sábado, 31 de octubre de 2020

El viaje a ninguna parte


 

En el noveno episodio de INTO THE DARK, curiosamente repetía en la dirección Adam Mason. "They come knocking" incide en la atrofia de la serie, comenzando de una manera para terminar de otra muy diferente. Y en este caso parece aún más complicado defender un guion que no por convencional contiene una premisa con cierto interés. Se trata de un "viaje sanador" que el protagonista emprende junto a sus dos hijas, tras el trágico fallecimiento de su esposa. Llevando un remolque, llegan hasta el desértico paraje donde tiempo atrás se decidió a pedirle matrimonio, con la idea de acercarse un poco más a sus hijas y despedir definitivamente a la madre y esposa, esparciendo sus cenizas. No me alargaré, porque había miles de posibilidades para ensayar un ejercicio de melancolía, o de misterio, o qué sé yo. Lo que pasa, en cambio, es que Mason vuelve a demostrar lo cazurra que es su caligrafía, así que decide, sin que sepamos nunca cómo ni por qué, que unos niños encapuchados van a venir por la noche a dar por saco. No sé, podría haber salido una buena película de aquí, pero se queda en otro episodio más bien malgastado.
Saludos.

viernes, 30 de octubre de 2020

Crecer


 

Que Alexander Payne es uno de los directores que más cosas con sentido dicen en sus películas, es algo que también nos debería hacer reflexionar acerca del habitual sobredimensionado que padece el cine comercial. Y DOWNSIZING es una estupenda prueba de ello. Quizá parezca que la cosa va de tamaños, puede que sea así en esta hermosa (y dura, inocente y sabia) fábula distópica, en la que se nos cuenta que la humanidad ha llegado a la solución de todos sus problemas: unos científicos noruegos han logrado el milagro de reducir cualquier cosa a apenas unos centímetros, lo que incluye a las personas. Así, se crea una especie de "nueva sociedad", la de "los pequeños", que no sólo necesita proporcionalmente menos recursos para sobrevivir, sino que al fin puede permitirse toda clase de lujos, ya que estos representarían algo insignificante en la "vida real". A partir de ahí, Payne podría haber recorrido cualquier sendero narrativo, llevarnos hacia la paradoja, la comedia existencial, la angustia del hombre encogido o simplemente el relato de ciencia ficción. En lugar de escoger, el guion (firmado por él mismo junto a Jim Taylor) es capaz de abarcar secuencialmente cada una de estas posibilidades, comenzando por el soberbio retrato del hombre común, encarnado por un maravilloso Matt Damon, que lo pierde absolutamente todo justo cuando toma la decisión más trascendente de su vida, y sólo para recuperarse a sí mismo, comprenderse a sí mismo, mientras acepta que, creámoslo o no, todos tenemos cabida en este mundo. 
Es hermosa, es tierna, es jodida, y nos hace reflexionar sin juzgar absolutamente a nadie.
En mi opinión es una obra maestra, pero puede que aún falte un tiempo para que podamos entender su mensaje.
Saludos.

jueves, 29 de octubre de 2020

Todas las chicas


 

Dicho de una sola vez, MASCULIN FÉMININ es una de las mejores películas de Godard, e incluso, vista hoy, su vigencia es tal que no ha hecho más que aumentar hasta que no queda más remedio que considerarla como una obra maestra. Y no se sabe si se usa la cultura pop para hablar de la revolución socialista, o es al revés; y no me atrevo a discernir si el discurso de Godard es machista o feminista, tan poco acostumbrados estamos a ver películas donde los roles son aceptados y autoconscientes. Ahora bien, sea historia de amor (libre o del otro), panfleto anticapitalista, tratado estético o simple crónica de su tiempo, hay una pulsión que pugna por estallar en cualquier momento, y que casi parece un deslumbrante adelanto del Alexandre que Eustache desparramaría sólo siete años después. Éste, Paul, es más joven, y por tanto más inocente, y por tanto menos ácrata, y por tanto más idealista. En esa terrible incertidumbre, mientras el París helado y ruidoso lo consume y aturde, otro zarandeo le sucede, incluso poniendo a prueba unas convicciones que todos sabemos (ahora) que no tardarían en desaparecer o, peor, transformarse en metonimia fútil. Da igual, no importa, porque lo que Godard nos hace comprender es que sólo podemos tener conciencia sin llevarla a cabo con nosotros mismos.
Obra maestra absoluta.
Saludos.

miércoles, 28 de octubre de 2020

La forma nada más


 

La última película de Takashi Miike se titula HATSUKOI (PRIMER AMOR)..., aunque me soplan que el incontinente director nipón ya ha completado otro largo y una serie... Madre del amor hermoso, como para esperar que se ponga en huelga. Yo de Miike he hablado algo aquí, no mucho, no tanto, pero supongo que lo suficiente como para desconfiar de que cualquier cosa que haga vaya a gustarme por decreto, e incluso más bien al contrario. En este caso, esta desquiciada historia es lo suficientemente entretenida y alocada para mantener el interés sin caer en ninguna pedantería. Como si de un Tarantino elevado al cubo se tratase, en esencia se trata de una trama de lo más convencional, pero con el equipo hasta las cejas de speed. El protagonista es un joven boxeador, con más derrotas que victorias, que además recibe la fatídica noticia de que tiene un tumor en el cerebro, y no le queda mucho tiempo de vida. En paralelo, se nos cuenta una trama entre la yakuza y las tríadas chinas, que pugnan por hacerse con el control del tráfico de drogas en Tokyo. Lo más interesante del film ocurre aquí, mientras desentrañamos qué diablos pinta cada personaje, o por qué unos persiguen a otros; y en un momento dado, el boxeador se topa con una joven drogadicta que huye de los tipos que la prostituyen, lo que desencadena una segunda mitad en la que Miike ya se relame de gusto ante la perspectiva de filmar cualquier idea que podamos imaginar. Es decir, que lo que parecía un thriller se convierte en un film de acción trepidante, que no da pausa al espectador más avisado. Desde luego, es un manjar para los incondicionales de este señor, pero tanta burrada junta puede llegar a saturar. Una imagen que no puedes quitarte de la cabeza: un señor japonés, en calzoncillos, bailando en un vagón de metro... Puro Takashi Miike...
Saludos.

martes, 27 de octubre de 2020

Una revisitación clásica


 

DRACULA, de 1979, es una de esas películas que, a priori, uno pensaría que tendrían pocas posibilidades de existir, para convertirse en una grata e inesperada sorpresa. Dirigida por el irregular John Badham, puede que sea éste su punto más alto como director, basándose en el guion escrito por W.D. Richter, que fondeaba la novela de Bram Stoker, pueden rastrearse trazas de otros "Dráculas" anteriores, como el de Bela Lugosi o Christopher Lee, aunque Frank Langella es capaz de construir un personaje a la altura de los mismos y aportarle una personalidad arrolladora. La historia es universalmente conocida, aunque hay aquí algunas licencias que quizá sean de lo poco cuestionable, como algunos parentescos forzados o el poco peso de algunos personajes fundamentales, sobre todo un Van Helsing muy descafeinado, al que interpreta sin convicción Laurence Olivier. Aun así, hay espléndidas interpretaciones, además de un soberbio Langella, como un desquiciado (y desquiciante) Donald Pleasance, o la canadiense Kate Nelligan, que da vida a una inquietante Lucy. Contiene unos efectos especiales francamente logrados, muy artesanales, en la línea de la Hammer; una fotografía a cargo de Gilbert Taylor, que coquetea incluso con la psicodelia; y una estupenda partitura del maestro John Williams, que ha quedado injustamente relegada al ostracismo de su extensa obra, pero que tiene toda su esencia como compositor. En suma, una película tremendamente entretenida y que me permito recomendarles si no la han visto aún, y si la habían visto pues también...
Saludos.

lunes, 26 de octubre de 2020

El apagafuegos


 

Desconozco el motivo real por el que Judd Apatow ha dirigido THE KING OF STATEN ISLAND, pero si ésta va a ser su deriva puede que esté más cómodo como productor o guionista. Lo digo por la dificultad (o peor, la intrascendencia) del elemento autobiográfico, el del cómico Pete Davidson, que crea un personaje a partir de su propia vida, la de un joven que perdió a su padre (un bombero fallecido en el 11-S) con apenas siete años, y cuyo errático devenir lo convierte en una especie de nini tatuado, amante de fumar hierba e incapaz de hacer nada productivo, justo hasta que su hermana va a la universidad y su madre rehace su vida con otro hombre, curiosamente también bombero. Aunque Apatow nunca ha sido un autor de comedias al uso, extrayendo de su versatilidad entre géneros la valía de sus mejores títulos, y haciendo de ello prácticamente un sello propio, aquí se hace excesivamente acusado, profiriendo un extraño abismo que hacen que sus larguísimas dos horas y pico se separen como a la mitad, y parezcan dos films diferentes. Mientras el primero es disfrutable, con este destartalado protagonista saltando por situaciones de lo más marcianas, el intento de redención de la segunda mitad es directamente vergonzante, con todos los clichés del telefilm americano contenidos en la mirada de un director al que siempre supuse alejado de este tipo de chantajes. O resumido: Apatow incendia una historia, para aparecer después con la manguera, aunque nadie se lo hubiese pedido.
Regular tan solo.
Saludos.

domingo, 25 de octubre de 2020

Rincón del freak #427: Sainete a la americana


 

Si 12 HOUR SHIFT se hubiese hecho en España, habría que mirar a Serafín y Joaquín. A los Álvarez Quintero, sí señor. Y saldría Doña Paquita compungida por un corralillo de macetas, mientras Don Gil la persigue, pañuelo en mano, con aviesas intenciones. Ambos sudando, pues hace calor en Sevilla, y mientras, los pajarillos cantando al mediodía, mientras la Macarena se recoge... Pero no, porque 12 HOUR SHIFT está hecha en Yanquilandia, así que tiene menos porte y salero, aunque en esencia es eso, gente corriendo por pasillos mientras hiperbolizan. En este caso, la excusa es un hospital donde las enfermeras se ganan los cuartos menudeando vísceras de aquí para allá. Hay una tonta guapa y una malaje fea, y un delincuente y un salvador tan torpe que ellas han de salvarse solas. Así contada parece un sainete, y una vez vista aún más...
Saludos.

sábado, 24 de octubre de 2020

En zapatillas


 

Comencemos por el principio: "All that we destroy" es una chapuza. El octavo episodio de INTO THE DARK viene a abundar en el ya manido tema de las inteligencias artificiales y sus peligros, solo que no parece tomarse muy en serio, o aún peor, se lo toma demasiado en serio para la chorrada que cuenta. La idea no está mal, pero está tan mal dirigida, tan a la carrera, que llega a parecer una comedia involuntaria, un esquizofrénico cruce entre (atención) AMERICAN PSYCHO, EX MACHINA, UNDER THE SKIN y ATRAPADO EN EL TIEMPO... No parece posible, pero el argumento nos pone frente a una genetista (¿?) que fabrica replicantes como churros, aunque sólo veremos uno cada vez ¿por qué?, pues porque éstos son hechos para ser asesinados por su hijo, que es un psicópata asesino... Lo sé, todo muy traído por los pelos, pero podrían haberse esforzado un poco más y, al menos, haber puesto un poco más de misterio, y no empezar por el principio y acabar como un telefilm de sobremesa. Un desastre, mal dirigido e interpretado, y que apenas rescata la chispeante Dora Madison, que es lo poco natural del montante.
Saludos.

viernes, 23 de octubre de 2020

No nos conformamos


 

Pido disculpas de antemano por no haber reaccionado más a tiempo a la desaparición (hace ahora unas tres semanas) del gran Quino. La excusa siempre es la misma, la dificultad de encontrar la oportunidad para hablar sobre alguien que no estaba estrictamente relacionado con el cine. Aun así, recordé que vi una película cuando era niño, y que me gustó, pero que a día de hoy la tenía prácticamente olvidada. Quino fue un grande en eso de las tiras cómicas, y con su personaje más famoso elevó dicha categoría hasta casi el aforismo crítico, poniendo en boca de una niña las más desarmantes sentencias, de las que los adultos solemos llevarnos la peor parte. MAFALDA es una delicia para consumir sin medida, y su discurso no ha perdido un ápice de vigencia, tratándose de temas universales y paradojas del ser humano. MAFALDA (la película), sin embargo, es un desastre bastante estrafalario, al ser incapaz de captar la esencia del cómic y limitarse a ametrallar con una concatenación de "tiras" secuenciales, sin mayor afán que el de reunir, como si de un volumen extraordinario fuese, algunas de estas historias. Aun así, no importa, echaremos de menos al maestro...

Saludos.

jueves, 22 de octubre de 2020

Desde el interior


 

SHIVERS es, no hay duda, la primera película realmente importante de David Cronenberg. La que lo puso en el panorama internacional (sobre todo a raíz de su premio en Sitges), y que además expuso con más claridad las obsesiones del director canadiense. Vista hoy, 45 años después, parece más necesario indagar en sus planteamientos filosóficos y morales, que en su factura técnica, que revela a un cineasta aún bisoño y preso de las tentaciones propias del género. Mezcla de LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS y LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES, Cronenberg idea una especie de extraños entes con forma de babosa (siendo benévolos, más cercanos a una morcilla de Burgos) surgidos de un experimento, con el que un mad doctor (siendo su única escena lo mejor del film) pretende reactivar la sexualidad de una sociedad que considera dormida y apática. La cosa se le va de las manos y el edificio donde transcurre la historia (cómo no, espacio único) se va llenando de ávidos consumidores de carne, en la más amplia acepción de la palabra. Siendo una película irregular, que lo es, gana enteros si la memoria cinéfila logra aislar las partes más interesantes, como el polémico arranque, algunas parafilias que hoy día estarían censuradas, el guiño, mucho tiempo atrás, a su posterior CRASH, o la reflexión social a la que nos somete el desenlace, con el único hombre sano huyendo de una multitud que a lo mejor sólo quiere un poco de placer...

Saludos.

miércoles, 21 de octubre de 2020

Lo que pasó, pasó


 

Ahora lo sabemos, antes no. En torno a ese sencillo concepto gira toda la historia contenida en ALL GOOD THINGS, el film que Andrew Jarecki realizó en torno a la rocambolesca vida de Robert Durst, justo cinco años antes de filmar THE JINX, el espeluznante documental que cambió por completo la perspectiva sobre su caso. Es por ello que, sin ser más que un thriller convencional y aceptablemente bien rodado, su visionado varía radicalmente desde hace diez años para acá. Ahora sabemos, por ejemplo, que no era tan interesante mantener una estricta cronología, y que empezar por el final le añadía la extrañeza morbosa al documental, del que este film carece. Aquí, Durst es David Marks (un correcto Ryan Gosling), y aunque su biografía permanece inalterable, a Jarecki le cuesta un mundo enrarecer la atmósfera, comenzando por el idílico romance con la que fue su esposa (Kirsten Dunst), y la inexplicable desaparición de ésta en 1982. La concatenación de esta parte de la historia (que acapara una hora completa) resulta cuanto menos brusca, una vez comienzan a aparecer secundarios que en el documental eran indispensables, y desembocando en un desenlace cada vez más desgajado, incluso en el tono, lo que le da el aspecto de otra película que no reconoceríamos de no haber visto antes THE JINX. En resumen, un film que funciona por sí solo asumiendo su propia convencionalidad, pero que curiosamente es muchísimo más interesante si se le añaden los datos desprendidos de la magistral miniserie de HBO.

Saludos.

martes, 20 de octubre de 2020

Larvas


 

Una larva es el principio de algo. Quizá no sea verdad del todo, pero lo parece. FIRST COW, la última película de Kelly Reichardt, vuelve a los caminos de MEEK'S CUTOFF, a ese espacio de pioneros y nómadas en un Oeste que iba construyéndose, en la mayoría de los casos, a base de integrar los despojos de otros lugares. Y Reichardt parece querer hacer un film-larva, algo primigenio y que vaya abriéndose poco a poco, con la única vocación de exponer ante nosotros un trocito de un mundo que ya no existe más, aunque aún puedan oírse algunos ecos. Y también es una hermosa historia de amistad, la que inician Cookie y King; el primero es el cocinero de un grupo de tramperos en Oregon, mientras que el segundo es un chino del que no sabemos casi nada, excepto que habla inglés perfectamente y es perseguido por unos cazadores rusos. Es un tiempo y un sitio inciertos, casi telúrico, donde todo es posible, lo bueno y lo malo, pero Reichardt prescinde de juzgar a nadie, pues todo el mundo tiene sus buenas razones para hacer tal o cual cosa. El film se abre con un misterioso prólogo en tiempo presente, donde una joven descubre por casualidad dos esqueletos enterrados, y de ahí retrocedemos directamente hasta un 1820 en 4:3, y situado en una especie de improvisada población en mitad de un sitio que promete oro, pieles y otras oportunidades. Cuesta entrar en la historia, pero merece la pena, y es necesario estar atentos a cada detalle y cada paso dado, como la llegada de la vaca por el río, tan sólo para satisfacer el deseo de un terrateniente de tomar el té con leche, y que será el desencadenante de una historia simple en apariencia, pero guarda una lógica interna que la emparenta con una forma de hacer cine que parece perdida desde los albores del mismo. Además, puede que contenga uno de los finales más hermosamente estremecedores que he visto en los últimos tiempos.

Saludos.

lunes, 19 de octubre de 2020

Las fronteras de la nada


 

Es imprescindible señalar que el guion de WAITING FOR THE BARBARIANS corre a cargo del gran escritor J.M. Coetzee, autor asimismo de la novela original. Si no se es lector habitual, se corre el riesgo de no entender gran parte del mensaje de un escritor como Coetzee, capaz de explicitar sutilmente, algo que choca frontalmente con la imagen filmada, a la que sólo restando se la puede acercar a los numerosos textos y subtextos de la obra literaria. Coetzee lo intenta, y lo logra a medias, pero no termina de entenderse con la forma, desnuda y exuberante, de filmar del colombiano Ciro Guerra. No me parece una mala película, pero sí una película que no funciona en la suma, sino aislando cada una de sus partes, y tratando de integrarlas en un todo que difícilmente se sabe cuál es. Empezando por el motivo principal, ese puesto fronterizo en mitad de un desierto, el ignoto país que lo comanda, como los dos países, también desconocidos, que quedan delimitados por una frontera cada vez menos clara. Creo que Guerra hace un fantástico trabajo con los actores, con un Mark Rylance soberbio, y unos Johnny Depp y Robert Pattinson menores, pero que se esfuerzan por sacar adelante dos papeles bastante desagradecidos. Una de esas películas difíciles de engrosar un solo género, y por ello amenazada de tener un público muy reducido. Y, salvando las diferencias, tan sólo por ponerles en situación, en la misma línea de la magistral ZAMA, de Lucrecia Martel, aunque habría que ser muy generoso con ello, por supuesto.

Saludos.

domingo, 18 de octubre de 2020

Rincón del freak #426: Cosinero, cosinero... Que er futuro é mu oscuro...


 

SHE DIES TOMORROW es una oda a la obviedad, al millón de euros sin sufrimiento, a la calaca de pírrica mirada. Bien hecha, sí, como mezclar a Woody Allen con Jonathan Glazer. Interpretada como si supieran que no iban a cobrar, como si pasaran por ahí y ya. La vocación es la de trascender, y si aún fuera una chorrada, no ahora, pero en un futuro a alguien se le ocurriría reivindicarla. Pero claro, el argumento y los recursos se superponen groseramente, chocando (resultando chocante) con ese envoltorio de mumblecore hipoatrofiado. Amy piensa que se va a morir al día siguiente, así tal cual, y se lo cuenta a una amiga mientras pimpla Chardonnay y escucha (atención) el "Réquiem" de Mozart en bucle. Entrando en la net, ya busca urnas fúnebres y pretende que un artesano la convierta en chaqueta de motero. Hasta ahí tiene su gracia, pero luego parece que hay una como epidemia de pensamientos tanatorios; ergo: la certeza de morir al día siguiente se contagia. A veces existe la tentación de tomarla en serio, y con seriedad, pero son ganas de filmar a todos los actores y actrices con la misma cara y el mismo tono, ahí ya la igualdad lo corroe todo, y nos confirma que lo societario no funciona. En fin.

Saludos.

sábado, 17 de octubre de 2020

Jodiendo la marrana


 

Una de las cosas que más claras van quedando de INTO THE DARK, aparte de lo poco cohesionado de sus episodios, es lo mal que le sienta el formato, llegando a estropear ideas en principio interesantes, pero que se van tornando intrascendentes por la estúpida obligación de cubrir una duración determinada. Esto es patente en "I'm just f*ucking with you", que empieza con una situación absurda y que deja al espectador con deseos de saber más, pero que poco a poco va derivando hacia un terror en exceso forzado. Un tipo se dirige a la boda de la que fue su pareja sin mucho entusiasmo, y su carácter apocado y neurótico le hace esconderse tras un nick, con el que inunda el chat de dicha boda con mensajes negativos. A mitad de camino espera encontrarse con su hermana en un apartado motel, y seguir al día siguiente con ella; sin embargo, la noche se tornará insoportable, por culpa del conserje del motel, que no para de gastarle bromas pesadas, aunque puede que esconda un terrible secreto. Pretendidamente ingenioso, el guion recuerda, por ejemplo, a GIRO AL INFIERNO, de Oliver Stone, sumiendo al protagonista en un cúmulo de situaciones que ponen a prueba incluso su propia cordura. El problema es que, llegado el momento, las excusas argumentales van diluyéndose en una especie de comedia terrorífica, hasta el punto de que importa muy poco qué hacen esos personajes ahí y por qué. La idea, insisto, parece interesante, pero se olvida tan pronto como acaba su desastroso desenlace.

Saludos.

viernes, 16 de octubre de 2020

La chispa que enciende el mundo


 

TESLA no es una buena película; Ethan Hawke es un gran actor. Poner música moderna en películas de época ya está desfasado; el momento más fascinante de TESLA es ver a Nikola Tesla/Ethan Hawke haciendo un karaoke de Tears for Fears. Hacer una película en interiores es claramente de tiesos; a Almereyda sólo le falta el arrojo y el talento de Derek Jarman para bordar unos interiores que se disparan del claroscuro a los tonos pastel. Thomas Alva Edison era un cabronazo, y la película lo deja claro; Kyle MacLachlan logra un Edison que asusta por su veracidad. No entiendo qué pinta Sarah Bernhardt en todo esto; durante una época, también aquella época, los inventores eran estrellas al nivel de las actrices de teatro. No vean TESLA; vean TESLA. 

Saludos.

jueves, 15 de octubre de 2020

Todos a cubierta


 

MISTER ROBERTS (que aquí fue conocida como ESCALA EN HAWAI), es, más que una película, un compendio. Una suma de talentos puestos a prueba por un rodaje extremadamente dificultoso y extraño desde su mismo concepto: toda la "acción" transcurre en un barco de guerra en los estertores de la WWII, donde la tripulación se aburre o debe soportar la inclemencia de un capitán que no les permite ir a tierra desde hace más de un año. En las antípodas de un film bélico, la obra original de Thomas Heggen y Joshua Logan, y adaptada por este último y Frank S. Nugent, intentaba desmitificar y desterrar cualquier heroicidad, en base a unas situaciones que van de lo absurdo a lo cómico, pero que progresivamente agrava su tono hasta un desenlace que pone los pelos de punta. Y ahora lo interesante: Henry Fonda, James Cagney, William Powell y un fabuloso Jack Lemmon, que se llevaría el oscar a mejor secundario. El corolario de emociones y caracteres que transmiten estos cuatro actores es lo que verdaderamente eleva una película que parece abocada a ser irregular per se, si es que eso significa algo, mientras el Mr. Roberts del título intenta poner un poco de cordura en un trato a todas luces injusto por un capitán que parerce la mezcla de un niño y un psicópata (grande Cagney), y escoltado por el médico (Powell), de larga trayectoria, y el joven y perezoso guardamarina, interpretado por Lemmon. Y mención aparte merece la dirección, aquí compartida por dos titanes como John Ford y Mervyn LeRoy, aunque no por razones tan nobles, sino porque a Ford le dio por la botella más de lo recomendable, lo que lo llevó a tener continuas broncas, sobre todo con Fonda, por lo que LeRoy tuvo que ser contratado por la Warner para encargarse estrictamente del trabajo actoral. Aunque, más allá de las curiosidades, lo exótico de su naturaleza, en mi opinión, la emparenta, adelantándolas por supuesto, a obras tan paradigmáticas como M.A.S.H. o CATCH 22. Y como no podía faltar el apartado de curiosidades, la de hoy proviene de una de las escasas féminas que aparecen en el film, y que es nada menos que Betsy Palmer... ¡La mala malísima de VIERNES 13!... En fin...

Saludos.

miércoles, 14 de octubre de 2020

El confesor


 

IL TRADITORE es la última película (por el momento) de Marco Bellocchio, que con 80 años demuestra no haber perdido nada de su nervio creativo. El "traidor" del título es Tommaso Buscetta, la figura clave para encarcelar a casi 400 integrantes de la cosa nostra, incluido el sanguinario Totó Riina, y el práctico desmantelamiento de la oscura organización siciliana. El retrato que Bellocchio hace de este hombre es complejo y nada complaciente, mostrándolo como, sí, un traidor, necesario si se quiere, traidor a los traidores, y que queda expuesto como alguien abatido pero férreo en sus convicciones. Buscetta, que vivía en Brasil un semirretiro junto a su esposa, deseaba distanciarse de la mafia, pero la matanza organizada por Riina, que acabó con la vida, entre otros muchos, de sus dos hijos, y la extradición a la que se ve obligado, acusado de tráfico de heroína, le hacen replantearse todas sus convicciones y colaborar con el juez Falcone, entablando con éste una insólita pero verdadera amistad. La historia está ahí, y no se pueden cambiar muchas comas, incluida la posterior acusación (con los mafiosos delatados ya en la cárcel) que enarboló contra el mismísimo Giulio Andreotti, presidente de la república, y que quizá hubiese merecido algo más de tiempo en el film. Con todo, me parece una película extraordinaria, de una lobreguez tan sobreexpuesta, que casi parece cómica, aunque los hechos mostrados no son para tomárselos a risa. Bellocchio vuelve a hurgar donde más duele, donde muy pocos son capaces de exponerse; a ello contribuye decisivamente la impresionante interpretación de Pierfrancesco Favino, en cuyo rostro parece estar escrito todo lo que va a decir, incluso antes de decirlo. Son dos horas y media en las que no se puede desviar la mirada, donde cada escena lleva inevitablemente a la siguiente, adoptando unos tintes de tragedia clásica y sin regodearse en nada que no sea relevante para entender la magnitud de lo que se cuenta. Para la historia quedaran escenas magistrales, como las del extenso juicio, con los mafiosos observando a Buscetta desde las rejas a su espalda, pidiendo todos un careo con ese despreciable traidor para retractarse inmediatamente, y sólo porque alguien, al fin, se había decidido a hablar.

Obra maestra. Una más.

Saludos.

martes, 13 de octubre de 2020

El metrónomo


 

Por culpa de un programa que me permito recomendarles a todos ustedes ("Todopoderosos", lo tienen en YouTube), caí en la cuenta de que aún tenía pendiente algún film de David Fincher. Entre ellos, PANIC ROOM, que no había vuelto a ver desde su estreno, y de la que guardaba un recuerdo que oscilaba entre la intrascendencia y la apatía. Hay películas a las que merece la pena dar una segunda oportunidad, y esta me lo ha confirmado, sólo hay que saber mirar en la dirección adecuada. Tras esta revisión, me doy cuenta de que no todo en la vida es un buen guion, y que hay historias que funcionan mayormente por las sensaciones que es capaz de acumular en sus escenas. Lo importante aquí es que no hay respiro, y que precisamente es su jugueteo constante con la inverosimilitud lo que le da su fuerza, que proviene de un dominio exacto de los tiempos durante sus casi dos horas, un dato que hay que tener en cuenta, dado que se trata prácticamente de un clímax que dura más de dos tercios del total. Por supuesto que es un film hedonista, y que cada escena está aclimatada para jugar en favor de la tensión, incluso a costa de desmentir la propia psicología del reducido grupo de personajes que la componen. El resto ya lo conocen: Jodie Foster y su hija (una jovencísima Kristen Stewart) se van a vivir a una lujosa casa en Manhattan, y, sin solución de continuidad, ambas acaban pertrechadas en la habitación del pánico de marras, a consecuencia del asalto de tres hombres (Jared Leto, el cantante Dwight Yoakam, y sobre todo un estupendo Forest Whitaker), cuyo objetivo se encuentra, oh casualidad, en esa habitación. Así las cosas, sin el sentido del ritmo y la inventiva visual de Fincher, el guion de David Koepp, en otras manos, habría sido un desastre de los de época. Sin embargo, e insisto, dejando a un lado las incongruencias, que son muchas, el film funciona como un metrónomo, o una maquinaria bien engrasada, y no es poco dados los tiempos que corren. No les engaño, no es ni de lejos lo mejor que ha rodado Fincher, pero como película de suspense tiene no poco mérito.

Saludos.

lunes, 12 de octubre de 2020

Al principio de la escapada


 

La última película de Diao Yinan, uno de los realizadores chinos más interesantes de la actualidad, se titula NAN FANG CHE ZHAN DE JU HUI (EL LAGO DEL GANSO SALVAJE), un demoledor descenso a las veleidades y martirologios de los bajos fondos de una ciudad que, como sus habitantes, no parece tener descanso, y siempre hay tiempo para un trapicheo más. Maestro del ritmo, Yinan embarca a sus personajes en una espiral de crimen y corrupción, partiendo del asesinato de un policía en una antológica escena, en la que literalmente se imparte una clase sobre cómo llevar a cabo toda una red organizada de robos (el encadenado con la policía organizando sus redadas es hiriente e hilarante al mismo tiempo). Ahí descubrimos al personaje central, Zhou Zenong, un tipo mortífero y huraño, pero al que iremos descubriendo una cualidad que no parece abundar: la honestidad. Perseguido por la policía y por las bandas mafiosas, Zhou sólo busca una importante suma de dinero para su mujer, que padece epilepsia, despreciando incluso su propia seguridad. Sin embargo, en lugar de su mujer, quien aparece a su encuentro es una prostituta, que podría ser también policía. El valor del guion reside, además de poner en valor la figura del hombre solo contra todos, en la precisa radiografía de esa China hundida que tan pocas veces vemos, y que tanto le da quien defiende la ley o la quebranta. Además, aunque no sea una sorpresa, el trabajo de fotografía es impresionante, contribuyendo a unas coreografías tan violentas como memorables. Aunque lo que cuenta es sumamente sencillo, su riqueza formal la puede hacer más confusa de lo que es, pero no hay duda de que estamos ante una grandísima película.

Saludos.

domingo, 11 de octubre de 2020

Rincón del freak #425: Decadencia del machirulo. Conchas y murciélagos


 

A ver. Volviendo a mis orígenes, yo les voy contando y ustedes deciden qué y qué no les merece la pena. Arrancamos en un puesto fronterizo, y un señor que está allí, solo, con un libro de Hannah Arendt y un fusil, se encarga de guardar no sabemos qué paso, pero no importa. Llega una mujer corriendo, huyendo, aunque no se sabe si hacia o desde, porque la preposición debería ser importante. Insertos. Él aparece ya en Britania, como refugiado pobre, paleta a sueldo, durmiendo en albergues que inevitablemente se queman, recogido por una sor, enviado a una casa que se cae de vieja, con una joven de pañuelo en el pelo y su madre soltando murciélagos por el culo en la buhardilla. Él arregla, pero tampoco es ducho; los váteres tragan agua negra y el pintado se hace inminente. Filosofía, estofados cucos, mucho entrar y salir, hablar a media voz o leer en pantuflas. Intriga que todo el mundo hable en inglés siempre, pero me salto el tema. Y ahora mi pregunta es si han entendido algo de lo que les he dicho, y si lo han entendido es posible que también entiendan AMULET. Yo no pude.

Saludos.

sábado, 10 de octubre de 2020

Perdido en un sentimiento


 

La frase para definir "Treehouse", el sexto episodio de INTO THE DARK, es "una ocasión inmejorable, pero desaprovechada". Y puede que lo que juegue más en contra de esta serie sea su formato, tendente al alargamiento innecesario, pero es de justicia achacar esto a unos guionistas (en este caso también realizador) que no sacan jugo al tiempo narrativo, sino que insisten machaconamente en el concepto "autoconclusivo", tirando por tierra ideas brillantes como ésta. Apoyado en la magnífica interpretación de Jimmi Simpson (uno de esos secundarios que siempre se hacen notar), James Roday, curtido en televisión, despliega un excelente preámbulo que podría haber sido un largo más que notable, pero curiosamente es el giro que pretende cambiarlo todo lo que le va restando interés progresivamente. En pocas líneas, la idea del chef televisivo con éxito, pero más solo que la una, abre varias posibilidades, que se ramifican con la llegada a la lujosa e impersonal casa familiar, y el reencuentro con una juventud con más sombras que claros. Después, el encuentro con un grupo de mujeres que celebran una despedida de soltera, pretende ser el punto de inflexión para el dichoso giro. Desgraciadamente, en esta ocasión, ni hacía falta el elemento sobrenatural, porque lo más importante hubiese sido hurgar en unas heridas que aún no han cicatrizado. El desenlace, torpe y apresurado, así lo atestigua.

Saludos.

viernes, 9 de octubre de 2020

¿Quién teme al lobo feroz?


 

THE WOLF OF SNOW HOLLOW es, puede que sea, la película más curiosa que veamos esta temporada. Y eso casi sin pretenderlo, o cayendo en picado hacia un inexplicable suicidio formal, extrañísimo, sobre todo porque acaba siendo una película, aun con sus imperfecciones o excesos, francamente redonda. Bien resuelta, que ya es complicado encontrar eso en el cine de hoy día. Es tal la amalgama de géneros (en una duración que no llega a la hora y media), que se tiene la sensación de que todo ha de ser metido con calzador y a toda prisa, pero no es así para nada. Jim Cummings, que ya sorprendió con aquella THUNDER ROAD, modula con exactitud un personaje desde el más absoluto caos, y lo dota de todo el sentido sin caer un solo cliché, cuando parece todo lo contrario. Un policía en un apartado pueblo de Utah (¿Que parece FARGO?... Vale, pues lo parece), con problemas con el alcohol e incapaz de llevar las riendas de su propia vida, ha de enfrentarse a una serie de asesinatos, a cual más cruento, y a su equipo de trabajo, que está convencido de que el autor es nada menos que un hombre lobo, a lo que él se resiste tozudamente. Con un estilo (atención) que oscila entre el terror, la comedia negra, el drama psicológico y la inmediatez de la stand up comedy, su aparente ligereza, incluso frivolidad, va desembocando en una tremenda declaración de intenciones, la del personaje en constante conflicto, sin credibilidad, y que la propia película va desentrañando con una humanidad y compasión que pocas veces ocurren en el cine de género, y puede que por eso sea tan difícil atribuirle uno en concreto. Por eso, y porque fue el último trabajo del desaparecido Robert Forster, merece la pena verla.

Saludos.

jueves, 8 de octubre de 2020

Las horas bajas del arquetipo


 

Han matado a Richard... (suena un claxon)... La amante de Richard... (suena un timbre) inicia una investigación, al margen de la policía. A lo mejor, puede que Richard... (suena un teléfono) haya descubierto algo de vital importancia, la vigencia del capitalismo o la mentira del comunismo. Y Godard le dice a Raoul Coutard que mantenga la imagen, que va a comprar cigarrillos. Y cuando vuelve sabe que la imagen que buscaba era esa, aunque no la haya visto. Y eso es MADE IN USA, un estertor acompañado de una sonrisa, una palabra mascullada o directamente silenciada. Y en estos tiempos tan inciertos, se ve más claramente que no hemos sido capaces de algo tan simple como reírnos de quienes nos acusan, y hubiese sido tan necesario como complementario. No hemos aprendido nada.

Saludos.

miércoles, 7 de octubre de 2020

Truth or trash


 

Inevitablemente, me lancé de cabeza a devorar CAPTURING THE FRIEDMANS, el controvertido documental con el que Andrew Jarecki se dio a conocer allá por 2003. La sensación no puede ser más extraña: lo único que ronda mi cabeza es lo mortalmente complicado que es discernir la verdad en según qué casos. El caso, acaecido en los años ochenta, tuvo una enorme repercusión, pero es admirable que Jarecki se tomara la molestia de indagar tantos años después, con el máximo protagonista ya fallecido y los integrantes de la familia intentando llevar adelante sus vidas, tras un infierno de años. Así, me parece indispensable enfrentar este documental desde al menos dos perspectivas, la que descubre a un padre modélico como un pederasta que recibía revistas de contenido pedofílico desde Holanda, y luego al halo de desconfianza que se va desprendiendo del juicio que le llevó a la cárcel, y después a su hijo, de apenas 19 años. Lo que revaloriza este film es que coloca a los espectadores frente a los hechos en sí, y ninguno es capaz de aseverar indiscutiblemente que estas personas realmente cometieran dichos abusos, por mucho que los indicios apuntaran a ello. Manipulaciones, disfuncionalidad familiar, infelicidad con toneladas de falsa alegría encima, y la constante sensación de que alguien no está diciendo toda la verdad, aunque la película deja un interrogante aún más terrible e inquietante: ¿Realmente importa la verdad si se tiene un culpable?...

Estremecedora.

Saludos.

martes, 6 de octubre de 2020

En el corazón del horror


 

En 1986, la central nuclear de Chernobyl, en Ucrania, explotó. Si ustedes, que por casualidad no llegaron a vivir aquel acontecimiento, están terriblemente preocupados por los efectos de la pandemia que nos azota desde hace varios meses, deberían saber que esto, al lado de aquello, es una bicoca. O pudo serlo, porque afortunadamente, y tras el esfuerzo humano más grande que puede recordarse, se evitó, quizá, la extinción de casi toda la población europea y asiática. El costo, que figura como gran encabezado en los libros de historia, no fue cuantificable, porque el costo fue el fin de la Unión Soviética. Todo ello es admirablemente descrito en los cinco capítulos de CHERNOBYL, la impresionante miniserie de HBO que, con minucioso detalle, ofrece, a quien esté dispuesto a asumirla, una inmersión en el núcleo mismo (nunca mejor dicho) de la cadena de errores que propició el desastre. Errores o, como va desvelándose poco a poco, una idiosincrasia, corporativa hasta la náusea, inamovible en su opacidad, que dejó al descubierto las miserias de un sistema comunista que empezaba a desmantelarse, puede que sin saberlo siquiera. Y luego está la serie, tan importante como el hecho relatado, porque ésta es una serie excelentemente realizada e interpretada. De gesto tan adusto como lo que narra, contiene imágenes imposibles de borrar, comenzando por la insoportable tensión entre los ingenieros en el momento de la explosión, y la negativa de los verdaderos responsables a asumir sus errores, ralentizando las acciones paliativas. CHERNOBYL no es ni grandilocuente ni intimista, ni críptica ni exhibicionista, y despliega la justa medida tanto de ligereza como de gravedad. Seremos testigos del infierno desatado en la central, de los esfuerzos sobrehumanos por detener un desastre de proporciones desconocidas, y finalmente de aquella otra explosión, puede que incluso peor, que fue la sorpresa de descubrir que el sistema que llevaba 70 años funcionando estaba podrido por dentro. La analogía está ahí.

Sencillamente impresionante.

Saludos.

lunes, 5 de octubre de 2020

La suspensión del relato


 

Creo que es un error emparentar, y menos de una manera enjuiciadora, el largo MADRE, de Rodrigo Sorogoyen, y el corto del mismo nombre que el director madrileño filmó dos años antes. Puede que sea una decisión por su parte, si se quiere, arriesgada, casi suicida, pero habría que hilar muy fino para continuar con coherencia lo que en aquél se cortaba abruptamente, mostrando las laderas del abismo al que queda expuesta su protagonista, ya que éste es otro territorio, el del drama de alta intensidad en base a la suspensión consciente de todo mecanismo articulativo. Aun más, es terriblemente complicado buscar un camino que transitar teniendo en cuenta que la secuencia de arranque (un magistral plano secuencia de varios minutos de duración) es, ni más ni menos, una vuelta a la angustiosa situación que abarcaba todo el corto. Lo que viene después es otra cosa, otro film, y, aun asumiendo algunas decisiones narrativas discutibles, su valor proviene de que la elipsis de 10 años tiene la difícil misión de presentar un personaje por completo transformado, pese a que aquel traumático suceso jamás la haya abandonado. Para quienes se enfrenten a MADRE por primera vez, hay que explicar dicho suceso, la misteriosa y casi surrealista desaparición de un niño de seis años, narrado a tiempo real gracias a la descorazonadora conversación entre el niño y su madre, separados por cientos de kilómetros. Ahí ya no sabemos nada más, y queda a disposición del espectador imaginar la desoladora vida que le espera a esa madre, impotente ante la imposibilidad de ayudarlo. Ese arranque es prácticamente un film de terror, y luego vamos hacia un drama psicológico sin abusar de recreación alguna. En mi opinión, Sorogoyen sale indemne, erigido en el director de impactos sordos que es, pillando al espectador a contracorriente, desarmado pero inmerso en una extrañeza retroalimentada a cada paso. Ahí asoma, indudablemente, el Sorogoyen de STOCKHOLM, y también, como en aquélla, una portentosa actriz, Marta Nieto, que siempre parece encontrar el gesto adecuado para transformar cada escena en un rasguño emocional.

Saludos.

domingo, 4 de octubre de 2020

Rincón del freak #424: #yo también (soy un ama de casa aburrida)


 

Ahondando en la procelosa filmografía de Barbara Peeters (esto sólo se me ocurre a mí), me encuentro con que uno de sus primeros trabajos fue un infinitesimal tratado lésbico, en clave de angst femenino, que en realidad quería suponer un alegato a favor de la liberación de esas mujeres que no sabían qué diablos hacer con sus vidas mientras el marido estaba fuera trabajando. Sin embargo, THE DARK SIDE OF TOMORROW (que así se llama la cosa), iba a ser un pseudoporno financiado por un potentado israelí, David Novik, que soñaba con ser el gran pope de las salas X. En lugar de ello, Peeters, activista lésbica a su manera y forma, cambió el guion enviado por Novik y lo transformó en lo siguiente: Denise y Adria son amigas, dos amas de casa que pasan el tiempo yendo de compras y jugando a las cartas, mientras sus maridos ganan perras fuera... o lo que sea. En un momento dado, y teniendo en cuenta que estamos en la California de 1970, ambas dos descubren que el amor libre, y más concretamente el lésbico, es un antidepresivo mejor y más sano que el prozac, así que invierten sus ratos de ocio en retozos y lubricados de media tarde. Y Peeters, que no deja de tener su guasa, riza el rizo, despechando a una de ellas cuando la otra da el giro definitivo y, tras poner los cuernos al marido con la amiga, redobla las astas con un desconocido que pesca salmonetes. Así las cosas, la amiga se enfurruña y prueba en otros montes venusianos, porque los cuernos nunca duelen hasta que nos los ponen...

Almodóvar no lo hubiera hecho mejor.

Saludos.

sábado, 3 de octubre de 2020

¿Subir o bajar?


 

"Down" es el título del quinto capítulo de INTO THE DARK. Una especie de nuevo giro de tuerca respecto a un subgénero del que hay varios ejemplos: el de gente atrapada en ascensores. De nuevo casi 90 minutos, y esta vez poco aprovechados, o mejor dicho, mal aprovechados. Prescindiendo del elemento sobrenatural, y confinando a sus dos protagonistas desde muy al principio, lo mejor ocurre durante su primera media hora, mientras se establece un curioso vínculo entre ambos, siempre al borde del ridículo o de lo inverosímil, pero que Stamm (al que recuerdo gratamente por EL ÚLTIMO EXORCISMO) logra llevar a buen puerto, apoyado en el relato oral, y tejiendo un sutil juego de confianzas y equívocos. Ellos son dos trabajadores de un gran edificio, los últimos en abandonarlo el día de San Valentín, con la mala fortuna de que el ascensor queda parado en el penúltimo piso del sótano-aparcamiento. Y queda claro que la habilidad consiste en establecer un clima (anticlima, sería más correcto), para seguidamente girar todas las expectativas y transitar el elemento sorpresa. Desgraciadamente, ni está bien elegido el momento, ni la resolución cumple las expectativas. O mejor dicho: 30 minutos de diálogos en un espacio único, capaces de captar la atención en todo momento, y casi 60 de despiporre en el que podría caber hasta un cameo de Steven Seagal... Una lástima.

Saludos.

viernes, 2 de octubre de 2020

Corre, corre. Que te van a echar el guante...


 

Incapaz de decidir si SONIC THE HEDGEHOG es un videojuego o una película, un arrebato de indulgencia me traspasa mientras asisto a las correrías del erizo azul más famoso del mundo. En realidad debe ser así, no hay mucho más que añadir a un producto tremendamente consciente de qué es y a quién va dirigido, apenas quedan un par de chispazos de Jim Carrey (haciendo de Jim Carrey) y algunos efectos digitales bien conseguidos, pero que siempre dan la sensación de ya vistos. En otro orden de cosas, viendo la ráfaga de apertura que se ha currado SEGA, no es descabellado pensar que podemos estar asistiendo a otro nicho de mercado (otro). Aparte, los dos detalles en los títulos de crédito avisan de una más que probable secuela... Escuchen mejor a Rosendo Mercado...

Saludos.

jueves, 1 de octubre de 2020

Una mentira plácida

 


PEEP SHOW era un programa canadiense, a mediados de los setenta, que usaba el formato teatralizado, un poco a lo "Alfred Hitchcock presenta", para entregar historias cortas, a medio camino del suspense y el horror. David Cronenberg dirigió un par de estos episodios, mientras encontraba financiación para proyectos más personales. Uno de ellos fue "The lie chair", escrita por David Cole, que mostraba un escenario arquetípico, la pareja que llega a un viejo caserón en mitad de la lluvia. En este caso, y ante lo trillado del asunto, la historia no vira tanto hacia lo truculento, y sí hacia lo chocante: la casa es habitada tan sólo por una anciana y su criada, y la mujer "parece confundir" a los improvisados visitantes con sus nietos, a los que supuestamente esperaba esa misma noche. Si les da por buscarla en YouTube se van a encontrar con la morriña desprendida por este tipo de producciones televisivas, siempre unas más afortunadas que otras. Un Cronenberg menor, sin más.

Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!