martes, 31 de mayo de 2011

Alumnos y maestros #2



En un giro que a mí me parece de lo más curioso y significativo, en relación a la blandita película que comenté aquí, un director de videoclips, a todas luces inferior al maestro Eastwood, debutó hace diez años con un sólido (rocoso) thriller policial que abundaba exactamente en la misma premisa, aunque con una querencia más oscura y pesimista. TRAINING DAY está repleta de luces y sombras; luces provenientes de una pareja protagonista excepcional y un guión trepidante, resuelto en apenas 24 horas, que da exactamente lo que promete, acción verosímil y un descenso a la mente de un policía corrupto hasta la médula. A lo mejor lo que choca y enfría las expectativas es tanto tremendismo; todo ocurre en el primer día de un agente (Ethan Hawke) que ha sido ascendido a la brigada de estupefacientes, donde conocerá a su experimentado y "especial" compañero, con métodos más propios de los delincuentes a los que se enfrenta que de un policía propiamente dicho. El arranque es prometedor, con Denzel Washington comiéndose la pantalla en cada frase, y deja al espectador con ganas de saber más, de saber a dónde va a desembocar tanta ambigüedad moral. Mientras Fuqua no se come demasiado la cabeza el asunto funciona, TRAINING DAY es un film entretenido y solvente; cuando se muestra ambicioso y quiere emular, por ejemplo, a De Palma o a Scorsese, se le ven las costuras y empiezas a no creerte casi nada de lo que ves, comenzando por la premisa fundamental del engranaje, que es la soterrada cuenta atrás que sostiene sobre su cabeza el agente Harris, de la que sólo nos enteraremos con el metraje muy avanzado. Curiosamente, esto sirve para darle empaque a su convencional historia de novatos y maestros, pero luego te preguntas: "Bueno, si este tipo es un zorro viejo, si se las sabe todas... ¿no podía haber apartado al novato durante ese día con un simple [Eh, chaval, vete a casa; tómate tu primer día libre, mañana nos vemos]?". Quiero decir, ¿cómo carajo va a perder el tiempo Harris con todo el rollo ese de la iniciación cuando sabe que está simple y llanamente sentenciado a muerte?... Es en esos resortes de guión donde TRAINING DAY se revela en toda su convencionalidad como vehículo de lucimiento de Washington y la aparta de títulos mayores; aun así, se trata de un espectáculo visual magnífico para una tarde sin mucho que hacer.
Saludos adiestrados.

Day to dat basis

lunes, 30 de mayo de 2011

Alumnos y maestros #1



Esta semana va a estar dedicada a una serie de films cuya razón de ser gira en torno a la relación alumno-maestro, muy a nuestra manera, sin imponernos trazas ni barreras, en algunos casos puede que incluso sorprenda. Se trata de reflejar cómo algunos directores han plasmado la inexperiencia y el aprendizaje, la obediencia, la resignación, la satisfacción una vez se han aceptado lo métodos (no siempre ortodoxos) del maestro (no siempre a gusto con su papel). Y para empezar, creo que nada mejor que hacerlo con uno de los directores que más ha ahondado en el tema de la transmisión de saberes y valores transgeneracionales; no son pocos los films de Clint Eastwood que giran en torno a ello (seguro que les vienen más de cinco a la cabeza), pero el más evidente fue THE ROOKIE, que es una de sus películas más flojitas ("alimenticias" es un término que me gusta más) pero que refleja perfectamente todo este asunto.
THE ROOKIE es una improbable mezcla de DIRTY HARRY, MILLION DOLLAR BABY y THE GAUNTLET; todo excesivamente al servicio de un actor tan discretito como Charlie Sheen, al que supongo que tito Clint quiso echar una mano para lanzar su errática carrera, algo que el tiempo se ha encargado de demostrar que es imposible, al menos en pantalla grande. Sí, hay algunas escenas de acción muy bien rodadas, un saludable sentido del humor (siempre proveniente del personaje de Eastwood) y un demostrado y solvente dominio de los tiempos. En cambio, sus dos horas se hacen larguísimas, hay demasiadas situaciones estiradas hasta el límite de lo concebible y, lo peor de todo, ese malo interpretado por Raúl Juliá no termino de ubicarlo, tiene pinta de hampón superpoderoso pero simplemente se dedica a robar coches, además en casi todos los golpes está él en persona, en vez de mandar a los secuaces... No sé; y encima su "mortífera ayudante" es aquel trasunto de actriz llamado Sonia Braga... En definitiva, un film demasiado convencional y demasiado apoyado en una catarata de guiños y tics mil veces vistos en una pantalla, lo que da una idea de que hasta los maestros se equivocan a veces... Ah, el rescate final protagonizado por Sheen en plan "Halcón Callejero" pertenece a los momentos de sonrojo cinéfilo absoluto.
Saludos para iniciados.

Absolute beginners

domingo, 29 de mayo de 2011

Rincón del freak #27: Ni borracho, oyes... ni orgasmado etílicamente...



Vean a la chica de la derecha, miren sus tetas, obsérvenlas... deléitense. No hay más, así que las mujeres heterosexuales pueden abstenerse tranquilamente de ver THE GRAVES.
... Ah, y aprovecho para darle mi enhorabuena a MM, culé de pro: Amigo, ayer disfruté viendo un partido de fútbol como no lo hacía desde el mundial... Vaya equipazo, dios del cielo...
Saludos que creo que son los que doy tras teclear menos desde que este blog abrió... Así están las cosas...

Papel+Analog

sábado, 28 de mayo de 2011

Sonotone cerebral



Puede que sea Mr. NOBODY uno de los títulos de los que más había oído hablar en foros cinéfilos de todo tipo y condición (es importante resaltar este dato), una especie de new big sensation transnacional con guión demencial, un importante reparto y el deseo de dar el zarpazo a la mediocridad que todos esperamos cada año en films de corte más o menos comercial. Dos horas y media después sólo queda una sensación, fuerte como un dedo pillado con una puerta; dos horas y media después te sientes, una vez más, simple y llanamente estafado. Y es curioso, Van Dormael debería ser el el nombre perfecto para toda esta parrafada que acabo de marcarme, son trece años sin rodar ningún largometraje, son dos films anteriores con ese gusto por la artesanía fina, y es una fuerte apuesta por darle a una gran producción su valor como obra original con sello de autor. Nada de eso puede encontrarse en Mr. NOBODY, un batiburrillo de ideas poco originales, excesivamente mezcladas (puede que para esconder las carencias literarias), con un tratamiento visual demasiado gratuito para tan poca cosa. Gratuidad puede ser la palabra que mejor defina Mr. NOBODY, una mezcla entre AMELIE, REQUIEM POR UN SUEÑO (juro que no lo digo por el protagonista), EL VIAJE DE CHIHIRO y hasta LA NARANJA MECÁNICA... En fin, al menos sus raspaduras menos trascendentes, sus transparencias y atrezzos; en algunos momentos, Van Dormael parece querer invocar a Chaplin... o más evidentemente a Tati, que no colocaba nada irrelevante en un encuadre, por eso era un maestro y Dormael un eterno aspirante. Ni siquiera me da lástima, ni siquiera me parece una buena oportunidad desaprovechada, como no me conmueve ni un poco, esta chorrada espaciotemporal grandilocuente, espesa y aburrida, donde todo, ante la incapacidad del ingenio renovable, se repite una y otra vez sólo para volver a quedarnos en el mismo punto. No me extiendo más, no merece la pena; sólo dos apreciaciones que a algunos de ustedes les sonarán si siguen con cierta asiduidad este blog: Si no tienes presupuesto para extras haz el favor de dejarte de rollos en plan MATRIX u ORIGEN y no pongas más clones digitales, sobre todo porque estás prostituyendo lo que tantos cinéfilos amamos. Pero, sobre todo, y es la 453ª vez que lo digo: ¡Dejen ya de poner accidentes de coche cuando todos sabemos que la narración ha llegado a un callejón sin salida! ¡Estoy hasta los cojones de los accidentes de coche en el cine, sobre todo si encima el coche se cae... SÍ, A UN PUTO RÍO!... ¡Y EL TIPO EMPIEZA A ECHAR BURBUJAS POR LA BOCA CON LOS OJOS ABIERTOS!... ¡HE VISTO ESO YA DOS MILLONES DE VECES, NO LO SOPORTO MÁS!...
Dios, qué agusto...
Saludos de un tipo que se acaba de quedar ronco...

Boy Void

viernes, 27 de mayo de 2011

Fantasmas



He leído unas cuantas críticas, de esas especializadas, de las que pagan, acerca de LA MUJER SIN PIANO, la segunda película de Javier Rebollo, y creo firmemente (bueno, puede que me equivoque, pero a mí no me pagan esto...) que nadie ha entendido nada de esta bella alegoría sobre dejar de ser nosotros, aún más, el derecho que tenemos a escaparnos de nosotros, ya que es imposible escapar de nuestro entorno, algo que el film explicita y reitera hasta la extenuación. Yo lo veo claro, en absoluto me parece una película críptica ¿Una película críptica con depilaciones brasileñas, costillas en adobo, la Estación Sur de autobuses y hasta un majestuoso bocata de calamares en ese templo al colesterol que es El Brillante? A veces nos las cogemos con papel de fumar, y algunos no se cogen ni la suya con tanto equívoco. En LA MUJER SIN PIANO, Carmen Machi (a la que le tendrían que haber dado algún premio en alguna parte) es la mujer de un taxista que un día, después de masturbarse con el aparato de depilación láser, descuelga un cuadro sin saber por qué y sin saber por qué lo esconde, y sin saber por qué se pone una peluca y una gabardina, y se monta en un autobús de línea, y quiere coger otro hacia... Y en la estación conocerá a un polaco porque sus móviles tienen la misma sintonía, y también a una puta; y se dará cuenta de que no se puede fumar en ningún lado, y beberá coñac como si esa noche fuese a suceder algo. No hay dilema, no hay chistes, no hay intriga; lo que Rebollo nos pone delante de nuestras narices es el hastío, la banalidad, la torpeza de lo cotidiano; a nosotros mismos, seguramente. Nos molesta vernos en un espejo en el que miran también otros, son preferibles dramones insolentes e imposibles, retruécanos de brillantez argumental para justificar tal o cual desembolso. Bien, tengan entonces ante ustedes el viaje de Ulises (ida y vuelta), o la universal historia de Don Quijote y Sancho; vayamos si lo prefieren a Abbott y Costello, o mejor al Gordo y el Flaco. Tomen cualquier gran clásico, algo que ya damos por aceptado, ahí estará también el nada extraño viaje de Rosa, quizá su fantasma, puede que una proyección astral que deja a su marido durmiendo y se funde con la madrugada madrileña... Incluso le da tiempo a tocar un poquito el piano...
Saludos sin fagot.

Golden spook

jueves, 26 de mayo de 2011

Destino y tragedia



He vuelto a ver CARLITO´S WAY; hacía casi veinte años que la había visto, justo cuando la estrenaron. Mi momento dulce cinéfilo. He hablado mucho de esta película, con mucha gente, con enorme respeto y admiración; y no sabía si el tiempo, la distancia, me habían jugado una mala pasada, así que he vuelto a verla y me he dado cuenta de que es aún mejor de como la recordaba. CARLITO´S WAY es un peliculón, lo que yo entiendo por eso; tiene intriga, humor, ritmo, tristeza, buenos diálogos, la interpretación más desgarradora de Al Pacino desde entonces (y casi de toda su carrera), un ramillete de secundarios impresionante y un desenlace que te deja clavado a donde quiera que estés sentado. Sí, porque Carlito, Carlito Brigante, renace desde la antigua Grecia para enfrentarse a su pasado, repleto de engaños y traiciones; ha cumplido cinco años en la cárcel y sólo sueña con reunir el dinero suficiente para largarse a las Bahamas y romper con todo, empezar de cero. La adaptación que David Koepp realiza de las dos monumentales novelas del juez Edwin Torres, permite a Brian de Palma imbricar inteligentemente a Carlito en la tela de araña que es todo su entorno; cree que puede escapar, nosotros mismos lo creemos, incluso cruza en su camino a su antiguo amor, les hará reconciliarse sólo para tener otro testigo de la caída final. Carlito está continuamente zarandeado, cree que puede controlarlo todo, pero está equivocado; su depravado abogado (tremendo Sean Penn) difumina la línea que separa a los criminales de quienes están al servicio de la ley; vuelven los viejos "colegas", que se venderán por venderle a él; los nuevos traficantes, que han oído hablar de Carlito Brigante mientras estaba en la cárcel y ahora quieren emularle. Pero no tiene que preocuparse, Carlito está limpio y seguirá estándolo, sólo le hace falta reunir 75 de los grandes y dará el saltoa su paraíso particular...
La virtud de las grandes películas está, casi siempre, en lograr llevar a su terreno a todo tipo de público; de Palma filmó su Gran Obra como un fresco desencantado y tristísimo, un canto del cisne repleto de poesía orgánica que contenía algunos guiños maravillosos a su adorado Hitchcock y una escena final, en la estación de tren, que ha pasado a la historia del cine y que precede a unos últimos minutos desoladores, con Carlito mirando un cartel publicitario y preguntándose por qué la vida tiene que ser tan cabrona. Si la ven, cosa que les recomiendo encarecidamente, no pulsen el stop en los créditos, sabrán lo que es la representación misma de la tristeza.
Punto y final de una obra maestra. Saludos.

Pollo podrío

miércoles, 25 de mayo de 2011

El arte:



Se me pide que hable aquí de una película de Straub/Huillet y yo respondo; para mí un placer, para otros, lo sé, un suplicio. El cine de estos dos creadores puros no replica la forma ya existente, y sin embargo... ¡qué tontería!, su cine ha dependido casi en su totalidad de obras ajenas. Pero, ojo, jamás explicando, nunca sucumbiendo al paisajismo credencial, dando... ¡dando! Con una generosidad sin límites, despreciando los márgenes, con una libertad aterradora por verdadera. UNE VISITE AU LOUVRE, filmada en 2004, es una revelación, y un tirón de orejas, y un orgasmo sensorial, y también un trozo de tiempo recobrado; los cineastas se apoyaron en la obra literaria de Joachim Gasquet que éste dedicó a Cézanne, y que ya les sirvió quince años antes para montar su particular "homenaje", si podemos llamarlo así, al genial pintor. A los habituales encuadres fijos, limpios en su rotundidad, añadamos esta vez unos textos realmente agresivos, capaces de reivindicar el movimiento por encima de la realidad de, por ejemplo, la decapitada "Victoria de Samotracia", para seguidamente arremeter sin piedad contra la pobreza discursiva de Ingres o despellejar sin piedad a la mítica "Muerte de Marat" y ensañarse con David, su autor. Esto le sirve a Straub para centrarse, casi sin contener el aliento, en Veronese y dos de sus más grandes obras maestras, la grandiosa "Las bodas de Caná" y la más contenida "Jesús en la casa de los Fariseos", al tiempo que emparenta al gran maestro con sendas obras de Giorgione y Murillo y desembocar en un arrebatado éxtasis (momento culmen del film) al intentar explicar con palabras el inabarcable "Paraíso" de Tintoretto, comparándolo con Beethoven o Platón. Como no podía ser de otra forma, el film enfrenta de manera desigual a Delacroix, considerándolo el más grande pintor francés, y a Courbet, bienintencionado pero torpe, talentoso pero tosco en su acepción de la naturaleza; aun así, uno de los momentos de mayor emoción y reconocimiento se encuentra en la sentida descripción de su tétrico "Entierro en Ornans" (sobre estas líneas); y ya finalmente salir(se) de las obras encerradas y dedicarse a la obra por excelencia, la naturaleza salvaje e indómita y su belleza sin códigos ni asideros.
En sus escasos 45 minutos, UNE VISITE AU LOUVRE, además de ser una celebración del arte en cualquiera de sus acepciones, supone un trallazo de inteligencia, un chorro de conocimiento generosamente donado por esta pareja de cineastas incomparables e irrepetibles. He aquí la verdadera radicalidad del cine en su máxima expresión.
Saludos expuestos.

Ave Mundi

martes, 24 de mayo de 2011

Ensayo sobre el merecimiento



No sé si hemos sido muchos o en realidad soy el único que demandaba una puesta al día de la tremebunda novela de Henry James que William Wyler adaptó en 1949 con el nombre de THE HEIRESS; no por ser ésta fallida, antes al contrario, pues se trata de una obra maestra, sino por el carácter adelantado a su tiempo de la obra literaria, que permitía un paso adelante en busca de su propia circunstancia inconformista y hasta revolucionaria, mirando siempre en esa dirección que James manejó magistralmente y que consiste en reventar los valores del sistema desde dentro. Así, la directora polaca Agnieszka Holland, habitual ayudante de Krzysztof Kieslowski, aceptó el reto de trasladarse a Norteamérica para acometer dicha adaptación, con la condición de trabajar con su propio equipo de profesionales. El resultado es tibio, retraído, con momentos sumamente brillantes, fundamentalmente en lo que se refiere a la exquisita y muy cuidada ambientación y, sobre todo, el trabajo de los actores, con una Jennifer Jason Leigh que redobla el grado de (per)turbación de Catherine Sloper, esa desdichada y poco agraciada solterona, sobreprotegida por su adinerado y estricto padre, un impresionante, como casi siempre, Albert Finney, que cae rendida ante los muchos encantos del joven y astuto Morris Towsend, que busca asimismo su ascensión social. Servido el conflicto de intereses, el padre le hará la vida imposible a su hija mientras ésta se enclaustra literalmente ante la imposibilidad de materializar su desmedido amor, mientras que el escaldado Towsend, aquel prometedor actor que fue Ben Chaplin, ha de aceptar su fracaso, no sin antes sincerarse tanto con el padre como con la hija, haciéndoles ver que en modo alguno son más virtuosos que él, sino que simplemente poseen una fortuna. WASHINGTON SQUARE habla de muchas cosas, del materialismo, de los deseos reprimidos, de rebeldía ante una sociedad asquerosamente puritana, de equívocos sentimentales... Puro Henry James, sin duda; y como apuntaba al principio de la reseña, el film de Holland intenta dar ese paso adelante, pero, una vez más, les remito a la obra maestra de Wyler, superior en la mayoría de aspectos.
Saludos en soltería.

I wish you love

lunes, 23 de mayo de 2011

Formatos no concretados



He reiterado en estas páginas el poco afecto que le tengo al formato televisivo; a lo mejor en un plan un poco intransigente, lo sé, pero siempre intento dar mis razones, como en este caso. Y en este caso, resulta que me atreví con un título que es carne de freaks, coleccionistas, mitómanos y otros majaras; me refiero a BATTLESTAR GALACTICA, una especie de hermana menor de Star Trek y Star Wars, que tuvo una exitosa serie televisiva hace muchos años y que periódicamente es agredida como lo son todas las franquicias. Por ejemplo la llamada THE PLAN, que es la que nos ocupa hoy, un extenso episodio piloto sin mucho sentido, puesto que todo el mundo se conoce de pe a pa lo de la interminable guerra entre los humanos y los Cylons, que son esos extraños robots con la lucecilla en el casco y que sólo aspiran a conquistarlo todo... hasta Teruel. Dirige Edward James Olmos, conocido de la afición por su papel en BLADE RUNNER y posterior éxito en Miami Vice, y parece que el proyecto le viene demasiado grande; la gran virtud, por ejemplo, de George Lucas fue su capacidad para sintetizar una epopeya galáctica en unos cuantos personajes perfectamente reconocibles, mientras que esta BATTLESTAR GALACTICA, pese a contar con algunos momentos interesantes (si soy sincero, los que aparece en pantalla el gran Dean Stockwell como un malvado Cylon que no para de realizar cuestiones filosóficas), la verdad es que todo se desarrolla de manera previsible y sin muchas ganas de intentar algo nuevo, acorde a los costurones de guión que delatan su carácter, como adelantaba al principio, meramente televisivo. No es que disfrute dándole caña a este formato, pero es una lástima comprobar cómo ideas de las que pueden surgir productos novedosos (aunque no sea tampoco éste el caso) se quedan en un aburrido convencionalismo del que apenas surgen pequeños balbuceos, detalles casi imperceptibles.
Saludos intergalácticos.

Ignore the machine

domingo, 22 de mayo de 2011

Rincón del freak #26: La esquina donde el viento da la vuelta (O sea: lo último de lo último)



Hablamos hoy de una película difícil de entender, de explicar; no sólo un fracaso comercial y artístico, sino un pifiazo que se veía venir antes incluso de rodarse y que normalmente las productoras ponen en manos de directores sin mucho caché. Lo que no se comprende de THE LAST AIRBENDER es la firme decisión con la que se ha articulado lo que se ha vendido como "La Gran Saga Cinematográfica", y sin embargo no es más que un torpe refrito de multitud de producciones similares. Supongo que M. Night Shyamalan, acostumbrado a los guiones ingeniosos, con múltiples virajes y sorpresas narrativas, con su habitual mesura y sus montajes pausados, se dijo un día que podría con una fantasía épica, que su gran habilidad le iba a permitir romper los férreos esquemas del género, indagar con su cámara detallista en esos compartimentos que suelen quedar olvidados en favor del fuego de artificio. Es sólo una suposición, un agarradero para intentar entender este cúmulo de despropósitos acerca de unos que son buenos y otros que son malos, y hay unos que dominan el fuego y otros que dominan el agua y otros que dominan la tierra y otros que dominan el aire, sin el cual acabo de quedarme... En fin, sé que parece difícil creer que esto no tenga ni una pizca de validez fílmica, pero es que Shyamalan se olvida de que si no hay trascendencia al menos debe cundir el bendito entretenimiento, pero THE LAST AIRBENDER es taaaaaan aburrida, tan tontuela, con tan poca chicha, que cuando empiezan a salir monjes tibetanos pegando saltos y soltando rayos y centellas hace ya tiempo que estamos mirando a quien quiera que tengamos al lado, encogidos de hombros y con esa expresión facial que viene a decir: "¿Pero esto qué diantres es?"... Sí, un fiasco de proporciones impredecibles, que fue de cabeza a los razzies y que, a menos que lo subsane de inmediato, puede ser la tumba profesional de su autor.
Saludos elementales.

We want the airwaves

sábado, 21 de mayo de 2011

Bombillas de magnesio



Joe Pesci es uno de esos eternos secundarios que llenan la pantalla con su mera presencia, un actor de carácter de formas y modos rotundos y que, curiosamente, probablemente a causa de su encasillamiento, no ha tenido papeles protagonistas de relevancia. Sin embargo, hace casi veinte años, el guionista Howard Franklin decidió llevar a la pantalla las escabrosas peripecias del fotógrafo Arthur Fellig, más conocido con el sobrenombre de Weegee. Así, en THE PUBLIC EYE, Joe Pesci carga con todo el peso de este excelente film encarnando al fotógrafo Leon Bernstein, una especie de prestidigitador que tiene la extraña habilidad de llegar a la escena del crimen antes incluso que la policía, capturando imágenes absolutamente insólitas e impactantes. La historia de este fotógrafo es completamente real, y aquí se sazona debidamente con un apasionante desvío hacia el cine negro clásico cuando entra en escena una misteriosa y atractiva mujer (excelente Barbara Hershey) que pide ayuda a Bernstein, ya que la mafia la ha cercado a causa de las deudas contraídas por su marido. Así, el gran "Benzi", admirado y respetado por todo el mundo, aunque normalmente repudiado por las mujeres a causa de su "particular" físico, se enfrentará a los causantes de sus impactantes fotografías, sin saber exactamente a dónde va a llevarle este ingreso en la oscuridad de los bajos fondos de New York. THE PUBLIC EYE supone una interesante vuelta de tuerca en el trillado género gangsteril y un trepidante thriller de trasfondo trágico y casi patético; mención aparte merecen las fabulosas interpretaciones, con un Joe Pesci estelar, irreconocible, demostrando su talento que casi siempre estuvo en segundo plano y aquí brilla con la misma intensidad que las bombillas de magnesio que "Benzi" guardaba en su coche, que era prácticamente un hogar itinerante, siempre en la misma dirección que el crimen. Rescátenla si tienen oportunidad, merece la pena.
Saludos en flash.

Gentlemen take Polaroids

viernes, 20 de mayo de 2011

Si se te cae la pastilla de jabón...



Anda que no tenía yo ganas de hincarle el diente (véase foto) a FIGHT CLUB, probablemente la película más sobrevalorada de la historia general y de la personal de un director cada vez más sobredimensionado, cual Ridley Scott relevado, superado y enterrado; y sin embargo... Sin embargo, a Scott le vemos venir, es de la familia, pero FIGHT CLUB es un engañabobos, una detonación controlada en lata con algunas ínfulas antisistema ¿? nihilistas ¿? o anarquistas ¿? Lo que, a poco que uno haya revisado someramente filmografías como las de Jean Marie Straub/Danielle Huillet, Chris Marker, Philippe Garrel o, por supuesto, Godard (curioso. Todos franceses, por algo será), finalmente resulta poco más que un juego, un efecto audiovisual que quizá tenga sus propias intenciones, no lo dudo, pero que me parece evidente que se enclava en el ahogo propio de los trabajos que provienen directamente del corazón de la industria; ojo, que dios (o quien sea) me libre de abominar de la industria, que tantas obras capitales ha producido para el disfrute cinéfilo, el problema aquí no es de fondo sino de forma, porque Fincher, alucinado por los modos de pseudogurú de la prosa de Palahniuk, es incapaz de "crear" una forma, sino que se sirve de no ya lo ya existente, sino, aún peor, lo imperante en ese preciso momento. Para mitigar su asfixia intelectual, el supuesto relato decadente necesita de localizaciones lúgubres, lugares casi inhabitables donde unos sorprendentemente musculosos personajes efectúan los pertinentes pasos de ballet teledirigidos (la industria otra vez), mientras la fémina de rigor observa con mirada lánguida cómo los caballeros se despiezan en pos de la nada... ¿la nada? Teniendo en cuenta que ni siquiera Samuel Beckett logró filmar la nada, que su genio literario se rindió finalmente ante la necesidad humana de rellenar siempre el vacío, que una mera teen movie protagonizada por Brad Pitt pretenda atribuirse algún mérito en tanto que ¿canto generacional insatisfecho? ¿vahído desganado contracultural? ¿o quizá incapacidad crónica para el ensalmo intelectual?, es algo que ya, a estas alturas y con lo que está lloviendo ahí fuera, me produce algo muy parecido a la risilla de compadreo.
Me hubiese gustado hablar de la película como película, pero es algo que haré únicamente cuando su enfervorizada legión de seguidores deje a un lado la militancia y entone cierto discurso crítico. Bueno, y cuando vean alguna película de Straub y Huillet, claro...
Saludos sin jabón.

Street fighting man

jueves, 19 de mayo de 2011

Cuando la magia es cine



El otro día me dispuse, no sin algo de nerviosismo y curiosidad, a rescatar THE DARK CRYSTAL, aquella fábula hecha de marionetas que el maestro Jim Henson ideó allá por 1982 para deleite y disfrute de nuestros inocentes e infantiles ojos. Han pasado casi 30 años y el milagro del cine, del buen cine, vuelve a producirse una vez más y en plena era del "proto-audiovisual digital". THE DARK CRYSTAL es imaginación pura, un cuento enclavado en una tierra imaginaria donde un gran suceso está a punto de suceder tras mil años de oscuridad. "El Cristal Oscuro" es una fuente de poder que posee la cualidad de mantener el siempre difícil equilibrio de un mundo sumido en la oscuridad tras ser dañado dicho cristal, que es custodiado por los siniestros Skekses en su inexpugnable fortaleza. Los Místicos, que son los seres luminosos y que anhelan la vuelta de la luz al mundo, ponen en manos de un Gelfing, el último de su especie, la difícil tarea de encontrar el fragmento escindido de cristal y reponerlo antes de que los Skekses se hagan con el control total de la fuente de poder. Los más avispados no habrán tenido que estrujarse mucho la sesera para encontrar similitudes más que evidentes con la obra más famosa de J.R.R. Tolkien, algo que pasa más a menudo de lo que creemos; sin embargo, Henson prescinde, como a lo largo de toda su propia obra, de cualquier aire de grandeza, y THE DARK CRYSTAL transita por lo que busca sin embozo, que es entretener al público más joven dándole una preciosa lección de tolerancia y respeto por los demás. El trabajo técnico es asombroso, mucho más realista y creíble que algunos bodrios digitales de ahora; destacando la dualidad entre los Skekses, una repulsiva mezcla de buitres e insectos, y los Místicos, cuyas formas suaves y apacibles nos remiten directamente a aquellos entrañables e inmortales Teleñecos, aquel otro gran legado que este maestro de las marionetas nos dejó antes de su prematuro fallecimiento hace algunos años. Estoy seguro de que a los chavales de hoy les puede sorprender algo tan decididamente orgánico, mientras que los que crecimos a la sombra de esta maravilla no podemos sino esbozar una sonrisilla cómplice mientras murmuramos... "Qué tiempos..."
Saludos oscurecidos.

Vanished

miércoles, 18 de mayo de 2011

Tócala otra vez...



A contracorriente (eso luego), en esa época de descubrimiento esponjil (antes, en el mismo momento), e incluso con una rotunda confirmación (la que dan los años), cosa de la que me alegro sobremanera; pero sobre todo teniendo en cuenta su carácter como objeto fílmico que intenta nadar por sus propias aguas, a mí THE PIANO me parece un peliculón como la copa de un pino. Me arrebata esa historia de hermetismo formal, basado en la mudez de su protagonista y que se revela como fundamental para entender cómo y por qué ese desarrollo un poco contemplativo, un poco surrealista, como que no terminas de creértelo del todo. La accidentada llegada de Ada a las costas neozelandesas te pone en situación, el simbolismo deliberado de todos los objetos desparramados por la inhóspita playa, con el gran piano de cola como especie de extraño objeto no identificado y la negativa de su dueña a abandonarlo a su suerte. Es el detonante, la incomprensión del marido de conveniencia, cómo Jane Campion consigue narrar prácticamente una historia entera, desglosar uno por uno a sus personajes, con apenas un barrido general en los primeros treinta minutos. Y luego el demencial, "melvilleano" y poco ingenuo personaje interpretado magistralmente por un Harvey Keitel en estado de gracia (puede que su estado natural). THE PIANO es un film intimista enclavado en unos parámetros en cierta manera épicos, y eso parece imperdonable, irritante; a mi modo de ver, el contraste entre lo salvaje, la pérdida de los protocolos europeos, casa a la perfección con ese nuevo e inesperado respeto que como mujer halla en lo que a todas luces no es más que un chantaje en toda regla. Es esa situación inesperada, incluso agresiva para una moral retrógrada, lo que molesta, sin que valoremos que Ada no busca más que un camino hacia algo que se parezca al amor que jamás obtendrá de su nuevo marido, aunque deba pasar por una entrega física que, francamente, tampoco parece molestarle demasiado. Así, el piano no es sólo la figura mítica e inconmovible que espera a ser tocado para revelarse en toda su belleza, sino que ambos, piano y mujer, se ofrecen como un solo objeto indisoluble y que se necesitan para seguir adelante en un mundo dominado por los hombres y su pacata brutalidad.
Mención aparte merecen las soberbias interpretaciones de Keitel, Holly Hunter en el papel que la consagró definitivamente, un Sam Neill que pocas veces estuvo tan contenido y la jovencísima Anna Paquin, que se llevó el oscar junto a Hunter. Una película cuyo éxito me parece totalmente justificado y que sigue viéndose como un exquisito disfrute de los sentidos, algo que hoy día se resume en poner la banda sonora muy alta... y tampoco es eso...
Saludos pianissimo...

Cristofori´s dream

martes, 17 de mayo de 2011

Los orígenes se escriben con sangre



GANGS OF NEW YORK fue el inesperado (e inesperable) "film total", finalmente ensayo inventado, subliminal, que Martin Scorsese quiso estamparle en la jeta a un Hollywood que había ofrecido una infinidad de postales amables, tributos enamorados, de una ciudad, New York, Grand Ribbon más allá de las etiquetas de cualquier cosa que huela a eso que se llama "americanismo". Scorsese le quiso dar la vuelta a todo, dotar al New York de 1863 del aspecto sucio y desastrado de un Londres o un París de la época; y esto juega en su favor tanto como en su contra, pues funciona mientras la frenética actividad de las bandas no da tiempo a enjuiciar el detalle, pero se torna un ritmo cansino en esos largos diálogos que parecen (más de lo que parece) no llevar a ninguna parte.
Y luego está Daniel Day-Lewis con un personaje, William "The Butcher" Cutting, que sólo podría haber encarnado él y que anticipaba de alguna manera su cumbre interpretativa, el Daniel Plainview de THERE WILL BE BLOOD, otro fresco destinado a perpetuarse en el tiempo. Cutting no sólo es un carnicero de profesión, sino que significa el hombre ascendido al poder mediante la violencia, para Scorsese el precursor de lo que luego serían las bandas mafiosas y sus siniestros líderes. En el otro lado, Leonardo Di Caprio es Amsterdam Vallon, el inmigrante que se esfuerza por ser honrado, testigo de la espiral de violencia y corrupción desatada en la ciudad, y al que no le queda más opción que entrar en la lucha de manera directa. Existe el elemento de la venganza, pues Cutting es el asesino del padre de Vallon cuando éste es aún un niño; la inefable figura femenina, que es una esforzada Cameron Diaz, no siempre del todo creíble; y una miríada de secundarios que transitan por sus casi tres horas de excesos y búsquedas de "la nueva forma" "el nuevo New York", curiosamente mucho más antiguo que el que estamos acostumbrados a ver en pantalla. Al final, GANGS OF NEW YORK es un trabajo de gran personalidad, que arriesga y se la juega en cada plano, pero que parece incapaz de mantenerse cohesionado como un solo ente, casi pidiendo a gritos una serie de cortes, episodios más bien (véase, por ejemplo, la correspondencia con la reciente BOARDWALK EMPIRE). Hay quien cae fascinado ante esta epopeya de sangre y fuego acerca de las trastiendas de una gran ciudad, pero también quien encuentra incomprensible tanto grito y tanto porrazo, cuando uno puede decir con claridad y buen tono que en todas partes y todas las épocas cuecen habas. A mí me parece una gran película fallida, es decir: cualquier cosa menos una mediocridad.
Saludos de la banda.

Code of the streets

domingo, 15 de mayo de 2011

Rincón del freak #25: Manía persecutoria y chaquetones de pluma de ganso



Me parece que WHITEOUT debe ser una de las películas más fáciles de contarle a alguien que uno pueda cruzarse jamás en su camino. Hace tiempo que la tenía por ahí apuntada, ya saben, para estas "ocasiones especiales" de los Domingos; lo que no recordaba es que el tipo que la había perpetrado era el mismo que recientemente me había dejado agilipollado con la cosa aquella de las brujas y Nicolas Cage... Sí, amigos; igual que ahí lo de la brujería era un mero pretexto para poder rellenar algo donde pone "argumento", en la que hoy nos ocupa deberíamos poner "nieve", sin más, porque hablar de "suspense" o "misterio" es una concesión que yo al menos me niego a hacerle a un film que no sólo es malo, sino además incomprensible.
No nos llevará mucho tiempo: Kate Beckinsale es una agente de policía que ha estado destinada durante dos años en una estación científica en la Antártida, como llega la madre de todas las tormentas hay que largarse pitando de allí; sin embargo (aquí está la guasa con papas; lo que define a un hijoputa haciéndose pasar por guionista), justo en ese momento aparece, vayapordios, un muerto. Señoras, señores... un muerto en mitad de la nieve justo cuando hay que pirárselas de allí... En fin, que la Beckinsale no se va, que no, que no; que la Beckinsale es mu profesional y va a descubrir qué copón ha pasado, porque es imposible que el tipo haya muerto de ninguna manera que no sea un asesinato conspiratorio; lo malo es que jamás, a lo largo de 100 eternos minutos, sabremos qué carajo de conspiración es; y lo que es peor aún: ¡¿POR QUÉ COÑO NO HA ESPERADO QUIEN QUIERA QUE SEA EL ASESINO A QUE SE VAYA TODO EL MUNDO, SI DE TODAS FORMAS IBAN A IRSE?!... Arf, arf!!! Pues eso, la Beckinsale corriendo por los pasillos de la estación de marras y de vez en cuando poniéndose el plumas para echar un vistazo fuera (¿alguien se imagina preguntando "¿quién anda ahí?" cuando fuera hace 70 grados bajo cero?). En realidad todo esto siempre termina de la misma forma, que es con carcajadas y lágrimas y risotadas, cuando el señor Sena, muy circunspecto él, intentaba un ensayo psicológico de primera magnitud.
¿Qué, la han visto?... Entonces saben de qué hablo...
Saludos tiritones.

Theme from Antarctica

sábado, 14 de mayo de 2011

Viñetita, viñetita...



... "dime ¿quién es el guionista de comics más guapo?... ¿eh?...". Eso parece traslucir en un momento dado ese ovni cinematográfico que se llamó AMERICAN SPLENDOR, y que ustedes tampoco alcanzaron a comprender en su totalidad; sí en su superficie, sí en sus aparentemente subversivos modos, pero hay algo que se queda ahí, suspendido, y que quizá sólo pueda desentrañarse en su justa medida mediante la lectura de los comics ideados por Harvey Pekar y nacidos, fundamentalmente, de su profunda desafección moral e intelectual con la sociedad (americana) que le había tocado vivir; lo que nos pasa a todos constantemente solo que canalizado a través de una obra que aún hoy se mantiene intacta en su hermético cinismo.
Porque está el cómic, un extenso tratado sobre las vicisitudes del hombre común bajo el peso de una sociedad castrante, y cuyos mejores números fueron dibujados por el gran Robert Crumb; pero esto es una película, fundida en muchos aspectos con la obra original, pero que necesita al fin y al cabo de un nuevo lenguaje, diferente al menos. Esto es logrado sólo en parte, mientras los directores son capaces de no desbarrar y sucumbir ante un aparente caos narrativo, proveniente sobre todo de su escasa linealidad. Mención aparte merece el trabajo de los actores, especialmente un inspirado Paul Giamatti, exhalando ese desencanto permanente, como si no fuese posible un mínimo de esperanza para ese Sísifo moderno al que sólo le queda ver rodar la piedra hacia él otra vez más. James Urbaniak, aquel inolvidable basurero émulo de Joyce que Hal Hartley retrató en la maravillosa HENRY FOOL, encarna a un Robert Crumb de sombrero de paja que colecciona discos de pizarra y parece enclavado eternamente en los inicios del siglo XX. Aparece el propio Harvey Pekar, aunque el jugueteo metacinematográfico resulta sólo a medias, partícipe de la ceremonia de la confusión.
AMERICAN SPLENDOR se muestra finalmente como un artefacto consciente de su propia rareza, y en el que has de aceptar decididamente cuáles son sus reglas, zambullirte en ellas y dejar que el talento consumado del propio Pekar haga el resto.
Saludos espléndidos.

In case you haven't heard

viernes, 13 de mayo de 2011

A medio camino de todo; más allá de cualquier otra cosa



Sí, el caso de Juanma Bajo Ulloa creo que no lo entiende ni él; mimado por la industria y el público, y con bastantes parabienes de "la crítica" de este país (crítica que ahora se desdice, claro, pero ahora es mucho más fácil desdecirse), el vasco fue, a principios de los años noventa, el director más prometedor e ilusionante de nuestra maltrecha filmografía. Con atisbos del Lynch más oscuro facturó dos poderosos trabajos, ALAS DE MARIPOSA y LA MADRE MUERTA; sin embargo, B. Ulloa cayó en un extraño estado de jactancia que lo llevó a embarcarse en un proyecto que con toda probabilidad le cayó demasiado grande. Eran los años en los que el panorama cinéfilo yacía tendido a los pies de un tal Quentin Tarantino, que sin inventar nada fue capaz de refrescar a un Hollywood francamente enmohecido; así que B. Ulloa se juntó con sus colegas Karra Elejalde y Fernando Guillén Cuervo e idearon una especie de PULP FICTION ibérico; su nombre: AIRBAG. Yo me niego a hacer sangre de AIRBAG, y menos quince años después, y menos constatando que a B. Ulloa se le fundieron los plomos y sólo volvió a rodar, ocho años después, una gilipollez llamada FRÁGIL. AIRBAG es lo que es, una película palomitera con todos los tics y excesos del cine palomitero yanqui; con sus cameos, licencias e idas de olla descomunales; un cajón desastre en torno a una endeble premisa que sirve para ir introduciendo un enjambre de personajes que llega a ser abrumador. Los hay curiosos, como el jefe de la mafia interpretado por... ¡Arguiñano!; estrafalarios, como el cura cantante que hace nada menos que Albert Pla; intrascendentes, como los de Santiago Segura y Javier Bardem; descaradamente paródicos, como una María de Medeiros que todos sabemos con quién acababa de rodar; además del trío protagonista, que son los dos coguionistas mas un incipiente Alberto San Juan. Mientras, en el núcleo duro, dos interpretaciones inolvidables, la de Paco Rabal, que da una lección de cómo se infunde respeto en escena y un genial Manuel Manquiña, que nos enseñó aquello de que "el conceto... es el conceto".
Al final queda una despiporrada especie de road movie surreal, con sus momentos escatológicos y sus muchas concesiones de cara a lo que en realidad había sido concebida: la taquilla. Sin embargo, no sé, a lo mejor la ven ahora y hasta les cae en gracia y le cogen el puntillo... Ustedes mismos.
Saludos con ABS.



* Nota: Supongo que todos los blogueros sois conscientes de los problemas que ha tenido Blogger en los dos últimos días; a mí, por ejemplo, me han desaparecido los posts publicados el miércoles y el jueves, así que avisados quedan ante un posible y justificado extrañamiento. Hala.

Jesus built my hotrod


Ministry Jesus Built My Hotrod por the-worms

jueves, 12 de mayo de 2011

Un perro para un milagro



¿Qué pasaría en un universo alternativo, ahora que todo eso está tan de moda, en el que Frank Capra hubiese establecido su lugar desde el que hacer cine en Argentina? A lo mejor hubiese salido algo muy parecido a BOMBÓN, EL PERRO; seguramente no en la forma, pero sí muy aproximado en el ese inaprensible tejido de emociones que han hecho del cine el mejor refugio en un mundo moralmente deplorable. Y es que Carlos Sorin logró, en su cuarta película, una especie de pequeño milagro: lograr que volviésemos a tener fe en aquellas historias cargadas de buenas intenciones y en las que hasta era posible que problemas aparentemente insalvables encontraran solución con un poco de buena voluntad.
Ésta es la historia de Coco, un hombre sencillo, sin grandes aspiraciones ni agobios existenciales, que se queda sin trabajo tras el cierre de la gasolinera donde trabaja; sin un rumbo definido, la suerte hará que encuentre a un perro dogo de pura raza, al que llamará Bombón y que a partir de ahí se convertirá en su alma gemela. Sorin retrata como nadie la dignidad de Coco, que se debate entre su amor hacia el animal y la explotación a la que ha de llevarlo a cabo una vez descubre el potencial que éste posee en concursos de exhibición. Magnífico trabajo de guión y descomunal Juan Villegas, un actor no profesional que llena la pantalla en esas imágenes que parecen salidas del lacónico cine de Kitano, de un corto de Chaplin o, finalmente, de un Capra fascinado con la circunstancia patagónica.
Saludos caninos.

One

miércoles, 11 de mayo de 2011

Yo me lo guiso... aunque sea precocinado



No sé si será por la edad, que empieza a ponerme tristón y nostálgico, o qué sé yo, pero me da de vez en cuando por acordarme de películas que vi en el cine hace ya una pila de años, cuando todavía se podía ir al cine. Y hoy le ha tocado a una película de esas que sólo se permiten personajes (en toda la extensión de la palabra) de la catadura de Oliver Stone. THE DOORS se toma todas las licencias que puede (y alguna más), y logra a medias captar la esencia de aquel grupo irrepetible, abanderados de los viajes lisérgicos y la contracultura psicodélica que en los años sesenta se propagó especialmente por la West Coast. Vale; forma. En cuanto a forma, Val Kilmer se enfrenta a un mihura, un personaje tan excesivo que precisamente por ello un actor no puede excederse interpretándolo, y sale bien parado a medias, estupendo cuando Jim Morrison nos es mostrado en todo su esplendor, pero sonrojante en las distancias cortas (las licencias). El resto del grupo está un poco ahí, arrinconado (MacLachlan teñido de rubio...), sale Meg Ryan con florecillas en el pelo... Luego hay una recreación del famoso concierto en el que Morrison fue detenido que no está mal... Y, llegado a un punto, a Stone se le va la pinza y empieza a poner imágenes del desierto, de un indio, un águila y tal y cual, como "filmando" un superviaje de ácido, que es lo más estúpido que puede proponerse un director pero que aquí sirve para rellenar media horita de chorreces... Mi opinión es que Morrison se sigue mereciendo un actor a la altura de su salvaje y breve biografía, algo que aquí no ocurre, aunque THE DOORS se vea ahora, veinte años después, con una mezcla de indulgencia y hasta simpatía.
Saludos de par en par.

Green machine

martes, 10 de mayo de 2011

¡Malditas cartas de navegación!



¿Se acuerdan de 1492: THE CONQUEST OF PARADISE? Aquello fue la repanocha en verso, un acontecimiento mundial de proporciones nunca vistas. La leche, vamos. Aquí nos cogió en plenos fastos de la Expo, y su estreno supuso uno de sus momentos álgidos. Ahora, francamente ¿de verdad fue para tanto? 1492 no es de lo peor de su director, que al menos se esfuerza por mover una de las ya pocas superproducciones de la época; su intento por conjugar la épica más allá de los siglos de la conquista de América por parte de Cristóbal Colón y su alegre séquito, el ambiente enrarecido de la Corte española ante la extraña petición del marino Genovés de que le sea financiada una expedición para buscar una ruta alternativa y más cercana hacia Asia, y el incesante y gigantesco goteo de personajes, puede que le quedase un poco grande al director británico. El comienzo está bien construido, sin escatimar en presupuesto; al tema del viaje le falta un poco de tensión, cuando es el momento clave, cuando Colón cae desesperado ante una muerte inminente, incapaz de dar respuestas a su tripulación. Luego, los indios, las matanzas (todo menos crudo de lo que imaginamos), las alianzas, los engaños... La cosa ya estaba hecha, y éste es un tema lo suficientemente controvertido como para no dejar a nadie ponerse de acuerdo; siempre habrá quien lo considere el mayor genocidio de la Historia y quien lo encuentre como un paso decisivo hacia la evolución de la humanidad; yo creo que era cuestión de tiempo, y si no hubiese sido Colón hubiese sido otro cinco o diez años después. En definitiva, una película que se hace excesivamente larga y que contiene momentos sublimes y otros de puro sonrojo, que es definir el cine de Ridley Scott de los últimos veinte años.
Saludos hispanoamericanos.

Conquistador

lunes, 9 de mayo de 2011

Mitos y licencias



A estas alturas pocos son los que no saben que la Marvel, en su ramificación cinéfila, lleva ya un tiempo allanando el camino a su proyecto más ambicioso, THE AVENGERS, que verá la luz, si todo va bien, dentro de exactamente un año. El éxito cosechado por IRON MAN y la próxima aparición del Capitán América constituyen los dos pilares de este legendario grupo de superhéroes; el reciente estreno de THOR es, además, un reto para su director, Kenneth Branagh, acostumbrado a realizar otro tipo de producciones muy diferentes. THOR es un fidedigno regalo para los fans, un vigoroso relato de aventuras épicas del que poco hay que explicar salvo su tambaleante reparto y su sorprendente desarrollo, bastante diferente al mostrado en productos similares. El film cuenta el destierro del Dios del Trueno a Midgard (La Tierra) desde el dorado Asgard a causa de un ingenioso engaño perpetrado por su malvado hermano Loki, que logra engañar incluso al todopoderoso Odín. La intención de Loki es abrir Asgard a los gigantes del hielo de Jotunheim, con su temible rey Laufey a la cabeza. A partir de aquí, como Thor ha de arreglárselas en La Tierra sin poderes y sin su poderoso martillo Mjolnir, el asunto épico pierde relevancia y es sustituido por un sentido del humor que me recordó por momentos al desplegado en SUPERMAN y que le viene francamente bien a una cosa tan trillada como ésta. Luego está su reparto, como decía un poco titubeante, con el australiano Chris Hemsworth a la cabeza, del que debo decir que no me ha parecido un mal actor ni mucho menos, y cuyo papel le viene como anillo al dedo, con algunos momentos en los que tienes que reírte forzosamente. Luego me cansa ya un poco ver a Anthony Hopkins perdido en estas producciones que tan flaco favor le hacen a su inmenso talento; y tres cuartos de lo mismo digo de Natalie Portman, que no sé qué rayos pinta ahí, excepto hacer caja, y otro excepcional intérprete, Tadanobu Asano, cuyo a priori interesante rol del misterioso Hogun "El Irreductible" (¡qué recuerdos de la Vértice, jodó!) es arrinconado hasta lo irrisorio, al igual que los Fandral y Volstagg; por no hablar de una Rene Russo irreconocible como la Reina Frigga o Stellan Skarsgaard, al que meten con calzador sólo porque es de origen nórdico ¿? Otra cosa son los villanos, porque Tom Hiddleston hace crecer a su Loki en un papel lleno de matices, muy shakespeariano y muy del gusto de Branagh; mientras Colm Feore, bajo capas y capas de maquillaje, realiza una tenebrosa y muy personal aproximación al Rey Laufey, que pone los vellos de punta. Y, en fin, que pese a tratarse Thor de un dios de la mitología escandinava está claro que su destierro no iba a ser a Noruega o Islandia (¿Se imaginan?), sino a Yanquilandia, donde el fanfarrón y campechano desterrado se solazará a base de hincharse de hamburguesas y arrebatar con su natural simpático a una Portman de maneras casi adolescentes. Por último, quejarme de la cutrez del enemigo que le envían desde arriba y de algunos momentos en los que te quedas pensando porque simplemente no sabes qué ha pasado. Aun así, es de los mejores entretenimientos palomiteros que he visto últimamente, así que ustedes mismos.
Saludos santabarbarinos.

Rock the city

domingo, 8 de mayo de 2011

Rincón del freak #24: ¿Qué haces si te ves superado por lo que ves?: Le pones una X



Poco después de la primera incursión del gato creado por Robert Crumb en el cine, y dada la sorprendente acogida que obtuvo (y, claro, pasándose por el forro el desprecio del propio Crumb ante este hecho), se empezó a trabajar en una apresurada secuela que, supuestamente, iba a ser más fiel al original comiquero. Esto no sólo no es así sino que THE NINE LIVES OF FRITZ THE CAT es un batiburrillo incomprensible de situaciones a cual más bizarra y que comienzan con un Fritz casado y con un hijo; su mujer no para de darle la tabarra, recordándole que es un vago, un drogadicto y un putero, así que decide evadirse en los vapores de un enorme porro, que le irá llevando a cada una de sus otras vidas, a ver si hay alguna más satisfactoria. Lo que Fritz irá descubriendo es que el mundo, de parte a parte, está podrido; sólo hay intereses, gurús salvadores, megalómanos asesinos, avaricia y mucha miseria, moral y de la otra. En definitiva, que una vez terminado el "viaje astral", Fritz se da cuenta de que a lo mejor no es tan malo que su gatita le chille de vez en cuando, y que a lo mejor la solución a los problemas mundiales es que todo el mundo se tire en el sofá y se fume unos cuantos canutos.
Reconociendo que el nivel de calidad es incluso menor al de su predecesora, lo cierto es que la Comisión de Films de Norteamérica, que la forman unos señores muy serios y muy dignos, decidieron colocarle una gran "X" a esta intrascendente película animada, lo que, como suele pasar, la dotó de cierta repercusión en su momento. También es posible que estos señores se viesen retratados en algún lisérgico pasaje de esta frikada, que puede tener raíces en cualquier cosa menos en el cómic original, el cuál les invito a que lean inmediatamente.
Nueve saludos.

Tommy the cat

sábado, 7 de mayo de 2011

Locas de amor #3



Un descomunal ejercicio de abstracción. Así es como habría que tomarse, y no de ninguna otra manera, una historia como la narrada en JUANA LA LOCA, de Vicente Aranda. Capas y más capas; históricas (con H mayúscula), retóricas, religiosas, de índole social, posibles correspondencias temporales... y así hasta llegar a lo que de verdad importa, que despojado de todo esto podría ocupar quince minutos de "Al salir de clase". Sí, ya sé que yo soy un fariseo y un provocador, pero no puedo resistirme a decir este tipo de cosas fundamentalmente por los motivos que ya son de sobra conocidos, como la imparable tendencia del cine español en tirar el dinero en producciones añejas y añojas; polvorientos descosidos sin más torta que la que algunos excelentes profesionales son capaces de darle, para luego llorar desconsolados porque son películas que nadie va a ver. Jaja, digo yo, señor Cerezo. Usted tiene que rodar, señor Aranda, una escena en la que los actores principales dicen una línea y media de guión, pero les vamos a poner quinientos lugareños vestidos de época, que da más caché por si vamos a los oscar; además, que paga aquí el Aznar... digo, los contribuyentes... Así que lo que la pazguatería de este pazguato país vio en su momento como "una fiel recreación histórica" (aunque esto de Juana la Loca contenga un 90 % de suposiciones) no es más que lo de siempre, dinero tirado a la basura y premios gremiales del círculo interno y autocomplaciente. Una puta mierda, vamos, parafraseando al gran MM. Pilar López de Ayala hace lo que puede, la mujer; pero me parece descabellado dejarlo todo ahí y no señalar lo importante, que es cómo las buenas ideas, al menos las novedosas, al menos las arriesgadas, se pudren en un cajón, mientras los productores (especie que deseo de todo corazón que se extinga de una vez en este país) embalsaman cortinas y alfombras rojas en una falaz celebración del desconocimiento. Si no la han visto, se lo digo yo: no la vean. Mejor busquen JUANA LA LOCA, DE VEZ EN CUANDO, de Mariano Ozores, al menos no se les indigestarán las palomitas.
Saludos del majara.

Le llamaban loca

viernes, 6 de mayo de 2011

Locas de amor #2



LADYBIRD, LADYBIRD, de Ken Loach, abunda también en el tema de los trastornos provocados por el amor, en este caso no tanto por el carnal, que también, sino por el maternal, puesto que se aborda aquí una historia que de estrambótica está a punto de despeñarse, algo por otra parte muy natural en el cine del británico. Sin embargo, creo que se trata de uno de sus films más logrados, primero porque el retrato que busca lo encuentra al 100%, sin fisuras; y luego porque toda la película mantiene un ritmo endiablado, un poco como si nos tiráramos por una pendiente llena de rocas, pero con ritmo al fin y al cabo.
Ésta es la historia de Maggie, habitante pura y dura de esa otra Inglaterra, que poco tiene que ver con enlaces reales ni aperturismos proeuropeos; porque Maggie tiene cuatro hijos de cuatro padres distintos, cuatro padres que han ido apalizando debidamente al pobre agujero andante; niños al sumidero, directos a los servicios sociales. Maggie se intenta olvidar de sus problemas tomando pintas en el pub, cantando en el karaoke; no es que tenga mucho seso, ha tropezado demasiadas veces en la misma piedra, pero sigue queriendo a sus hijos, porque pese a todo sigue siendo una buena madre, al menos una madre que quiere a sus hijos. Maggie conoce a Jorge, que es un refugiado de futuro incierto pero que es el único hombre que la toca sin pegarle; puede que algo se esté iluminando en el horizonte, Maggie está dispuesta ahora a recuperar a sus cuatro hijos, pero no todo será tan sencillo...
La historia, contada así, puede sonar a folletín, a culebrón neo-social, pero es que es así; LADYBIRD, LADYBIRD es como BAD LIEUTENANT interpretado por un ama de casa inglesa, una vertiginosa caída a ninguna parte y un lúcido retrato sobre la desesperanza y los mínimos resquicios sobrantes tras el sello de la burocracia. La actriz Crissy Rock está espléndida, para muchos excesiva, pero insisto en que esta historia no resiste remilgos, es una historia gruesa, sórdida, con un solo rayo de luz: el inquebrantable amor de una mujer por sus hijos.
Saludos desde el nido.

Ladybird

jueves, 5 de mayo de 2011

Locas de amor #1



Iniciamos aquí un mini-monográfico, que se extenderá durante tres días y que versará acerca de amores al límite, no tanto amores que maten sino amores más allá incluso de la razón. Curiosamente, los tres títulos tienen a tres mujeres como protagonistas, marionetas de su esclavitud, incomprendidas por amar hasta las últimas consecuencias.
El primer film creo que ni siquiera necesita presentación, pues fue el que puso en el disparadero internacional al danés Lars von  Trier tras las enormes expectativas creadas con EUROPA. BREAKING THE WAVES es un tortuoso relato de amor inquebrantable apoyado fundamentalmente en la intensa interpretación de Emily Watson. La historia, situada en los años 70 en la costa del Norte de Escocia, nos presenta a Bess, que se enamora de Jan, un trabajador de una plataforma petrolífera; hasta aquí no habría nada de particular si no fuese porque la comunidad en la que vive Bess se rige por costumbres estrictamente religiosas, rozando el fanatismo, por lo que Bess no contará con ningún apoyo. Sin embargo, dando la espalda a los suyos, se casará con Jan, aunque éste tendrá que marchar inmediatamente a la plataforma, dejando a su nueva esposa en una martirizante soledad, que se verá agudizada cuando reciba la noticia de que su marido ha sufrido un tremendo accidente.
Von Trier se creó tantos admiradores como detractores con esta obra al límite, siempre bordeando lo ridículo; mi opinión es que, viendo la deriva que ha tomado su carrera, no me parece de lo peor suyo. Es cierto que siempre ha sido un tipo bastante jactancioso, aquí incluso intentando codearse con su compatriota Dreyer, al que sigue mirando desde abajo. El problema fanático-religioso, las injusticias irracionales y las personalidades al límite, un batiburrillo del que el danés sale bien parado sólo a medias en una película que ha provocado más de una urticaria intelectual, sea eso lo que sea. Por aquí hemos visto ya el trailer de su última propuesta, y qué quieren que les diga...
Una marejada de saludos... y mañana más.

Ballerina out of control


The Ocean Blue - Ballerina Out Of Control por WBRNewMedia

miércoles, 4 de mayo de 2011

La zorra y las uvas



Sé perfectamente qué es lo que fascina de PETIT INDI, también lo que irrita; sé exactamente por qué esa tibieza, casi buscada. Y no es justo el papel que ocupa Marc Recha en el panorama cinéfilo, porque sus películas mantienen una búsqueda incesante de cierta "verdad", que ya sé que suena un poco pedante, pero que es mucho más de lo que uno se encuentra al enfilar el mosaico. A lo mejor es que esa especie de languidez formal no gusta, que no gusta, pero es necesario continuar, esperar el momento de ruptura, aquí estupendamente dosificado.
PETIT INDI habla de muchas cosas, pero parece que no habla de nada; nos cuenta la historia de Arnau, un adolescente tranquilo y enteramente dedicado a la cría de pájaros, afición muy apreciada en Cataluña. Un día encontrará un zorro herido, al que cuidará en secreto en un apartado cobertizo de la periferia. Esto nos sirve para desentrañar las constantes de la historia, cómo Arnau será testigo de excepción de la crueldad de la vida; y sobre todo de cómo nunca nos podemos mantener al margen de las cosas que nos rodean. Arnau es, así, una especie de islote, un satélite que ha de lidiar con los grandes problemas de la vida, especialmente reseñados en la encarcelación de su madre, y cuyos esfuerzos por sacarla le corroerán hasta una tozudez insoportable.
Así, tenemos la típica historia de barrio periférico, pero en absoluto contada de forma típica; no hay rastro aquí del peligroso "capranismo" de León de Aranoa, o de las inanes cuchilladas a traición del último Bigas Luna. Recha practica un cine de altura, complicado de digerir en según qué términos, y esto termina por dejarlo en un espacio que me parece injusto, porque hay buenísimas intenciones en una fábula moderna como PETIT INDI. Ah, y no se pierdan los títulos de crédito, que son absolutamente preciosos.
Saludos oropendólicos.

Lull

martes, 3 de mayo de 2011

Paseando la mascota



Abundando en el tema zombi, tal y como hicimos el fin de semana pasado, otra cinta atípica y que ha pasado desapercibida por completo es una curiosa producción canadiense que combinaba humor negro y gore pasado de vueltas. FIDO cuenta cómo una especie de nube tóxica espacial ha devuelto a la vida a los muertos y una empresa, ZomCom, ha inventado un sistema mediante el que se puede inhibir el instinto asesino de los mismos y convertir a los muertos vivientes en una especie de animal de compañía, en realidad esclavos sin mente. La estética de FIDO está claramente enfocada a las happy movies de los años cincuenta, con familias perfectas en sus casas perfectas, sus coches perfectos y sus amas de casa perfectas; todo ello sazonado con un humor malsano, muy al estilo de roger Corman, que permite licencias que van desde el zombi que se come al perro hasta el vecinito que se compró una mujer zombi para... bueno, mejor lo comprueban ustedes mismos... En FIDO, además, encontramos caras muy conocidas; por ejemplo Carrie-Anne Moss en un rol muy alejado del belicismo icónico de MATRIX; los magníficos secundarios Tim Blake Nelson y Dylan Baker, y Billy Connolly, que borda un papel bastante complejo, como es el zombi que da título al film, que se convertirá primero en el mejor amigo del hijo, narrador en primera persona de esta delirante película, y después irá incluso sustituyendo a la figura paterna. Como les digo, un disloque bizarro con algunos momentos realmente divertidos y otros que, la verdad, dan bastante mal rollo.
Saludos mortecinos.

Brainless

lunes, 2 de mayo de 2011

Cuestión de formato



La tele ¡ay! Pero cuánto daño le ha hecho al cine el formato televisivo; que sí, que lo digo yo, que una cosa es aquel entrañable Estrenos TV, con sus joyitas escondidas, siempre con profesionales solventes e incipientes proyectos de estrella junto a nobles y afanosos veteranos. La cosa ha cambiado, y no quedan claras las líneas definitorias mediante las que la televisión se ha mixturado con el mercado del DVD, por no hablar de las teleseries y su nuevo gran esplendor, demasiado hinchado las más de las veces.
De vez en cuando hay pequeñas sorpresas donde menos te lo esperas; así, atendiendo un poco a los créditos, encontramos, por ejemplo, a Uli Edel, un prometedor director alemán cuyo debut hace treinta años, YO, CRISTINA F., en absoluto indicaba la posterior deriva de su autor, que tras ocho años sin rodar logró colarse en Hollywood sólo para firmar uno de los peores desastres de la historia, BODY OF EVIDENCE, un bodrio para que Madonna enseñara cacho y poco más. Así que el bueno de Edel terminó trabajando mucho en la segunda división B, que es la que nos ocupa hoy. Mucho culebrón histórico, melodramático y hasta una surrealista hagiografía de ¡Mike Tyson!... Sin embargo, por ahí en medio andaba un curioso y original guión que mezclaba western y leyendas sobrenaturales con referencias más o menos directas a la Biblia. PURGATORY habla de un pueblo en ningún sitio al que llega un grupo de forajidos con la intención de ocultarse tras su último golpe, allí todo es tranquilidad y equilibrio, nadie lleva armas y todos los habitantes van a la iglesia al anochecer. Los forajidos intentarán descubrir quienes son en realidad, pero lo que descubren les sobrepasa más de lo que podían llegar a sospechar. Una trama más que interesante y mejorada con un reparto nada despreciable; nada menos que Sam Shepard, Peter Stormare y un actor tan limitadito como Eric Roberts mucho mejor que de costumbre.
Supongo que la pueden encontrar online o en esas estanterías olvidadas del mundo, si la recuperan pasarán una tardecita la mar de entretenida sin tener que aguantar al pseudoautorcete de turno.
Saludos purgados.

Purgatory blues

domingo, 1 de mayo de 2011

Rincón del freak #23: Por donde empiezan las franquicias (por el principio)



Al margen de los grandes títulos de la Universal, toda una pléyade de subproductos se desplegaba con menos medios e igual entusiasmo por explotar las posibilidades del relato fantástico y de terror y plasmarlo en una pantalla. Se hablaba de vampiros, brujas, espectros varios; pero nadie había reparado aún en un rincón que luego habría de alumbrar miles de títulos acerca del mismo tema. Hablamos de los zombis, y el primer título que de verdad abordó el asunto de los muertos vivientes fue WHITE ZOMBIE, que hoy día, 80 años después de su realización, es un pequeño gran clásico, quizá bastante desconocido pero igualmente apreciado por los fans del género. Realizada por otro gran desconocido, Victor Halperin, que tenía su propia productora independiente y que filmó una gran obra maestra llamada SUPERNATURAL a mayor gloria de Carole Lombard, WHITE ZOMBIE contaba con la impagable baza de contar con el gran Bela Lugosi como Gran Hacedor de Zombis, mediante una especie de pócima secreta que roba la voluntad a los incautos que se adentran en sus dominios. Sus dominios, acertadamente, estaban enclavados en Haití, y en esta ocasión se trataba de una pareja de recién casados en plena luna de miel. Pese a sus carencias presupuestarias y alguna que otra licencia de guión, el film funciona perfectamente como el artefacto que es, un entretenimiento de apenas 70 minutos que se ha convertido, por derecho propio, en una de esas joyitas ávidamente buscadas por los incondicionales del terror más clásico. Sólo por ver una de esas glaciales miradas de Lugosi merece la pena verla.
Saludos desalmados.

Electric head Pt. 1 (The agony)

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!