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domingo, 10 de marzo de 2013
Rincón del freak #99: ... hostia puta...
En fin, yo pensaba que nadie se atrevería, peeeero... hete aquí que yo, que antes había defendido el cine de Tom Hooper, me veo en la necesidad ética y moral de dar parte y cuenta de una fechoría terrorífica. La cosa en cuestión se llama LES MISÉRABLES, y aunque en los créditos diga que está basada en la obra de Víctor Hugo, no se lo crean. Los motivos son varios, pero temo extenderme y perder mi tiempo y el de ustedes. No es un musical, porque no existe el sentido del ritmo; a lo mejor podríamos hablar de "teatro filmado", un poco "a lo Branagh", pero como hay tantos efectos digitales tampoco cuela. Los actores cantan... o eso parece; en realidad van por ahí, deambulando, y de vez en cuando sueltan un exabrupto en forma de prosa dodecafónica deconstruida... Vaya, que casi ninguno sabe cantar, pero Lee Marvin tampoco y sin embargo le hicieron una canción a su medida, cosa que aquí no se ve por ningún lado. Ustedes sabrán que la novela hablaba de las injusticias en una Francia desolada por la miseria, en cambio, Hooper se centra fatídicamente en la persecución bigger than life (si es que algo así es posible) del jefe de policía Javert al desdichado Valjean... Me gustaría dejarlo todo en una pequeña ridiculez que me recordó por momentos a los sketches del Coyote y el Correcaminos, faltaba algún cañón marca ACME, pero no puedo quitarme de la cabeza las caritas de Hugh Jackman y Russell Crowe intentando convencernos de que han tenido un profesor particular de entonación. Un despropósito terrible, una de las peores películas que he visto en mucho tiempo y que además pasará a la historia por haber conseguido que a una actriz le den el oscar por una actuación de diez minutos y justo al principio... No sé, es una cosa muy rara y muy poco productiva; y como es taaaaaan laaaaaarga, no pierdan el tiempo con ella, no merece la pena...
Saludos anti karaokes... ¡Eso es, joder! ¡Ahora me acuerdo de lo que quería decir!... Tom Hooper ha inventado un nuevo género: ¡El Karaoke digital y pseudohistórico!... ¿Alguien da más?...
jueves, 3 de marzo de 2011
Detalles de una anécdota
Seamos claros (y que conste que mi condición antimonárquica no tiene nada que ver con esto): No se podría haber construido un film como THE KING'S SPEECH sin sus extraordinarias interpretaciones, porque habría caído en el ridículo más espantoso; pero tampoco sin la estrecha colaboración de los espectadores, que han de realizar un considerable esfuerzo de abstracción para que realmente "les importe" lo nimio que ocurre en la pantalla. Y es nimio porque, al igual que ese horror que fue MARIA ANTONIETA, todo centro de acción acontece, sin segundas lecturas posibles, hacia la compasión que despierta un personaje que en realidad es un privilegiado, pero que aquí aparece como "la pobre víctima". Tom Hooper, director proveniente de la siempre saludable televisión británica, sabe que es incapaz de encontrar la genial mordacidad en el tono que, por ejemplo, lució Stephen Frears en la inmensa THE QUEEN, así que se conforma (y no es poco) con una especie de comedia amable en torno a las vicisitudes de un inesperado aspirante a rey y sus problemas para hilar un discurso, debido a su galopante tartamudez. Es decir, que una mera tara física se expande hacia un dilema universal; y lo digo porque si se solapa la vacuidad del asunto, disculpándolo en base a los apuntes sobre la inminente Segunda Guerra Mundial, es curioso que se use el trillado recurso de "aislamiento del héroe", que Spielberg ha llevado hasta sus últimas consecuencias.
Bien, creo que queda claro que la película, por sí sola, no me parece más que un correcto relato sobre un momento determinado en la historia de un país. Pero está Colin Firth; y Colin Firth podría haber interpretado al Duque de York, posteriormente el Rey Jorge VI, vestido de Teletubbie y nos seguiría asombrando, emocionando y dando una lección de dominio absoluto del espacio vital de lo que se cuenta en cada momento, algo más frecuente en teatro que en cine. Ahora que Firth se ha llevado un merecidísimo oscar, puede que veamos con un poco más de claridad cómo han ido cambiando los modos y hábitos de los actores desde la época clásica hasta lo que hoy ya sólo se conoce como "audiovisual"; en ese sentido, el actor británico logra lo más complicado, que es resultar creíble sin caer en lugares comunes y con cambios de registro casi imperceptibles que le llevan de provocar hilaridad a conmover profundamente, especialmente en un tramo final que de no haber tenido a Firth como conductor habría caído en lo empalagoso. Geoffrey Rush actúa como fiel escudero, aunque podía haber dado un poco más de sí teniendo en cuenta que aparece en pantalla casi el mismo tiempo que Firth; Helena Bonham-Carter está más contenida que de costumbre y luego hay un curioso desfile de caracterizaciones: Timothy Spall como un Churchill que podría protagonizar otra película; un muy buen Guy Pearce como el díscolo Eduardo VIII, que abdica por el amor de una divorciada; o el veterano Derek Jacobi, interpretando al Arzobispo Lang. Otra de las apariciones estelares, y que creo que pasó injustamente desapercibido, fue Michael Gambon, dando un recital de carácter como el Rey Jorge V. En definitiva, THE KING'S SPEECH es un correcto ejemplo de oficio bien hecho, como suele ser costumbre en las islas británicas; la anécdota viene, cómo no, de tierras americanas, donde se ha censurado porque, en uno de los momentos más divertidos del film, Firth dice unos cuantos tacos, pues eso le relaja y fluidifica su atascada verborrea... Se podrá ser más gilipollas que estos distribuidores, pero no se me ocurre cómo.
Saludos reales.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
¡Cuidao con mis primos!