Bien, mis indefílicos cinesnabilizados. Tiempo de vacaciones, de ajetreos y, por lo tanto, de desatenciones. Está demostrado que el mantenimiento de un blog (aunque de escaso contenido, como éste) requiere sosiego, tiempo y una dosis de conservadurismo que nunca hubiese soñado incluir en mi caótica vida. Un poco más al norte que de costumbre, revisaremos primero un emocionante documento del maestro Ravi Shankar, del que su hija parece haber heredado poquito talento. Cosas de los genes...
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