viernes, 31 de mayo de 2019

... otro preámbulo



CAPTAIN MARVEL tiene un cometido muy claro, el mismo que han ido teniendo la mayoría de películas de la factoría Marvel dedicadas a un solo personaje, y que no es otro que introducir a un nuevo integrante de Los Vengadores. Esto ha ocurrido puntualmente, por lo que los espectadores han conocido a dichos personajes antes de engrosar la franquicia. La diferencia, en este caso, es temporal, ya que los guionistas han decidido presentar a Carol Danvers a mitad de los años noventa, cuando su origen se remonta a finales de los sesenta, además de encontrarla cara a cara con un incipiente Nick Fury, lo que la integra de pleno en el universo oriundo de S.H.I.E.L.D. Sin embargo, el verdadero aliciente lo encontramos en la historia en sí, que supone un cambio radical y muy arriesgado, sobre todo para los buenos aficionados al cómic, y más concretamente para quienes estén familiarizados con la eterna enemistad entre los Kree, raza a la que pertenece la Capitana Marvel, y los Skrull, seres capaces de adoptar cualquier forma. Y aquí debo detenerme, ya que tiraría por tierra todo el elemento sorpresa; tan sólo añado que la película es razonablemente entretenida, muy en la línea Marvel, con un saludable sentido del humor y un casting francamente acertado, comenzando por una Brie Larson a la que el personajes le sienta como anillo al dedo y destacando especialmente al gran Ben Mendelsohn, irreconocible tras kilos de maquillaje, pero que realiza un trabajo portentoso.
Bien, no podríamos esperar otra cosa... Ah, y atención al gatito...
Saludos.

jueves, 30 de mayo de 2019

Atentos al pajarito



A menudo nos quejamos de la cantidad de películas que se hacen y cuya pésima calidad estriba básicamente en tomar por tontos al espectador, dando por sentado que no merece mayores dosis de inteligencia en lo que está viendo, aunque todos sabemos que la mayoría de las veces lo que pasa es que la cosa no da para más. El caso de Jordan Peele es inversamente proporcional a todo esto, quizá crea, no sin cierta ingenuidad, que el público, por norma general, es inteligentísimo por defecto. En US, su último trabajo, hay un cierto gusto continuista por lo que se quedó en su anterior trabajo, GET OUT, aunque el artefacto varía arquitectónicamente, con una primera parte excesivamente opaca, y que luego se desinfla por tener que tirar de una sobreexplicación que le quita parte de esa inteligencia exponencial de los primeros treinta minutos. Peele desvela sus cartas muy pronto, pero ello no resta esa extrañeza "wtf" que consigue su verdadero propósito, que siempre queramos saber más. Más que film de terror, US es ciencia ficción de la vieja escuela, filiada con las grandes conspiranoias los relatos de corte apocalíptico. Ahora bien, la película admite una seguna lectura, implícita en la pulpa de lo que vemos, y que se presta a la analogía de esos siniestros doppelgängers, quizá no más que una versión descarnada de una sociedad feliz en la insensibilidad de su obesidad emocional, perfrctamente resumida en la breve pero fundamental aparición de la pareja blanca, interpretada por Elisabeth Moss y Tim Heidecker, que ya de por sí son todo un contrapunto a unos apacibles Lupita Nyong'o y Winston Duke. Hay mucha información encriptada aquí, una especie de gran aviso o temible advertencia, lo que eleva a US sobre producciones de corte similar, pero desconozco si toda la gente que ha ido a verla ha vislumbrado lo que había tras la máscara...
Saludos.

miércoles, 29 de mayo de 2019

El gran formalista



DE PALMA surge a partir de las conversaciones que los cineastas Noah Baumbach y Jake Paltrow mantuvieron durante varias sesiones con el afamado director Brian De Palma. Ni más ni menos que un exhaustivo, descarnado y nada autocomplaciente repaso a una filmografía que se inició a principios de los sesenta con una serie de trabajos caseros que alejaron a De Palma definitivamente de sus estudios de ciencia, infectado por el virus de tomar una cámara y rodar compulsivamente. En estas mismas páginas he declarado a menudo lo chirriante de mi relación con el realizador de obras como CARRIE, VESTIDA PARA MATAR o LOS INTOCABLES, en parte redimida por sus excelentes últimos trabajos, puede que tardíamente despojado del yugo de los grandes estudios, a los que él mismo se refiere constantemente, aunque sin ocultar su gran obsesión (aparte de reencarnarse en Hitchcock, claro): tener un súper éxito de taquilla. Sin embargo, De Palma se revela como un locuaz, agudo y afable conversador sobre sí mismo, una especie de viejo acólito que ha visto de todo y todo lo ha probado, al menos como para no cortarse un pelo sobre las incongruencias, desfachateces y fangales de la Industria, a la que parece mirar siempre de reojo y con una sonrisilla que lo dice todo. El documento es estupendo para introducirse por primera vez en la filmografía de este irregular, controvertido y excesivo director, pero también es cierto que aporta muy poco a quienes ya conozcan el grueso de su obra, excepto por algunos secretillos de rodaje que parece incapaz de guardarse a estas alturas. Ahora bien, sin molestarme por quién ha sido el montador del documental, debo rematar señalando un montaje desastroso, como si las conversaciones hubiesen dado para el doble de material y, justo al llegar a sus dos últimos y magistrales trabajos, pasa por ellos de puntillas, lo que me produjo un inexplicable sentimiento de estupefacción. De todas formas, es un buen documental mientras le queda tiempo...
Saludos.

martes, 28 de mayo de 2019

La clase de Lubitsch #18



THE MARRIAGE CIRCLE, de 1924, muestra a un Lubitsch completamente desatado, sin imposiciones contractuales más allá de las típicas de cualquier director de la época, y posiblemente en el primer título "americano" que con más claridad apostaba por la sutilidad de su toque. Personajes desenfadados, aunque no exentos de una doble moral, sofisticadas conductas en cuanto a lo romántico y sexual, y un sentido del humor que siempre guarda un reverso amargo y algo triste. El guion de Paul Bern, basado en la obra original de Lothar Schmidt, se ambientaba en Viena, donde es presentado en primera instancia el matrimonio Stock, que se soporta a duras penas. El Dr. Stock sueña con desembarazarse de su esposa Mizzi, de ideas "disolutas", aunque instalada en el confort de una vida acomodada. Por otro lado, los Braun, que se han casado hace poco, son jóvenes y razonablemente felices. Ambas parejas son afines por la amistad de las dos mujeres, pero Mizzi se empeña en seducir al Dr. Braun, lo que desencadena una bola de nieve que no cesa de crecer e involucra a varios personajes casi sin proponérselo. Todo esto sirve a Lubitsch para montar una comedia de enredo, sí, pero también trazar un fino intersecto tremendamente corrosivo, en el que las parejas más respetables apenas son capaces de convivir por puro interés, mientras dan rienda suelta a sus bajos instintos de manera paralela. Un título mayor de la etapa muda de Lubitsch, de tremendo éxito, y que tuvo un remake ya en sonoro titulado ONE HOUR WITH YOU.
Saludos.

lunes, 27 de mayo de 2019

Una de ojeras



NO DORMIRÁS es una de esas coproducciones que tanto se han puesto de moda en los últimos años entre España y Latinoamérica, en este caso Uruguay. Se trata de una película que se interna por los vericuetos del terror psicológico, intentando establecer un marco muy reconocible para terminar justificando los interminables (en realidad asfixiantes) giros de guion, que, aunque sólo sea por acumulación, acaban por llevarnos a un decepcionante punto de partida. Y es que, como ocurriese en LA CASA MUDA, Gustavo Hernández juega la carta del engaño de las apariencias, hacernos creer que vamos viendo algo para acabar en un paroxismo que pretende ser el culmen de la originalidad, pero que suena a ya visto, y por supuesto mejor. Y otra cosa que llama la atención es la excusa de guion que desencadena el argumento: Belén Rueda interpreta a una excéntrica directora de teatro que lleva a cabo un experimento extremista, que consiste en  extraer toda la verdad interpretativa de sus actores sometiéndolos a un insomnio que se prolonga hasta más de cien horas. Como premisa no está mal, pero he visto a actores más naturales que duermen bien...
Saludos.

domingo, 26 de mayo de 2019

Rincón del freak #357: Cuando arremetes contra los profesionales del guion, te sacas un huevo, escribes tú uno y resulta ser una mierda pinchada en un palo



Hay que tener sumo cuidado cuando vas de friki enciclopédico, porque quizá lo único que tienes para ofrecer son montañas de datos que se desmenuzarán por su propia obligación impositiva. La excusa de hoy viene dada por una interesante entrevista a Hernán Migoya en Jot Down que leí hace poco, y donde me enteré de que este erudito de la contracultura (fundamentalmente del cómic) escribió un como guion hará una década junto a José Gamo, Alejandro Hernández y el ex de la Fura dels Baus Isidro Ortiz, que también dirigía. La cosa atendía al nombre de ESKALOFRÍO (sí, con K) y venía a abundar en lo del terror rural, aquí mezclado con la insalvable historia de un chaval con alergia a la luz, lo que indica de primeras una similitud con lo vampírico que luego se ve que no iba por ahí la cosa, pero en fin. La película es un despropósito porque todo lo ha hecho alguien antes, y mejor; porque los actores necesitan 3 en 1 y porque el guion (ay, amigo) es de una infantilidad que asusta comprobar que ha sido hecho por adultos. No ahondaré en nada más... Bueno sí, que es de traca: el protagonista, como dije, tiene alergia a la luz, por o que sólo sale de noche. Se mudan a un pueblo, no sé por qué, porque en los pueblos, lo creáis o no, también es de día. Así que hay escenas de día con el chaval campando por ahí sin ningún problema... Olé los guionistas güenos. El caso es que Migoya, que es un tipo al que siempre he tenido un particular aprecio por su irreverencia ultradocumentada, disparaba en aquella entrevista (como siempre ha hecho) contra todo lo que oliese a convencional. Desconozco el porcentaje de su aportación a un guion escrito a cuatro manos, así como si finalmente T5 descuajaringó el proyecto con tal de hacerlo comercial, pero cuesta trabajo imaginar al responsable de El Víbora conforme con lo que no pasa de titulito pedestre y adocenado. Una película que sólo vieron unos cuantos y no recuerda prácticamente nadie...
Saludos.

sábado, 25 de mayo de 2019

Como pez fuera del agua



Mientras le aguantan la falta de prejuicios, la inventiva visual y los deslumbrantes montajes musicales, THE LURE es una maravillosa rareza proveniente del frío y que ya están tardando en adaptar/dulcificar en Hollywood, cosa que no me preocupa en absoluto. La premisa es el descubrimiento de dos enigmáticas y bellas sirenas por parte de un trío musical que actúa cada noche en un local. Las sirenas son incorporadas inmediatamente a su repertorio, pero su naturaleza salvaje las hace incontrolables y, en un momento dado, letales. Esta es la propuesta de la directora Agnieszka Smoczynska, un espectacular videoclip en su primera mitad, con una cámara que no para de moverse entre números musicales increíbles (esas adaptaciones de clásicos...) y unos diálogos que a mí me recordaban al primer Godard, por su frescura e irreverencia. Luego, es verdad, la película se toma algo más en serio, incorpora una absurda excusa sentimental y se torna previsiblemente aburrida. Aun así, tiene algunos momentos francamente gozosos y demuestra que no todo está dicho en el género fantástico y que la interterritorialidad ha dejado de ser un exotismo propio de festivales.
Muy muy curiosa.
Saludos.

viernes, 24 de mayo de 2019

Bifrontismo



Hacía tiempo que no veía nada de Shinya Tsukamoto, mucho tiempo, para ser exactos. No me entusiasma el cine turbio, estridente y desubicado del japonés, quizá porque veo una intención que no termino de comprender, o porque veo una forma de narrar que epata y sorprende en sus primeros minutos, pero que luego se hace largo, imposible de remontar. Uno de sus títulos recientes (aunque es de 2011) fue KOTOKO, asfixiante retrato de una personalidad bipolar, una mujer incapaz de distinguir la realidad de la visión, deformada y amenazante, que constantemente le lanza su maltrecha mente. Interpretada con convicción por la cantante Cocco, a Tsukamoto le pueden sus obsesiones y resbaladeras, y no le basta con torpedear una y otra vez con primeros planos del rostro de la protagonista o mostrar cómo se lacera físicamente para mitigar el sufrimiento psíquico, sino que además (oh casualidad) resulta que sólo consigue cierto balance mediante una serie de canciones, que no es que esté mal traído, pero que en alguna escena roza lo paródico por lo alargado del tema. Una película difícil de ver, de ubicar y hasta de apreciar, pero que, fíjense, ni siquiera es de lo más bizarro de su autor. Ahora, que rueda lo que le da la gana con cuatro perras, pues también...
Saludos.

jueves, 23 de mayo de 2019

El barco del amor



Es difícil hablar de una película como FIDELIO, L'ODYSSÉE D'ALICE sin tener que sortear ciertas cuestiones formales, y al mismo tiempo no caer en ridiculeces de la corrección política de estos días. Lo digo porque el debut en la dirección de Lucie Borleteau es un compendio de folleteos y exhibiciones por parte de la actriz Ariane Labed, que sin embargo consigue transmitir las muchas contradicciones de su personaje, una ingeniera que es llamada para sustituir a un hombre muerto en extrañas circunstancias. Quizá sea lo que nos choque que se trate de una mujer joven y atractiva que toma sus propias decisiones y dispone de una libertad sexual normalmente atribuida a los hombres. Su periplo en el Fidelio le hace encontrarse con el comandante, con quien tuvo una apasionada relación años atrás, mientras su pareja, un dibujante noruego, se pone en contacto con ella a distancia, sin sospechar que las noches de Alice vuelven a estar ocupadas. Lo mejor del film, sin embargo, es esa indecisión formal, que la aleja de un género reconocible, y la incluye en una especie de cuaderno de bitácora romántico-sexual de Alice, incapaz de ser fiel, pero también de atribuirse una conducta inadecuada. Ello hace que su personaje sea de todo menos plano, pero el resto de lo que se cuenta, incluida la aburrida semiinvestigación acerca del fallecimiento del ingeniero, impide que el nivel general pase de un aceptable y aséptico viajecito a bordo de un carguero donde el alivio a la soledad llega del lugar y la persona más inesperados.
Normal, se ve y ya está.
Saludos.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Un espacio demasiado triste



Podría despachar esta entrada con una frase nada más: "HIGH LIFE es una de esas películas que hay que ver más de una vez sí o sí, o no vas a enterarte de nada, sobre todo de su poderoso, hermosísimo y desesperanzador mensaje central, encriptado tras la fragilidad de unos cuerpos que van a la deriva por el espacio, sin que nadie espere su vuelta en absoluto".
Podría dejarlo ahí, pero yo mismo me perdería el placer de describir el torrente de sensaciones que Claire Denis es capaz de provocar con un puñado de imágenes que se quedan clavadas a tu retina instantáneamente, como si nunca hubieses visto nada igual. La verdad es que yo no había visto nada igual, tan sólo "pelis del espacio", con gente vestida de astronauta, pulsando botones y con un background ininteligible de fondo. Denis va más allá, propone una honda reflexión sobre la culpa y el castigo, sobre los intereses creados y los sentimientos puros, para finalmente llevarlo todo (literalmente) hasta el borde de un agujero negro, mucho más cerca del olvido que del renacimiento tantas veces promulgado. La violencia a bordo de la nave está plenamente justificada, nada de aliens ni infiltrados, tan sólo un puñado de personas desesperadas, que ya no saben ni quienes son ni cual es su propósito. Y en mitad de todos ellos, una paradoja genial: los personajes de Juliette Binoche y Robert Pattinson, ambos soberbios. Ella es mostrada casi como una siniestra bruja, pero es la encargada de lograr llevar vida humana hasta los confines del espacio; él es un delincuente desarraigado, pero termina demostrando ser el único ser humano a bordo racional y con la capacidad de amar intacta. Denis es capz de mostrarlo todo por primera vez, quizá por última, más allá de las convenciones del género, esperando que alguien se atreva a recoger el testigo...
Saludos.

martes, 21 de mayo de 2019

La clase de Lubitsch #17



El primer contacto que Lubitsch tuvo con Hollywood se produjo en 1923y venía auspiciado directamente por Mary Pickford, que fue la impulsora personal de ROSITA, un destartalado melodrama ambientado nada menos que en la España del siglo XVIII, y muy probablemente en las calles de aquella Sevilla bulliciosa y capitalina. Pickford interpretaba a una muchacha pobre que se gana la vida cantando irreverentes tonadas, acompañada de su guitarra, hasta que un día se pasa de mordaz y habla regular del Rey (qué poco ha cambiado la cosa), por lo que es enviada a prisión. En eso que se le cruza Don Diego, un tipo desahuciado por la sociedad pero que aún conserva cierta alcurnia de noble, y que, enamorado de Rosita, sale en su defensa, lo que le llevará al mismo sitio que ella, pero con aún peor suerte. La película, de la que hasta hace algunos años sólo se conservaba más o menos la mitad del metraje, es un compendio de demasiadas cosas, para que al final todo gire en torno al lucimiento personal de la Pickford, que con 30 años seguía empeñada en encasillarse en papeles de jovencita pícara y desvalida, pero que chocó frontalmente con la personalidad de un Lubitsch que se negó a servir como relanzador de su carrera, ya que otros estudios habían posado ya sus ojos en el director alemán. Un film olvidado y olvidable, pero que quizá merezca la pena por significar el comienzo de la estancia de Lubitsch en Hollywood, poco más.
Saludos.

lunes, 20 de mayo de 2019

¿Se acabó?



Pues no sé si se acabó, no tengo ni idea, pero va a ser una de las cosas que antes me preocupaban lo justo y necesario, y a partir de ahora quedarán como un recuerdo que engrose mi imaginario particular. Desmesurada, pretenciosa, descaradamente copiona, jocosamente oportunista, brillante precisamente cuando no se lo proponía, pero sobre todo capaz de calar y perdurar en el sentimiento colectivo como hacía muchos años que una serie no lo hacía. GAME OF THRONES no debe describirse, si acaso planearla desde arriba (sí, como un dragón) y trazar una semblanza general sobre lo que ha significado en realidad, ya que puedo afirmar que no ha rozado lo que pretendía significar. Básicamente se trata de un endurecimiento (y sólo en las primeras temporadas) de las bases de la fantasía heroica instauradas por J.R.R Tolkien hace casi noventa años, desmarcándose algo más del elemento fantástico y centrándose en las intrigas alrededor del Trono de Hierro, cuya conquista y posesión entrelaza a varios reinos, despertando una ambición que lo supera todo y les enfrenata a todos contra sí, aunque también consigue uniones y alianzas de lo mas insospechadas. Al principio, como decía, hubo sexo (mucho, incluso priorizando una relación incestuosa), muertes inesperadas (no es usual decapitar al protagonista a los pocos episodios), unos efectos especiales realmente conseguidos y una riada de localizaciones maravillosas, en mi opinión lo mejor con diferencia, y que ha tenido en España algunas de sus más insuperables estampas. Por otra parte, la dirección de actores ha sufrido la inevitable dispersión, por lo que los muchos directores se han visto obligados a quedarse en una tibia "línea general a seguir", por lo que todos los personajes parecían vivir en el mismo pueblo aunque fueran de culturas diametralmente contrarias. Las temporadas centrales, exceptuando alguna que otra batalla (la llamada "de los bastardos" creo que es su punto más alto), tenían el defecto de explicar demasiadas cosas, la mayoría intrascendentes, con el objeto de crear un preámbulo sólido hasta esta última, pero seis episodios, por mucho que duraran hora y media cada uno, son insuficientes para despachar dos batallas que se presumía que serían "lo nunca visto en la tele", y además despejar de una vez por todas quién sería el verdadero inquilino del trono de marras. Ese, y no otro, ha sido el lastre: hacer la boca agua con lo de los caminantes y resolverlo con una trampa de guion más vista que la cabecera de la serie (es que no la han cambiado), y todo para continuarlo con una ristra de explicaciones incluso más larga que la propia batalla en sí. No sé, porque no me veo a mí mismo diciendo que es una serie mala, porque no lo es, y además no soy tan necio como para no reconocer el extraordinario esfuerzo de producción que ha supuesto, pero no somos pocos los que coincidimos en que el material daba para un final más grandioso y, por qué no decirlo, inesperado. Sea como sea, es lo que hay, y como tampoco soy ningún freak fanático de esto me da un poco igual. Han sido ocho temporadas y ocho años de entretenimiento de calidad, y también eso tiene cabida aquí, cómo no...
Saludos.

domingo, 19 de mayo de 2019

Rincón del freak #356: Aquellas joyas de la transición



Quienes sigan este blog desde una distancia temporal lo suficientemente prudente sabrán que no ha sido el así llamado "cine del destape" una de mis prioridades argumentales, pasando por el mismo muy de soslayo y casi podría decir que con algo de condescendencia. Es difícil enclavar la monstruosa producción que fue gestándose desde que el dictador Franco languidecía y se despedía tras cerca de cuatro décadas de restricción ultracatólica, pero tampoco me parece que el camino para sacudirse de encima a la censura tuviese que ser mediante un aluvión de guiones cavernícolas, señoritas desnudándose porque sí y comediantes que enterraban su talento teatral bajo líneas de subdesarrollo intelectual. En fin, sea como fuere, de vez en cuando me descuelgo con alguna de estas cosas, y una de las que más tirón tuvieron a principios de los ochenta (de hecho, sigue ostentando una de las taquillas más importantes de este país) es EL LIGUERO MÁGICO, una tropelía pretendidamente sainetesca, en la que se conjugaba el carisma de Andrés Pajares, una troupe de actores muy reconocible, un guion que emulaba al cine de terror clásico y un par de señoras a las que se les veía todo. No sé, es que es complicado ponerse a desgranar esto, sobre todo porque casi cuarenta años después sigue siendo legión la gente que alucina con este tipo de cine y lo defiende a capa y espada, para seguidamente esgrimir el poco edificante discurso de que "no todo a a ser Bergman". En fin, ahora que el sentido común y el talante reflexivo se encuentran bajo mínimos por culpa del asilvestramiento de los inacabables debates políticos, aquí les dejo esta "perlita", quizá hasta se sientan melancólicos viéndola...
Saludos.

sábado, 18 de mayo de 2019

El rey del giro



Y, bueno, que M. Night Shyamalan está de vuelta. O eso, o al menos ha preferido dejar sus absurdas pretensiones de creador total y ha vuelto a agarrarse a lo que mejor domina. GLASS es una película difícil de abordar, ni siquiera para un fan de los de trayectoria, porque significa varias cosas, un compendio de lo que el imaginario Shyamalaniano ha significado para el cine norteamericano de los últimos veinte años, optando por abordar el cine de género desde el guion, sus recovecos y posibilidades, y dejando los golpes de efecto visuales en insólita sobriedad. GLASS ha sido presentada como un film total de superhéroes, cruzando los destinos de Mr. Cristal, El Protector y ese fascinante personaje de personalidad múltiple, de entre la que sobresale la así llamada Bestia. Y al principio lo parece, aunque la clave para entender sus inesperados desarrollo y desenlace reside en la introducción de un nuevo personaje, una enigmática doctora que intentará convencer a estos tres personajes de que sus supuestos poderes provienen de una especie de delirio de grandeza que les hace creerse que los tienen de forma natural. Ahí, muy sutilmente, Shyamalan lleva al espectador a un terreno nuevo pero perfectamente reconocible, que es el que más domina: difuminar la frontera entre ficción y realidad, y dejar la narración suspendida en un último giro que nadie podría esperar, ni siquiera desde que en 2001 se estrenase EL PROTEGIDO, que ya es rizar el rizo de los giros. Lo que GLASS propone en última instancia es hacernos pasar de creyentes a ateos, y vuelta a empezar. Si creemos o no dependerá de cuánta fe tengamos acumulada, al fin y al cabo ¿qué es el cine sino eso?...
Saludos.

viernes, 17 de mayo de 2019

No quiero ser un héroe... ¿o sí?



THE TALE OF DESPERAUX fue una rara avis en el panorama de la animación norteamericana. Producida allá por 2008 por la Universal, se basaba en el libro homónimo de la escritora infantil Kate DiCamillo y aquí pasó más bien desapercibida, o más bien quedó enterrada entre la avalancha de Disney o Pixar. La gracia de la historia es su rebuscada moraleja, en la que se reflejan una serie de personajes que se resisten a su destino, que parece ya preconcebido desde su nacimiento. Así, en un reino donde la mayor celebración anual consiste en la elaboración de una inmensa olla de exquisita sopa, además de los humanos hay todo un submundo compuesto por ratas y ratones. Las primeras son descaradas y deliberadamente dañinas, mientras que los segundos se ocultan, asustadizos, y forman una sociedad idílica... Hasta que nace Desperaux, un ratón que no se asusta de nada y que en vez de comerse los libros los lee. Desperaux se cruza con otro "raro", la rata Roscuro, que fue perseguida por caer accidentalmente en el plato de sopa de la reina, provocándole la muerte y por lo que el rey eliminó los festejos para siempre. A Roscuro no le gustan las costumbres de las ratas, así que se hace amigo de Desperaux para intentar devolver la sonrisa a la princesa, que vive enclaustrada y ajena a toda felicidad, mientras su criada, una joven sorda que ha llegado desde una granja de cerdos, sueña con colocar una corona sobre su cabeza. Al final todo se resume en un hábil manejo de las emociones de cada personaje, logrando esquivar el típico cuento sin profundidad y ofreciendo un producto que se eleva en calidad sobre títulos similares. Mención aparte tiene la nómina de actores y actrices haciendo las voces de los personajes, donde encontramos desde Matthew Broderick hasta Dustin Hoffman, Emma Watson, Frank Langella, Tracey Ullman o Richard Jenkins.
Una joya oculta para disfrutar en compañía.
Saludos.

jueves, 16 de mayo de 2019

Las buenas intenciones



Las buenas intenciones no bastan en un mundo cuyo sentido del bien y la justicia depende en gran medida de la capacidad de mirar a otro lado o deslizar la basura bajo la alfombra. Ser una persona que realmente ayuda al prójimo no está bien visto, porque siempre subtace la duda de cuál será la culpa del desvalido. En BEATRIZ AT DINNER, el realizador Miguel Arteta, de largo recorrido televisivo, emprende un modesto y bienintencionado acercamiento al choque e incomprensión inevitables entre clases sociales totalmente contrapuestas cuando esas buenas intenciones hacen que se crucen y queden expuestos sus inencontrables puntos de vista. La excusa es el personaje de Beatriz, correctamente interpretado por Salma Hayek, una especie de "sanadora total", que domina multitud de campos de la medicina natural y que presta servicios a una acomodada familia, después de haberlos ayudado con su hija, enferma de cáncer, por lo que le están muy agradecidos. Beatriz es invitada a quedarse a la cena que la anfitriona ha preparado para el jefe de su marido y otro empleado, porque su coche no arranca y tardarán en venir a recogerla. A partir de ahí, todo se desarrolla en base al choque entre esta mujer, humilde y amante de los animales, y un grupo de personas que no parecen tener otras preocupaciones que ganar dinero con la especulación inmobiliaria y alardear de ello. Podría haber salido una película mucho mejor de todo esto, pero la timidez formal y dialéctica de Arteta encorseta a sus personajes, cuando no directamente los banaliza, y lo único salvable es el correcto trabajo de los actores y actrices, destacando al gran John Lithgow, uno de esos actores por los que no parece pasar el tiempo y que es quien termina por apoderarse de todo el protagonismo desde un personaje cínico y despreciable, precisamente el tipo de persona demasiado acostumbrada a que todo el mundo le dé la razón por todo.
Saludos.

miércoles, 15 de mayo de 2019

La bruja



Lo primero que llama poderosamente la atención de una propuesta tan singularmente poderosa como HAGAZUSSA es que en realidad se trata del trabajo de fin de carrera de un joven realizador en ciernes. Y es que lo que propone Lukas Feigelfeld es nada menos que una inmersión en primera persona hacia los abismos de la superstición y lo atávico. Fragmentada en varios segmentos significados con una escueta palabra, quizá buscando que sea el propio espectador quien "halle", ante lo abrumadoramente opaco de un film que prescinde de explicaciones redundantes. Se nos dice que estamos nada menos que en el siglo XV, en mitad de los Alpes, donde Albrun, una niña, vive con su madre en un paraje inhóspito y repleto de temores. La madre enferma y muere, y el film realiza una gigantesca elipsis de veinte años, en la que Albrun ya es una mujer que vive sola en la misma cabaña con un bebé, del que cabe señalar que en ningún momento hay la más mínima referencia a presencia masculina alguna. La presencia que sí se va haciendo fuerte es la de una fuerza invisible que parece ir apoderándose de la voluntad de la joven, o quizá no es más que su destino llamándola hacia lo que está por convertirse. Y uno, tras esta (lo aviso) intimidante experiencia sensorial, se rinde ante la valentía de ir un paso más allá. Es decir: el tema de la brujería ha ido de lo fantasmagórico a lo ridículo, o de lo innombrable y oculto a lo burdamente expuesto, lo que siempre he anhelado era que de verdad nos pudiéramos poner en la piel de ese ser mítico y atemorizante ¿Qué siente en realidad una bruja? ¿Cómo es su particular relación con la naturaleza? ¿Por qué eran siempre perseguidas? Y sobre todo ¿Era realmente maldad lo que se describía en los actos de brujería o tan sólo eran así consideradas por un entorno ignorante al que le era imposible entender sus especiales habilidades?
Yo sólo puedo recomendarles que se adentren en esta densa, tensa e intensa película, que alude al reciente éxito del film de Robert Eggers, pero incluso dando un paso más allá y rozando los hallazgos visuales de un Béla Tarr o un Tarkovski. Palabras mayores.
Saludos.

martes, 14 de mayo de 2019

La clase de Lubitsch #16



DAS WEIB DES PHARAO (LA MUJER DEL FARAÓN), de 1922, supuso para Lubitsch su despedida definitiva del cine alemán, y, como no podía ser de otra forma, una despedida a lo grande. Se trata de una superproducción fastuosa, que, una vez visionada en la United Artists, le abrió de par en par las puertas de Hollywood. Narra la compleja historia del faraón Amenes, al que le es ofrecida como esposa la hija del rey etíope Samlak; sin embargo, Amenes, un déspota en realidad dominado por la voluntad de sus consejeros, queda prendado de una esclava griega, Theonis, perteneciente al servicio de Samlak. Por si esto fuera poco, y teniendo en cuenta que el matrimonio de conveniencia serviría para firmar un largo y próspero armisticio, Theonis es salvada de una muerte segura por el egipcio Ramphis, con el que huye en busca del amor y la libertad que le han sido negados hasta entonces. Comenza ahí un guion apasionante del gran Hanns Kräly, con pasiones cruzadas y un trasfondo trágico que viene a decir lo difícil que resulta a veces, incluso para el más poderoso de los mortales, alcanzar una felicidad vedada por esa cosa tan escurridiza que es la libertad.
Magnífica película, portentosa actuación de Emil Jannings y uno de los mayores despliegues a nivel de producción de la productora UFA.
Saludos.

lunes, 13 de mayo de 2019

No puedes huir de ti mismo



THE ENDLESS es una película adorablemente ingenua, que quizá pretende jugar la carta de Gran Historia, para terminar resbalando por los terrenos de la serie B. Ojo, no lo expongo como una crítica, antes al contrario, prefiero una película que mire con humildad su propia ambición a otra que venda una falsa imagen de modestia. El tándem californiano formado por los jóvenes Moorhead y Benson lleva unos años abriéndose paso en el panorama del fantaterror... llamémoslo "inteligente", adaptando el imaginario lovecraftiano y pasándolo por un tamiz de descreimiento muy del principio de este siglo, lo que ha dado algunos títulos francamente curiosos. Y muy especialmente en la que nos ocupa, una más que curiosa historia sobre dos hermanos (interpretados por los propios directores) que reciben una extraña cinta con un mensaje desde una especie de secta que dejaron atrás hace una década y que tenían semiolvidada. La premisa fundamental (sin ánimo de destrozar el argumento) proviene del viaje que ambos emprenden hacia esta mezcla de comuna y culto, que parece estancada en un bucle temporal y dominada por una fuerza superior, que es la que guía todos sus actos. Sin embargo, lo que podría ir directamente al terreno del terror cósmico gira hacia el autodescubrimiento, hilando fino con las constantes analogías hacia la elección entre el difícil camino a la madurez y el abandono a otra vida más sencilla, en la que sin embargo se opta por dar de lado a la propia identidad. La película es irregular y de ritmo algo cansino, pero como ya ocurría en SPRING, y sobre todo en RESOLUTION, contiene algunas ideas deslumbrantes que nos hacen seguir albergando magníficas expectativas sobre estos dos tipos, a los que les queda una barbaridad por delante.
Saludos.

domingo, 12 de mayo de 2019

Rincón del freak #355: Muertos de aburrimiento



Es inexplicable que decidas hacer una peliculita de serie B, arropado por un puñado de amigos que te van a lanzar el proyecto y que termines derrapando por tomarte demasiado en serio a ti mismo. Les suele pasar a diversos directores con poco talento, que rechazan la diversión por un exceso de pulcritud, y que terminan dilapidando una carrera precisamente por creerse que van a revolucionar algo. Y no sé en qué estaría pensando Dan Bush cuando escribió el guion de THE VAULT, pero a mí sólo se me ocurre el camino del descojone absoluto ante una ida de olla descabellada y de alma gamberra, pero que simple y llanamente es una bazofia porque se toma en serio a sí misma. El arranque está muy bien filmado, detallando los preámbulos de un atraco que parece milimétricamente calculado y en el que nada puede salir mal. Esto dura hasta más o menos la mitad de la película, que es lo que tarda en tornarse en un film de (supuesto) terror, ya que la excusa es que hay "algo" en los sótanos del banco, donde está el grueso del dinero. En un principio ni siquiera suena mal, pero está tan mal filmada y resuelta que estás constantemente esperando a James Franco partirse de risa, pero es que ni eso, maldita sea...
Horrible y aburrida, por ese orden.
Saludos.

sábado, 11 de mayo de 2019

Los no vivos



Hace unos tres años reseñé aquí la segunda y decepcionante película de la directora Ana Lily Amirpour, no sin señalar que veía algunos puntos interesantes, como de cineasta en ciernes en busca de un discurso propio. Mucho más potente fue su debut, A GIRL WALKS HOME ALONE AT NIGHT, que mezclaba impúdicamente la cultura pop silenciada en la sociedad iraní, la reivindicación feminista, directamente suprimida, y el cine de vampiros. Descabellado, suntuoso, desprejuiciado y en último término encantador relato de soledades y correspondencias en una ciudad ficticia en la que siempre es de noche, un no-lugar que quizá sólo exista en el imaginario deseoso de libertad de quienes viven oprimidos en un régimen totalitario. El vampiro, vampira en este caso, es una chica de mirada ausente que se pirra por el pop ñoñete y vive sola en un cuarto-templo, y que por la noche se desplaza en patinete por calles vacías, usando un atuendo tan contradictorio como revelador: zapatillas, vaqueros y camiseta a rayas, que quedan ahogados bajo un clásico hijab negro. Así, Amirpour efectúa una estupenda analogía entre el carácter sombrío del vampiro y el rico mundo interior que siempre le hemos supuesto. O quizá esto no era más que una historia de amor entre dos seres que no pueden estar juntos.
Es bonita, es en blanco y negro y nadie sonríe por miedo a ser menos moderno...
Saludos.

viernes, 10 de mayo de 2019

Sin dirección asistida



El cine de Pascal Laugier siempre me ha parecido hecho como a martillazos, sin un ápice de sutilidad. Sus fábulas sobre la brutalidad han venido contentando a una parte del público que demandaba cine de terror sin tonterías, y en eso debo reconocer que el director francés no engaña a nadie. Sus películas suelen mimetizarse por un patrón común: colocar al espectador muy pronto en estado de shock, para seguidamente voltear lo que creen haber visto y convertirlo en otra cosa. La lástima es que los guiones de Laugier están muy trillados, repletos de referencias, que al final dan como resultado un slasher de toda la vida, algo superior, pero nada más. Su última propuesta, GHOSTLAND, volvía a los terrenos de MARTYRS, esa película que todo el mundo alaba sin que yo sepa aún por qué. Sin muchos rodeos, cuenta la historia de una mujer que se traslada a vivir junto a suss dos hijas a una apartada casa que han heredado. Y, ya digo, es que apenas a los diez minutos ya son asaltadas, por lo que es complicado no adelantar nada. La gracia está en que Laugier empieza a enredar la cosa y a jugar con la percepción del relato, sin que estemos seguros de si vemos un punto de vista u otro, o si quizá no esté todo en la mente de uno de los personajes. La lástima es que en lugar de ampliar la jugada, se decida al mamporro va y mamporro viene, que a mí al menos me cansa un poco. Pero bueno, al menos tiene un par de giros interesantes y esas cosas.
Saludos.

jueves, 9 de mayo de 2019

Vacío. Exhausto



El cine de Rick Alverson es difícil de catalogar, difícil de tragar en términos de cinefilia habituada a la clasificación y/o correspondencias. Tomando elementos del surrealismo, Alverson suele mostrar a sus protagonistas en situaciones límite que quizá sólo ellos mismos perciben, por lo que la sensación de soledad o incomunicación aumenta, en cuanto a que como espectadores nos imponemos la obligación de "entender" a quien aparece en pantalla, cuando a lo mejor no hay más que un gran vacío emocional y psicológico. Esto es especialmente notorio en ENTERTAINMENT, donde Alverson empuja hasta donde ya no se puede ir más allá a un personaje opaco e indescifrable, interpretado por el cómico Gregg Turkington, aunque es evidente que se trata de una versión deformada de Nil Hamburger, el personaje al que interpreta el propio Turkington desde hace décadas. Más experiencia sensorial que narrativa, es una película terriblemente cruda, en el sentido de que no madura casi ningún acto, y Turkington parece estar simplemente ahí, mirando el vacío, quizá sin posibilidad de escupir el desprecio que siente por la gente a la que está obligado a entretener para ganarse la vida. Son estas actuaciones, repletas de supuestos chistes escatológicos (más allá de lo que yo entiendo por mal gusto), los que datan el vaciado y el cansancio vital de este hombre al que no sabemos qué le pasa, pero intuimos que debe ser algo terrible.
Sólo la recomendaría a espectadores sin ningún tipo de prejuicios.
Saludos.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Remedando



Fabrice Du Welz, director belga y autor de títulos tan sugerentes como CALVAIRE, cambia por completo su registro y se enfunda el traje de Paul Schrader. El problema es que el guion de MESSAGE FROM THE KING no le llega ni a la suela de los zapatos a TAXI DRIVER, sino que se queda en el terreno que marcó Tony Scott hace ya unos años con MAN ON FIRE, y visto el resultado, ni siquiera roza a aquélla. Se trata de el enésimo thriller sobre alguien que llega a un sitio buscando a alguien y por el camino se topa a gente muy chunga que se lo va a poner todo muy difícil. Supongo que se sitúan. Du Welz, que normalmente es capaz de sugerir atmósferas cargadas de extrañeza, se queda en un puñado de imágenes que parecen todas sacadas de películas que se han hecho antes, aunque para abreviar lo dejaríamos en "falta de personalidad", y ya está. Lo mejor es el papel de Chadwick Boseman, del que la cámara no se despega ni un segundo, que encarna a un tipo que llega directamente desde Sudáfrica a Los Angeles para buscar a su hermana desaparecida. Mientras no sabemos nada la película funciona, con una intriga que funciona bien y que despierta nuestra curiosidad; lo malo es que luego hay que dar explicaciones, dar profundidad a los secundarios y resolver una trama que directamente desemboca en lo ininteligible. No sé, apenas la recomendaría si les gustan los films de este tipo, pero hay otros y mucho mejores...
Saludos.

martes, 7 de mayo de 2019

La clase de Lubitsch #15



DIE BERGKATZE (EL GATO MONTÉS) de 1921, es una auténtica locura, uno de los films alemanes de Lubitsch en los que más se permitió experimentar y buscar cualquier recurso narrativo que le sirviera para poner en imágenes una historia aparentemente convencional, pero que llega a rozar el surrealismo. La acción transcurre en un estrambótico fuerte militar situado en una remota región permanentemente nevada, y cuya principal misión consiste en "controlar" a una banda de escurridizos maleantes. El conflicto llega cuando entra en acción la bella y salvaje hija del jefe de los bandoleros (Pola Negri), que se enamora nada menos que del militar encargado de apresar a su padre. A partir de ahí, Lubitsch subvierte la lógica narrativa y se desparrama entre encuadres imposibles, abruptos saltos de montaje y una serie de recortes que, puestos en cámara, dan la sensación de que el espectador es convertido en un mirón que se cuela en los momentos íntimos de los personajes. Una película tremendamente moderna, sorprendente y que es una buena muestra del cineasta que Lubitsch estaba dejando de ser y en el que iba a convertirse en un futuro.
Saludos.

lunes, 6 de mayo de 2019

La vida de los otros



La prolífica carrera de Kiyoshi Kurosawa, que comenzó hace ahora unos 35 años, siempre ha estado presidida por la turbia ambigüedad moral de sus personajes. Seres atormentados, manipuladores o directamente monstruosos, que la mayoría de las veces se esconden tras una inquietante fachada de normalidad. Esto es puesto de manifiesto, por ejemplo, en KURÎPÎ, de 2016 (Kurosawa ha filmado otros tres films desde entonces), que adaptaba la novela de Yutaka Maekawa y que tenía como tema principal la investigación de personalidades psicopáticas por parte de un agente, retirado a consecuencia de sufrir un ataque que casi le cuesta la vida, y que se dedica a dar clases en una escuela de crminología. El complejo guion sigue dos líneas. Por un lado, el ex-agente colabora en la investigación que desde hace seis años sigue su antiguo compañero, acerca de la inexplicable desaparición de una familia. Por otro, tras mudarse a un nuevo vecindario, conoce a su vecino, un extrañísimo personaje, que parece ocultar algo tras su incoherente comportamiento, aunque siempre parece disponer de una excusa para no levantar sospechas. El film está pulcramente rodado, y todas las ideas motrices de Kurosawa están debidamente desarrolladas, pero es a la hora de ofrecer respuestas en el tramo final cuando aparecen numerosas incoherencias, muchas de ellas incomprensibles, como el pasotismo de la policía, sin muchas ganas de investigar o algunas situaciones que se podrían solventar con una simple llamada de teléfono, que curiosamente brillan por su ausencia. El problema a la hora de redactar esta reseña, como ustedes comprenderán, es que apenas puedo revelar un solo dato, ya que la gracia está en que todo se vaya descubriendo por sí solo. De todas formas, creo que no defraudará a los amantes del thriller oriental escabroso... Sea eso lo que sea, claro...
Saludos.

domingo, 5 de mayo de 2019

Rincón del freak #354: El apéndice asesino



Si no nos dijeran que está dirigida por Oliver Stone y protagonizada por Michael Caine, quizá la percepción sobre THE HAND, de 1981, cambiaría considerablemente. No puede ser de otra forma teniendo en cuenta su demencial guion, que nos hablaba de un dibujante de comics que pierde la mano con la que dibujaba en un accidente de tráfico y, separado de su mujer y viviendo solo en una cabaña, sospecha que dicha mano (que por cierto nunca llegó a recuperar) es la causante de una serie de misteriosas muertes que suceden a su alrededor. Y bueno, es verdad que el giro final es medianamente ingenioso y la dirección e interpretaciones están por encima de la media habitual de lo que normalmente es carne de serie B. El problema es que las risas salen involuntarias en algunas escenas de esas que cimentaron la fama de Stone como un tipo egocéntrico y caprichoso. En fin, una curiosidad de esas semiolvidadas, que de vez en cuando nos gusta rescatar del baúl de los recuerdos y constatar que quizá no siempre cualquier tiempo pasado fue mejor.
Saludos.

sábado, 4 de mayo de 2019

Personas y animales



Yeon Sang-ho pasa por ser uno de los nombres más interesantes del cine coreano reciente, gracias a verdaderos acontecimientos en taquilla como TREN A BUSAN, de la que se espera segunda parte para la temporada que viene. Sin embargo, sus inicios estuvieron ligados al cine de animación, aunque muy alejado del público infantil, e incluso podríamos hablar de films extremadamente duros, como THE FAKE, de la que ya hablamos aquí, o su contundente debut, DAE GI EUI WANG (EL REY DE LOS CERDOS), que describía el asfixiante pasado de un grupo de hombres cuando eran adolescentes en una escuela de secundaria. En un clima de violencia y sumisión ciega, las aulas se convierten en el caldo de cultivo de acciones más propias de una dictadura fascista, donde los mayores manipulan a los recién llegados para convertirlos en esclavos que acosan y agredan a los "cerdos", como llaman a los desafortunados elegidos para sufrir dichos abusos. Con una técnica espartana pero eficiente, el director se las arregla para construir un relato cercano al terror psicológico, repleto de mensajes hostiles y que siempre invita a la reflexión sobre ciertas conductas sociales y cómo los traumas de juventud son a menudo imposibles de enderezar en la edad adulta.
No apta para moralidades frágiles.
Saludos.

viernes, 3 de mayo de 2019

El efecto Iñárritu



OLIVER´S DEAL fue una curiosa coproducción entre diversas productoras de España, Estados Unidos y Perú. Desconozco la motivación de dicho e improbable cruce, más allá de la optimización de recursos y abaratamiento de costes; nada malo hasta ahí, aunque el resultado es sospechosamente tibio y de un conservadurismo encubierto de buenas intenciones. Al director del título lo cito porque él enseñó el camino con sus historias cruzadas "más grandes que la vida" y sus soluciones neoliberales para problemas creados por los propios neoliberales. Estrenada discretamente en nuestro país con el título de LA DEUDA, el director Barney Elliott, del que creo que no existe ninguna otra referencia, filma un embrollo malamente mixturado y que apenas consigue un poco de sentido cuando sus segmentos se muestran por separado, pero no consigo entender qué diantres de lección moral es la que me están mostrando aquí. A saber: por un lado están Stephen Dorff y Alberto Ammann cerrando acuerdos usureros en el altiplano, pero resulta que son entrañables porque hay un tipo local, Carlos Bardem, que es aún peor ¿?... Luego está el típico lugareño, pobre pero honrado y cabezón por añadidura, que se niega a vender su cachillo de tierra. Para finalizar, en la ciudad asistimos a la dramática situación de una mujer de mediana edad que no logra encontrar una solución para su madre, enferma en estado terminal, aunque trabaje como enfermera. Sé que están pensando en lo improbable de una conjunción, pero esta existe, aunque la demorada lección "a lo Iñárritu" sea lo más repugnante de la función: en un mundo dominado por el sentido de la especulación, sólo hay un camino para solucionar los problemas, la extorsión y el chantaje moral...
Tiemblen.
Saludos.

jueves, 2 de mayo de 2019

Infierno exterior



De vez en cuando me apetece revisar alguna de esas películas que vi en su momento, tenía absolutamente olvidadas, y, por alguna razón que se me escapa, vuelven envueltas en un lejano recuerdo no siempre favorable. El caso de EVENT HORIZON me sirve para ilustrar esto, ya que el subconsciente podría jugar una mala pasada, al tratarse de la tercera película de Paul W. S. Anderson, ese (le llamaremos así) director que a principios de los noventa prometía una barbaridad con su estupendo debut (SHOPPING), para venderse inmediata y miserablemente al mercado americano con una abominación como MORTAL KOMBAT. Sin embargo, en 1997, Anderson volvió a Inglaterra para ponerse a los mandos de un encargo que recordaba sospechosamente a ALIEN, pero con un componente más escabroso y cercano al cine de terror sobrenatural. Sí, podría haber sido mucho mejor, y gran parte del mérito de que no fuese una bazofia es del estupendo reparto, que contaba con Larry Fishburne, Sam Neill, Jason Isaacs o Joely Richardson, pero al menos lograba hacer medianamente creíble su delirante argumento. La nave de rescate Lewis and Clark recibe el encargo de viajar hasta Neptuno, con la misión de descubrir qué le pasó exactamente a la Event Horizon, una gigantesca y ambiciosa nave que desapareció siete años antes, sin que trascendiera ningún dato de qué tipo de misión iba a realizar. Habría que disculparle algunos efectos digitales de la época, aunque los decorados a tamaño real están más que conseguidos, y al menos hay una trama digna y coherente, en la forma que puede ser coherente abrir una puerta al mismísimo infierno en pleno espacio exterior, claro...
Ideal para una tarde con poca chicha.
Saludos.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Sin vivir en mí



Hay muy poco en BOY ERASED, el segundo largo dirigido por Joel Edgerton, de lo que elevaba su debut, EL REGALO, muy por encima de su premisa de cine de género. Da la sensación de que el cartel "basado en hechos reales" le pesa como una losa a este, por otra parte necesario, toque de atención sobre los fundamentalismos que se esconden tras la apariencia bondadosa de los grandes salvadores espirituales. Se nos cuenta la historia de un muchacho normal y corriente, hijo de un pastor baptista, que es internado en una especie de "escuela" para jóvenes descarriados, donde efectivamente se les someterá a un borrado de su propia identidad y orientación sexual, convenciéndolos de que ello no es más que una enfermedad que puede ser curada. Hasta ahí, las intenciones son magníficas, e incluso se podría destacar a un más que notable elenco, con el joven Lucas Hedges al frente y dos estrellas como Nicole Kidman y Russell Crowe, además del propio Edgerton reservándose el papel más ingrato. El problema está en cómo se aborda todo ello, y en cómo BOY ERASED recuerda más a un telefilm de perfil bajo que a una obra cinematográfica de entidad, con la capacidad para conmover y llevar a la profunda reflexión. Aun así, me parecería injusto pedir a Edgerton que roce la excelencia en cada trabajo. Un trabajo correcto, sólido y que también sirve para cimentar una próxima trayectoria en la dirección.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!