sólo desesperación, lucha por la supervivencia y mucho odio acumulado.
THE WILD BUNCH se rodó casi cuando el western comenzaba a vislumbrar su ocaso tras tres décadas de incesantes tratados sobre la "mitologia" del salvaje oeste. Ahora bien, mucho ojo, porque quien quiera encontrar un relato "crepuscular" (lo que se ha sobado esta palabra) a lo Eastwood aquí sólo hallará la antítesis de nociones tales como "nostalgia" o "fracaso". El fracaso que Peckinpah tan magistralmente aborda en esta obra maestra absoluta es, sobre todo en el impactante y aún no superado final, un fracaso asumido, el del salvaje grupo de atracadores que sabe que ha llegado la hora de morir; hermosísima metáfora sobre lo que al western le iban a deparar los siguientes años de sequía, cuando no de vergüenza.
Se ha escrito muchísimo sobre esta película de difícil ubicación, pues si ha servido de inspiración (incontables veces) no ha sido precisamente en posteriores westerns, habida cuenta de lo pobre que este género fue a partir entonces, sino, curiosamente, como puerta de apertura a cineastas que no han cultivado el western pero sí han intentado sublimar la violencia como forma lícita de expresión en el cine. Los malos son malos porque son malos, no se les va a dar ni una oportunidad, ni siquiera antes de saber que van a morir. Los malos matan a los malos, así que ¿hay alguien bueno por ahí? En las películas de Peckinpah casi nadie es bueno del todo... ¡qué coño!, todos son bastante hijos de puta.
Salvajes saludos.

Wild wood

Un clásico... uno de los temas más bellos que he escuchado jamás... una pasada en directo... Mr. Paul Weller, señoras y señores...


viernes, 24 de octubre de 2008

Nada es todo

La de ayer y la de hoy. Coincidencia en el tiempo, en que ambas eran un debut, en el género (fantástico), en que entretienen con pocos alardes.
CUBE fue un bombazo en su momento. Recuerdo verla en cartel cerca de un año en unos cines (los Avenida) que no suelen explayarse mucho en estas cosas, lo que me parece más que significativo. El boca-oreja surtió efecto y se veía gente TODOS LOS DÍAS yendo a ver esta curiosísima y original cinta canadiense, obra de un prometedor Vincenzo Natali que, por desgracia, parece haberse estancado desde entonces.
Para los pocos que no la hayan visto, CUBE es una gigantesca estructura laberíntica en forma de cubo con multitud de cámaras-habitáculos interconectados por todos sus lados; es decir: seis puertas, una en cada lado y así sucesivamente... No sé si me he explicado bien o qué, pero os podéis hacer una idea. El caso es que un grupo de personas se despierta un día allí encerrados, sin saber por qué y sin el manual de instrucciones. Ahí creo que radica la potencia de la película; más que en los efectos especiales (pocos, modestos e inteligentes), en el desasosiego que sentimos a medida que los personajes se ayudan, se enfadan, caen, se levantan, buscan soluciones, se desesperan... y, sin embargo, nunca queda claro qué hacen realmente allí ni quién está detrás de todo aquello. Una especie de deshumanización progresiva; los seres humanos convertidos en cobayas; el espectador sin cesar de hacerse preguntas y con cientos de posibles respuestas, ninguna válida, cualquiera válida...
CUBE es la perfecta película de cine fantástico, la que nos mantiene pegados a la butaca hasta su sorprendente final y hace que sigamos hablando sobre ella mucho tiempo después de haberla visto. Como dije, Natali parece haberse diluido tras este magnífico debut y flaco favor le han hecho varias secuelas horripilantes que sólo se han dedicado a exprimir la gallina.
Recomendabilísima para rescatar en DVD.
Saludos cúbicos.

Doorways

Puertas y pasadizos que se abren y cierran sin cesar... BMX Bandits.


jueves, 23 de octubre de 2008

Todo es nada

Darren Aronofsky, el enésimo enfant terrible de la industria americana, debutó hace diez años con una película, cuanto menos, curiosa. Primero porque huía de la estética de videoclip, a la que suelen agarrarse todos los debutantes; porque la trama era pretendidamente ingeniosa y hasta desquiciante (trascendente, dirán algunos); por el B/N. En fin, todas las papeletas para que Aronofsky, como ha podido comprobarse posteriormente, pudiese hacer uso y abuso de respetables montantes, con dispares resultados (una obra maestra: REQUIEM FOR A DREAM y una basura sonrojante: THE FOUNTAIN). Sabiendo como sabemos que Aronofsky nos prepara para dentro de dos años otra recreación de ROBOCOP, sólo nos queda rezar para que se estrene THE WRESTLER, que se llevó el León de Oro en Venecia y pinta muy muy bien.
Y bien, PI, o fe en el caos, o vaya usted a saber, el caso es que Aronofsky es incapaz de hablar sobre pequeños temas, pareciera querer abarcarlo todo con sus películas, aprehender un absoluto. Terrenos pantanosos...
La historia, que va a toda leche, casi no deja ugar a que el espectador reflexione sobre lo que está viendo. Se muestran cosas con aspecto de muy importantes pero apenas se explica nada, así que lo único que le queda al espectador es dejarse llevar por el magnetismo de la cinta, el poder visual de sus imágenes y dejarse de "pues yo creo que... tal y tal", que no le llevarán a ninguna parte. Una vez más, alguien ha dado con la clave de todo ¿?, esta vez en forma de complicadas operaciones matemáticas, mediante las que el protagonista dice haber dado con el patrón que ordenaría el caos bursátil... hmmm, no vendría mal ahora mismito ¿verdad? Total, que como eso, por sí solo, es bastante aburrido, hay persecuciones por parte de grupos fundamentalistas, por ahí aparece la cábala, el gobierno... un batiburrillo del que Aronofsky sale a duras penas. La típica cinta pretenciosa del novato que quiere crecer de golpe porque cree haber dado con la película perfecta, etc... vamos, lo mismo pero al revés.
Como tampoco se puede decir que sea un prodigio de entretenimiento, precisamente por ese aire de pretenciosidad, se ve, sí, con curiosidad, pero no habría pasado de eso si su autor luego no hubiese enderezado el camino con otra que comentaré más adelante.
Hasta entonces, saludos con decimales.

Dios ha muerto

O eso decían los vascos Pi L.T. en su tema más impresionante.






Desde que los humanos empezaron a pensar
han tenido que intentar explicar
porque tienen la posibilidad de preguntar,
en fin, el porqué del por qué.
Sin podérselo creer estaba alguno sin querer
al cerrar los ojos ver el camino
de un fin desconocido...
con él se murio el sueño.

Eso sí es una buena invención
que olvide mis malos momentos.
Despues de la larga busqueda,
el boton en off y se ha acabado.
Nos han herido, con el ojo de peanona
e invocando al mayor mal.
Pero nada más poner el boton en off,
ni bueno ni malo...
Dios ha muerto!!

Es verdad que algo tenemos que hacer
porque la pregunta continua es cara.
Yo no sé la respuesta de esta pregunta
a pesar de que soy capaz
de inventar muchas cosas.
cuando estoy inspirado es algo así:
con el espíritu de la muerte
nos han manipulado y la manipulación
nos hace fuertes. Por eso...
Dios ha muerto!!

miércoles, 22 de octubre de 2008

Carne cruda

THE TEXAS CHAINSAW MASSACRE. Y ya está todo dicho.
Bueno, digamos algo más, que tenemos tiempo. Nos llevaría varios años compilar la cantidad de basura cinematográfica que se basa en un majara que no habla y que se carga (siguiendo siempre un mismo patrón) a un grupo de jovenzuelos imprudentes y salidorros. La trama suele ser de juzgado de guardia y la localización parece el triángulo de las Bermudas, porque nadie puede salir de allí... en fin.
Entonces, yo me pregunto... Si estos son los mimbres con los que un director jovencito y con pocos recursos económicos pretende dar la última campanada del cine de terror ¿por qué no se la juega a doble o nada? Es decir, que si no tienes dinero los efectos van a ser una birria, así que intenta prescindir de ellos y céntrate en crear una atmósfera tensa y envolvente. Como esto sólo se puede hacer con talento e intención, podríamos reducir el grupo de antes a un puñado escaso de nombres. Y esta película sería la piedra angular.
1974, el desconocido Tobe Hooper recoge una noticia acaecida en un alejado lugar de Texas y decide reconstruir aquello con muchas ideas y poco dinero. Aquello le sale magnífico, porque la historia era francamente sórdida y Hooper echa mano de la inexperiencia de los actores (nunca más se supo de ellos) y de una puesta en escena deslavazada, amputada, casi de postal quemada.
El malo. Sí, claro que el tal leatherface es clave. Es clave su mutismo, lo impetuoso de sus acciones, ese aura de sinsentido que resulta tan terrorífico. Es a lo que me refería al principio ¿Para qué gastar metraje y recursos explicando lo que no se puede explicar? El tipo es así y no nos interesa el porqué, eso habría que dejárselo a maestros como Hitchcock. Aquí es el terror directo lo que se impone, y el director lo sabe muy bien y por eso coloca dos puntos álgidos en el film. Primero, la irrupción incontestable de cara de cuero por primera vez. No lo esperamos, y eso lo hace aún más terrorífico. Ésta se ha convertido ya en una escena de cabecera para aspirantes, pues no utiliza los mismos recursos que luego se han hecho tan repetitivos. Transcurre a plena luz del día (apenas hay tomas nocturnas), a la víctima no se le da una sola oportunidad y todo pasa en pocos segundos, es decir: no hay una recreación insulsa de la muerte.
Todos estos elementos desembocan vertiginosamente en un final de infarto, donde hay toda una danza de muerte en un espacio abierto (ojo, abierto) y el último fotograma sigue siendo todo un clásico de este cine insano y descorazonador. El remake ni olerlo, avisados estáis.
Saludos descuartizados.

Ramones- "Chain saw"

Simpático y familiar tema de estos neoyorquinos de pro. El video lo sacaron de la primera comunión de Joey...


martes, 21 de octubre de 2008

Sí, sí ¿qué pasa?

Es muy posible que me quede más solo que la una tras esta reseña, pero uno tiene que ser fiel a sus principios aunque le queden lejanos, como es el caso.
Hay una máxima en cine que defiendo incluso por encima de las películas, incluso por encima de los autores: independientemente de su calidad global, si un film es capaz de lograr su propósito básico (éste suele ser entretener), entonces es que gran parte del camino está hecho y sus méritos serán reconocidos de una forma u otra.
Y dicho esto, comenzaré recordando que el gobernador de California empezó a acuñar su incomprensible fama a raíz de CONAN, THE BARBARIAN, que se estrenó el mismo año que una curiosa producción del inefable Dino de Laurentiis, hablo de THE BEASTMASTER, del minusvalorado y hasta despreciado Don Coscarelli. Por supuesto que es cine supercomercial, claro, y no lo oculta ¿para qué? A principios de los ochenta, el cine de aventuras vivió una fiebre sin precedentes y el llamado "de espada y brujería" también tuvo su momento de gloria. Una mezcla de ingenuidad, desparpajo y gusto por el ritmo hedonista de las secuencias eran sus princiales señas de identidad. Sin embargo, un elemento diferencia a las dos que he dicho más arriba e inclina la balanza hacia la segunda y más modesta: el sentido del humor. Por un lado (y supongo que casi todo el mundo la habrá visto, si no hay que correr a un videoclub) las interpretaciones siguen un acertado patrón autoparódico que nunca se toma en serio a sí mismo, mientras que el tipo con apellido de refresco sigue pensando que sabe actuar. El ritmo, siguiendo las directrices impuestas por Spielberg, es simplemente exhaustivo, no salimos de una cuando nos vemos en otra, además las secuencias están bien delimitadas, para que hasta el más jovencito (a ellos va dirigida) siga el hilo sin problemas. Y luego, recordemos el precedente de Coscarelli en la dirección: PHANTASM. Una de las películas más bizarras que he podido ver en mi vida, donde, con cuatro duros y las cosas muy claras, asistimos a un fascinante ejercicio de serie B onírico-surrealista. Y también en THE BEASTMASTER hay hueco para la oscuridad y la ida de olla más saludable, como esas criaturas sin cara que... ¡ay si te cogen!; o unos bestias sin cerebro con atuendo sadomasoquista que persiguen a Marc Singer (sí, el de V) y sus colegas por unos tétricos túneles. Por no hablar de que sus colegas son un tigre, un águila y un par de pequeños hurones que son la leche.
Total, que ya no se hacen películas así; que deberían poner alguna de sobremesa en la tele en vez de esas bazofias de autoayuda y que la recomiendo encarecidamente si lo único que se quiere es pasarlo pipa como un pequeñajo.
Saludos bestiales.

Beasts of Bourbon

Unos señores bestias, sí señor...


lunes, 20 de octubre de 2008

Voy de negro

Hay películas que simbolizan estados de ánimo; que van más allá (conscientemente) de la imagen y la historia y sumergen al espectador en una atmósfera determinada, que es lo que el director pretende.
Con THINGS I NEVER TOLD YOU/COSAS QUE NUNCA TE DIJE (elijan), la catalana Isabel Coixet pasó de ser una publicista modernilla a ser una directora modernilla. A algunos les suena el término "gafapasta"; a mí no me gusta utilizarlo porque me parece ligeramente despectivo, pero la Coixet es una de esas personas "conscientes" y satisfechas de integrar un modelo de ser y pensar; moderno pero no atrevido, inteligente al mismo tiempo que forzadamente campechano. Así, película y directora se funden en ese nirvana inaccesible que es "la inspiración de lo invisible". Isabel Coixet logra algo impensable para un director con tan poca experiencia en este país: no sólo irse a rodar a U.S.A., sino hacerlo con una película bastante alejada de los parámetros comerciales y, además, con dos actores de relativo peso y talento. Lily Taylor y Andrew McCarthy como representantes de ese cine... vale, sí, independiente, que tuvo su auge a mediados de los noventa y que tuvo, como todo, momentos álgidos y otros menos afortunados. La que nos ocupa hoy bien podría ser todo un estandarte de cierto cie intimista, sobrio y algo ingenuo, que todo se lo juega a una carta y no siempre suele ser la mejor. La historia podría ser casi la misma que en LA VIDA SECRETA DE LAS PALABRAS o MI VIDA SIN MÍ, es decir, que si tragedia, que si comedia, que si silencios, que si miradas... No sé, lo veo como una historia que no es tal, que necesita sostenerse en una cierta estética, o la idea de cierta estética pasada por el filtro personal de su autora... Porque por un lado me parece una película muy interesante, pero ya con perspectiva, con los otros dos títulos vistos, sólo se salva porque es anterior, aunque el tema pasa de recurrente a obsesivo y conforma ya un universo propio, que no por personal es más amplio. Un universo que a algunos les parecerá ajeno si lo compara con su propia vida, mientras que otros, entre los que me incluyo, se da cuenta de que una estética nunca ha salvado de la mediocridad la falta de profundidad psicológica, si es que la estética lo que pretende es hacernos creer que dicha profundidad psicológica existe. Una pena, porque, a riesgo de repetirme, veo a la Coixet como integrante de ese disperso grupo de los directores que creen ser autores y no se han rodeado a tiempo de guionistas competentes, no por ésta, sino por las que vinieron después y abundaron sin rubor en los mismos temas.
Saludos y ánimo, que al fin es lunes...

Rómpeme el corazón

Aunque tiene una estética más cercana a los anuncios de compresas que ella misma ideó, no le habría ido mal este fabuloso tema a esas historias de amor triste que tanto le gustan a la Coixet.


domingo, 19 de octubre de 2008

Hola, adultos

Decía el maestro Hitchcock, en una de sus indiscutibles máximas, que había que evitar a toda costa el trabajar con niños. Llevo casi toda la vida dándole vueltas a lo que el orondo director británico quería decir en realidad con esto, pues algunas de las películas que más me han emocionado contaban con tiernos infantes entre sus actuantes; por no decir que chavales sin noción alguna de lo que se llama "la profesión" han dejado en pañales a sus partenaires adultos... en fin.
Cuando un director afronta un film donde sus actores son en su mayoría niños y, además, éstos soportan todo el peso del mismo, se corre el riesgo de, pese a las buenas intenciones, caer en la melosidad, la sobreactuación, la autoindulgencia... AU REVOIR LES ENFANTS es una obra maestra de las varias que Louis Malle filmó en Francia (en EEUU dejó lo suyo también); y eso que el director se la juega en todos los frentes. No sólo en cuanto a lo antes reseñado, la historia de camaradería infantil, en tránsito hacia la adolescencia, en medio de la segunda guerra mundial, enclavada en un internado ultracatólico, con un muchacho fascinado por la personalidad libre y original de otro que resulta ser judío... ¿a que les suena a culebrón de sobremesa? Claro, y a mí. Pero antes quise dejar claro que precisamente la insalvable brecha entre maestros y aficionados reside no en los temas a tratar, sino en la forma de tratar dichos temas, sean éstos los que sean. AU REVOIR LES ENFANTS es puro cine de autor y, sin embargo, nunca elude su misión entretenedora, cómplice; diríase la hermana mayor y sabia de la obvia LES CHORISTES, que no llega a la altura y profundidad de la obra de Malle.
En definitiva, una de esas películas que nunca hay que hacer caer en el olvido. Ninguna del prematuramente desaparecido Louis Malle, diría yo. Gran cine.
Saludos, muchachada.

Mi Buenos Aires querido

Para los muchachos, para los viejitos, para los blogueros, para los banqueros...


sábado, 18 de octubre de 2008

Gallos de pelea

Hay un abismo casi insalvable entre la forma de entender (hacer) cine en los orígenes del mismo y la actual. Cine bueno y cine malo; fácil separación e incompleta, pues no todo el mundo entiende las mismas cosas de la misma manera. Me pregunto qué aceptación tendría actualmente una película que se presentara como antibelicista y enfocara su discurso hacia una tierna y atormentada historia de amor y separaciones forzadas. Ahora mismo, según veo, la noción que tenemos de antibelicismo en el cine es REDACTED o THE THIN RED LINE o BORN IN THE 4th OF JULY o JOHNNY GOT HIS GUN... es decir, ni rastro posible del melodrama clásico.
En 1932, el sistema de estudios era una maquinaria tan imparable como bien pudiera serlo la misma guerra; el polinomio productor-guionista-director-estrella estaba tan perfectamente engrasado que sólo una crisis económica (¿les suena?) pudo llevar a cabo su particular "ocaso de los dioses", pero esa es otra historia. Como decía, allá por 1932, Frank Borzage, uno de los maestros del melodrama, adaptó la gran novela antibelicista (léase lo que pone unas líneas más arriba) A FAREWELL TO ARMS, de Ernest Hemingway, y contó, como no podía ser de otra forma, con lo más emergente del estrellato de aquel tiempo. Gary Cooper, galán aún en ciernes, lejos todavía de sus posteriores y magistrales registros, encarna al norteamericano íntegro y un poco alelado que no tiene nada que ver con la guerra en la que se ha embarcado; se enamora de Helen Hayes, una enfermera británica que encuentra en Cooper un desahogo ante la miseria y espantos de la guerra; y, por otra parte, como curioso contrapunto, y, probablemente, una de las grandes bazas del film, Adolphe Menjou como el médico italiano de Cooper que también quiere conseguir los favores de la enfermera. Quien haya visto la película sabrá de lo meloso de las escenas entre los dos tortolitos y de lo bien que viene Menjou para oxigenar la trama y dotar de ironía y vitalismo lo que podría haber quedado en un ejercicio lacrimógeno más.
¿Que como forma de hacer cine se ha quedado obsoleta? Es posible. Pero me gustaría añadir que es muy complicado (y el ejemplo podría estar en los films antes mencionados) sostener una superproducción basada en un fiero alegato contra la guerra con una historia de amor ribeteada de un fino sentido del humor en estos tiempos donde, muy a mi pesar, el artista se encuentra asfixiado por la tremenda explicitud de las imágenes que se difunden a diario por los infinitos canales distribuidores. Y ésa es, a mi modo de ver, la principal dificultad también para equilibrar un discurso respecto a lo que es actual y lo que se ha quedado antiguo, pues me arece un debate ciertamente gratuito.
Saludos contra cualquier guerra.

Farewell

Apocalyptica, o cómo se puede revisar la música clásica desde otras perspectivas.


viernes, 17 de octubre de 2008

Alegorías significadas

El género de terror suele poseer la desconcertante cualidad de atraer primero (casi siempre) y defraudar luego (también). El problema de dicho género viene dado por su ineludible tendencia al creacionismo arrollador; esto es: cada film de terror, incluso el más cutre, quiere decir la última palabra, sea en efectos o su final o cierto giro escabroso... lo mismo da.
De vez en cuando, muy espaciadamente, surgen artefactos que, independientemente de su presupuesto o intenciones comerciales, marcan tendencia casi sin pretenderlo y años más tarde son elevados a la categoría de clásicos. Ocurre cuando la película se olvida de que pertenece a un género bien definido y marca su propio territorio. Ocurrió hace cuarenta años cuando un joven tejano de 28 pasó de angustias y presupuestos y, emulando al gran Jess Franco, se echó una cámara al hombro y filmó con cuatro perras y algo de salsa de tomate NIGHT OF THE LIVING DEAD. El resto pertenece a la leyenda.
Si obviamos el carácter de "peli de zombies" (no fue la primera, aunque sí abrió nuevos caminos), lo que más me sigue gustando del trabajo de George A. Romero es el más que interesante abanico de reciprocidades que en ella se producen. NIGHT OF THE LIVING DEAD es un homenaje al western de asedio, por ejemplo, de Sam Peckinpah o Budd Boetticher, pero también expande sus raíces a través del tiempo e influye decisivamente en títulos clave como ASSAULT ON PRECINCT 13, de John Carpenter o STRAW DOGS (otra vez Peckinpah). Todo esto por salirnos de cierta tendencia ya predeterminada y excesivamente obvia, claro; la que enlaza a esta magnífica película y los millones de émulos más o menos afortunados que pululan por el proceloso océano de la serie Z (esto ya es serie B). Se creó el subgénero película de zombies, dentro del género de terror y, de paso, se sentaron las bases y claves para entender todo este curioso universo que tanto gusta a freaks y coleccionistas. Aunque si tuviera que quedarme con una apreciación que, por supuesto, no deja de ser personal, sería otra significación, la que vemos más allá de las vísceras y los resucitados a cámara lenta: Veo (y no sé si alguien más lo ve) a la enferma sociedad norteamericana reflejada en esos tambaleantes personajes de ultratumba; veo cómo la codicia de dicha sociedad pone cerco, cada vez más estrecho, a los pocos supervivientes que intentan resistir con precarios medios para finalmente sucumbir ante lo que no puede morir... porque ya está muerto. Pero esto lo pienso yo, claro, y no siempre.
Saludos redivivos.

Thriller

Hombre, es que si no lo pongo me matan... Por cierto, se lo he puesto a Adriana y le ha gustado. No sé si eso es bueno o malo...


jueves, 16 de octubre de 2008

Grácil y desdichada juventud

Porque la juventud, que es la edad en la que más y más variados tormentos existenciales se sufren, es un momento enclavado entre la eternidad y la fugacidad y, por tanto, caldo de cultivo para los artistas con radicada fijación en ese como estado de ánimo o espíritu de carne, impostor que no puede escapar de la verdad y maravilloso encaje de bolillos cartesiano.
Y no me enrollo más.
En 1926, el gran King Vidor filmó una hermosísima e irrepetida hasta hoy versión de la obra más arrebatadora de Puccini. LA BOHÈME unió a las dos máximas estrellas del cine mudo más allá de Valentinos o Fairbanks; hablamos de Lillian Gish y John Gilbert. Mejor actriz ella que actor él, aunque con una gran química en pantalla ambos.
LA BOHÈME es la historia de amor de Mimi y Rodolphe y la de las buhardillas de París; la historia de los poetas borrachos y las desgraciadas que se enamoraban de ellos; y las estufas frías y los pintores sin ideas, pintando con el corazón. Todos los artistas han ansiado, de una forma u otra, la gran huida a París, la vida bohemia; quizá buscando una musa, quizá para agotar las últimas probabilidades de talento. Muchos lo hicieron y, como suele suceder, sólo los que de verdad tenían talento han perdurado. De difícil explicación incluso para un diccionario, que siempre se quedará en la fría superficie de la mera acepción, la bohemia es el reducto de los snsibles y cobardes, incapaces de enfrentar el mundo y sus roídas alas; la bohemia es el manto donde se calientan los mendigos con talento y los que detestan la indignidad del mercader; es la noche empujando a la mañana y el trago traicionero junto al fuego, donde todas las historias que merecen la pena son contadas.
Vi esta maravillosa película en la televisión, cuando en la televisión aún ponían cine y cuando yo veía unas veinte películas a la semana; entonces yo era un cinéfilo, o quizás sólo un chaval de diecisiete años que algunos años después rozó por muy poco ese trozo de viento que es la bohemia; en ese fugaz instante, las películas que pudiese ver a la semana dejaron de importarme, y sentí la libertad del que huye de los datos y consignas, del apilamiento de información.
Aquello pasó hace mucho.
Bohemios saludos.

Bohemios como nosotros

Para el gran Eduardo, amante incunable de lo aznavouriano...


miércoles, 15 de octubre de 2008

En un lugar de Galilea...

Sólo a un inglés se le puede ocurrir destrozar la historia más "grande" jamás contada; para algunos el "bulo", ¿qué podemos decir ya a estas alturas?
Lo divertido de THE LIFE OF BRIAN es, a mi modo de ver y una vez superadas las irrefrenables carcajadas de los dos primeros visionados, su profunda irreverencia, el atrevimiento que Monty Python tuvo hace treinta años y que treinta después provoca sarpullidos entre los nuevos salvadores de la integridad espiritual. Claro ¿no?
Entendámonos. THE LIFE OF BRIAN no es una obra maestra del cine si atendemos a ciertos parámetros; es autoindulgente hasta decir basta y se apoya en ingeniosos sketches que el grupo ha explotado inteligentemente a lo largo de su exitosa carrera. No le quito ni un ápice de valor, pues insisto: su mordacidad y descaro se sigue echando de menos en un nuevo panorama cinematográfico en el que la irreverencia parece ya un bien más escaso que un barril de crudo...
La película funciona mientras el espectador mantenga su capacidad de asombro intacta, pues, curiosamente, he mantenido desde hace tiempo la difícil teoría de que los Python y su humor son cosa más de jóvenes en formación que de adultos más o menos desencantados. Y, claro, otra vez en polémica, lo cuál, aparte de divertirnos, nos aviva la chispa vital ¿no es eso también el humor inglés? Apelamos, sobre todo, a aquellas irrecuperables comedias de la Ealing, pero también al boom de teleseries que minaron la televisión durante buena parte de los años setenta y ochenta. Todo ese cóctel de ingenio, sátira y agilidad interpretativa fue el que sirvió a Terry Jones, Gilliam, Eric Idle, John Cleese, Michael Palin, Graham Chapman y alguno más para contarnos en un puñado de imágenes lo tontuelos que somos y, encima, reírnos de ello. Buena terapia.
Casi todos los largometrajes del grupo británico son altamente recomendables, pero para los más avezados seguidores les diría que revisaran en la medida de lo posible el Flying Circus, su legendario show televisivo y lo comparasen con la morralla que actualmente se puede ver en cualquier cadena. Espero con impaciencia el día en que pueda hablar largo y tendido sobre MONTY PYTHON AND THE HOLY GRAIL, que me sigue pareciendo superior a ésta e, indudablemente, su mejor película.
Saludos desde la cruz.

Christian death

Para algunos fueron prueba viviente de satanismo y herejía en el rock. Para mí, cada vez que los reviso, son enternecedoramente entrañables. Todo es relativo...


martes, 14 de octubre de 2008

Ellroy rules

Un par de aclaraciones y camino despejado.
¿Se puede adaptar a James Ellroy?; respuesta: no.
¿Se puede dar el oscar a titanic (me niego a utilizar mayúsculas) y dejar fuera a L.A. CONFIDENTIAL?; respuesta: de hecho lo hicieron...
Poner siquiera en un mismo plano de dignidad la GILIPOLLEZ (aquí sí) del gilipollas de James Cameron y la bella y mortífera obra maestra de Curtis Hanson..., bueno, dan ganas de apretar el cuello de alguien. Pero es América, don´t worry.
Cualquiera que haya leído el estilo descarnado y avasallador de Ellroy debe pensar lo que yo: por un lado sí, puro cine negro; por el otro: ¡Buf! ¿Cómo poner esto en imágenes sin caer en la pornografía?
Afortunadamente, Hanson escogió una de sus novelas menos explícitas, aunque una de las mejores, y dejó para la historia toda una iconografía (necesaria para el género negro) deudora del mejor Hawks, Huston o Walsh. Palabras mayores.
Un proyecto como éste sólo puede salir de dos maneras: muy bien o muy mal. Hanson no sólodota al film de un ritmo trepidante, tenso, revelador, sino que en un audaz golpe de efecto digno de los mejores creadores, pasa por completo de la estructura argumento-nudo-desenlace y deja todo en manos de la vorágine destructora del original y unos actores en estado de gracia. Todo puede pasar en esta película y, efectivamente, todo pasa. La incertidumbre planea sobre nuestros asombrados ojos y somos maravillosamente engañados una y otra vez; ojo, no defraudados. El engaño de L.A. CONFIDENTIAL es el que le gusta sentir al cinéfilo, ese engaño que nos hace inteligentes.
Todos los personajes son autónomos, dotados de una vida propia tan complicada de encontrar en el cine actual; se mezclan sin pudor y no existe esa diferencia entre el actor bueno y el malo, sino que todo parece responder a un plan magistralmente orquestado por el director.
Me da igual lo que digan, pero Russell Crowe, que a mí me parece un actor con gran presencia aunque limitado talento, no ha vuelto a darse un paseo por las alturas como éste. Kevin Spacey inició aquí su meteórica a la par que desconcertante carrera. Danny de Vito da una lección de autoridad y veteranía. James Cromwell literalmente se sale de la pantalla y llega a poner los vellos de punta. Guy Pearce logró ratificar lo que yo pensaba de él desde que lo vi en aquella otra maravillosa película sobre drag queens: que es un pedazo de actor.
Y luego, aparte, estaba Kim Bassinger... Nunca he sido muy de ella, pero para la historia del cine quedará su soberbia interpretación de la perfecta femme fatale, muy a lo Veronica Lake, muy inalcanzable, como un oscuro ángel de perdición suspendida sobre las balas...
Enorme en todos los sentidos.
Saludos confidenciales.

El negro Francis se va a California

Maravilloso. Uno de los tipos más geniales que ha dado el asqueroso mundo del rock.


domingo, 12 de octubre de 2008

Estómagos repletos

Nada peor que los estómagos repletos. Entiéndanme, no intento ser frívolo, sólo digo que luego las digestiones son pesadas.
Yo me atrevería a calificar a Peter Greenaway como uno de los iniciadores (o continuadores, ¿quién sabe?) de ese cine tan británico, tan excesivo, tan vacío... ¿Han visto ustedes esa paja autosuficiente que se llamaba THE BELLY OF AN ARCHITECT? Con esa ya suele ser suficiente; es que ese cóctel con Brian Dennehy en plan existencialista, la cámara omnipotente y autista de Greenaway y el fondillo de Wim Mertens... tremendo.
Otra cosa fue lo de THE COOK, THE THIEF, HIS WIFE AND HER LOVER. Porque aparte de contar con los esplendidos Michael Gambon y Helen Mirren sosteniendo lo más interesante de la misma, un inclasificable sentido del humor va recorriendo el escenario (pues tal parece) y va construyendo la historia y dotándola de un sentido del que habría carecido si el director británico hubiese vuelto a abusar de esa insoportable solemnidad; porque, digo yo, si ni siquiera Orson Welles se permitió caer víctima de la solemnidad vacía excepto en una o dos películas, supongo que un director bastante menos dotado, como es el caso, habría recalado más en el histerismo hipertenso (como luego se ha demostrado) que en la desnudez trascendente de un Bergman o un Tarkovski. Pero ese es el Greenaway de las demás películas, porque ésta es la mejor suya, y entretiene y asombra y es capaz hasta de tener un desenlace de los más sorprendentes que hevisto en mi vida. Y suena Michael Nyman, y no suena pedante. Y somos capaces incluso de identificarnos con ese club exclusivo que es el cine de este británico que filma como si viviera en un palacio, porque soy de los que piensa que Greenaway tiene mucho talento, pero carece de historias que contar; y, pese a que éste guión también lo firme él y le saliese redondo, mejor le habría ido con un guionista sólido y eficiente que con tanto artificio para encubrir unas carencias que en su caso, precisamente por esa tendencia grandilocuente, se nota más.
Apetitosos saludos.

Islands

Rough Gem...


jueves, 9 de octubre de 2008

Los reinos imaginados

Como ésta es una película que me apasiona, empezaré este delicioso recorrido diciendo que una de las imágenes más estremecedoras del cine está contenida en ella. La película, por supuesto, es EXCALIBUR y me refiero a la cabalgata de los caballeros de la mesa redonda con el trasfondo musical de Carl Orff, que ya es eterno y no me atrevería a decir quién le debe más al otro, pues Carmina Burana, hasta la inclusión de este fragmento, no pasaba de ser una extravagancia de snobs decadentes.
Sea como fuere, el caso es que John Boorman filmó en 1981 una película excelente, con excelentes actores y una excelente ambientación. La concisión (necesaria) con la que acometió el complejísimo texto artúrico de Sir Thomas Malory ha hecho, contrariamente a lo que piensa la mayoría, que EXCALIBUR no haya envejecido ni un ápice; al contrario, rezuma esa teatralidad, en ocasiones casi sombras chinescas, que me recuerdan (inevitablemente) al ALEXANDER NEVSKI de Eisenstein o a la fantástica NIBELUNGEN de Fritz Lang. La narración es abrupta, casi arrastrada, nos empapamos del "aire" celta que era verdaderamente el que pertenecía al mito de Arturo y sus caballeros; y, sin embargo, el ritmo nunca se resiente, estamos ante una película muy muy entretenida. No sabría por dónde empezar a describir sus aciertos, pues se tratan de muchos y de muy diversa índole. Los actores, por ejemplo, están soberbios. Nigel Terry (Arturo) da la talla, aunque luego poco más se supiera de él; fantástica una entonces desconocida Helen Mirren, de la que poco se puede decir ya a estas alturas; o el que creo que literalmente se sale de la pantalla, Nicol Williamson como un jocoso, socarrón e inolvidable Merlin.
Sobre el mito artúrico mucho (y muy malo) se ha visto en la gran pantalla (los nombres están en mente de todos), pero pocas veces hemos sentido como auténtico algo que, por otra parte, no es más que una leyenda; a ello contribuyó el excelente guión de Rospo Pallenberg y la inclusión de piezas clásicas como la mencionada al principio de la reseña o el Tristan e Isolda de Wagner. Boorman, director polémico e irregular, es autor se algunas obras muy buenas y otras... digamos no tan buenas. Entre las primeras figurarían DELIVERANCE o THE EMERALD FOREST y entre las segundas, las fallidas EXORCIST II: THE HERETIC (brrrrrr...) o THE TAILOR OF PANAMA (qué mala es, por dios). Todo esto si obviamos, claro está, su obra maestra POINT BLANK, aunque quizá les suene más si digo A QUEMARROPA.
Ahora que tan de moda se han puesto esos subproductos supuestamente "históricos", no estaría de más echar un vistazo a esta obra irrepetible que en ningún momento oculta el carácter mítico de la leyenda (ahí están las licencias), sino que lo utiliza en su beneficio, dotando al film de un acabado casi "prerrafaelita" que a mí me parece maravilloso.
Saludos desde Camelot.

O fortuna

Cada vez que la escucho me pone la carne de gallina. Pocas veces una composición ha estado tan al servicio de unas imágenes. Impresionante pero de verdad.


miércoles, 8 de octubre de 2008

Modernidad, modernidad

Ayer intenté dar mi versión sobre por qué también lo clásico, en cualquiera de sus acepciones, es necesario y, en estos tiempos tan confusos, hasta imprescindible. De los elementos que separan (entiendo que no hasta la enemistad) lo moderno y lo clásico, de esa dicotomía que tantos equívocos y sinsabores nos reporta, habrá que hablar al no poderse evitar. Curiosamente, un significativo fenómeno ha ido tomando forma a partir de la apertura de los festivales hacia filmografías digamos "exóticas". Y es que las propuestas más modernas, o rupturistas, o vanguardistas, o como quiera etiquetárselas, han ido surgiendo de estos países, en su mayoría de precaria economía y/o controvertido equilibrio social, por decirlo suavemente. Sería el caso de Irán, por ejemplo; donde los pasos dados por varios cineastas son, a mi entender, de gigante, si los comparamos con el retroceso social imperante, aunque dejo estos delicados temas en manos de sociólogos más ilustrados que yo. Desde el ya lejano boom de los setenta, donde el cine iraní fue activista (casi terrorista contra su propio sistema); y con nombres tan significativos como el de Bahram Beyzaii o Abbas Kiarostami, uno de los mejores directores de su generación. Yo no diría que un film como DAYEREH (El círculo), de Jafar Panahi, más joven que los anteriores, sea catalogable como clásico en tanto que revisión de un cierto neorrealismo cruzado con una visión poética-humorística que no elude su primordial (por tratarse del país que se trata) función de denuncia. DAYEREH la podría haber firmado el primer Almodóvar, pero percibimos ecos de Rossellini, y esto es desestabilizador. Aparte de lo esperado: machismo, velos y mujeres cabizbajas, vemos una historia de amistad tremendamente atípica, donde cada personaje tiene vida propia (con lo complicado que es encontrar esto en el cine actual) y una trepidante sucesión de situaciones que primero nos chocan (sobre todo las injusticias machistas) para luego, vistas con mayor perspectiva, nos revelan un tapiz de rebeldía muy sutil, pero también muy fiero.
Yo me atrevería a vaticinar un gran futuro a la filmografía iraní, no sé si también a su política de igualdades; una cosa está clara: ambas se encuentran interconectadas casi inevitablemente. Esperemos que sirva de algo.
Circulares saludos.

A perfect circle

Una de las múltiples personalidades de Maynard James Keenan, de Tool. No hay un video decente de esta maravilla, así que pongo la traducción, a ver si se entiende el inquietante universo de este genio.


martes, 7 de octubre de 2008

Clasicismo, clasicismo

Entre las diversas polémicas intra-cinéfilas que pululan por este país tan contradictorio y extraño, haciendo gala de ese masoquismo que sólo se puede entender si se es de aquí, hay una que, al menos a mí, ya empieza a cansarme de una forma casi repugnante. Se trata de la caza de brujas a la que se lleva sometiendo desde hace ya demasiados años a José Luis Garci. Yo pregunto ¿Qué y a quién le ha hecho Garci para esta persecución más allá de lo meramente profesional? He oído gilipolleces de los más diversos calibres, tales como que el señor Garci es el portavoz cinematográfico del partido de la gaviota. No sólo me hace reír dicho argumento, por burdo, por plano de matices, por poco fiel a la realidad, sino que me atrevo a añadir (y que meta el hocico quien quiera): ¿Y si así fuese? ¿No estaría en su pleno derecho? ¿Quién tacha a quién de qué? ¿de intolerante? Creo que hay cosas que se explican solas. Luego se ha dicho que ha comprado votos para ir a los oscar... Personalmente, el ir o no a los oscar es algo que me da igual, no es un premio que respete demasiado. Después, ¿hay alguna prueba de ello? La cosa es flipante. Y, en cualquier caso, me parece mucho más indigno presentar una bazofia como EL ORFANATO que un retrato más o menos histórico, como es es caso de SANGRE DE MAYO. No pasa nada.
Intentaré hablar un poquito sobre EL ABUELO, la adaptación del magnífico relato novelado de Benito Pérez Galdós. Soy de los que sostiene que quien olvida su pasado está condenado a repetirlo; crear un debate sobre la figura de Galdós sería extendernos hasta casi hasta el infinito, así que ceñiré un poco la cosa y dejaré las polémicas derivadas para mejor ocasión.
Filmada como pseudo-telefilm (me parece que comparar las calidades del film de Garci con lo que se hace actualmente en T.V. es hipócrita), más por metraje que por otra cosa, pues se estrenó en cine y luego se pasó por T.V. en dos partes, EL ABUELO es (sí, hasta yo lo veo) un irregular trabajo de (im)precisión, que contiene muchos aciertos, sobre todo interpretativos, y no pocos desmanes, por la parte meramente conceptual. El trabajo de Garci, en cuanto a puesta en pie del personalísimo universo Galdosiano, es intachable; he dicho muchas veces que no hay a día de hoy un director español que sepa tanto de cine como él, pero tampoco que tenga una memoria literaria tan profunda y respetable. Esto se nota fundamentalmente en la SOBERBIA interpretación de Fernando Fernán Gómez, que llena la pantalla él solo con una imagen, la de ese conde de Albrit, obsesionado por descubrir cuál de sus nietas es la legítima. Junto a él, brillan sobremanera un maravilloso, conmovedor, Rafael Alonso, en el que sería su punto y final a una intachable carrera en teatro y cine, o Agustín González, del que nunca puedo decir nada malo. En el otro lado, el que sí hay que reprochar a Garci, está una ridícula Cayetana Guillén y unas niñas que simplemente sobran. La historia está bien contada, recordemos que se trata de Galdós, no de Palahniuk, por ejemplo; lo digo para quien siga creyendo que TODO se puede narrar del mismo modo, es algo que le dejamos a Almodóvar, o a Trueba (por cierto, ambos ganadores de un oscar...). Garci tiene su sitio en el cine español igual que Rohmer lo tiene en el francés, Olmi en el italiano o Ridley Scott en el americano; y no lo digo por compararles, que es imposible, lo hago por expandir una polémica que huele demasiado a (gato) encerrado y que me parece absurda. Nunca he oído a Garci, tipo elegante donde los haya, decir una palabra más alta que otra al respecto, eso le honra y, al mismo tiempo, descalifica a ese difuso grupo que descubrió el cine después de que le dieran el oscar al tipo que ahora denostan y, sin embargo, creen saberlo todo sin haber cogido una cámara. Un poco de humildad no vendría mal. Y también me gustaría que me recordasen cuál fue el último programa decente sobre cine que hubo en T.V. y, si es posible, que alguien más cualificado que yo explique los motivos por los que dejó de emitirse.
Desahogados saludos.

My grandfather´s clock

Para los incondicionales del hombre de negro...


lunes, 6 de octubre de 2008

Amor y muerte

Normalmente, uno es esclavo de su tiempo casi para cualquier cosa. A menos que se tenga una edad avanzada, una memoria prodigiosa y una conciencia totalmente libre de prejuicios, insisto, lo lógico es quedar más infectado de aquellas obras más o menos contemporáneas del tiempo que a uno le ha tocado vivir. Y esto se hace extensivo, como no podría ser de otra manera, a las diversas corrientes artísticas; esos "modos" de hacer que a veces nos resultan tan ajenos y que inconscientemente vamos borrando de forma injusta y selectiva.
¿Qué ha sido del melodrama? ¿Qué es, o ha sido, el melodrama?
Una forma muy acertada de ilustrar esta pregunta es a través del análisis objetivo de algunas de esas grandes obras que para muchos son pequeñas; bien por un exceso de lacrimogeneidad o por un defecto de narrativa, digamos de autor. Para mí, ése no es el problema en cuanto que creo que ambos son ingredientes básicos a la hora de construir un buen melodrama. Y de ello, uno de los que más sabía fue el señor Douglas Sirk, uno de los mejores directores de todos los tiempos y un maestro en esto del melodrama. Cincuenta años contemplan A TIME TO LOVE AND A TIME TO DIE. Ya no se hacen películas así. Siempre me han interesado esas insólitas películas ambientadas en la segunda guerra mundial en las que se adoptaba el punto de vista del bando alemán, tan habitualmente denostado. En este caso, y guardando no pocas similitudes con el inolvidableGary Cooper de FAREWELL TO ARMS, John Gavin, actor fetiche de Sirk, fetiche del melodrama por excelencia, se enfrenta él solo a la implacable maquinaria bélica para estar con su amor. Una historia desgarradora bajo la nieve y los bombardeos: el melodrama.
Habrá "modernitos" de esos a los que les parecerá un tipo de cine no sólo desfasado, sino muerto y enterrado. A todos ellos les recuerdo la pasión incontrolable que por Sirk y el melodrama clásico profesa un moderno tan moderno como Pedro Almodóvar; algunos de sus mejores momentos se los debe a un director que nació en Alemania justo al comenzar el siglo pasado y que dominó las directrices de ese cine tan "anticuado". Ahí están obras maestras suyas como IMITATION OF LIFE o WRITTEN ON THE WIND, para corroborarlo.
Y llegó el tiempo del saludo.
Saludos.

Turn, turn, turn

Como decía Roger McGuinn, hay un tiempo para cada cosa...


sábado, 4 de octubre de 2008

El tiempo en sus manos

Algún tiempo antes de que el maestro Sergio Leone ridiculizara a los "críticos" que, con esa manía de archivador, se sacaron de la manga el término spaguetti western, a base de milimétricos retratos metatemporales, casi pictóricos, un tiempo antes, como digo, Fred Zinnemann realizó una de las películas más impresionantes de todos los tiempos, conteniendo, ya, todas las claves de lo que Leone más tarde puliría hasta el ensimismamiento.
HIGH NOON vendría a significar "mediodía en punto", o algo así; toda una declaración de intenciones, pues el film es un tremendo embudo por el que Gary Cooper cae inexorablemente, sin remisión. Todo va siendo cuidadosamente preparado para que ese sheriff llegue a la fatídica cita, donde le espera la muerte. Al mismo tiempo, ese inquietante devenir temporal nos va mostrando un abanico de personajes impecablemente dibujados; rostros típicos de un lugar y una época rastreada hasta la extenuación por el séptimo arte, elevándolo a la categoría de mito. Son los rostros de la cobardía, la impotencia, los rostros del auténtico ser humano, tan alejado del engañoso arquetipo de héroe tan utilizado por Hollywood. No nos engañemos. Will Kane rezuma miedo por los cuatro costados, sólo su dignidad, la dignidad de la placa, hace que se enfrente solo a la muerte; y acepta el miedo de sus conciudadanos, incapaces de ayudarle en su cometido, embargados precisamente por ese miedo que llega incluso hasta el espectador; porque pocas veces se habrá visto en una pantalla de cine preparar tan minuciosamente una tragedia..., quizás Leone.
No sólo hablamos de un clásico, no sólo hablamos de la soberbia interpretación de Gary Cooper (aquel año [1952] sí hubo justicia), no sólo hablamos de la impresionante partutura de Dimitri Tiomkin, ni de que el elenco estaba formado, ni más ni menos, por un tal Thomas Mitchell, una tal Katy Jurado, otro tal Lloyd Bridges, Grace Kelly, Lon Chaney... secundarios, vamos. No, no sólo hablamos de todo eso, sino de lo más importante: a día de hoy se cuentan por miríadas los infructuosos intentos de volver a plasmar en la pantalla el absoluto dominio del tiempo narrativo por parte del director... A ver quién es el guapo que se pone a ello ¿no hay tanto geniecito suelto? El señor Zinnemann espera pacientemente...
Solitarios saludos.

Alone again...

... naturally...


viernes, 3 de octubre de 2008

Orígenes del mainstream

Vaya por delante, muy por delante, que yo y el señor Walt Disney no pertenecemos al mismo club. Aún cuando era él personalmente el que organizaba el cotarro... bueno, vale. Ahora ya se ha desmandado todo ¿qué diablos significa Disney ahora? ¿Se le puede encontrar un significado válido y docente sin que nos echemos a reír? Creo que no. Sobre todo porque Disney (sea lo que sea) ya expuso todo lo que llevaba dentro, cinematográficamente hablando, en sus seis o siete primeros largometrajes de animación; me niego a incluir la infinita y bastarda sucesión de series y/o sketches.
Aparte de su infantilismo confeso, el universo Disney es una trampa mortal para los sentidos al carecer absolutamente de discurso crítico. Si viviéramos en una pompa de jabón sellada herméticamente, donde todas nuestras necesidades primarias fuesen atendidas por terceros desinteresadamente y el único requisito fuese "no sepas nada más", entonces lo que Disney propone sería maravilloso; cumpliría su función fundamental y todos contentos.
Después de despacharme a gusto con alguien que no tiene la culpa de todo esto y que lleva la pila de años muerto (no doy un duro por lo de la criogenización, la verdad), diré que FANTASIA es una obra maestra del cine, a la altura de Bergman, Kubrick o Buñuel. Atención.
Una película que trata los temas fundamentales de la humanidad con un sentido del surrealismo y el avant garde más sofisticado, con un telar musical inconmensurable, donde oímos a Tchaikovsky, Mussorgsky o Dukas (entre otros) y la animación, si exceptuamos al ratón Mickey, es, a día de hoy, no superada en cuanto a integración del artefacto principal con un fondo nunca estático. El resultado, después de recobrar el resuello, es la obra cumbre de esa factoría que en 1940 aún no era tal y que, pese a figurar Ben Sharpsteen en los créditos como director, guarda toda la esencia primigenia de Disney como ideólogo fundamental y descubridor de un tipo de cine animado que, mal que nos pese a algunos, sigue siendo incontestable dentro de sus propios parámetros.
Es necesario ver FANTASIA; quizá no tanto el resto de lo que "Disney" propone ahora, pero me estoy refiriendo a un auténtico goce de los sentidos.
Saludos fantasiosos.

Oh Mandy

Decidme que Disney no habría caído rendido ante esto... decídmelo.


jueves, 2 de octubre de 2008

... y luego, si queréis, hablamos de cine

Poco misterio a estas alturas para hablar de MATRIX, para qué engañarnos, es lo que suele suceder cuando montas un tinglado tan grande para contar una nimiedad tan pequeña. Parece mentira pero nueve añitos contemplan ya a la ¿película? de los señores, perdón ¿debería decir señor y señorita? Larry y Andy Wachowski; y es que a las otras dos las incluyo en el lote, más por desidia que por otra cosa.
Francamente: MATRIX no es más que un campo de pruebas para nuevas técnicas digitales ¿El argumento?: Sí, está claro ¿no? El ser humano se encuentra sometido por fuerzas superiores (en este caso máquinas, pero da igual, la verdad) blababla... Si lo que querían era dar una especie de aviso, no sé, estilo: ¡estáis ciegos! ¡os manipulan! ¡grrrrrrrr!... Tranquilo, hombre. Si era eso ¿entonces para qué coño las patadas voladoras a lo Jackie Chan? Y más importante ¿Por qué nadie se ríe? Y muchísimo más importante: ¿Por qué, aunque todos estén manipulados, al principio de la saga hay un ambiente más o menos de normalidad en esa tierra virtual y luego toda la gente parecen madelmans? No lo entiendo... Bueno, sí lo entiendo: como guionistas, los Wachowski son de la peor clase; no sólo pretenciosos, sino que obvian los detalles más básicos, y sólo si aceptamos MATRIX como un artefacto más crecano al videojuego de calidad que al CINE, sólo entonces nos qutaremos la venda (permítanme el juego de similitudes) y veremos con claridad que desde la Warner han vuelto a clavárnosla donde más duele, y encima nos gusta.
¿Entretenida? Sólo cuando parece que el malo (Hugo Weaving es lo mejor de las tres) va a ganar y nos librará del pesado de Neo..., no caerá esa breva, claro. Si acaso me quedo con el asalto final de la tercera entrega, porque se deja de pamplinas pseudo-filosóficas y pone toda la carne en el asador de los efectos especiales, aparte de mostrar el lado más sangriento de unos films que, si nos fijamos bien, tienen un 90% de inexplicable autocensura. Lo de la historia esa del mundo paralelo/virtual dominado por computadoras... es que me da igual, la verdad; si lo que querían era emular a Philip K. Dick, lo primero es tener talento y ser consecuente con lo que se hace ¿Se imaginan a Ridley Scott hace 25 años haciendo que Deckard imitara a Steven Seagal...? Lo que más me fastidia de MATRIX no es ese híbrido de artes marciales y ciencia ficción, sino que la gente se haya tragado que todo respondía a un summum trascendentalis bastante jocoso y pazguatín. Vamos, que si hubiesen leído antes un poco de Kant no les habría ido pero que ni mal ¿no?
Saludos matrices.

Stereo Mc´s

Si todo está conectado, ellos deben saberlo muy bien...


miércoles, 1 de octubre de 2008

Espinoso jardín de infancia

Cuando hablamos de películas que cambian por completo la historia del cine, nos vienen a la cabeza algunas que nos parecen incontestables, donde los grandes maestros ejercen su poder y desarman al espectador ante ese torrente de imágenes poderosas, magras de argumento y desarrollo. Luego están las pequeñas revoluciones, como cuando Truffaut decidió alejar el cine de toda pomposidad, arreglarlo según las posibilidades de un novelista y enseñarle al espectador a no ser condescendiente, ni consigo mismo ni con la obra que iba a ver. Mucho tendría que ver la condición de "cahier" del propio Truffaut; mucho de ello encierra la significativa dedicatoria con la que comenzaba LES QUATRE CENTS COUPS. El resto es una de las rupturas más significativas en la historia del séptimo arte. Truffaut no sólo logra inaugurar la nouvelle vague (junto a Chabrol, no olvidemos) sino asentar unos parámetros en los que el autor se erige como figura indispensable, frente al ideal establecido en norteamérica del productor/magnate-estudio/factoría. Pero si la película no es buena, entonces lo demás hubiese dado igual.
Hablamos de una obra maestra absoluta del cine. Hablamos de un film hipersensible y nunca jamás sensiblero. Hablamos de un icono de la rebeldía y el inconformismo, Antoine Doinel, que encarna él solo todo el espíritu de esos cahiers, siempre hacia adeante, sufriendo los miedos y frustraciones de los que le rodeaban y querían infectarle de su miseria moral. Yo he sido Doinel, en la misma medida en la que cualquiera pueda identificarse con su odisea personal; y cada vez que veo LES QUATRE CENTS COUPS me rodea el raquítico aroma de los pupitres y las gomas de borrar y siento el mismo temor e incomprensión ante la injustificada crueldad del profesor que es incapaz de sentir nada dentro de su embrutecimiento de funcionario. Doinel sólo quiere escapar, ver el mar; por eso nos recorre un escalofrío cuando Truffaut se la juega en esa última instantánea sobrenatural, en la que la cámara busca desesperadamente (¿o es a la inversa?) la mirada ávida de sensaciones del niño que ha pasado bruscamente a ser hombre, aunque haya tenido que dejarse la infancia por el camino. Y también a mí me decían que copiaba, cuando en realidad lo único que hacía era la redacción por mi cuenta; el resto, que no se salía del camino marcado, era el que estaba bien mirado... Aún tengo muchas cuentas pendientes con la educación.
Cuatrocientos saludos, si hiciesen falta...

Round and round

Inexplicablemente, esta canción me gusta. Y hasta el video... Dios, estoy cambiando...


... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!