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jueves, 14 de marzo de 2019
Jugarse las papas
¿Películas cobardes o películas valientes? Una disquisición tan simplista como vana para indagar en la validez y calidad de una obra cinematográfica, pero a la que se aferra mucha gente sin ganas de entrar en análisis o reflexiones más profundas. El cine de Asghar Farhadi es a menudo consensuado como "valiente", al menos mientras ha rodado en su país natal, Irán, con las muchas dificultades que ello conlleva. Sin embargo, no seríamos justos si esperáramos, si no la misma película, una excusa argumental semejante a estas películas, que creo que es lo que le ha pasado al tomar la extraña y desprejuiciada decisión de rodar su último film en España, con actores españoles (y menudo elenco) e impregnándose admirablemente de eso que supongo que existe y que llamamos "lo español". Así las cosas, TODOS LO SABEN se presentaba en los Goya con ocho flamantes nominaciones, para terminar yéndose de vacío y lo que es peor, como inquietante invitada de piedra a un certamen que creo que no ha entendido nada de su discurso. Quizá no le haya hecho bien la evidencia del tándem Cruz/Bardem (por cierto, más que correctos), o la desesperanza inconclusa de su áspero desenlace, pero la verdad es que estamos ante una magnífica película, a años luz, por ejemplo de la ganadora, y en la que el director iraní vuelve a proponer un ingenioso y malévolo juego de estructuras, donde nada es lo que parece y la misma moral del espectador es puesta a prueba, a riesgo de caer en la trama tramposa, que no lo creo. Es otra historia sobre desapariciones, sobre cuentas pendientes y heridas que nunca cicatrizan, y cuyo motor central es mejor dejar en las sombras, porque contarlo implica destrozar el verdadero valor de cómo Farhadi hace interactuar después a su extenso (e insisto, magnífico) reparto.
Véanla, aunque sólo sea para corroborar a un maestro de la narrativa en imágenes.
Saludos.
sábado, 25 de marzo de 2017
¿Dónde reside la justicia?
Primero que nada, tengo que denunciar desde aquí que el señor Asghar Farhadi no fuese a recoger el oscar a mejor película de habla no inglesa porque un tipo ha decidido que no puede ir. Aunque ese tipo sea el presidente de Estados Unidos, simplemente no tiene razón. Esta, reconozco que simplista, disertación me sirve para encabezar esta entrada, porque precisamente de eso va FORUSHANDE (EL VIAJANTE), de tener razón o no, de buscar el acto de justicia hasta sus últimas consecuencias y de tragar con el dolor de la humillación, la propia tanto como la ajena, algo que le sería muy útil a Mr. Trump alguna que otra vez. Que Asghar Farhadi es uno de los narradores más brillantes del cine actual es algo que no debe pasarse por alto, y esto es especialmente notorio en este film complejo, angustioso, pero que se despliega con firmeza desde su absorbente planteamiento hasta su intenso desenlace. Casi todo cabe, desde la precariedad laboral hasta el machismo que se instala en cada acto y cada palabra; y el extraño asalto sufrido por la mujer del protagonista, sin que se llegue a descubrir al asaltante, interpuesto con la representación que ellos mismos hacen de "Muerte de un viajante", de Arthur Miller, va tejiendo el sustrato de esta historia nada complaciente, donde todos pierden y donde la denuncia del sistema cobra fuerza sin que sea explícita. Una película que es una lección de cine y una lección de dignidad, justo en el momento crucial en el que parece que esto de la dignidad no nos pertenece ya, si es que no podemos estar en condiciones de negociarlo.
Saludos.
lunes, 5 de marzo de 2012
La gente y lo que les pasa
Comenzamos esta semana un repaso a los títulos más relevantes de la pasada edición de los premios oscar; premios que, como muchos de ustedes saben, no son precisamente la debilidad de este blog. Aun así, y como creemos que este año ha habido cosas interesantes, hemos decidido dar este somero vistazo por en cima de estatuillas y vanidades. Y qué mejor que empezar con la película ganadora del oscar a la de habla no inglesa, que además (debo decirlo) también es la mejor presentada a este concurso, que cada vez parece deberle más a filmografías ajenas. JODAEIYE NADER AZ SIMIN (NADER Y SIMIN, UNA SEPARACIÓN) es, por encima de cualquier otra consideración, una película altamente inteligente, un disfrute para los castigados sentidos de la gente a la que no le gusta que se lo den todo mascado y también un trabajo de montaje perfectamente sincronizado con la exigencia de unos actores en verdadero estado de gracia. En mi opinión, la historia es lo de menos, cambiemos el rocambolesco proceso de separación de Nader y Simin, que aparentemente es el detonante de su vertiginosa narración, porque luego su guion se expande en mil bifurcaciones y uno no sabe exactamente dónde ubicar el punto central de la misma. Esta dislocación deviene crítica de un sistema social y político del que desconocemos casi todo, y que Farhadi nos presenta envuelto en un asunto de cierta banalidad que va tomando un cariz cada vez más oscuro a medida que van entrando en escena más personajes. Se nos expone la miseria sin ser mostrada, la abyección de un sistema represivo en mitad de un tono tragicómico que a mí me recordó por momentos nada menos que a Berlanga, incluso en el exhaustivo trabajo coral, que nunca es confuso por la claridad con la que explica cada pequeño detalle. Posiblemente juegue a su favor el elemento sorpresa, Farhadi no juega en los mismos parámetros que Panahi o Kiarostami, y eso relaja al espectador que ya va predispuesto a "otra película iraní" y se encuentra con la fiereza de un Huston o la tensión de un Hawks... y, sí, hablando abiertamente de los problemas iraníes, y entreteniendo, y apostando por ser valientes y con sentido del humor y de la ironía, es decir, de la autocrítica. Es decir, no sólo una película inteligente, sino una película necesaria a día de hoy; un paso adelante muy significativo.
Saludos separados.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
¡Cuidao con mis primos!