viernes, 25 de julio de 2008

Encaje de bolillos

THE HOURS. O cómo encajar al milímetro tres historias, tres situaciones, tres épocas. O cómo, en plena crisis de guiones originales en Hollywood, si no tienes nada que contar, no cuentes nada, simplemente tira de hemeroteca y empieza a conectar lo inconectable. En serio, da igual si lo que cuentas es verosímil o no, si te lo crees todos lo creeran.
THE HOURS podría ser el ejemplo perfecto de todo esto, pero THE HOURS está magníficamente realizada, por lo que suple con creces su falta de identidad a base de una enorme suma de talentos.
El británico Stephen Daldry da un paso de gigante en su ascensión hacia Hollywood y demuestra que BILLY ELLIOTT era más que una simpática comedia familiar. A estas alturas, creo que el (esquelético) guión anda más que sobado, por lo que me ahorraré el contar ese fascinante juego a tres bandas sostenido con desigual fortuna por tres grandes actrices.
Personalmente me da exactamente igual lo que me van contando en la película, pues no es ese su gran acierto. A THE HOURS la hacen grande sus interpretaciones, y eso es algo de lo que Daldry debe estar más que agradecido.
La más sobresaliente (se llevó el oscar) fue, evidentemente, Nicole Kidman. Trabajarse una personalidad tan poliédrica como la de Virginia Woolf bien merece un lugar de honor. Nunca tuvo la Kidman un semblante tan amargo y destructivo. Aun así, no creo que sea el mejor trabajo del film.
Meryl Streep deja atrás sus habituales gestos y manías y compone uno de los mejores trabajos de su dilatada carrera. Con inhabitual serenidad, va cerrando las puertas tras los horrores que la van cercando. No sabemos mucho de su personaje, lo intuimos, y se le exige mucha sutilidad a un actor para pasar de puntillas y, al mismo tiempo, mostrar toda su fuerza interpretativa.
Pero es Julianne Moore la que me arrebata. Una vez más demuestra su versatilidad y extrema sensibilidad en el personaje más crudo, más herido, más impotente. Palpamos su soledad, su desesperación; sus miradas siempre tienen algo escondido, un simple movimento de sus ojos y sabemos más que con cien líneas de guión. Por algo, en la magnífica escena que simultanéa a estas tres actrices, es Moore la que da el aldabonazo definitivo en un exorcismo casi insoportable.
Con todo, me quedo con la magistral escena en la que un Ed Harris en estado de gracia es capaz de robar todo el protagonismo a las antes descritas, y eso sólo está al alcance de los más grandes.
Aquel año, la estatuilla fue para Chris Cooper, un excelente secundario en su peor papel (ADAPTATION), por lo que es incomprensible que Harris no lo ganara. Pero ¿quién comprende a los americanos?
Saludos horarios.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!