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miércoles, 10 de febrero de 2021

El compromisario


 

Hay que hacer una advertencia necesaria a quien decida ver NEWS OF THE WORLD: dependerá de con qué ánimo lo haga, y así saldrá de su visionado. Si espera un western clásico, no olvide que dirige Paul Greengrass, que mueve mucho la cámara y sostiene poco los planos. Si espera un neo-western plagado de truculencias y contemporaneidades, el protagonista es Tom Hanks, y Tom Hanks es Tom Hanks, que hasta ahí podíamos llegar. Si espera una historia original, olvídese también; aquí está Ford (hay un plano obscenamente literal, con encuadre desde el interior), y Walsh, y Hawks, y cualquier gran maestro en su versión western, pero ellos lo hicieron antes. Y así las cosas ¿qué esperar entonces de esta película? Pues apenas una narración fluida, unos estallidos de acción que nunca traspasan lo tolerable y a Hanks destilando dignidad mientras lee el periódico. Precisamente, en las sesiones de lectura del capitán Kidd (¿de verdad no había otro apellido?) es donde más brilla un guion, por otra parte, más que predecible, pero está visto que se lleva dar cabida a muchas cosas, aunque el ritmo general se resienta. Es la historia de un capitán sureño retirado (ese personaje daba para ser exprimido mucho más), que se gana la vida leyendo el periódico por aquellos pueblos repletos de vencidos, despechados y de mala gana resignados, mientras son vigilados de cerca por los "azules". La habilidad de Kidd para alterar unos entornos generalmente anestesiados, y la creciente empatía por esa niña rubicunda criada por los Kiowa, son los dos grandes motores de este buen ejercicio de profesionalidad impecable si se le buscan errores, pero insuficiente si se le rastrean unos hallazgos, insisto, siempre prestados, cuando no directamente comprometidos.
Saludos.

jueves, 4 de enero de 2018

¿El patriota?



JASON BOURNE es la quinta película dedicada al superagente especialísimo de la CIA creado por Robert Ludlum y puesto en imágenes por Paul Greengrass. Reconozco que no he seguido la saga desde el principio, y que de hecho me ha saltado un par de ellas, porque no me interesa tanto el personaje ni las tramas que giran en torno al mismo. Lo que veo es un ensalzamiento del cachiporrazo, como siempre, solo que Bourne no es un tipo simpático ni locuaz, sino un frío y taciturno autómata que ha desaparecido de la faz de la tierra cuando ha recuperado la memoria y ha tomado conciencia de quién es y, sobre todo, por qué ha hecho lo que ha hecho. Y, hombre, tiene su mérito mirar por una vez a los recovecos del sistema, y aquí el malo es nada menos que el director de la CIA, que necesita guardar un secreto de estado a toda costa. El problema es que cualquiera se puede imaginar qué contienen esos archivos clasificados, pero desvelarlos sí sería realmente subversivo, así que es mejor seguir al incansable Bourne desde la Atenas de las revueltas y manifestaciones, donde le es entregado un USB encriptado con dicha información, para luego jugar al gato y al ratón, pues no sabemos si es perseguido o perseguidor. Entre medias, la emergente Alicia Vikander le hace la rosca a Tommy Lee Jones, mientras Vincent Cassel encarna a la némesis de un  Matt Damon aún más encriptado que el guion... El resultado es previsible, tratándose de Greengrass: un thriller que parece contar más de lo que realmente cuenta, pero que al menos ofrece un par de escenas de acción milimétricamente coreografiadas y que son el único motivo por el que uno estaría dos horas viendo esto.
Saludos.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Depende...



Depende de qué aspecto de una historia sea el que estemos buscando, así nos caerá una película tan indigesta como CAPTAIN PHILLIPS, de la que no consigo sacar un diagnóstico claro sobre por qué se ha ido de vacío en los oscar, con lo que le gusta al público norteamericano este tipo de historias... Y ya lo he dicho, pero ¿exactamente qué tipo de historia es ésta? Una "basada en hechos reales", desde luego; lo tenemos grabado a fuego desde que Paul Greengrass, menos inspirado que en otras ocasiones, abre bochornosamente su "película"... ¿o deberíamos decir "versión"? ¿Qué aporta una intro insustancial aunque reveladora en cuanto que pone en situación, en pocos segundos, a cualquier espectador? Yo creo que marcar las distancias, porque lo que va a venir después ya lo sabemos, y la realidad (afortunadamente) no es tan segmentadora como dos horas y cuarto de tensión creciente. Lo malo es que un tufillo ultrapatriotero asoma a cada fotograma, y a este director le interesa poco plantear preguntas para que seamos nosotros quienes intentemos resolverlas, prefiere panoramas solemnes y marciales, sin resquicios para el debate. Todo muy bien filmado, eso sí, con un despliegue interminable de poderes (como el muy eficaz ejército americano) y con unos personajes de una sola pieza, comenzando con un Tom Hanks en su salsa y constantemente intentando convencernos de que lo que vemos en pantalla no es una multioscarizada estrella. Esto no es UNITED 93, aunque lo parezca, sino un telefilm de gran presupuesto y que busca obsesivamente un verismo que, insisto, no sé explicar muy bien por qué se torna tan en su contra y termina enseñando las costuras. Pero como depende de qué estemos buscando, si sólo queremos ver una película entretenida, sí, ésta lo es. Así que ustedes mismos.
Saludos.

martes, 7 de diciembre de 2010

La razón a cualquier precio



Ahora mismo, con la que está cayendoen todas partes, con esa corrección política que suaviza cualquier guarrada por insoportable que pudiera ser, la visión del cine de denuncia ha mutado tan radicalmente que apenas es reconocible si se compara con el de décadas precedentes. GREEN ZONE es un buen ejemplo para darse cuenta del cuidado que hay que tener para identificar de qué estamos hablando en cada momento. El film de Greengrass no denuncia tanto a la guerra de Irak como a nosotros mismos, la noción que tenemos de dicho conflicto, de sus actores, sus mártires, sus motivaciones y sus excesos; es una guerra, pero parece una invasión... ¿o es al revés? En una trama deliberadamente confusa, un trasunto de Bourne llamado Roy Miller es testigo de los inventos de sus altos mandos para justificar a toda costa la presencia militar en Bagdad; como esto a mí no me motiva lo más mínimo, porque pase lo que pase nunca hay responsabilidades, pasamos bruscamente de la revelación antisistema al thriller bélico con héroe reconocible, que es un género que sólo saben hacer bien los americanos. Por eso GREEN ZONE no es tanto como en un principio parece; ni su denuncia es tan escandalosa, ni su acción nos levanta del asiento por muy realista que parezca; en lugar de eso, vendría a ser un hijo bastardo de la saga Bourne y el embozo conspiranoide de SYRIANA, lo que da como resultado un film que nace a la sombra de THE HURT LOCKER, pero sin el empaque psicológico de aquélla. Muchos tiros, muchos uniformes chulos, mucha sospecha y mucho "yo soy el que manda aquí, ¡copón!". Así que si quieren creer que han visto una peli inteligente para señores inteligentes como usted, de acuerdo; aunque a la media hora usted se revuelva inquieto en el sillón mascullando "¿De qué diablos hablan estos tipos? ¿dónde está John Wayne?"... Es lo malo de estos tiempos tan ambiguos, que ya no distinguimos a los cowboys de los indios, y eso es un verdadero coñazo.
Saludos verduzcos.

jueves, 28 de agosto de 2008

¿Sólo un suceso?

En realidad es así. Los libros de historia están repletos de ellos. Ordenados por truculencia, no nos pondríamos de acuerdo sobre qué época se llevaría la palma. Vaya ranking.
UNITED 93, significativamente, pasó más o menos desapercibida por carteleras de todo el mundo. Curioso por cuanto su valedor era el mismo que ha obtenido unánime aplauso por su saga de Bourne.
Nada que ver.
Paul Greengrass realiza uno de esos trabajos simplemente FUNDAMENTALES en la procelosa historia del cine. Con una estética (y ética) a caballo entre el documental y el cine de suspense, se nos cuenta la claustrofóbica y desesperante odisea del United93, el avión que aquel 11 de Septiembre unos cuantos descerebrados decidieron estrellar en el Capitolio. Como sabemos, nunca llegaron a su objetivo ¿por qué?
Siempre ha sido controvertido el uso de lo heróico por parte del cine estadounidense. Normalmente, han salido mejor parados los antihéroes a lo Bogart o Jimmy Stewart que esos monolíticos adalides de la verdad y la justicia, simples sombras de ese extreaño complejo paternalista de superioridad que el amigo americano viene sufriendo desde hace más o menos un siglo.
En este caso, Greengrass echa mano muy acertadamente de actores desconocidos para dotar al film de mayor veracidad. Al principio, la cámara juega anárquicamente a captar momentos fugaces de un pasajero a otro, como si se tratase de uno más. No hay ninguna historia relevante que contar, porque así de mundana es la realidad; simplemente no hay historia, porque el "suceso" en sí es el motor de este falso documental. Luego, el montaje es un trabajo impresionante. Recoger este mosaico de impresiones humanas antes de la catástrofe y dotarlas de un ritmo in crescendo hasta desembocar en un final apoteósico, sobrecogedor, que no permite segundas lecturas, es tarea de maestros del montaje (en este caso fueron hasta tres) y de un director con las cosas muy claras. De repente, pienso en que si Hitchcock hubiese vivido aquellos acontecimientos y se plantease hacer una película al respecto, se habría acercado bastante a esta obra que no hay que dejar en el olvido y que curiosamente no terminó de cuajar entre el público norteamericano, incluso dejó de ganar los dos oscars a los que optó, el de mejor director (obvio) y el de mejor montaje (incomprensible).
A poco más de dos años de su estreno, resultan imprescindibles las parcas palabras con las que Greengrass definió su propia obra, despojándose valientemente de mérito alguno: “Cuarenta personas tuvieron treinta minutos para comprender la realidad que vivimos actualmente, tomar una decisión y actuar. Fueron los primeros en vivir la realidad posterior al 11-S, mientras nosotros mirábamos la televisión"
Sentidos saludos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!