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martes, 28 de enero de 2025

Supertrump


 

Veamos THE APPRENTICE en sus dos vertientes claramente expuestas. Por un lado, el retrato casi bufonesco de Trump; su ascenso a hombros de un tipo inmoral y pagado de sí mismo como Roy Cohn, que bien podría ser la forja de un tipo con una ambición inversamente proporcional a sus escrúpulos. Por el otro, habría sido más interesante hurgar en las muchas heridas abiertas. La psicopatía indisimulada, la misantropía por encima incluso del machismo o el clasismo; porque había un relato de terror nauseabundo en esa sinfonía de despachos, apretones de manos y pinzas en la nariz. Trump es a día de hoy, y por segunda vez, presidente de Yanquilandia, lo que podría ser un reflejo (todo lo deformado que quieran, pero reflejo) de la sociedad que lo ha votado. La herida infligida por Ali Abbasi, al que se le nota incómodo navegando por fórmulas encorsetadas, es mínima, y tanto hubiera dado haber ido hacia una ficción, posiblemente encubierta, pero más corrosiva. De hecho, ni siquiera funciona en lo formal, gastando toda la munición de gags anaeróbicos en lemas y mantras, que acaban por agotar al más pintado, mientras que la selección musical es tan obvia que parece una playlist preparada por un algoritmo de Spotify ¿Por qué no es un desastre? Por algunos destellos, no muchos, a cargo de Sebastian Stan y Jeremy Strong, cuyas dentelladas visuales y verbales tendrían que haber copado todo el metraje de una cinta que no es tan grande como debería. Quizá su protagonista no es tan grande como él cree, quién sabe...
Saludos.

sábado, 18 de enero de 2025

More emo than an emo


 

Terminar una película con el "Drácula ye-ye" de Andrés Pajares es suficiente argumento para ponderar cualquier cosa que suceda en ella. Lo digo porque VAMPIRE HUMANISTE CHERCHE SUICIDAIRE CONSENTANT es canadiense, y hasta donde sabemos este gesto coloca a su directora alineada con el frikismo musical de, por ejemplo, un Tarantino. No solo ello, sino también la saludable sorna con la que se nos cuenta la difícil tesitura de Sasha, una joven vampira de 68 años que se niega a morder a nadie, porque su postura es respetar la vida ajena, aunque suponga su alimento. Todo ello ante la incomprensión de su familia, que piensa que sólo es una fase tonta de juventud, y que Sasha mantendrá intacta la tradición familiar en cuanto muerda un buen cuello. Un poco a caballo de la melancolía de DÉJAME ENTRAR y la comedia desaforada de LO QUE HACEMOS EN LAS SOMBRAS, la película, aun con sus altibajos y problemas de ritmo, es una curiosidad de esas que se celebran por su concisión y falta de prejuicios, con un trasfondo muy interesante como retrato generacional y sin renunciar a cierta truculencia, lo que le valió una mención especial en el Sitges de 2023. Y todo ello hace que vuelva a preguntarme el porqué de que estas propuestas tengan una distribución tan pésima, hasta el punto de pasar completamente desapercibidas.
Es una película más de vampiros, pero también es mucho más que eso.
Saludos.

lunes, 13 de enero de 2025

Más fuerte que la muerte


 

Hace nada menos que 25 años, la actriz Carrie-Anne Moss, aupada al estrellato por MATRIX, protagonizaba la que me sigue pareciendo la muy mejor película de Christopher Nolan, MEMENTO, en la que era testigo de la terrible existencia del protagonista, aquejado de una extraña amnesia temporal. Un cuarto de siglo después, pareciera que a Moss la persiga dicho papel, aunque con unos matices que es mejor no desvelar. De hecho, todo secretismo es poco con DIE ALONE, última ganadora en la sección Midnight X-Treme de Sitges, donde sorprendió por la solidez de un guion tan preciso que solventa una gran cantidad de problemas técnicos, que desvela una producción modesta. Hay que tener paciencia con este film, que arranca como el enésimo apocalipsis zombi, y que arrastra un ritmo cansino y unos personajes bastante irritantes. Ni siquiera los zombis son especialmente impactantes, y la historia central va a trompicones, con un protagonista que busca a su novia, pero tiene una amnesia recurrente, que lo lleva de un lugar a otro sin acordarse de gran cosa al día siguiente. Es Carrie-Anne Moss, es una historia fragmentada por la condición del personaje central y es un tramo final magnífico, que parece otra película diferente, que no sólo dota de sentido a todo lo que antes parecía deslavazado, sino que nos regala uno de los finales más sentidos y emotivos de los últimos tiempos. Así que ahora, igual que entonces, la actriz canadiense da cartas de nobleza al cine de género, y eso es una magnífica noticia para los aficionados.
Saludos.

domingo, 29 de diciembre de 2024

Rincón del freak #628: Manantial de sangre, doncellas heladas


 

A menudo me veo obligado a advertir que esta sección dominical, tan cara a mi personalidad cinéfila, no tiene por qué estar compuesta únicamente por films de escasa calidad, y sí por rarezas inclasificables, trabajos que salen de la normalización imperante y reivindican libertades estimulantes, pero también incomprendidas. Contra todo pronóstico, afirmo que BLACK CHRISTMAS es una de las mejores películas de terror de todos los tiempos; y también una de las más imprevisibles, seguro que por lo influyente de un discurso que se desparrama a lo largo de 50 años de producciones que no han hecho más que beber de un trabajo que necesita ser reivindicado urgentemente. Y es que estamos en 1974, y Bob Clark venía de dirigir un film de terror con ramalazos de comedia y un insólito drama transgénero... ¿? Aunque fue con DEAD OF NIGHT, una historia de ¿vampirismo psicológico?, que apuntaba como un director más que interesante. Aún más extraño es ver la deriva de Clark en sus últimos veinte años de carrera, hasta su fallecimiento en 2007, alternando comedias basurescas protagonizadas por perros, bebés y otras cosas que es mejor no mencionar, pero que parecía inevitable tras lograr sus únicos éxitos comerciales con aquellas barrabasadas tituladas PORKY'S ¿Cómo surge entonces una joya como BLACK CHRISTMAS? Hablamos de un slasher antes del slasher, de un film rodado en Canadá pero que entiende a la perfección los códigos del giallo italiano; una película terrorífica sin mostrar sangre, ni muertes escabrosas o asesinos horripilantes. A Clark le basta con situarnos en una residencia para jovencitas en plenas navidades, donde se empiezan a recibir perturbadoras llamadas (créanme, muy perturbadoras) y desaparece una chica de manera extraña, lo que hace saltar las alarmas, aunque esto siempre ocurre en un crescendo muy bien hilado, que aúna coherencia en el relato y una extrañeza que se va apoderando de toda la narración, que se encamina hacia una pesadilla sin explicación lógica. Y me acordé inmediatamente de Ti West, que debe haberla visto y estudiado concienzudamente; aquí veo sus resortes, su querencia por lo anticlimático, las interpretaciones naturalistas o la importancia de que el sonido identifique un estado de ánimo que involucra al espectador. La sensación es la de cualquier slasher mediocre pero al revés, como si Clark, sin referentes claros, tuviese que crear un mosaico cuyas piezas luego hemos visto tantas veces. 
En mi opinión, un hito del terror y cómo entenderlo, sin nada de "elevado", pero evitando lo chabacano y lo obvio. Para ver en bucle todos los años por estas fechas. Y entre otras cosas, también para dar el último adiós a la actriz Olivia Hussey.
Saludos.

jueves, 21 de noviembre de 2024

La ciencia del sueño


 

Podríamos definir a Anthony Scott Burns como un Cronenberg más asustadizo, un Winding Refn con menos fondo de armario, o un Craven no tan juguetón. Términos éstos que definen el corpus de la sorprendente COME TRUE, que dividió al jurado de Sitges'20, en posiblemente uno de los certámenes de menor calidad, y que coronó (no había otra) a Brandon, hijo de David. Canadiense también, Scott Burns logra sortear las trampas estéticas de su propuesta retro-synth-fluorescente, para agarrarse con convicción a su idea central, que sin ser tramposa, el hecho de no asomar hasta los últimos (y magníficos) quince minutos, es motivo de irritación comprensible. Lo divertido de este film que (aparentemente) indaga en los problemas de sueño de Sarah, es abrirse con un correcto relato generacional, con esta chica durmiendo fuera de casa y peleada con su madre. Inmediatamente, nos vamos hasta una institución que realiza investigaciones sobre el sueño, y Sarah ve la posibilidad de dormir en un sitio confortable y ganar algún dinero. El problema se inicia cuando descubrimos que esos experimentos llegan al límite de "corporeizar" como imágenes los sueños, y en el caso de Sarah llegan a un punto terrorífico. Y aquí hay que detenerse, omitir todo lo que viene después, hasta ese final que necesita ser interpretado, y que me pareció bastante más valiente de lo que estamos acostumbrados a ver en la turba sin final de pequeñas producciones. Desde luego fue de lo mejorcito de aquella mediocre edición pandémica, y nos hace albergar esperanzas sobre un cineasta al que le haría falta algo más de presupuesto, porque imaginación al menos no escatima.
Mezcla LA JETÉE con VIDEODROME y NEON DEMON, agítese a medianoche, y ya estaría...
Saludos.

sábado, 9 de noviembre de 2024

Como si no hubiera estado


 

Todas las buenas intenciones contenidas en la película de ayer se diluyen en SHE NEVER DIED, innecesaria e indefendible secuela, que ni tiene nada que ver, ni logra encadenar algo parecido a una especie de saga. Lo digo porque como concepto, uno puede relamerse pensando en héroes bíblicos inmortales, que se muestran como antropófagos insaciables de moral relajada. Esta pequeña producción canadiense es eso, una peliculita con alguna idea interesante, pero incapaz de superar su estrecha circunstancia. La misma película pero sin Henry Rollins, con una dirección aún más amateur, y una historia tirando a aburrida, en la que se nos hace creer que las red rooms están ahí mismo, y que cualquiera puede entrar sin problemas, mientras un señor bastante cascado por la edad es presentado como el policía que va a desmantelar esa red. Película chapucera, con la que se debería dar por cerrada esta historia de altos vuelos y nulos medios.
Saludos.

domingo, 20 de octubre de 2024

Rincón del freak #618: Viólame sin que se note


LESLIE, MY NAME IS EVIL es una película que parte de una idea interesante, pero está tan mal contada, interpretada y ejecutada, que parece una especie de broma privada para gastarle a Tarantino justo antes de reinventar todo el mito de Charles Manson. Esto va de eso, del juicio a Manson y su séquito de jóvenes asesinas, mientras hay un intento de construir al personaje central, esta Leslie devenida en Lulu, al tiempo que nos presentan a un joven integrante del jurado, atrapado en una familia ultraconservadora y una novia que trasciende la beatitud, y que cae rendido ante las provocaciones de estas acusadas. La película, insisto, es una de esas producciones de muy bajo perfil, que sin embargo en Canadá se suelen tomar en serio, poniendo en manos de profesionales solventes presupuestos reducidos. Reginald Harkema demuestra que lo suyo no es la dirección, porque brilló como guionista en la estupenda HARD CORE LOGO, pero aquí es incapaz de superar un cartón piedra vergonzoso, otorgando cartas de solemnidad a esos modestos telefilms de hace cuarenta o cincuenta años, donde hablar de "pequeño celuloide" se hace imprescindible y hasta necesario. No hay más que echar un vistazo al actor elegido para hacer de Manson, porque abrir mucho los ojos no es suficiente...
Terrible.
Saludos.

domingo, 6 de octubre de 2024

Rincón del freak #616: Dimensión atroz favorecida por fluidos adulterados


Hay una lista, en realidad muchas, a las que no suelo prestar mucha atención, pero siempre están ahí, incluso para volver un día de esos idiotas, en los que desearías practicar el incógnito con los muebles de tu casa, pero ese entorno no hace más que volverse hostil e irritante. Entre un Earl Grey con bizcochitos, ceniceros que guardan minutos inútiles y aceptables imágenes de anuncios de contables, se comete el error de mirar en la dirección equivocada, sólo para descubrir cosas a las que probablemente sólo te hayas acercado tú en lo que va de año. No es cine, ni televisión, sino una "producción", en la que hay gente haciendo cosas para seguidamente marcharse a casa con un cheque mejor que otros. Nadie sabe qué diablos logra levantar estas bazofias sin pies ni cabeza, pero ojo: en QUEEN'S MESSENGER salía Christoph Waltz haciendo de malo ridículo con acento raro, varios años antes de que a uno que todos sabemos se le ocurriera que podría ser un magnífico actor. Esto se hace patente en esta basura infecta sin pies ni cabeza, donde es capaz de actuar con cierta dignidad, que iene un mérito incalculable. El mismo que me atribuyo por ser capaz de asistir a horrores dominicales como éste...
Saludos.

viernes, 19 de julio de 2024

Sábado 14


 

Reconozco que la premisa argumental de IN A VIOLENT NATURE debe ser una de las que he encontrado más fascinantes y estimulantes, al menos en cuanto a estrenos recientes. El slasher es un subgénero que me suscita una gran curiosidad, pero cuya precariedad intrínseca (diría que incluso aceptada) me pone de mala hostia, por culpa del infantilismo implícito en la mayoría de estas producciones. Lo que supuestamente propone Chris Nash en su ópera prima, debería ser una vuelta de tuerca de 180 grados, para situarnos justo en el punto de vista del asesino, el monstruo, que es sistemáticamente relegado a un ente que aparece solamente para rebanar pescuezos y hacer gritar a señoritas sin sostén. El dictamen final es el de un quiero pero "no puedo del todo", que ya es mucho viniendo de donde venimos, y le perdonaremos los recursos provenientes del cine independiente, aunque aclaro que no he visto al pesado de Malick por ninguna parte, y sí al Gus van Sant de ELEPHANT, pero sobre todo (permítaseme el guiño cultureta) las incursiones de personajes en la naturaleza del filipino Lav Diaz, que me han parecido mucho más interesantes que las, por otra parte, imaginativas muertes de rigor. Hay atisbos, mínimos, de un impulso metafísico, dejándonos a solas con esa "bestia sobrenatural", en lo que parece un destello de humanidad, y creo que por ahí debería haber ido el corpus de este film, que es muy interesante y se ve con esa cuota de sorpresa tan difícil de encontrar en el cine de género actual. 
Bien en líneas generales, porque se puede ver, e incluso tiene un par de escenas verdaderamente bien rodadas, pero me interesa mucho más saber si se abre aquí una posible deriva que nos alivie de tanto producto precocinado.
Saludos.

domingo, 25 de febrero de 2024

Rincón del freak #587: La tentación de la carestía


 

Una regla no escrita nos viene a indicar la tendencia de los directores noveles por refugiarse en el género, sea éste el que sea, con la esperanza de que el dispositivo funcione a los ojos de un público ya predispuesto a encontrar algún estímulo o variante por sí mismo. Esto es así en el caso de MY ANIMAL, presentada en Noves Visions, que parte de una premisa interesante, e incluso su factura técnica tiene cierto empaque, pero que nunca logre imponer un discurso adecuado e inteligible, perdiéndose en la maldita corrección inclusiva, y deviene en un batiburrillo demasiado inocentón. O no sé qué opinarán ustedes de una joven que debe lidiar con la maldición de convertirse en lobo con la luna llena, mientras encuentra el amor con una patinadora recién llegada al aburrido pueblo canadiense donde vive. Demasiadas cosas para un ritmo exasperante, que quiere ser trascendente y sólo es somnífero; en mi opinión habría dado para una comedia surreal, pero no hay risas aquí, tan sólo un debut con algunas ideas interesantes, pero prácticamente nada más.
Saludos.

domingo, 7 de enero de 2024

Rincón del freak #580: Peripatéticos, asmáticos, afásicos

 


Lo que le faltaba a un género tan trillado como el de los zombis era una sin zombis... Y así es, creo yo, en una película desganada y a regañadientes como WINTERTIDE, donde parece importar más saber qué diablos hace su protagonista, que se dedica a ir por ahí en coche en una ciudad en permanente nevada. De pronto aparece uno de estos "infectados", siempre con un preceptivo anorak, que luego descubriremos que no dan bocados ni nada, sino que te dan un beso de tornillo mientras aspiran, como haciéndote el boca a boca, dejándote luego entre exhausto, atontado y tendente al grunge o el shoegaze. Eso sí, la muchacha se beneficia todo lo que se menea, sea de un bando u otro, y hasta a un señor que le echa una mano desatascando el coche de la nieve. Que digo yo, que para eso mejor no poner lo de los zombis, que no pintan nada, y haberse centrado en el apetito sexual desbocado de una chica con pinta de mosquita muerta. Eso y saber de quién es la idea de poner un jacuzzi nudista mixto en un pueblito perdido de Canadá. Para felicitarle, nada más...
Bostezo dominical asegurado.
Saludos.

domingo, 31 de diciembre de 2023

Rincón del freak #579: Los gatos no tienen pies, pero...


 

Se acabó este año. Un año de mierda. Y lo vamos a rematar con una película de mierda. Mucho se ha hablado en este curso de SKINAMARINK, una paja mental con la indecencia de revestirse de cine experimental sin un solo dato original para afirmarlo. Una colección de desenfoques absurdos, con un grano impostado (la única justificación de que sea 1995), susurros inaudibles y la certeza de que la inquietud siempre ha de provenir de la extrañeza, no de lo estrambótico. La idea, sin embargo, es válida en la teoría: dos niños se despiertan en mitad de la noche y descubren que sus padres no están y que han desaparecido las puertas y ventanas. Ya digo, la premisa argumental da para un desarrollo acorde a un terror atmosférico, que te mantenga sin saber qué va a pasar en el siguiente fotograma, pero es tal la planicie de ideas que lo único que se me ocurre es lo que en realidad ha pasado. SKINAMARINK no pasaba de ser un proyectito de estudiante pasadete de ojana, pero algún listo la metió de rondón en una web de descargas piratas, y lo que hubiese sido un oscuro manchurrón para gafapastas de manualacabó como el hype más extraño e improbable de los últimos ytantos años. De verdad que me gustaría defenderla de alguna manera, pero desde ya auguro que el señor Ball sólo tiene dos caminos a seguir: hacer una igual que ésta, pero con personajes tangibles, y por tanto aún peor. O, lo más probable, que es fichar por una productora de aquella manera como "gran esperanza blanca" del fantaterror blue collar, arruinándolos al adaptar un videojuego macarril a base de sombras chinescas... Se admiten apuestas.
No la vean.
Saludos.

lunes, 18 de diciembre de 2023

Más allá de la motivación


 

Afirmaríamos que LES CHAMBRES ROUGES es la mejor película exhibida este año en Sitges, de no mediar la necesidad de volver al terror canónico y, de alguna manera, reconocible. Es todo lo que no se puede decir de este inclasificable y por momentos desconcertante descenso a los rincones de la mente humana. Lo que plantea Pascal Plante es caminar sobre un hilo, desfilar entre lo ridículo y lo sublime, para dejarnos totalmente indefensos ante un terreno terrorífico por desconocido, inquietante porque, de alguna manera, sabemos que existe, y preferimos no saberlo. Estructurada con inteligencia como si de un código cerrado se tratara, LAS HABITACIONES ROJAS nos lleva hasta el juicio a Ludovic Chevalier, un supuesto monstruo, acusado de secuestrar y asesinar cruelmente a tres adolescentes, y después difundir las grabaciones de estos actos en la dark web, en profundos y terribles sitios conocidos como "las habitaciones rojas", donde se puede llegar a subastar lo inimaginable. La protagonista, sin embargo, es Kelly-Anne (prodigiosa Juliette Gariépy). Misteriosa, hermética, solitaria, alterna su trabajo de modelo con otro, el de jugadora de póker en línea; y cada vez que se abre una vista sobre Chevalier asiste puntualmente, llegando a dormir a la intemperie para no perdérselo en directo. El punto fuerte es la ambigüedad de este personaje, que nos hace dudar de su naturaleza e intenciones, siendo su opacidad un aliado para no derrumbar el descomunal desenlace, uno de los mejores de los últimos años, y que me hizo recordar alguno de los primeros trabajos de su compatriota Denis Villeneuve, de quien Plante recoge su gusto por no tomar partido por sus personajes, dejando que sea el espectador quien decida, con la promesa de ese giro absolutamente inesperado, y que aquí no sólo no es tramposo, sino que además juguetea con los límites de la moral. 
Más que terrorífica, es desarmante. No la vean si siempre quieren llevar razón en todo, están avisados...
Saludos.

domingo, 12 de noviembre de 2023

Rincón del freak #572: Prescindir del guion como tabla de salvación


 

Me parece muy curioso el caso de SILENT HILL, la película, que se rodó un poco a regañadientes, cuando ninguna productora importante quería hacerse cargo de uno de los videojuegos más exitosos y rompedores de la historia. El motivo parece claro, porque desarrollar la historia allí contenida es casi imposible en un solo largometraje, y recrear su insana atmósfera, una quimera para el público estadounidense, acostumbrado a un terror más "normativo". Sin embargo, Sony Pictures contacta con Konami, e idea una improbable coproducción, con equipo franco-canadiense, pero con estrellas de Hollywood, como Radha Mitchell, Laurie Holden o Sean Bean. El resultado fue una película extrañísima, ni siquiera mala, como el corpus de un videojuego trasplantado a una maquinaria cinematográfica. La sensación principal es la de una aventura gráfica "con personas", salvando las diferencias, algo así como TRON o mucha de la fantasía japonesa de principios de los dosmil. Pero lo más destacable es el absoluto desdén por elaborar un mínimo guion, algo decente y comprensible. Porque: mi hija tiene pesadillas, sueña con un sitio que se llama Silent Hill; la seguridad social no me comprende, así que me llevo a mi hija (la rapto, más bien) a Silent Hill, que es un sitio de pesadilla, pero que allí seguro que se cura. Por el camino, me escapo de una agente motorizada y derrapo después de imitar a Carlos Sáinz Sr. Mi hija, por su puesto, se pierde, así que me meto en el pueblo fantasma con sólo una rebequita de punto... ¿qué puede salir mal? En un momento dado, la mujer policía, que es un poco loca del coño también (dios las cría) pierde toda esperanza de volver, porque el camino se ha derrumbado literalmente. Pocas escenas después, el padre de la niña y agraviado por su madre, acompañado de un inspector, llega a Silent Hill... en coche... ????... A eso le llamo yo tener los huevos morenos...
Seguro que a los gamers de entonces les encantó. Yo, sin que me parezca un horror, pude acabarme las dos horas.
Saludos.

viernes, 22 de septiembre de 2023

Películas para desengancharse #119


 

Comprometer el cuerpo entero de una película a una decisión formal, no ya es que se encamine irremediablemente a la pedantería, sino que puede desvirtuar cualquier acierto, al mismo tiempo que resalta los defectos gratuitamente. El caso de LA GUERRE DU FEU es paradigmático, porque nos situaba hace 80.000 años, ante una humanidad en sus albores, con la preservación del fuego como necesidad ineludible. Cierto es que el film provenía de una novela de principios del siglo pasado, pero en esta narración sin palabras (reto que su director volvería a retomar algunos años después), la línea entre lo trascendente y lo directamente ridículo es casi imperceptible, y se apoya en una dirección de actores basada en el subrayado de la fisicidad. A destacar el trabajo de Ron Perlman, Everett McGill y una Rae Dawn Chong que se dio a conocer precisamente con este título, tan mítico como desafiante, y cuyo atrevimiento no he vuelto a ver en pantallapor mucho que ahora los mamuts no sean de cartón piedra...
Sigue siendo una experiencia genuinamente fílmica, y aunque se hace un poco pesada una vez hemos acostumbrado nuestra retina a ese pretérito, merece la pena aceptar ese todo o nada.
Saludos.

jueves, 21 de septiembre de 2023

Puños fuera


 
Ya es raro encontrarse con un biopic sobre boxeo que parezca otra cosa, un descafeinado cruce entre un thriller gangsteril, una historia de redención beatífica o una nota a pie de página en una biografía para nada entendida para abordarla. PHANTOM PUNCH es eso, un telefilm barato pero con ínfulas de otros títulos más entonados, aparte de una narración torpe y desganada, sin nada que contar sobre la apasionante figura de Sonny Liston, que fue el mejor boxeador de la Historia, hasta la llegada de un inabordable Cassius Clay, que le destronó para siempre y reabrió las heridas de un hombre hecho a sí mismo, encaramado a la cumbre pugilística tras una juventud marcada por su paso por la cárcel. Aparte, sin que yo me invente nada ¿Ving Rhames con cincuenta años interpretando a un chaval de casi veinte?... ¿De verdad?...
Saludos.

viernes, 28 de julio de 2023

Películas para desengancharse #113


 

Hoy día, no es aventurado afirmar que una de las señas más reconocibles del cine actual más corrosivo y crítico, al menos en su vertiente más desencantada, la encontramos en los primeros títulos de Denys Arcand, uno de los "irreductibles" del cine canadiense. Gran parte del nuevo cine rumano está ahí, con sus planos elaborados, personajes multidimensionales y multitud de capas metatextuales; también autores tan premiados como Ruben Östlund o Alexander Payne, que de diferente forma se han nutrido de sus demoledores informes sobre el estado de las cosas. En ese sentido, podría haber incluido otros títulos suyos más conocidos, pero me parece que JÉSUS DE MONTRÉAL contiene todos los ingredientes para que una "nueva audiencia" se desenganche de vicios propios y adquiridos. Con la excusa de una modesta obra de teatro, auspiciada por una parroquia en busca de atraer feligreses, uno de los más prometedores actores acepta el reto, a cambio de tener independencia creativa. El resultado es un fascinante ejemplo de vanguardia, que casi sin pretenderlo pone en solfa las miserias de la iglesia en particular y la sociedad  en general. Así, Arcand propone un vistazo a nuestra hipocresía de todos los días, encarnándola en un actor que, como un Jesucristo trasplantado a un tiempo que no entiende, rechaza las tentaciones de fama o riqueza, mientras aboga por la dignidad de sus compañeros y la integridad de la obra original. Puede ser una experiencia epatante, tanto como irritante, pero me atrevo a decir que no les dejará indiferente, tanto si ya la habían visto como si no.
Pujante y actual, merece la pena darle un vistazo.
Saludos.

jueves, 27 de abril de 2023

La broma infinita


 

Hay películas que son una pena. Lo son porque están lejos de ser una mala película, pero aun así son incapaces de erigirse sobre su propia circunstancia, engrosando las dudosas líneas de la pedantería. Algo así le ocurre a INFINITY POOL, última propuesta de Brandon Cronenberg, que se vuelve peor cuanto menos reconoce su falta de originalidad, o cuanto más evidentes son sus referencias. En mi opinión, y por contraponer a dos cineastas complementarios pero muy diferentes, en esta sosísima historia de identidades perdidas, hedonismo refrenado y crítica social chusca, sobrevuelan el último Kubrick y los trazos más gruesos de Ruben Östlund. De nuevo estamos ante un lugar indefinido, lo que evita problemas de concreción pero también resta verosimilitud a un relato que ya huele a chamusquina desde el primer impacto, que además llega demasiado pronto. En resumen, vemos a una "pareja bonita" de vacaciones en una isla (adecuadamente) ficticia; allí conocen a otra pareja, hay un pequeño flirteo entre dos de ellos, se van de picnic y a la vuelta atropellan a un lugareño, lo que ya despierta mi mosqueo. Deciden ocultar el suceso, pero se topan con un sistema de justicia implacable, que les reserva un castigo tan curioso como irresistible, y que por supuesto me reservo contar aquí para no chafarles nada, aunque ya les digo que todo esto ocurre muy pronto. De repente, a Cronenberg sele olvida escribir, delinear, detallar, y se abandona a un puñado de imágenes impactantes, apoyado en la suculenta fotografía de Karim Hussain y las etéreas notas de Tim Hecker. Como una mezcla espídica de EYES WIDE SHOUT y FORCE MAJEURE, lo que el director canadiense quiere, tras su muy superior POSSESSOR, es sublimar a Kafka y Camus, pero sin el desconcierto del primero ni la demoledora elocuencia del segundo. Esta "piscina infinita" se queda a mitad de todo, de un terror más visual que sugerente, y de un discurso que personalmente me ha parecido básico e irrisorio, recordándome en sus peores momentos a un panfleto aleccionador y paternalista.
Evítenla si van con la idea de que van a ver algo muy original.
Saludos.

sábado, 10 de diciembre de 2022

De niña a mujer


 

13 años tenía Jodie Foster cuando rodó THE LITTLE GIRL WHO LIVES DOWN THE LANE , curiosa y reivindicable película canadiense, dirigida por el húngaro Nicolas Gessner, y que hoy día sería impensable ver, al menos con una actriz como Foster. Y no lo digo por la breve escena en la que sale completamente desnuda, que también, sino por el despliegue de facultades en un papel omnipresente y con multitud de aristas morales. El texto de Laird Koenig, adaptado por el propio autor americano, muy en la línea de un Eugene O'Neill macabrista, nos adentra en la singular vida de Rynn Jacobs, una niña que vive en un apartado caserón costero junto a su padre, escritor de poesía. El problema es que nadie ha visto al señor Jacobs desde hace varios meses, y la única que hace acto de presencia es la joven Rynn, una especie de niña-mujer, de pérfida inteligencia, y que se muestra casi como una ermitaña, al jactarse de no acudir a la escuela y educarse ella sola en su casa. En clara escritura teatral, varios personajes van interactuando en la trama, situada casi exclusivamente en la casa. Un hombre repulsivo (Martin Sheen), que desde el primer momento es mostrado como un depredador pederasta; la madre de éste, que desconfía de la historia enarbolada por la joven, al ser la arrendadora; un joven que arrastra una cojera, y que será el único ser con el que Rynn se abra honestamente, y el padre del mismo, un oficial de policía ingenuo y bonachón. La película se apoya en la tremenda interpretación de Foster, que construye un personaje inquietante, desafiante, inclasificable, y que parece disfrutar con cada paso dado para eludir a sus "molestos vecinos", aunque la realidad esconde algo aún más perverso e inquietante.
Un film extrañamente desconocido, con ese aire a american gothic tan atrayente, y que ponía ya en el disparadero a una actriz que desde entonces ha sido un nombre capital en el cine de todos los tiempos.
A descubrir.
Saludos.

viernes, 18 de noviembre de 2022

Crónicas del interior


 

Es extraña la sensación que deja CRIMES OF THE FUTURE, último film de David Cronenberg, y que parece anticipar el fin de una carrera tan larga como apasionante. Conscientemente, el director canadiense elige una de sus primeras obras para realizar una especie de "muestrario de posibilidades", como si de repente necesitara confesar cuáles han sido los motores de sus obsesiones narrativas. En un giro diabólico, no es una película fallida por lo que es en sí misma, sino por el lugar que ocupa. A menudo solicitamos indulgencia para esas "últimas obras", inferiores pero bienintencionadas, en las que atisbamos agotamiento, pero puede más el dictamen nostálgico. No he podido evitar pensar en uno de esos señores mayores que, a modo de holograma viviente, esconden sus años con ropajes y peinados que no se sienten como suyos, pero que siempre tendrá un defensor que invoque no sé qué del derecho a ir como uno quiera, sin pararse a pensar en la posibilidad de jugar limpio con uno mismo. CRIMES OF THE FUTURE no merece una crítica per se, y sí una mirada bondadosa, para no caer en la tentación de destrozar a un director que no lo merecería, básicamente porque es poseedor de una trayectoria tan influyente como inclasificable, y eso es mucho más importante que ponerme yo aquí a falsear con atributos que no van a volver jamás.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!