A la nostalgia por la repetición. O al costumbrismo, o al canon, o a lo porcojones.
Almodóvar ya es tan de la familia que le omitimos hasta el nombre. De aquel provocador que anunciaba detergentes al actual "Lynch" de media y zapatilla, un mundo. Pero por lo vasto, no por lo diverso. El manchego lleva haciendo la misma película 25 hermosos años; y porque como cabezón es como él solo y no iba a deslizar su cine rasgante y chillón a un digamos "confort" televisivo, a la aburridísima colección de premios se le une una relación amor/odio, digna del papel couché que tanto critica, con una academia que justamente no le rinde pleitesía.
Pero Pedrooo (con tres oes) también inventó; hace mucho de esto, pero inventó. Había un poquito de John Waters, eso sí, y de Mihura, y algo de Sirk, de Imamura y Carax (que no le copió a él porque empezó antes). Todo muy agitadito, tanto como aquel Madrid que (desgraciadamente) yo no conocí y que dio una hornada de diletantes autodestructivos que se reían hasta de su sombra. Y LABERINTO DE PASIONES pertenece a esa época, se nutre de ella y también le lega su particular homenaje fílmico (casi el único); porque Almodóvar es, le pese a quien le pese, el cineasta de la Movida, de aquel Madrid escurridizo y fugaz como un suicidio. Y no hubo mucho más, porque la música lo copaba (casi) todo con su instantaneidad y auto-deglución.
En esta película se ven claramente cuales serían las líneas maestras de Almodóvar hasta nuestros días. Y entonces era Cecilia Roth como luego sería Carmen Maura y ahora la más aseadita P. Cruz. Y entonces era Imanol Arias como luego sería Banderas de nuestras desdichas y ahora... bueno, ahora ya es incapaz de dirigir a un actor, y además Bardem se ha largado, conque...
Total, que nos queda esta divertidísima comedia (de carcajada auténtica) de enredo, de enorme imaginación e irreverencia y con un trasfondo inmejorable para asaltar la mojigatería de lo castizo y darle la vuelta, como en las mejores zarzuelas.
Después, Almodóvar ya no ha sido el mismo. Pero esa también es otra historia.
Saludos movidos.
4 comentarios:
Gran ganga, gran ganga, soy de Teheraán...
Lo de Almodovar es un caso curioso, pero murió su cine como murió la Movida. El cine postmovida de Almodovar es otra cosa distinta y viendolo junto no parecen hechas por la misma mano. Si tengo que elegir del primer Almodovar me quedo con Entre tinieblas (que me parece tan irreverente) y ¿Qué he hecho yo...? que es el auténtico resumen del Almodovar militante. Del post Almodovar, ya hablaremos. Saludos.
El "post-Almodóvar", como tú dices lo veo más que como director de cine un diseñador de actualidad, con sus maniquíes bien formaditas en la pasarela. Y eso no deja de producirme inquietud, la verdad. Porque soy de los que creo que hay más talento debajo de tanto cardado.
Confieso que también prefiero el primer Almodovar: sin duda más tosco, pero precisamente me gustaba, por hacer esas salvajadas de pelis, sin complejos y sin ganas de ganarse la bendición de las altas instancias culturales (p.e.: yo no digo que el baile final coreografiado por Pina bausch en "Hable con ella" no sea bonito, pero queda como un "pegote" para prestigiar la película, más que como algo conjuntado con la trama).
Aunque he de añadir que con "Volver" he disfrutado con una peli suya como no lo hacía hace años... será por el regreso de Carmen Maura? o por Penélope Cruz haciendo de jugosa "popolana" en vez de insuslsa "top-model"? Tal vez porque también hecho de menos los pedos que se tiraba mi madre q.e.p.d.
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