Mostrando entradas con la etiqueta Ciro Guerra. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ciro Guerra. Mostrar todas las entradas

lunes, 19 de octubre de 2020

Las fronteras de la nada


 

Es imprescindible señalar que el guion de WAITING FOR THE BARBARIANS corre a cargo del gran escritor J.M. Coetzee, autor asimismo de la novela original. Si no se es lector habitual, se corre el riesgo de no entender gran parte del mensaje de un escritor como Coetzee, capaz de explicitar sutilmente, algo que choca frontalmente con la imagen filmada, a la que sólo restando se la puede acercar a los numerosos textos y subtextos de la obra literaria. Coetzee lo intenta, y lo logra a medias, pero no termina de entenderse con la forma, desnuda y exuberante, de filmar del colombiano Ciro Guerra. No me parece una mala película, pero sí una película que no funciona en la suma, sino aislando cada una de sus partes, y tratando de integrarlas en un todo que difícilmente se sabe cuál es. Empezando por el motivo principal, ese puesto fronterizo en mitad de un desierto, el ignoto país que lo comanda, como los dos países, también desconocidos, que quedan delimitados por una frontera cada vez menos clara. Creo que Guerra hace un fantástico trabajo con los actores, con un Mark Rylance soberbio, y unos Johnny Depp y Robert Pattinson menores, pero que se esfuerzan por sacar adelante dos papeles bastante desagradecidos. Una de esas películas difíciles de engrosar un solo género, y por ello amenazada de tener un público muy reducido. Y, salvando las diferencias, tan sólo por ponerles en situación, en la misma línea de la magistral ZAMA, de Lucrecia Martel, aunque habría que ser muy generoso con ello, por supuesto.

Saludos.

sábado, 17 de marzo de 2018

La certeza de estar equivocado



Todas las películas que subyacen dentro de EL ABRAZO DE LA SERPIENTE quedan pronto difuminadas, trituradas bajo el poderoso mensaje que late insistentemente en este crudo y hermoso relato sobre, efectivamente, el fin de la humanidad, de una forma de entender la humanidad. Ciro Guerra no se conforma con el retrato conradiano, como tampoco se extasía con la aplastante belleza del Amazonas, principio y fin de una fábula que siempre intenta dar un paso más allá, como sus personajes, en constante búsqueda de algo que quizá no exista, o que a lo mejor es otra cosa. La Yakruna es una flor de míticos poderes que crece en algún remoto rincón de la selva, y el film, escindido en dos tiempos narrativos, cuenta la peripecia de dos botánicos que la buscan obsesivamente. Ambos, con cuarenta años de diferencia, lo hacen junto a Karamakate, el último superviviente de su tribu, un chamán que vive apartado de los hombres y que abomina a los explotadores del caucho. A lo largo de ambos viajes, Guerra propone una experiencia que va más allá de lo iniciático, que funde a sus personajes con una selva que los observa impasible y que consigue que entendamos los oscuros motivos por los que el progreso también es sinónimo de extinción.
Una película hermosa, y también terrorífica, y con sentido del humor. Y se hacen muy pocas películas así hoy día...
Saludos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!