miércoles, 30 de noviembre de 2016

Rivette escribe #13



En L'AMOUR PAR TERRE, de 1984, Rivette abundaba en el tema de las representaciones cruzadas y enfrentadas a una realidad siempre puesta en duda. Para ello se sirvió de dos figuras femeninas notables, Geraldine Chaplin y Jane Birkin, y el habitual de resnais André Dussollier. Se trata de un ingenioso (e ingenuo) dispositivo que desarma al espectador menos paciente, al exigirle un atento análisis cada vez que los personajes semejan estar viviendo sus propias vidas o interpretando una obra. Y todo comienza con la representación de una obrita en un apartamento y la presencia entre el público del autor, que seguidamente invita a las protagonistas a que interpreten la obra que se encuentra escribiendo en ese momento en su mansión, pudiendo alojarse durante una semana en la misma para ensayarla. Rivette compone una película densa, compleja, que sin embargo contiene un mensaje simple, que no es otro que la ilusión de la vida real, que no es más que un cúmulo incesante e interminable de representaciones, unas individuales y otras colectivas. Pero lejos de invocar al demiurgo total, prefiere compadecerse de estos actores y dramaturgos, constantemente luchando contra la esquizofrenia de ser ellos mismos o el personaje que escriben e interpretan. Un film completamente rivettiano, aconsejable para iniciarse en las claves de su cine y comprender la ruptura que seguidamente llevó a cabo con la depuración de su rol como cineasta ya fuera de los parámetros de la Nouvelle Vague.
Saludos.

martes, 29 de noviembre de 2016

El relleno del pavo



KRISHA, del joven debutante Trey Edward Shults, que parte como ayudante del último Malick (no se asusten), obtuvo un merecido galardón en los últimos Independent Spirit, el "John Cassavetes". Y es que algo del director neoyorquino hay en este desasosegante retrato familiar (nada familiar, por cierto), que nunca parece estar hecho con cuatro duros, aunque esa es la verdad, y que apuesta por un trabajo de guion intenso y audaz en lugar de vacuos malabares técnicos. Se nos advierte en la sinopsis que Shults tiró de su propia familia para ponerlos delante de la cámara y filmar un Día de Acción de Gracias que supuestamente les va a reunir al completo después de varios años. Constantemente intuimos, sabemos que algo no va a salir bien y que, tarde o temprano, seremos testigos de una revelación terrible; pero los diálogos se suceden con agilidad y los personajes van siendo introducidos con sencillez y eficacia. Cada uno habla de sus problemas, cómo les va la vida, se saludan, se besan, se reprenden... Y en mitad de todo ello, apenas sostenida por frágiles e invisibles cuerdas en mitad de un torbellino imparable de sentimientos a flor de piel, está Krisha, la tía materna del propio Shults. Y a Krisha todos la miran con extrañeza y le hablan sin querer molestarla; hace mucho tiempo que no la ven, le preguntan si está recuperada... Y ella se mira al espejo, a solas, con una mirada que es materia prima de la vida misma, una vida que se intuye que ha vuelto varias veces del algún infierno. KRISHA es un ambicioso, poderoso gambito visual, que no duda en revelar sus verdaderas fuentes, Cassavetes, Bergman, la dispersa ola del Dogma, para poner en imágenes el oscuro mundo interior de una persona en claro desequilibrio, que refleja en su miedo a las relaciones sociales una ternura repleta de brutalidad y una actitud que por ser más honesta choca frontalmente con cualquier ambiente de corrección.
Una película imperfecta, bellísima, terrorífica. Que presenta a un director y creador que hay que seguir sin ninguna duda y a una actriz a la que suponemos actuando y descubrimos exudando realidad en bruto. Magnífica.
Saludos.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Romántico en el exilio



Se ha muerto Fidel Castro, la vida sigue y vamos a hablar de una película sobre exiliados, pero no cubanos sino chilenos. Una película extraordinaria titulada DIÁLOGOS DE EXILIADOS, que es la primera que Raúl Ruiz filmó enteramente en Francia y que supone un punto y aparte en esa falacia que los esnobs dan en llamar "cine político". Ruiz, uno de los directores más imaginativos y originales de todo el Siglo XX y parte del XXI, juega al despiste con lo que parece una simple crónica de un grupo de exiliados, sus problemas de integración en aquel París que aún digería la resaca sesentayochista y la promesa de una vida, si no mejor, al menos más digna que en una sanguinaria dictadura. Pero la intención es otra, más retorcida y memorable, con la introducción de un afectado cantante de boleros, simpatizante de la Junta, que de casualidad topa con estos exiliados en sus pisos prestados, pues se encuentra en plena gira francesa, y les suelta unos incomprensibles discursos sobre lo bien que está su país, pensando a lo mejor que ellos están de visita en el país galo. La reacción no se hace esperar y se lo llevan a una fiesta interminable, pero con la intención de secuestrarlo... El film gana enteros cuando realidad y ficción se mezclan, y Ruiz maneja los tiempos narrativos hasta desafiar la propia percepción del espectador acerca de qué está viendo con exactitud y, más importante, si se trata realmente de una crítica política o de una ensoñación surreal, el recorte sudamericano a un país, el francés, que parece invitado de sí mismo...
Saludos.

martes, 22 de noviembre de 2016

Porque el sexo es bueno



Concebida como un ampuloso "Blog in progress", JOVEN Y ALOCADA, la ópera prima de Marialy Rivas, es, ante todo, una celebración de los cuerpos y las mentes, los propios y los ajenos, sin preocuparse mucho de cuestiones de pacatos demorados y dejándose resbalar por un ciclorama de estrategias meramente carnales. Es la historia de Daniela, que tiene un blog que administra como "Jovenyalocada", en el que mantiene informado a un numeroso grupo de seguidores acerca de sus andanzas sexuales, al tiempo búsqueda identitaria y rebeldía consciente, y la mayoría de las veces afortunada. Ahí se entiende la disposición, la refracción hagiográfica y desmañada como hito punk desde las faldas maternales pringadas, una vez más, de una religiosidad asfixiante y antipática, de la que los jóvenes, y con razón, deben huir con los vehículos que sean. La película se deja ver muy bien, con menos estridencias de las esperadas y con algunos momentos francamente divertidos, y cabría reprocharle el exceso de bisoñez, fundamentalmente en la construcción de unos personajes que tienen poco peso... Juzguen si en nuestros blogs ocurre así...
Saludos.

lunes, 21 de noviembre de 2016

El demonio antes del día 28



En 1957, la Columbia produjo un pequeño film de serie B que pretendía poner la primera piedra de lo que ni siquiera se sospechaba como lo que después sería folk horror. En una dudosa Inglaterra repleta de transparencias y lugareños con acento de Kentucky, la idea era adaptar un relato de principios de siglo, "Casting of the runes", de Montague R. James, que ponía en duda muchas de las supersticiones clásicas, fundamentalmente el demonio y variantes, confrontando a un extraño ilusionista que afirma ser capaz de invocar al diablo cuando le plazca, tras haber traducido unas antiquísimas runas, y un psicólogo norteamericano que, escudado en su total escepticismo, viaja a este peculiar Londres para desenmascararlo y, de paso, ayudar a una joven a esclarecer la inexplicable desaparición de su tío tras visitar al supuesto charlatán. NIGHT OF THE DEMON es uno de esos oscuros clásicos que se ven con jovial frescura y desenfado, por su estupendo guion, sus solventes actores y unos efectos especiales que, sin ser nada de otro mundo, proyectan a la perfección la idea de ese demonio que no sabemos a ciencia cierta si en verdad existe o es producto de la autosugestión. La dirección del gran Jacques Tourneur, no hace falta decirlo, es dinámica y congruente, un modelo de precisión e imaginación que tanto se echa en falta en producciones de mayor presupuesto en las que se pierde la mitad del metraje en explicaciones innecesarias, además de aportar un estupendo sentido del humor que la hace en todo momento accesible. Una joya a reivindicar, descubrir e incluso reinterpretar ahora que tan de moda están estos temas.
Saludos.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Rincón del freak #247: Una parodia kantiana



Cuenta la leyenda que a mediados de los años 80 un por entonces exitoso Donald Trump resumió en un libro el secreto de su éxito, y que, abrumado por ser el autor del mayor bestseller de todos los tiempos, quiso ir más allá y realizar una película, amenazando con su poderoso argumentario la estabilidad misma de Estados Unidos... Lamentablemente, el día de su emisión "alguien" decidió cambiar la programación y poner en su lugar un partido de football... Todo esto nos lo cuenta Ron Howard mientras enseña el preciado VHS, que le ha costado lo indecible conseguir, antes de hacernos partícipes de tan mitológico visionado. Lo que sigue a continuación es (si es que su mente no ha explotado aún) FUNNY OR DIE PRESENTS: DONALD TRUMP'S THE ART OF THE DEAL: THE MOVIE, o cincuenta minutos de Johnny Depp calzando el tupé de Trump, mientras nos revolcamos en la enésima burla de la izquierda "intelectual" norteamericana, con un puñado de ingeniosos gags y calculados cameos, y todo tan sólo un tiempo antes de las elecciones. El resto ya es historia, y Kant diría que no permanece el goce a la sombra de la ambición...
Saludos.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Un último, desesperado y loable esfuerzo



Es curioso que haya encontrado algunos aspectos positivos en una película de Michael Moore, aunque pocos, y que haya sido en un extraño artefacto que en realidad ni siquiera es una película, sino una especie de monólogo extralargo que el creador de BOWLING FOR COLUMBINE filmó en un teatro de Wilmington, una pequeña ciudad de Ohio que pasa por ser el sitio donde la candidatura de Donald Trump sacó más diferencia de votos (el cuádruple) a la de Hillary Clinton. Moore (que, digámoslo, cada vez parece más una señora) insiste en su tono sarcástico y panfletario y se enfrenta en solitario a una audiencia que dudo mucho que pagara por verlo, pero eso nunca lo sabremos, y menos rodeado de fotografías de la señora Clinton, mientras señala que en el gallinero está representada la etnia latinoamericana, a los que coloca un muro de atrezzo, y unos musulmanes, convenientemente vigilados por un dron... Es un monólogo, y Moore lo modula para llegar al interior de una audiencia netamente conservadora mediante el recordatorio de que la precariedad sanitaria produjo un millón de muertes y hacerles ver que, aunque su opción era Sanders, Hillary bien merecería un voto de confianza ante un megalómano, misógino y enloquecido magnate ávido del poder absoluto. El resultado es tan insólito que justifica su elocuente título, y MICHAEL MOORE IN TRUMPLAND reconforta a los ingenuos de corazón, pero tras las elecciones es un patetista soplo de gamberrismo low cost y un esfuerzo que sería en vano. Pero quién iba a imaginarlo ¿verdad?...
Saludos.

viernes, 18 de noviembre de 2016

La máquina de matar



Sobre el derecho a matar a un intruso en un país como Estados Unidos debe tener mucho que decir el recién elegido presidente, y el cine no ha sido impermeable a una problemática que en Europa plantea más interrogantes, afortunadamente. Es curioso que un film que me parece estimable, como es DON'T BREATHE, del director uruguayo Fede Álvarez, no incida en este tema, que explica muchas conductas aberrantes del país que "ama" la pertenencia de armas. Lo digo porque lo que le falta a este  intenso film para ser antológico es precisamente haber puesto el dedo en la llaga y confundir al espectador sobre quién es verdaderamente el malo, si el veterano de guerra, ciego y psicópata, o ese grupo de asaltantes vocacionales que usan el trabajo del padre de uno de ellos en una compañía de seguridad para desactivar las alarmas y desvalijar sin problema el inmueble. Como película de terror es infinitamente superior a aquella bobada de ampliar a Raimi, y la tensión se palpa en cada fotograma, pese a algunas decisiones de los protagonistas (el guion...) simplemente inverosímiles, pero a Álvarez le falta hondura y ambición, aunque yo confiaría en su capacidad, porque aún le siguen dejando libertad y porque es demasiado joven para no creer que pueda depurar su cine palomitero de calidad. Yo la recomendaría si se quiere pasar una hora y media pegado al sillón, y si no le importa tener armas en casa, claro...
Saludos.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Postulados para la violación de la realidad #7



De nuevo dos cortos rodados por Kiarostami, el primero, de corte simuladamente didáctico y titulado BE TARTIB YA BEDOUN-E TARTIB (ORDEN Y DESORDEN), pretendía argumentar las bondades del orden y el civismo a la hora de conducirse en la vida, ya desde la escuela, al salir de clase sin atascar la puerta de salida; para beber agua (sin que nadie se preocupe de la higiene derivada de tener un solo vaso para todo el colegio...) o subir al autobús escolar sin que haya que esperar varios minutos a que todos estén sentados. Kiarostami cierra el documental con un inesperado e irreverente corte, que no sólo perturba el orden mismo de la película, sino que conmina al espectador a rebelarse ante lo que ve y no dar todo por supuesto. En apenas quince minutos, el libre albedrío nos interpela como ciudadanos libres que somos capaces de elegir nuestro propio beneficio...





El segundo, de 1982, es HAMSARAYAN (EL CORO), que en su brevedad articula una prodigiosa escalada desde la observación paciente de un hombre mayor en su habitual paseo, que, harto de la contaminación acústica de la ciudad, decide apagar el audífono que le permite escuchar con claridad. Al llegar a su casa, quizá sin importarle demasiado la ausencia de sonido, no escucha a sus nietas, que acaban de salir de clase y llaman para que les abra. Finalmente, el corto adopta un tono decididamente cómico, como si volviéramos a un cine chapliniano, porque la congregación ante la casa es cada vez mayor y todos gritan para que el anciano se entere. Una deliciosa miniatura acerca de las bondades del bendito silencio para los que sufrimos vivir en un mundo insoportablemente ruidoso...
Saludos.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Rivette escribe #12



A día de hoy, LE PONT DU NORD es una película muy diferente a como la concibió en su momento, aquel prolífico 1981, Jacques Rivette. Una película que era (como casi toda la obra de su autor) un juego inocente, infantil, jugado con elementos adultos; o una fantasía detectivesca, un thriller en toda regla, pero ahormado a unos elementos formales tan básicos, que más podría parecer un boceto haciéndose pasar por cuadro. Pero lo que cambia su visionado radicalmente es la terrible certeza de una mala pasada del destino, ya que LE PONT DU NORD fue el film que unió en la pantalla a Bulle Ogier y su hija Pascale, prematuramente fallecida sólo tres años después. Es por ello que, más allá de casuísticas o heteronimias autorales, que convierten a Rivette en demiurgo más que en director, la búsqueda infructuosa de estas dos mujeres, con París convertida en un tablero de "La Oca", importa menos por su estructura de fantastique embelesado y sí por unos cuantos instantes arrebatados al celuloide y que trascienden y ejercen casi de despedida metafísica u oprtunidad fijada en la eternidad. Además, Rivette vuelve a demostrar que valen más mil palabras elocuentes que una imagen vacía...
Saludos.

martes, 15 de noviembre de 2016

El caracol y la gallina



El caracol se arrastra plácidamente por el patio, bajo el sol y como contemplando las vetustas paredes de la casona; y el hombre, que no es su dueño en modo alguno, deja de leer el periódico y ajusta un gesto de rabia, o desprecio o quién sabe, le pega un puntapié y lo hace rodar hasta la gallina, que lo picotea con fruición, sólo un día antes de terminar desplumada y en la cazuela.
Esta magistral escena sería capaz de resumir con mayor acierto CORONACIÓN, la segunda adaptación cinematográfica que ha conocido la novela de José Donoso y que tiene tantas virtudes como defectos a la hora de poner en pie el colosal armatoste literario que narraba, en varios planos superpuestos, la asfixiante y decadente atmósfera de una forma de vida anclada fuera de su tiempo, y atenta tan sólo a viejos rituales anodinos. La abuela senil, Doña Elisa, que llegó de España y que parece una decrépita y cruel versión de Imperio Argentina; Andrés, el nieto cincuentón y reprimido, castrado por su educación religiosa pero incapaz de salir de su confortable mundo de inactividad y apariencia; las dos sirvientas, solícitas, que no han conocido más mundo que ése y que participan de los ritos diarios, soportando sin rechistar el desprecio con que son tratadas. La llegada de la joven sobrina de una de ellas para hacerse cargo de la anciana supondrá un cataclismo, especialmente para Andrés, que toma conciencia de lo inútil de su existencia cuando queda expuesto a la inocencia y vitalidad de la joven.
CORONACIÓN, desde su estreno en 2000, ha sido uno de los títulos chilenos más importantes y reconocidos fuera de sus fronteras, y una especie de punto y aparte estilístico. Sin embargo, le sobra metraje, y Caiozzi parece no saber hacia dónde dirigir la narración cuando se aleja del caserón y su fascinante decadencia, perdiéndose en algunas escenas y personajes que no casan bien con el conjunto. Aun así, tiene momentos memorables y un actor inmenso, Julio Jung, que transmite sin esfuerzo toda la soledad e incomprensión de quien no ha dicho una palabra más alta que otra en toda su vida.
Saludos.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Estás jodido... ¡Que les jodan!...



Las elecciones norteamericanas me han abierto unas ganas tremendas de volver a ver películas que, por alguna razón que ahora se me escapa, sabía que tenía injustamente limbificadas, y que era el momento de darles una segunda oportunidad desde mi "madurado" punto de vista (obvien risas, please). Y precisamente una segunda oportunidad es lo que lleva buscando Sean Penn, en uno de los papeles más torturados que le recuerdo, en U-TURN, aquella pesadilla neobarroca que está a punto de cumplir nada menos que dos décadas y que es una de las que más me gustan de Oliver Stone, lo cual acabo de corroborar hoy mismo. El argumento no es nada del otro mundo, y lo hemos visto muchas veces: un tipo se queda varado en mitad de la nada, en este caso un pueblo, Superior, en pleno desierto de Arizona. Guarda un secreto que, francamente, queda claro desde el primer y antológico encuentro con un genial Billy Bob Thornton, que se compromete a arreglarle el Mustang. Yo no me centraría tanto en los maquiavélicos intereses cruzados que se desatan tras la llegada de este forastero, y sí en el ejercicio de "sensibilidad bruta", sin pulir, que Stone extrae de la novela original de John Ridley, amplificando la sensación de fantasmagoría, de no-lugar del que el protagonista no sólo no va a hallar el modo de salir, sino que sufrirá toda clase de humillaciones y agresiones. Este film es como un tratado sobre la mala suerte y la fatalidad, entendidas ambas como reflexión moral dostoievskiana y desembocando en una angosta reducción al absurdo y uno de los finales más grotescos del cine americano reciente. Añádanle un reparto de auténtico lujo y una banda sonora maravillosa a cargo del maestro Morricone, como si pudiéramos conjurar a Leone con Lynch y Edgar G. Ulmer, un film tan increíblemente exagerado que yo me atrevo a decir que ese tono casi de serie B es más patente en la teleficción actual que en el cine. Que yo diga todo esto de una película de Oliver Stone ya tiene su mérito, porque sale hasta Jennifer Lopez...
saludos.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Rincón del freak #246: Resaca post electoral



Me veo en la obligación de posponer los misilazos contra la demencial llegada a la presidencia de Trump a un país que cada vez se parece más a un cruce entre Disneylandia y un McDonald's... Sólo ellos saben ponernos tristes, eufóricos y cabreados, todo a la vez y todo tras un proceso democrático, que ya es decir. Pero eso será otro día, cuando hayamos medio asimilado todo esto, pero mientras tanto voy a poner aquí una horrenda subproducción de 1981 a la que me cuesta poner título, ya que tiene unos cuantos. El oficial es PRANKS, pero no veo las bromas por ninguna parte; sin embargo, el cartel promocional rezaba THE DORM THAT DRIPPED BLOOD, que no tiene nada que ver. En las traducciones al español no se quedaban cortos, usando a conveniencia tanto DORMITORIO SANGRIENTO como un más solemne LA MANSIÓN ENSANGRENTADA... Y total, bromas hay pocas, dormitorios apenas, y la mansión es en realidad una especie de almacén industrial abandonado, que seguramente fue lo más barato que el tándem Obrow/Carpenter (nada que ver con el tío John) consiguió para hacer deambular a un grupo de jóvenes sin futuro ni talento, pero con unas ganas tremendas de limpiar el almacén y cobrar por ello, que es un argumento típico de las pelis de terror. Luego está el malo, que un señor normal que usa taladradoras y ollas a presión, como lo oyen. La protagonista es una señorita con un aire a Hillary Clinton más que sospechoso y también salía por allí Daphne Zuniga  muy jovencita y con la virguilla eliminada para siempre... y no es un chiste escatológico, ni ingenioso me temo...
La película es mala, pero peor es ser mujer, negro o latinoamericano y votarle a Trump, claro...
Saludos.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Este vals...



El mundo de la música, las letras, la cultura, está en shock porque ha muerto Leonard Cohen. Fiel a su excepcionalidad, el maestro canadiense ha logrado lo que ninguna estrella efímera del Rock puede conseguir, que estemos en shock cuando su despedida ha sido tranquila y a los 82 años. A mí me costaría una barbaridad glosar apenas su inabarcable trayectoria, por lo que he tenido que apoyarme en el que creo que es el mejor documento fílmico para explicar las razones por las que Cohen ha significado tanto en una industria que siempre amenazó con tragárselo, y es que este mundo nunca ha sido para los sensibles. Y 1971 fue un año particularmente decisivo en la construcción del mito, precisamente porque Cohen, hundido por lo que él consideraba un doloroso rechazo a su por entonces incipiente producción musical, meditó tirarlo todo por la borda y ser uno más, o refugiarse quizá en las letras, pese a su poco reconocimiento como escritor. Hablamos de un señor que contaba ya con 37 años, tres discos y un puñado de libros publicados, y que fue literalmente empujado a un macrotour europeo en un momento delicado para los cantautores que habían dominado la escena de finales de los sesenta. BIRD ON A WIRE es un documental tan radical y rompedor que fue sistemáticamente rechazado por Cohen, hasta el punto de mutilar el metraje original y hacerlo desaparecer, hasta que, hará unos siete años, apareció milagrosamente la única copia existente de aquel descarnado documento, en el que Cohen aparece como un ser humano de carne y hueso, y no estamos acostumbrados a eso. Palmer, reconocido documentalista que había glosado anteriormente figuras como Frank Zappa o Cream, pidió una única condición: que no se le cerrara ninguna puerta a su cámara. Así, es Cohen flirteando y sonrojándose al saberse filmado, chocando de frente con la cerrada cultura israelí, devolviendo de su bolsillo el dinero a los asistentes a un concierto que literalmente no pudo dar por haber perdido la inspiración, o Cohen llorando junto a sus músicos porque les había comunicado, instantes antes de una actuación, que sería la última vez que se subía a un escenario. Y entre medias, como si no importara, un puñado de interpretaciones casi místicas, que interpelan directamente al espectador sobre la experiencia de la poesía en absoluta simbiosis compartida. Yo creo que Leonard Cohen nos fascinaba, sobre todo, porque, por mucho que buscáramos, antes de él no había nadie comparable haciendo lo que él hacía, y mucho me temo que seguiremos así tras su muerte.
Se ha ido un maestro, un hombre que escribe, un pájaro que dejó de mecerse en el cable, como siguiendo el ritmo de un vals...
Saludos.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Beber de la copa rota



En quince años de discutible trayectoria, la directora neoyorquina Karyn Kusama ha ido intentando, con diversa fortuna, sacudirse un discurso fuertemente arraigado en el cine comercial acomodado en los clichés de la imagen "de moda", la estrella "de moda" y unos temas que sospechosamente siempre parecían ir un pasito por detrás de sus evidentes inspiradoras. GIRLFIGHT, AEON FLUX y JENNIFER'S BODY avanzaban a duras penas por el mundo del boxeo femenino, las superheroínas y un insólito slasher universitario-feminista. Así, tres lustros después, pocos podían adivinar que sería capaz de llevarse un galardón como el de mejor película en Sitges con un enigmático thriller psicológico, no tan redondo como promete, sobre todo por un tramo final que se le va completamente de las manos, pero que apunta a que Kusama está empezando a notarse cómoda en un lugar común de colores menos chillones. Y lo mejor es contar un poco de la trama de THE INVITATION, que tiene un largo prólogo en el que prácticamente no pasa nada, pero que acierta en la reposada introducción de un grupo de personas, amigos la mayoría, que asisten a la cena organizada por Eden, de la que no habían sabido nada desde varios años atrás, tras la traumática muerte de su hijo. Eden se ha vuelto a casar y parece haber superado la tragedia, permitiéndose incluso invitar a Will, su expareja y padre del niño fallecido. THE INVITATION es, ante todo, un loable y contenido ejercicio de narrativa y de esfuerzo actoral, un poco descompensado (Logan Marshall-Green y John Carroll Lynch están a años luz del resto), pero que mantiene la tensión incluso en los momentos más anodinos y tramposos de esta pequeña sorpresa con forma de inocua miniatura, pero con algunos puyazos, sobre todo ideológicos, que apuntan directamente a los peligros del fanatismo, cuando éste se inviste del elegante traje de la autoayuda.
Muy entretenida.
Saludos.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Postulados para la violación de la realidad #6



Antes, mucho antes de que Asghar Farhadi devolviera al cine iraní gran parte de su prestigio, Abbas Kiarostami expuso en GOZARESH (EL INFORME) muchos de los males y controversias de una sociedad que luchaba por definirse entre el aperturismo y la tradición. De ahí proviene la fuerza de este extraordinario film, escindido en dos partes bien diferenciadas aunque perfectamente complementarias. En la primera, mucho más verbal y descriptiva, se nos cuenta la caída en desgracia de un recaudador de impuestos que es fulminantemente despedido por aceptar una serie de sobornos; la corrupción no sólo como tema delictivo sino como tara moral, que en este caso va a poner a prueba la resistencia de este hombre y su familia. En la segunda parte, asistimos a la mudanza a un barrio más modesto, la precariedad de medios y los problemas derivados de la incapacidad para mantener un estatus social, lo que desembocará en una brutal precipitación de acontecimientos. Kiarostami filma con un naturalismo crudo y distante, y lejos de sus anteriores lecciones morales lleva a sus personajes hasta un paroxismo casi insoportable, de una fisicidad manchada y que deviene en tragedia. Una especie de redención por la vía del martirio y la pérdida, quizá para recordar, ya entonces, lo dolorosos que son los golpes desde lo más alto.
Saludos.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Rivette escribe #11



Pese a contar con un magnífico guion firmado por Suzanne Schiffman, Eduardo de Gregorio y el propio Jacques Rivette, MERRY-GO-ROUND se enrevesa tanto que cuesta una barbaridad adherirse a sus fascinantes planteamientos iniciales. En un arranque comedido y bien temperado, Rivette hace confluir a dos personas (unos más que solventes Joe Dallessandro y Maria Schneider) desde un anonimato que no es tal, ya que no saben que han sido llamados por la misma persona, Elisabeth, que es la hermana de ella y amiga íntima de él. La dificultad del film consiste en armar una trama no ya compleja, sino directamente atomizada cada vez que un personaje nuevo aparece y la ausencia de Elisabeth empieza a constituir un misterio, cuando no una amenaza. Rivette es un experto en los armazones plurales y los argumentos superarticulados, pero es preciso no perder ni un detalle de cada encuentro y cada diálogo, aunque curiosamente no es que sea este un film de inacabables parlamentos, sino más bien un dinámico desfonde del cine de detectives, con unos posmodernos Hércules Poirot y Miss Marple zigzagueando por la campiña del gélido Valle del Oise, mientras son perseguidos por perros cazadores, francotiradores y hasta un caballero medieval... Imaginen.
Saludos.

martes, 8 de noviembre de 2016

Superhéroes de barrio



El pasado Festival de Valladolid tuvo a bien dedicar un extenso ciclo a la nueva cinematografía chilena, que, efectivamente, de un tiempo a esta parte se ha convertido en una de las más interesantes de Sudamérica. Aquí intentaremos colar cada semana un título de los que se pudieron ver en la Seminci y, en la medida de lo posible, explicar qué extraño sortilegio hace convivir cinematografías tan alejadas de sí como la denuncia social, el drama macabro, la comedia sexual y hasta un interesante apunte sobre el actual boom del cine de superhéroes. Sobre esto versa MIRAGEMAN, una curiosísima producción a la que cuesta bastante tomarse en serio, de no ser que Hollywood ya ha puesto la primera piedra para intentar dar una visión menos solemne y relamida de este género. Todos recordamos KICK-ASS, GUARDIANES DE LA GALAXIA o la reciente DEADPOOL, films en los que el golpe ingenioso de guion y el sentido del humor logran imponerse a los efectos digitales, aunque los tengan. No es el caso de MIRAGEMAN, una modestísima peliculita que celebra el cachiporrazo de los cines de verano, donde la acción se impone a la reflexión y la desvergüenza temática suma puntos y hace el producto más desenfadado y entretenido. Hay poco que contar sobre este hierático enmascarado (Marko Zaror, una especie de Steven Seagal chileno) que lucha en las calles de Santiago contra carteristas, traficantes y hasta una red organizada de pedofilia, y cuyo hermético sentido de la honorabilidad le hará replantearse en más de una ocasión si merece la pena luchar por una sociedad que lo más tibio que le llama es "payaso". Pero no se equivoquen, MIRAGEMAN es una serie B completamente desprejuiciada y que no contiene sendas ocultas como la magistral DIAMOND FLASH, con la que sería absurdo compararla. Pero ¿cine chileno de superhéroes enmascarados?... Aunque sólo fuera por la vacilada, yo la vería...
Saludos.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Un western experimental



Hace algún tiempo leí un curioso y encendido debate acerca de RED RIVER por parte de dos blogueros a los que tengo en alta estima y consideración. La cosa iba sobre la desmitificación del film como una sucesión de tramas que no iban a ninguna parte y que quedaban retratadas en el polémico, atípico y hasta anticlimático desenlace final. Esto estimuló mi curiosidad y me hizo volver a revisionar una película que tenía, quizá injustamente, anquilosada en un Olimpo cinéfilo del que es sano renegar de cuando en vez. Efectivamente, no he visto la misma película tras quince o veinte años, pero tampoco una película peor, sino un atrevido experimento a partir del cual se inicia una deconstrucción del western que luego multitud de directores, erróneamente repensados como menos conservadores que Howard Hawks (por decirlo suavemente), han ido refinando hasta nuestros días. Se me ocurren lazos intrínsecos con el DEAD MAN de Jarmusch o MEEK'S CUTOFF, obras de vaciado argumental que dispersan la figura del protagonista/héroe y sostienen un diálogo constante con las formas, sean naturales o no. Desde su mismo arranque, RED RIVER es la historia de un tipo que elige cavar en seco, despedir la promesa de una vida confortable junto a una mujer por ser el dueño de un puñado de tierra. A partir de ahí, el destino parece extraviado, sometido a circunstancias que jamás son dominadas por este hombre, que va perdiendo protagonismo hasta cederlo por completo a su natural sucesor, que al mismo tiempo también debe hacer una trascendental elección: la afectividad por quien le acogió como un padre, o la moral que reconoce sus actos como injustos e ilegítimos. En poco más de dos horas, Hawks aniquila al intocable gran héroe y lo reduce a un especulador sin escrúpulos capaz de matar por unas cabezas de ganado, pero más bien parece una historia circular, el ganado como vehículo para mostrar las razones y miserias de ese espacio mítico que se legislaba a golpe de revólver. Y para constatarlo, el final, en las antípodas de lo que podría ser un broche de oro, y que es una extraña y agridulce mezcla, de resignación, de un inevitable traspaso de poderes y con una marciana vis cómica que Ford, con toda seguridad, habría fundamentado en la naturaleza irlandesa, pero Hawks (y eso hay que reconocérselo también como conquista) prescinde de tintes folclóricos e inventa el western existencial para reordenar, casi setenta años después, un estado del mundo que expulsa al hombre del territorio.
Para mí es algo más que una obra maestra. Un film seminal.
Saludos.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Rincón del freak #245: El lobby energético nos persigue



Otra de las cosas en las que se empeñan los pesados de los podemitas es en recordar la inconveniencia de que persona(je)s como Felipe González disfruten de un dulce (y millonario) retiro a la sombra (nunca mejor dicho) de una multinacional energética de cuyo nombre me suelo acordar cada dos meses... Pobre hombre, verse perseguido así, sin más, cuando si no fuera por él no tendríamos luz... aunque sí taquígrafos. El caso es que la luz en España se cobra a precio de oro, y a quien tenga la infeliz ocurrencia de nombrar la palabra maldita, "renovables", le caerá una maldición equivalente a que Rafael Hernando, el del gesto alimañoso, le persiga por toda la eternidad cada vez que inopinadamente apague la luz... Efectivamente amigos, hemos sufrido por parte de los yanquis el lobby gay, el lobby judío, el lobby homófobo, el lobby antisemita... ¿Qué nos quedaba? Pues el lobby energético, y para ilustrarlo qué mejor que un bodrio como LIGHTS OUT, cuya "insoportable" tensión (recuerden que es una palabra en dos direcciones, como la moral de González) consiste en eso, gente que no puede apagar la luz en ningún momento porque si no viene el coco y les maltrata física, psicológica y supongo que hasta monetariamente... La película es una idiotez más grande que el tupé de Trump, pero ahí hay para una secuela en la que los protagonistas, una vez han logrado huir de tan insidioso demonio, deben afrontar un reto aún mayor: pagar la factura de la luz...
Saludos.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Como un Textmarker 490



Ha sido una semana curiosa ésta, en la que todos hemos tragado saliva al saber que María Dolores de Cospedal va a ser ministra de defensa (no sabemos aún si será central o lateral...) y en la que los salvapatrias y adoctrinadores varios, muy rectos ellos, nos han dado otra lección de perfección moral al recordarnos que un político debe tener una vida intachable antes de ser político. El "después" ya importa menos, claro... Y entre medias, a lo tonto, como el que no quiere la cosa, resulta que he vuelto a picar y he visto la última de STAR TREK, que para diferenciarla de las demás le han añadido un enigmático BEYOND y la han saturado de colores chillones, como los de un rotulador fluorescente. Y si cambian la Enterprise por un Bugatti Veyron no se hubiera notado, porque dirige uno de los responsables de aquello llamado A TODO GAS. El argumento es simple: los malos quieren acabar con todo y los buenos se lo quieren impedir... Un poco como lo que le queda a la Cospedal por delante enfrentándose a las temibles y tiránicas hordas podemitas, capaces de implantar para siempre un régimen de terror y tinieblas en el país España con la compra-venta indiscriminada de pisos de protección oficial.
Y lo dicen los que tuvieron la salerosa ocurrencia de liberalizar el suelo...
Saludos.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Asesinos. Asesinatos. Víctimas



Desconozco si la plataforma Netflix tiene una línea "editorial" claramente identificable o, como nos llevan vendiendo desde hace tiempo, son la "gran esperanza blanca" del VOD. El documental AMANDA KNOX desde luego no ayuda a que nos hagamos seguidores de lo que, a todas luces, yo identifico como un camelo que parece un chiste malo. El envoltorio es lo que parece contar en estos tiempos de mediocridad general, y si no se dejan engatusar por la pedrería barata con lo que se van a topar es con un capitulito especial de "Crímenes imperfectos" haciéndose pasar por el sumun del documental de investigación. Luego está el caso en sí, que apenas supone tres o cuatro minutos de reflexión: carnaza de sensacionalismo barato y adobado por los apuntes exóticos de la nacionalidad extranjera de los implicados.
No me gustaría destriparles el asunto a los que seguro van a disfrutar mucho con este bostezable documental, pero más o menos viene a dar cuenta de un suceso ocurrido en Perugia en 2007 y cuyos ecos y resonancias se han mantenido hasta hace apenas un año. Amanda Knox es una estudiante proveniente de Seattle que llega a la ciudad italiana a ampliar conocimientos, allí conoce a Raffaele, con quien inicia una relación, y a Meredith, una chica inglesa con la que compartirá una casita. Un día, Meredith aparece brutalmente asesinada en su domicilio, y la investigación, atando cabos, culpa a la pareja, sin embargo el caso se va complicando cada vez más.
En mi opinión, y teniendo en cuenta que ya existe una sentencia firme, lo que Netflix (o los directores/documentalistas, caso de no ser meros asalariados) busca vehementemente es el destello y el titular, exactamente igual que la mayoría de periodistas que cubrieron el caso, y como ejemplo está el único al que dotan de relevancia, que termina excusándose por haber metido la pata, pero "la profesión es así"...
Muy moderadamente entretenida.
Saludos.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Postulados para la violación de la realidad #5



LEBASSI BARAYE AROSSI (UN TRAJE PARA LA BODA), de 1976, es una nueva variación sobre la constante de la infancia robada (o la madurez prematura), el sentimiento de culpa como norma social o las insalvables diferencias de clase, acentuadas desde el punto de vista de los niños, incapaces de aceptar la realidad que les ha tocado vivir, y por tanto convertidos siempre en la única esperanza para el cambio de una sociedad petrificada en la resignación. La historia gira en torno al taller de un sastre, al que llega una mujer con su hijo para hacerle un traje a medida para la boda de su hermana. La clave para entender el significado real de la película se encuentra en las miradas entre el niño de familia acomodada y su antítesis, el aprendiz que no puede permitirse un traje, pero que urde un plan para apropiarse del mismo y experimentar qué se siente cuando la apariencia se convierte en una llave. Al final, otra constante del cine de Kiarostami aparece cuando el niño, pese al traje, es incapaz de concretar su aventura y se da cuenta de que no puede disimular su naturaleza.
Saludos.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Rivette escribe #10



1981 fue un año particularmente prolífico para Rivette, tras un periodo dedicado mayormente a la dramaturgia, y en el que de alguna manera intentó volver a armar un puzzle dialéctico, haciendo dialogar entre sí trabajos alternativos. El primero fue un experimento que, siendo francos, le salió regular, porque PARIS S'EN VA es apenas un extracto diagramático sobre la película que vendría un par de meses después y que Rivette se encontraba rodando al tiempo que una tercera. De nuevo aparece aquí el manejo del lenguaje sobre la imagen, para asociarlo a un enigmático juego que las dos protagonistas van describiendo mientras establecen una huida imaginaria por las calles de Paris. Parece un extraño anuncio publicitario, y de hecho vemos a Bulle Ogier viendo postales y caminando por puentes y avenidas, pero es complicado establecer una conexión válida con lo que se nos cuenta.
Sólo para incondicionales, aunque apenas dura 30 minutos.
Saludos.

martes, 1 de noviembre de 2016

Bonobús y liana



THE LEGEND OF TARZAN (clin, clin), y me encuentro frente a dos horas de pantallazo verde y tribus africanas que hablan inglés mejor que Yeats. Rosarios asesinos, hombres guepardo con garras de chichinabo, un protagonista con cara de mendigo de metro y unos animales peor diseñados que en un libro de Educación Infantil. Da igual. Me entero de que dirige (supongo que esto será darle instrucciones a los de la pantalla verde) el responsable de la mayoría de películas (otro decir) de Harry Potter, saga que creo que no veré hasta que me toque el Euromillón, que es un sorteo en el que no participo nunca... Y que el protagonista es el hijo del grandísimo actor Stellan Skarsgaard, y que quizá se cansó de tocar el violín en los túneles de Chicago.
Esto no es Tarzán. Esto es un batiburrillo que mezcla desvergonzadamente los chascarrillos de Tarantino, con Christoph Waltz haciendo otra vez lo mismo y Samuel L. Jackson pugnando por ser solvente sin decir un solo taco... Ah, y los culos y tetas de rigor, rigurosamente tapados, eso sí, del trozo de carne del momento, la siempre desaprovechada Margot Robbie. Un despropósito de la Warner que convierte GREYSTOKE en una obra maestra, y de paso a Christopher Lambert en actor. Es lo que pasa por tomarse demasiado en serio a uno mismo, que iba a colgarse de una liana y se vio esperando el autobús... porque aquí, que yo sepa, el metro también es un chiste malo...
Saludos.


... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!