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viernes, 5 de julio de 2024

¿Muerto el perro?


 

Hay una disyuntiva insalvable, descolocante, en mi opinión irritante, en los seis episodios que Andrew Jarecki, puede que empujado por las circunstancias, ha organizado para esta ¿segunda temporada? (supongo que ya definitiva) de THE JINX. A quienes se quedaron totalmente patidifusos con el hito que fue el original, fuente e iniciador y cima insuperable de los hoy día tan en boga true crimes, les podría cuadrar una continuación aún más sorprendente que aquella que incriminaba, después de tres décadas, al millonario Robert Durst, y sobre todo con ese final ya mítico, en el que los astros se emparejaron en una sintonía jamás vista. El dilema aquí es atribuible, sin embargo, al propio Jarecki, que nos promete una "segunda gran revelación" a través de los testimonios de Durst y sus allegados, que nos harían pensar en una red de mentiras desembocante en un gigantesco complot. Lamentablemente, y por mucho que nos sea imposible sustraernos a la cualidad documental, la disposición de "la trama" es más efectista que efectiva, y finalmente se asemeja mucho más a las innumerables copias que circulan por las inefables plataformas que a la valentía, llegando a la inconsciencia, de la serie original. Cierto es que las circunstancias obligaban a un espacio temporal tan dilatado, pero aun así creo que el material carece de la fuerza que deberíamos presuponer a un título tan esperado como éste.
Sé que es de perogrullo, pero sólo lo recomendaría a quienes no hayan seguido la actualidad del caso y del juicio. Supongo que me entenderán...
Saludos.

miércoles, 21 de octubre de 2020

Lo que pasó, pasó


 

Ahora lo sabemos, antes no. En torno a ese sencillo concepto gira toda la historia contenida en ALL GOOD THINGS, el film que Andrew Jarecki realizó en torno a la rocambolesca vida de Robert Durst, justo cinco años antes de filmar THE JINX, el espeluznante documental que cambió por completo la perspectiva sobre su caso. Es por ello que, sin ser más que un thriller convencional y aceptablemente bien rodado, su visionado varía radicalmente desde hace diez años para acá. Ahora sabemos, por ejemplo, que no era tan interesante mantener una estricta cronología, y que empezar por el final le añadía la extrañeza morbosa al documental, del que este film carece. Aquí, Durst es David Marks (un correcto Ryan Gosling), y aunque su biografía permanece inalterable, a Jarecki le cuesta un mundo enrarecer la atmósfera, comenzando por el idílico romance con la que fue su esposa (Kirsten Dunst), y la inexplicable desaparición de ésta en 1982. La concatenación de esta parte de la historia (que acapara una hora completa) resulta cuanto menos brusca, una vez comienzan a aparecer secundarios que en el documental eran indispensables, y desembocando en un desenlace cada vez más desgajado, incluso en el tono, lo que le da el aspecto de otra película que no reconoceríamos de no haber visto antes THE JINX. En resumen, un film que funciona por sí solo asumiendo su propia convencionalidad, pero que curiosamente es muchísimo más interesante si se le añaden los datos desprendidos de la magistral miniserie de HBO.

Saludos.

miércoles, 7 de octubre de 2020

Truth or trash


 

Inevitablemente, me lancé de cabeza a devorar CAPTURING THE FRIEDMANS, el controvertido documental con el que Andrew Jarecki se dio a conocer allá por 2003. La sensación no puede ser más extraña: lo único que ronda mi cabeza es lo mortalmente complicado que es discernir la verdad en según qué casos. El caso, acaecido en los años ochenta, tuvo una enorme repercusión, pero es admirable que Jarecki se tomara la molestia de indagar tantos años después, con el máximo protagonista ya fallecido y los integrantes de la familia intentando llevar adelante sus vidas, tras un infierno de años. Así, me parece indispensable enfrentar este documental desde al menos dos perspectivas, la que descubre a un padre modélico como un pederasta que recibía revistas de contenido pedofílico desde Holanda, y luego al halo de desconfianza que se va desprendiendo del juicio que le llevó a la cárcel, y después a su hijo, de apenas 19 años. Lo que revaloriza este film es que coloca a los espectadores frente a los hechos en sí, y ninguno es capaz de aseverar indiscutiblemente que estas personas realmente cometieran dichos abusos, por mucho que los indicios apuntaran a ello. Manipulaciones, disfuncionalidad familiar, infelicidad con toneladas de falsa alegría encima, y la constante sensación de que alguien no está diciendo toda la verdad, aunque la película deja un interrogante aún más terrible e inquietante: ¿Realmente importa la verdad si se tiene un culpable?...

Estremecedora.

Saludos.

lunes, 28 de septiembre de 2020

Pensar en voz alta


 

En 2003, Andrew Jarecki conmocionó el panorama documental norteamericano con CAPTURING THE FRIEDMANS, la aterradora crónica de una familia modélica, que guardaba algo más que cadáveres en el armario. En 2010, el director pasaba a la ficción con ALL GOOD THINGS, que se basaba en el caso real de un rico heredero, sospechoso de una serie de crímenes, a cual más extraño. El film obtuvo críticas más bien tibias, y Jarecki, obsesionado con el caso, insistió a los ejecutivos de HBO para que le diesen carta blanca en un ambicioso proyecto, un documental sobre este señor, Robert Durst, que no sólo estaba vivo, sino que había logrado eludir la pena de muerte y la cárcel tras una serie de juicios más que controvertidos. Nacía así THE JINX: THE LIFE AN DEATHS OF ROBERT DURST, una fascinante miniserie de seis capítulos que veía la luz en 2015. Compleja, retorcida, sorprendente, a Jarecki no le hace falta más que narrar la increíble epopeya vital de Durst, un tipo imposible de catalogar, y al que uno se ve incapaz de juzgar tras cada entrevista y/o relato ajeno. Huelga decir que es imprescindible desvelar lo menos posible de la trama, aun a riesgo de caer presa de la actitud de Durst, tan poco convencional que se pasa constantemente de creerle inocente a ser culpable hasta de la muerte de Manolete... Posiblemente, una de las mejores series de todos los tiempos.

Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!