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jueves, 26 de septiembre de 2019

Películas para desengancharse #61



La celebérrima, espinosa y chisporroteante novela de Gonzalo Torrente Ballester, fue llevada al cine en 1991 por Imanol Uribe. El resultado fue un éxito arrollador de crítica y público, corroborado por nada menos que 8 premios Goya. Sin embargo, y como suele decirse de las obras que merecen ser analizadas, ni todo ha resultado tan brillante ni tampoco tan desastroso. Lo primero porque EL REY PASMADO es el (necesario) canto del cisne de una forma de afrontar el cine desde el punto de vista histórico en España, lo que dio tantas bancarrotas monetarias como morales, y que hoy día apenas tiene cabida si no es para procrastinar memorandos de olfativos ejecutivos, nostálgicos del yuppie que nunca fueron u otros Fierabrases varios. Uribe cogió el miriñaque torrentiano, pero olvidó el regodeo verbal, la fiebre que siempre alentó la extraordinaria prosa del escritor coruñés; y aunque es posiblemente la mejor adaptación que se podría hacer del despertar a la libido del rey Felipe IV (un icónico Gabino Diego en el papel de su vida) en el contemple del trasero despelotado de la puta Marfisa, algo se desmenuza por el camino. El inabarcable elenco es espectacular, la fotografía de Burmann bellísima, los decorados de Emilio Ardura maravillosos y la partitura del gran José Nieto es una de las muy mejores suyas, que ya es decir. Así las cosas, no es lo que falla, que es poco ciertamente, sino lo que ha quedado, muy curiosamente, como lo "a no imitar", o a desenganchar, al menos para poder seguir abordando la Historia incluso en tiempos de crisis.
Saludos.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Puntillismo literario

Oye ¿y a mí que PLENILUNIO me parece una buena película? Algo tosca, sí; basada principalmente en la constatación de mitos, sí; de lento (por literario) desarrollo, sí; pero una buena película también.
Debo confesar, antes que nada, que hará diez o quince años estuve fascinado con la escritura de Antonio Muñoz Molina, fue a raíz de leer esa obra maestra que es El Jinete Polaco y descubrir que los escritores que más me gustan son aquellos a los que no puedo acercarme escribiendo. Busqué seguidamente la siguiente obra del jienense y de nuevo quedé impactado con su rapidez y concisión de ideas, aunque su prosa sea lenta y digerida, como de otro tiempo.
La película, rodada poco tiempo después, creo que absorbe perfectamente el trozo medular de la novela, el referido a la descripción del asesino de niñas, además de dar con su antítesis en la figura del inspector que llega a la ciudad de provincias tras haber sido amenazado por ETA. Imanol Uribe conjuga en estas dos caras de la luna (la visible, la oculta), una luna llena omnipresente en todo el relato, una narración que nos podría remitir a propuestas tan dispares como BLUE VELVET o M; quizá con menos aliento poético y más conciencia social, pero con la misma fuerza visual.
Mención aparte para la extraordinaria recreación de Juan Diego Botto, un buen actor al que le toca desprenderse de la pesada losa de aparecer en el imaginario erótico femenino de este país, que pone en pantalla a un asesino nada usual, cercano a mucha gente que conocemos, lo que produce más terror. Una buena película para recordar(nos) que hay cine y hay cantera de sobra, sólo falta poner la guinda del otro lado.
Saludos a la luz de la luna.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!