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martes, 6 de diciembre de 2016
El corto adiós
Y si la semana pasada traíamos aquí el film que iniciaba el "exilio" francés de Raúl Ruiz, hoy hacemos lo mismo con el último que filmó en Chile. El último, al fin y al cabo, porque con él se despidió, del cine y de la vida. Y LA NOCHE DE ENFRENTE es tan aterradoramente lúcida que asusta que un ser humano pueda tener la capacidad para desestimar recursos o muletas como el sentimentalismo o la nostalgia y erguirse, en cambio, frente a su propio final. Ruiz evoca su niñez sin autoindulgencia, con el empeño de poner luz en su soledad y terrores, pero también en los placeres, de los libros de aventuras o de la música de Beethoven. La infancia, esa borrosa quimera llena de sueños que luego jamás llegan a concretarse, no, al menos, como podría desarrollarse en la mente de un niño. LA NOCHE DE ENFRENTE es, insisto, una película de extrema pulcritud y sensibilidad, y el único testamento posible para un director que jamás habitó un solo lugar común, sino que construyó los propios en una obra tan rica e inclasificable que ha de ser considerada como fuente inagotable e inalterable de la que extraer un tipo de cine que siempre será el próximo, el de enfrente.
Saludos.
lunes, 28 de noviembre de 2016
Romántico en el exilio
Se ha muerto Fidel Castro, la vida sigue y vamos a hablar de una película sobre exiliados, pero no cubanos sino chilenos. Una película extraordinaria titulada DIÁLOGOS DE EXILIADOS, que es la primera que Raúl Ruiz filmó enteramente en Francia y que supone un punto y aparte en esa falacia que los esnobs dan en llamar "cine político". Ruiz, uno de los directores más imaginativos y originales de todo el Siglo XX y parte del XXI, juega al despiste con lo que parece una simple crónica de un grupo de exiliados, sus problemas de integración en aquel París que aún digería la resaca sesentayochista y la promesa de una vida, si no mejor, al menos más digna que en una sanguinaria dictadura. Pero la intención es otra, más retorcida y memorable, con la introducción de un afectado cantante de boleros, simpatizante de la Junta, que de casualidad topa con estos exiliados en sus pisos prestados, pues se encuentra en plena gira francesa, y les suelta unos incomprensibles discursos sobre lo bien que está su país, pensando a lo mejor que ellos están de visita en el país galo. La reacción no se hace esperar y se lo llevan a una fiesta interminable, pero con la intención de secuestrarlo... El film gana enteros cuando realidad y ficción se mezclan, y Ruiz maneja los tiempos narrativos hasta desafiar la propia percepción del espectador acerca de qué está viendo con exactitud y, más importante, si se trata realmente de una crítica política o de una ensoñación surreal, el recorte sudamericano a un país, el francés, que parece invitado de sí mismo...
Saludos.
jueves, 20 de octubre de 2011
Maestría
Intentar abarcar con meros comentarios descriptivos una obra tan intensamente densa como MISTÉRIOS DE LISBOA, parece, además de pretencioso, inútil. Veanla, es lo único que se me ocurre decirles; háganse con ella por lo civil o lo criminal, o al menos con su versión extendida en capítulos ¿Que qué es MISTÉRIOS DE LISBOA? Pues una suerte de cruce entre En busca del tiempo perdido, EL MANUSCRITO ENCONTRADO EN ZARAGOZA, LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, BARRY LYNDON y Los ricos también lloran... ¿Que cómo se cocina eso? Pues lo primero, hace falta saber mucho de cine, como su director (recientemente fallecido por cierto); tener un manejo del tiempo narrativo excepcional (la película dura cuatro horas y media, pero nunca se hace larga ni pesada) y dominar su interminable ramificación de personajes y situaciones, a caballo entre Portugal, Francia y hasta Brasil. No, no es fácil; pero quién dijo que lo era, que construir una obra monumental en torno a los escritos de Camilo Castelo Branco se resolvía (como suele hacerse en el cine actual) con cuatro panorámicas infográficas y un par de estrellas mediáticas. El director chileno ofrece, en lugar de ello, un despliegue de localizaciones memorable y una dirección de actores encomiable. No una historia, cientos de ellas, y todas interconectadas, con su propio sentido y sus derivaciones lógicas; como si Manoel de Oliveira se hubiese apiadado por fin de sus criaturas, viajamos por un mar de desdichas amorosas, lucha de clases, engaños, desvaríos, renuncias... como la vida misma; y todo tutelado por ese personaje poliédrico e inolvidable que es el padre Dinis, quizá una misteriosa encarnación de otro mundo, una especie de vigilante de los actos humanos. Ver algo como MISTÉRIOS DE LISBOA en pleno siglo XXI puede resultar chocante, teniendo en cuenta el pelaje medio de los espectadores habituales de cine. No importa. Es un acontecimiento, el testamento fílmico de un cineasta irrepetible y un maravilloso goce para los sentidos. No se la pierdan, después me cuentan...
Saludos misteriosos.
lunes, 20 de junio de 2011
En los límites de la realidad también todo es real
Con una originalidad y una seguridad en sí mismo, en su proyecto, pasmosas, inauguraba el cineasta chileno Raúl Ruiz la pasada década. Incomprensiblemente, COMÉDIE DE L'INNOCENCE es un (otro) excelente film que ha quedado arrinconado en una oscura esquina, sólo reivindicado (al igual que la filmografía del propio Ruiz) por cinéfilos verdaderamente apasionados de este cine, que sin ir más lejos, en perfecta sincronía, ha inaugurado la presente década con el que puede ser considerado sin rubor su mejor film (del director y de lo poco que llevamos de década), MISTERIOS DE LISBOA.
Pero centrémonos en esta extraña historia de fantasmas hiperrealista ¿puede ser eso? Casi bordeando un hipnótico juego filosófico, adentrándose en los terrenos de la moral, y coronando cada conquista con un saludable sentido del humor, nos es propuesto un dilema irritante y nada convencional: un niño niega a su madre, la llama de usted y le dice que quiere ir con su verdadera madre; lo que empieza como un juego, una postura de rebeldía pre-adolescente quizá, se convierte en un inquietante misterio cuando un día el niño desaparece. La madre, manteniendo el control a duras penas, logra dar con el niño, que se encuentra en casa de otra mujer; todo parece un malentendido... ¿o quizá es un caso de manipulación? Sin embargo, inteligentemente, Ruiz introduce poco a poco el elemento "X" ¿y si fuera verdad? ¿y si estuviésemos ante un caso de transmigración de identidad? Exquisitamente dirigida e interpretada (a destacar los dos papeles femeninos, en manos de Isabelle Huppert y Jeanne Balibar), COMÉDIE DE L'INNOCENCE es un disfrute para los sentidos, uno de esos films en los que percibes desde el primer fotograma que puede ocurrir cualquier cosa, y que jamás va a tomarle el pelo al espectador; un cuento fantástico sin efectos especiales, pero con intenciones claras y una historia sólida que contar. Muy recomendable en todo caso.
Saludos inocentes.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
¡Cuidao con mis primos!