Mostrando entradas con la etiqueta Uli Edel. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Uli Edel. Mostrar todas las entradas
domingo, 1 de noviembre de 2015
Rincón del freak #210: Dedicado con amor y cariño a todos los que se han disfrazado de imbécil en estos días tan entrañables
Bueno, ya pasó Halloween, esa idiotez sacacuartos que se inventaron unos grandes almacenes para los que detestaban San Valentín, así el círculo miasmático quedaba definitivamente cerrado, y con nosotros, los apóstatas de la mediocridad, dentro. Así que aquí va mi "regalo", mi venganza personal por tener que ver a empleados de banco, limpiadoras, fruteros, panaderas y gigolós vestidos de Bela Lugosi, Boris Karloff (y eso en el mejor de los casos) o, más frecuentemente, de Rappel pasando por homeless... La película se llama PAY THE GHOST y es como una cosa que pretende dar miedo acerca de la desaparición de un niño en la fiesta de Halloween... Lo único que da miedo de esta puta mierda es el peinado de Nicolas Cage y la soberana sensación de que esa tocha ha conocido polvos mejores; también sale la mujer de Rick Grimes, y si cambió a los zombis por esto, pues... No, no es inquina desaforada, e incluso la idea no parece tan mala para un blockbuster kleenex, pero es que el film (y fíjense que lo dejo benévolamente con ese calificativo) es terrible de malo, desganado hasta la náusea, con unos personajes tan acartonados que nos preguntamos constantemente por qué no viene un fantasma y los masacra de una vez, si no fuera porque los malos, que se supone que son fantasmas o qué sé yo, son unas nenazas que no asustan si no es a base de bostezo limpio.
Y digo yo ¿a cuento de qué?... ¿qué está ocurriendo en el planeta Tierra? ¿Es esto el principio del fin? Y lo que es peor ¿No irá siendo ya hora de que nos extingamos todos y dejemos paso a una especie algo más inteligente?... En fin...
Saludos.
jueves, 25 de septiembre de 2014
¡Ave, César! #11
Qué diablos, Julio César se merecía algo mejor que esta inacabable, desarticulada y nimia adaptación para televisión que un inefable como Uli Edel desaprovechó hace ya 12 años. "El desaprovechador", le llamaremos de aquí en adelante. Primero, las licencias; y un director autolimitado al que encargan una miniserie no puede permitirse algo así. La historia está contada al revés, con un César imposible por la fecha en que aparece (82 a.c.), casado y con un niño, desterrado, zarandeado por las olas, empeñado en pelearse con tipejos de tres al cuarto y con la cara de palo de Jeremy Sisto, uno de esos actores que pueden llevarse toda la vida sin un papel decente. Antes, es verdad, hay otras dos oportunidades tiradas por la borda: la falta de entusiasmo de Christopher Walken (esperando el cheque) y lo poco que le hace falta a Richard Harris, en el que sería su último papel, para componer un tétrico Sila, sin más, el mejor personaje de la función y sus mejores y más intensos minutos.
Siguiendo, la batalla contra los galos es soporífera y está compuesta de dos planos intercalados y contrapuestos que habrían hecho las delicias de Muchachada Nui: Vercingetórix y César montados a caballo y mirando en lontananza mientras alrededor hay ruido coporativo de gente guerreando. Esto se alarga hasta el millonesismo fraccionado temporal, que debe ser mucho tiempo... Luego, para redondear, en Egipto le cortan la cabeza al pobre Pompeyo y César se lía con Cleopatra, la preña y se la lleva a Roma para compunción de Calpurnia, que debe llevarle al César un par de décadas. No es todo, porque aún hay tiempo (es una operación de sainete) para dedicarle los últimos cinco minutillos a lo que debería ser cuestión central. Sí, el asesinato... ¿Y Marco Antonio?... Pues como diría Forges: "Ni flores, oyes".
Antes de los créditos, eso sí, se nos cuenta cómo terminaron todos y cada uno... Como si fuera el Equipo A, o algo así...
Saludos.
lunes, 2 de mayo de 2011
Cuestión de formato
La tele ¡ay! Pero cuánto daño le ha hecho al cine el formato televisivo; que sí, que lo digo yo, que una cosa es aquel entrañable Estrenos TV, con sus joyitas escondidas, siempre con profesionales solventes e incipientes proyectos de estrella junto a nobles y afanosos veteranos. La cosa ha cambiado, y no quedan claras las líneas definitorias mediante las que la televisión se ha mixturado con el mercado del DVD, por no hablar de las teleseries y su nuevo gran esplendor, demasiado hinchado las más de las veces.
De vez en cuando hay pequeñas sorpresas donde menos te lo esperas; así, atendiendo un poco a los créditos, encontramos, por ejemplo, a Uli Edel, un prometedor director alemán cuyo debut hace treinta años, YO, CRISTINA F., en absoluto indicaba la posterior deriva de su autor, que tras ocho años sin rodar logró colarse en Hollywood sólo para firmar uno de los peores desastres de la historia, BODY OF EVIDENCE, un bodrio para que Madonna enseñara cacho y poco más. Así que el bueno de Edel terminó trabajando mucho en la segunda división B, que es la que nos ocupa hoy. Mucho culebrón histórico, melodramático y hasta una surrealista hagiografía de ¡Mike Tyson!... Sin embargo, por ahí en medio andaba un curioso y original guión que mezclaba western y leyendas sobrenaturales con referencias más o menos directas a la Biblia. PURGATORY habla de un pueblo en ningún sitio al que llega un grupo de forajidos con la intención de ocultarse tras su último golpe, allí todo es tranquilidad y equilibrio, nadie lleva armas y todos los habitantes van a la iglesia al anochecer. Los forajidos intentarán descubrir quienes son en realidad, pero lo que descubren les sobrepasa más de lo que podían llegar a sospechar. Una trama más que interesante y mejorada con un reparto nada despreciable; nada menos que Sam Shepard, Peter Stormare y un actor tan limitadito como Eric Roberts mucho mejor que de costumbre.
Supongo que la pueden encontrar online o en esas estanterías olvidadas del mundo, si la recuperan pasarán una tardecita la mar de entretenida sin tener que aguantar al pseudoautorcete de turno.
Saludos purgados.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
¡Cuidao con mis primos!