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martes, 7 de julio de 2009

Para chuparse los dedos

Vamos con otra excentricidad, que para eso nos ponemos a escribir cuando más calor hace.
RAVENOUS fue una curiosa película dirigida por la británica Antonia Bird, hará unos diez años ya, y donde se abordaba el inquietante y tema del canibalismo. A caballo entre el western y el terror fantástico, la primera parte, magníficamente ambientada, nos muestra a una serie de personajes en constante conflicto, y destaca la buena descripción de los mismos, sin caer en tópicos facilones, lo que a la postre resulta beneficioso para entender algunos puntos oscuros ya al final. Todo gira en torno al descubrimiento de un escabroso asunto por parte de un capitán (Guy Pearce) que es enviado a un fuerte donde han sucedido "cosas extrañas". El encuentro de éste con un tipo sumamente extraño (Robert Carlyle) dará como resultado que éste le cuente a aquél cómo logró sobrevivir tras un aislamiento provocado por un alud y que duró semanas. Insisto en que la narración siempre intenta salir de lo opaco y no le importa dejar al descubierto sus cartas desde un principio, pues lo importante son los supuestos motivos que un hombre puede tener para dejar a un lado su moral y regirse solamente por sus necesidades físicas. Puede que la cosa esté un poco magnificada e incluso se roce la parodia "consciente", pero da la impresión de que la directora británica no quiere eludir el tono bufonesco, a lo que ayuda el excesivo Carlyle en un alarde de gesticulación, así como algunas situaciones casi surrealistas (al final, uno no sabe si lo que están comiendo es un sabroso venado o...).
De todas formas, se trata de un título que se sale de los gastados parámetros comerciales y, sin caer en la serie B, es capaz de resultar entretenida sin tener que caer en ridículas incongruencias. A tener en cuenta la extraña (también) e intemporal banda sonora compuesta al alimón por dos tipos tan opuestos como Michael Nyman y Damon Albarn.
Me suena el estómago, así que... saludos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!