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viernes, 7 de junio de 2024

Convite maldito


 

En 2012, Paco Plaza cogió las riendas de la saga de zombis (o lo que sean) más famosa de este país, para soltar al fin las amarras del género y entregar una gozosa comedia de terror, con la misma dosis de mala leche pero multitud de guiños a la tradición sainetesca española. Y es que de repente me encuentro en pleno 2024 viendo [·REC]3: GÉNESIS, para comprobar que la tenía totalmente olvidada, pero también que los insertos cómicos le sientan estupendamente a su sangriento cóctel de gore cazurrísimo. La idea de la boda está muy bien llevada, presentando todo un retablo de arquetipos que luego dan sentido a un guion en realidad sencillísimo y nada pretencioso. Leticia Dolera está estupenda como la novia que le echa un par a cualquiera que le quiera arruinar "su día", y su figura, armada de una motosierra, me parece una genialidad que luego hemos visto peor copiada en títulos similares. En definitiva, un divertimento que no busca más que hacer pasar un buen/mal rato a los fanáticos del género, y donde quizá debería haberse detenido para conformar una trilogía consistente y disfrutable, pero... Lo contaremos en otra ocasión, cómo no...
Saludos.

lunes, 13 de mayo de 2024

Sin pausa


 

Fue al poco tiempo de comenzar la andadura de este blog (qué tiempos aquellos) que apareció [·REC], a la que sigo ensalzando como uno de los tíulos clave para entender el salto de calidad de un cine de género que, sin inventar nada, aprovecha los avances de la técnica sin abusar nunca de ellos. Después de tanto tiempo, es curioso que no volviese a interesarme por esta franquicia, que de hecho, y tan sólo dos años después (2009), regresó con sus mismos dos directores al mando y entregando un producto más que digno, ya no tan sorprendente pero igualmente efectiva, y que retoma justo donde la primera lo dejaba. [·REC2] aboga más por el terror físico por pura lógica, ya que todos sabíamos dónde estábamos y de dónde veníamos. Con un ritmo frenético y unos efectos especiales cojonudos, Balagueró y Plaza lograron el complicado efecto de que nos engancháramos a a trama de aquel edificio en pleno centro de Barcelona, clausurado por lo que parece una plaga que convierte a los infectados en sanguinarios asesinos caníbales. El giro aquí proviene de la inclusión de un sacerdote, cuyo cometido no desvelo aunque puede intuirse sin mayores problemas ¿El porqué de retomar esta serie de películas tanto tiempo después? Que las estoy viendo junto a mi hija, y las está disfrutando tanto como yo entonces...
Saludos.

lunes, 20 de noviembre de 2023

Ojos que no ven


 

No es fácil enfrentarse a películas tan "visibles" como HERMANA MUERTE. El hecho de la precuela suele presentar mayores problemas que las secuelas, sea por la idoneidad camuflada de oportunismo, o bien por la imposibilidad de innovar por serle fiel al original, como si importara. Entroncada con la interesante VERÓNICA, pareciera que ni siquiera era necesario franquiciar esta historia, demasiado pretérita, que llega como un eco lejano de otra cosa que tiene poco que ver. El nuevo film de Paco Plaza es mejor cuanto más autónomo se presenta, por ser un digno relato de terror, pero que busca el suspense y el giro narrativo antes que facilones golpes de efecto, a lo que contribuye el pulso de Jorge Guerricaechevarría. No es ningún acontecimiento, y tampoco me parece casual su instantánea inclusión en plataformas, seguramente su lugar natural; pero no me apetece demonizar un film correcto, que aspira a poco más que consolidar la filmografía de un director que, es cierto, lleva demasiados años buscando una voz más personal.
Puede verse, pero no tiene vocación de perdurar.
Saludos.

jueves, 19 de mayo de 2022

Nunca por siempre


 

Hay que aclarar, sobre todo, que LA ABUELA no es una película de terror, sino que sólo lo parece, porque así lo quiere Carlos Vermut, así le sirve para construir este cuento sobre la prevalencia del deseo sobre la decrepitud, y por ello estamos ante un rarísimo ejemplo (en este país) sobre cómo un gran guion es capaz de valerse de los tópicos del género para crear algo mucho más complejo y ambiguo. Incluso parece que Paco Plaza refina su estilo, acercándolo a modos menos acomodados, con un pie en el primer Bigas Luna y otro en una especie de giallo de tonos mate. Lo que creemos estar presenciando es un cuento de fantasmas, otro más, pero siempre hay una razón, poderosamente asentada, para que no abandonemos el extrañamiento, puesto que cada eslabón sobrenatural es refrenado por ese "realismo fantástico" del autor murciano. A toda velocidad, se van sucediendo los porqués, con mínimos chispazos que nos advierten de que ésta es una historia dislocada, desencajada, pero en la que todo termina por encajar como un puzzle perfecto, como su soberbio final nos dice, no sin dejarnos con un palmo de narices. Mención aparte merece el acierto de las dos protagonistas, la joven Almudena Amor, que es la perfecta encarnación de esa juventud extrañamente truncada, cuando debe abandonar su idílico ascenso como modelo en París, tras ser avisada de que su abuela ha sufrido un accidente cardiovascular, al ser ella el único pariente que tiene. La abuela (una inquietante e impenetrable Vera Valdez, de la que les invito a que ahonden en su fascinante biografía) es ese organismo, frágil y dependiente, que despierta ternura, pero también una repulsión indefinible, la de la belleza ya apagada, contrastada con la juventud de su nieta. Vermut sabe cuando desbocar los caballos, soltar el hachazo del caos (aquí más físico que verbal), y por ello ese largo desenlace esquiva con elegancia cada tópico al que se asoma, para ofrecer un final elevado y ambicioso, que por un lado da pavor, y por otro ternura, envidia o incluso pudor. No hay muchos films de terror que acaben como éste, pero ya hemos avisado que el género en manos de un superdotado ha de derivar en otra cosa, y por ello me parece una gran película, y que merece más de un visionado.
No es una genialidad por los pelos.
Saludos.

jueves, 5 de marzo de 2020

¿Quieres que me muera?



QUIEN A HIERRO MATA se cierra con una sobrecogedora canción de Los Suaves, un elocuente colofón a esta sucia sinfonía de horrores cotidianos, con el trasfondo del narcotráfico en Galicia. Nada que ver con el terror, pero sí con el miedo, el que sufren todos y cada uno de los personajes, víctimas de sus propias decisiones y las consecuencias que acarrean. La excusa es el internamiento de un famoso narco, ya anciano, en una residencia, tras su salida por motivos de salud de la cárcel, lo que desconcierta a sus dos impetuosos hijos, que deben cargar ellos solos con un negocio que se les ha complicado. Es ahí, en la envenenada relación que se va formando entre el narco y su cuidador (un devastador Luis Tosar), donde se sostiene el único filo de un film, por otra parte, no tan anguloso como parece, aunque sí cargado de una malicia soterrada, deliberadamente retorcida. Una película bien interpretada, con una dirección que logra dominar la constante tendencia al exceso, y con un final que no hace prisioneros, y con el que Paco Plaza se reivindica como gran narrador de lo truculento.
Saludos.

jueves, 3 de mayo de 2018

Fenómenos más normales de lo que parecen



No sabía qué me iba a encontrar al enfrentarme a VERÓNICA, la última y aclamada propuesta de Paco Plaza, aunque sabía del colchón que traía, tanto de crítica como de público. En mi caso, esto no es suficiente, me es imprescindible el aislamiento mediático de una obra para poder juzgarla con propiedad, y es por lo que suelo dejar pasar algún tiempo desde su estreno para verla en su justa medida. Creo que se trata de un film elegantemente tramposo, imperfecto, consciente de la liga en la que juega (el cine de género epatante) y con algunas lagunas que el director valenciano solventa con más oficio que talento. Una vez dicho esto, que sería la crítica chunga, VERÓNICA posee algo sobresaliente, y que rara vez puedo decir del cine de género hecho en España: intención. Conociendo que el relato se nutre de un supuesto hecho real acaecido en Madrid a principios de los noventa, y que el inefable Íker Jiménez le dedicó un programa entero a tan "escabroso" asunto, si logramos aislar lo que vamos predispuestos a que nos cuenten de lo que subyace infaliblemente en su apariencia terrorífica, lo que queda es la desgarradora crónica de una crisis nerviosa y mental profunda, arraigada en una chica de 15 años totalmente superada por su circunstancia vital. Obligada a crecer de golpe, debe cuidar de sus tres hermanos pequeños como una madre, ya que ésta trabaja en un bar que cierra hasta tarde y duerme casi de día. A Verónica no le queda margen para desarrollar su adolescencia, sus amigas le recriminan que haga las tareas de casa en lugar de salir de fiesta, lo que sumado al trauma de la desaparición repentina de la figura paterna conforma un cuadro de inestabilidad que no puede pasarse por alto. De ahí que el gran error de Plaza es resultar demasiado obvio, no permitir al espectador indagar por sí mismo y terminar por abrazar la caótica teoría del suceso supuestamente sobrenatural. Lo más interesante es otra cosa, una vertiente "escondida" que me recordó a la impresionante LA INFLUENCIA, de Pedro Aguilera, esa observación minuciosa de la lenta pero implacable caída en desgracia de una familia anodina, pero cuya circunstancia la socava hasta la destrucción. De ahí habría salido una gran película... pero quizá no se habría hablado tanto de ella.
Saludos.

lunes, 26 de enero de 2009

Aspiraciones colmadas

Del cine español podemos esperar ya cualquier cosa, incluso agradables sorpresas enclavadas en el siempre ingrato mundillo de los films de género. A esta categoría pertenece [REC], afortunado glosario del terror según Chicho Ibáñez Serrador pasado por la incipiente moda del reality show y adornado con algunos de los magníficos trucos visuales que han dado relumbrón a Jaume Balagueró y por extensión a Filmax, que a base de arriesgar en su propuesta parece ir superando su larga lista de títulos totalmente prescindibles, de los que Balagueró es responsable en su mayoría.
En [REC] asistimos a la enésima vuelta de tuerca al mito zombi, pero el tándem Balagueró-Plaza acierta de pleno al dejar caer suavemente los planos desde el principio; comenzando por el trampantojo del programa de televisión en el que se incluyen supuestos planos off the record (se avisa así de cómo se pretende crear tensión). No importa desvelar las claves de rodaje, pues éste es sencillo hasta lo infantil; se trata de lo que la mayoría de directores obvia incomprensiblemente, esto es: el fuera de campo. Cuando [REC] asusta de verdad es cuando no vemos nada, y esto ocurre en su máxima expresión cuando ese único nexo entre actores y espectador, la cámara, se apaga de repente. Cuando vemos a los afectados por el extraño virus, el terror es más familiar, es el terror de lo visible, y eso nos tranquiliza; cuando (literalmente) no vemos nada, pero seguimos escuchando la voz de la reportera, lo que nos recuerda que seguimos en la misma escena, el resultado es espectacular, porque sabemos que la cámara, tarde o temprano, volverá a encenderse, pero no qué vamos a ver... ¡Eso es cine!
Más allá, como digo, de su trepidante ritmo y creíble trama, o de la veracidad de la propuesta, lejos de la fantasmada de CLOVERFIELD, lo que llama poderosamente la atención en [REC] es la absoluta falta de complejos con la que se encara un género, el de terror, que muy poquitas veces es capaz de superar la histeria de tener que asustar a toda costa, un mal que suele provocar el efecto contrario.
Saludos grabados.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!