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sábado, 21 de junio de 2025

Actores secundarios en la trastienda del callejón


 

Conocía el cine de Aaron Katz, justo cuando aquello del mumblecore tenía más sentido y justo para perderle la pista casi por obligación. Entonces es como que he dejado pasar quince años entre su ópera prima y QUIET CITY, la segunda. Y resumo, que Jamie llega a New York para ver a su amiga Samantha desde Atlanta, pero no se orienta muy bien, así que le pregunta a Charlie, que es la única persona en la estación de tren, ya vacía, porque es bastante tarde. Y Charlie, cortésmente, la acompaña hasta la cafetería donde Jamie ha quedado con su amiga, pero no logra dar con ella, porque es un desastre y porque es 2007. Sin saber muy bien qué hacer, Charlie le ofrece esperar en su casa, y tras charlar de varias cosas Jamie se queda dormida. Al día siguiente irán a recoger un sombrero y visitar una galería donde expone otra amiga de Jamie, y probablemente tomen alguna cerveza y fumen algún cigarrillo y sigan hablando de más cosas, como cortes de pelo o si el tiempo libre lo es también si ocupa el día entero. Y a lo mejor Jamie ya no se acuerde tanto de que venía a ver a Samantha. Y apoye su cabeza sobre el hombro de Charlie en un vagón de metro, mientras vuelven...
Saludos.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Convulsión, estertor, generación



Los cambios generacionales, sus cataclismos y consecuencias, han sido, con toda probabilidad, la excusa perfecta para conjugar estados de ánimo personales que, por sí solos, no darían para invertir dinero ni esfuerzo alguno. Desde hace unos años venimos asistiendo al soliloquio de un puñado de ¿directores? ¿cineastas? ¿montadores ingeniosos? a los que se les ha colgado la etiqueta mumblecore, que no es más que lo antes comentado, esto es: presupuestos inexistentes, cámara en mano, actores no profesionales, tramas vagas y un sordo cirrido a lo lejos que parece querer decirnos: "Si tenéis oídos entrenados captaréis la poesía de todo esto". Lo bueno es la voluntad, el empeño; lo malo es que toda esta parafernalia la hemos visto cientos de veces, y con mejores resultados. Como lanzadera no está mal, pero habrá que ver en qué queda todo esto dentro de un tiempo. Y como ejemplo ilustrativo de todo esto, hablaré brevemente (no da para más) de DANCE PARTY, USA, la ópera prima de Aaron Katz, que pasa por ser uno de los niños mimados (nunca mejor dicho) de este movimiento. Adolescentes verborreicos y suprahormonados que hablan de chorradas y se emborrachan porque no tienen dinero para drogas duras; los chicos sacan pecho, son gallitos que se pavonean tras una miríada de conquistas y encuentros sexuales a cual más disparatados y las chicas se ponen la manita delante de la boca y entornan los ojos para susurrar cosas tan interesantes como las tres cervezas que se bebieron en la fiesta de la semana pasada. Verano en Oregon. Camisetas y vaqueros. tiovivos y lenguetazos. Si me la pones dura te diré que tu culo es el mejor del estado... Al menos son sólo 65 minutos, que no da para creernos que estamos ante un tratado filosófico-generacional, pero uno echa en falta un mínimo gesto hacia el otro lado, algo que nos indique por qué tenemos que mirar hacia ese lado y no hacia el nuestro, que es donde mira todo el mundo en esta película que ni es comedia, ni es drama, ni es nada. Katz acaba de estrenar su tercer largo, COLD WEATHER; puede que de ahí se saque alguna conclusión menos cruda ¿Será fiel a sus principios aunque signifique un suicidio irreparable? ¿Será capaz de asumir riesgos y transformar carencia en virtud? Veremos...
Saludos amébicos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!