Mostrando entradas con la etiqueta Adrian Lyne. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Adrian Lyne. Mostrar todas las entradas

viernes, 14 de julio de 2023

Películas para desengancharse #111


 

A Adrian Lyne le debemos la posibilidad de ver una película sin que realmente estemos viendo cine. Llamémoslo publicidad, videoclip o algún tipo de inducción mística, mediante la que accedemos a algún plano desconocido, donde las leyes del montaje o el guion han desaparecido, para dar paso a ese estado hipnótico y mesmerizador proveniente de la dimensión desconocida. Todo ello es fundamental para entender qué diablos es FLASHDANCE, piedra angular de cómo vaciar la carcasa narrativa e introducir un poliespán sonoro y visual tan atractivo como finalmente imbecilista. Ni las motivaciones de esa muchacha que suelda acero de día y baila en un club de noche, ni el más que cuestionable romance exprés con el jefe de obra, ni unos secundarios que parecen haber surgido de ese plano del que hablábamos antes, y ni siquiera (y esto es mucho peor) una banda sonora que trasciende lo omnipresente para ir directamente a ser lenguaje para sordos, los que disfrutan no enterándose de nada. Súmum del horterismo ochentero, a Moroder le dio un oscar, a Lyne la posibilidad de repensarse como director de películas, a Jennifer Beals un estrellato tan efímero como icónico, y a millones de espectadores un caramelo envuelto en brillantes colores, que se disfruta mejor con un cardado oscilante por un ventilador fluorescente...
Es lo que es, y lleva cuarenta años siéndolo.
Saludos.

sábado, 14 de septiembre de 2019

Películas para desengancharse #58



Me he dado cuenta de que hay "habituales" de este monográfico, directores cuya especial idiosincrasia les hace ideales para engrosar la lista de "metadónicos". Uno de ellos, puede que el más indiscutible, es Adrian Lyne, lo que pasa es que no siempre por los mismos motivos. Normalmente hemos aludido aquí a sus payasadas supercomerciales, películas tan teledirigidas que estaban a un paso del culebrón morcillero; pero Lyne hizo alguna que otra cosa bien, como estamparle en las narices a los siniestros Kassar/Vajna, popes de la temible Carolco, lo directamente contrario a lo que le habían pedido, que no era otra cosa que un nuevo Rambo. En lugar de eso, Lyne hizo JACOB´S LADDER, o el progresivo desmoronamiento psicológico de un excombatiente de Vietnam, que empieza a sufrir visiones terroríficas a las que no sabe dar un significado. Sin ser una película redonda, y aun teniendo muchos de los insufribles tics de su director, ha llegado intacta hasta nuestros días a punto de cumplir las tres décadas, y tiene el mérito de haber ido directamente al grano, mostrando la caída mental de un hombre (excelente Tim Robbins) a lo largo de unas postales visuales que rozan el cine de terror más truculento, cuando no directamente el gore extremo. Es, pero de largo, la mejor película de Lyne, que ya luego no se atrevió a tanto, y en mi opinión una película que no se ha valorado convenientemente, teniendo en cuenta lo mucho que se la ha sobado posteriormente como influencia directa. Además, no se pierdan la partitura del maestro Maurice Jarre emulando nada menos que a Satie, y que le viene como anillo al dedo a esta historia profundamente pesimista.
Saludos.

domingo, 29 de octubre de 2017

Rincón del freak #287: Crazy dirty bitch! Películas para desengancharse #35



Estoy cayendo en la cuenta de que quizá sea Robert Redford el actor que ha aparecido con más asiduidad en este monográfico tan poco sutil y objetivo. No sé por qué, la verdad, porque Redford es de esos actores que están bien prácticamente siempre, pero convengamos que a veces se ha "alimentado" más de la cuenta. Por ejemplo, al aceptar la verdadera proposición indecente, que era ese papel de multimillonario con un doble reto: Darle a un alelado Woody Harrelson un millón de dólares por zumbarse a Demi Moore, pero al mismo tiempo hacernos creer que sólo lo hacía por puro y verdadero amor... INDECENT PROPOSAL es una de esas cosas por las que uno tiene todo el derecho a dejar de creer en la raza humana y abrazar el nihilismo furibundo. No es ya la terrorífica calidad intrínseca de este trasunto de película, una de las pocas que, de ser capaz de tragártela entera (nunca mejor dicho), no podrás quitarte las manos de la cabeza. Uno piensa que a lo mejor se está perdiendo algo, que se trata de un dilema moral insalvable a lo Murnau, pero ustedes saben, yo sé, que el trasfondo es tan vomitivo que empiezas a entender de dónde sacaba la rabia Tarantino en las escenas de tortura. Harrelson y Moore son dos gilipollas integrales que esán a punto de perder la casa de sus sueños por impago, pero que como han ido a la universidad y leen a Paulo Coelho saben que siempre existe una posibilidad de volver a ser pijos... ¿Trabajar más?... ¿Gastar menos?... ¿Invertir?... No, amigos, la lección de vida de hoy nos dice que debemos ir a Las Vegas y gastarnos nuestros ahorros en las maquinitas, los dados y la ruleta. Fin de la lección moral.
Por supuesto, tratándose de estas memeces me importa un rábano destriparles el final. Ella se va con el millonario y le van dando al arruinado... Y, no, ni siquiera se ve a Redford ejerciendo su derecho adquirido. Por cierto, qué penica de partitura del inmenso John Barry, vive dios...
Desengánchense, mentecatos, antes de que sea demasiado tarde...
Saludos.

domingo, 10 de mayo de 2015

Rincón del freak #194: Filmar a hachazos. El porqué de mis peinados



Lo primero que debo decir es que me daba un poco de penica tener que posponer mi pequeño homenaje al gran Joe Cocker; no es que hayan pasado tantas semanas, pero el problema es exclusivamente una cuestión de estómago, el que hace falta para volver, casi treinta años después,a ver la espeluznante 9 1/2 WEEKS. Cada vez es peor, cada vez es más ínfima, más intrascendente, más anormal... Y llamar "anormal" a una película es algo bastante serio, señores. Esta bazofia no llega a la categoría de largometraje, porque no es cine, aunque larga lo es un rato, nada menos que dos horas de rostros agilipollados; carreritas junto a los callejones que incluyen: a) humo (siempre hay humo) y b) escaleras de incendios; canciones puestas enteras para tapar la orfandad de diálogos; gente haciendo cosas raras (especialmente el repartidor de flores y los tontopollas de la galería; y/o la imposibilidad de saber exactamente si lo que se está diciendo en una escena tiene nada que ver con la escena anterior, o alguien se durmió en la sala de montaje. Porque lo peor de todo es esa sensación de tomadura de pelo profunda, de haberlo hecho todo deprisa y corriendo, y sin convicción; el "cine" de Adrian Lyne es así, pura parafernalia, parches de tafetán para que no se vean los remiendos, y no ya la sobada "estética de videoclip" que tantas critiquillas ha salvado, porque eso no tiene por qué ser un problema, el problema viene cuando todo el montante es un inacabable videoclip, y además ochentero... La estaba viendo y me decía: "no, tiene que haber algo... tiene que haber algo".
Que una película supuestamente erótica te haga mirar al techo mientras Kim Basinger se despelota y Mickey Rourke come palomitas es muy muy fuerte, de verdad...
Saludos.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Películas para desengancharse #16



FATAL ATTRACTION fue uno de esos productos tan caros a la industria hollywoodense, en los que el retrato de una personalidad extrema sirve para enmascarar la verdadera intención, que no es otra que el enaltecimiento y glorificación del matrimonio cristiano y fidedigno como única alternativa posible a la perdición de las relaciones extramaritales. Así es, y no debería extrañarnos ni un ápice sabiendo que este plomazo de muy señor mío venía avalado por uno de los directores más tramposos y mojigatos que ha dado esto del cine. Adrian Lyne, que luego insistiría en el tema con las evidentes UNA PROPOSICIÓN INDECENTE e INFIEL, traza el manual del perfecto demiurgo a través del increíble (por lo poco creíble) papel de Michael Douglas, al que da toda la libertad para caer en las redes de una, por otra parte poco atractiva, Glenn Close, que queda marcada como una zorra pirada y posesiva, mientras que el hombre es poco menos que una víctima en las garras de esta "pobre loca"... ¿He dicho "machismo" en algún momento? ¿No? Pues lo digo ahora. El caso es que la película no ha resistido ni un poco el paso del tiempo, y además de muestrario de gabardinas y "trescuartos", alicata peinados y transfigura al tiburón de oficina en plenipotenciario de los plácemes hogareños. Así, lo que algunos ven como un "ejercicio de moderno suspense hitchcockiano", en mi opinión apenas pasa de un putrefacto panfleto súper conservador y estrictamente apolillado, justo para frenar el avance de la polifonía de los sentimientos y hacernos sentir a todos un poco más repugnantemente culpables.
No la vean. Desengánchense, como es obvio.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!