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jueves, 16 de septiembre de 2010

Vampiros en las antípodas




DAYBREAKERS partía de una interesante premisa, donde en un futuro, aquí sólo a nueve años vistos, los vampiros, mediante un virus pandémico, se han convertido en la abrumadora mayoría que habita la Tierra, mientras que los escasos humanos son "cosechados" con el único fin de recolectar su sangre. Pero hay un problema: los humanos están a punto de extinguirse. Así que científicos vampiros (vaya tela cómo suena esto) investigan un posible sustitutivo sintético que alimente igual y no necesite del "concurso" humano. La gracia de todo esto reside en que el guión de los hermanos Spierig intenta por todos los medios no quedarse en los fatigosos clichés de este género, el de vampiros, que tan de moda se ha puesto de un tiempo a esta parte; y lo logra en parte, al principio sobre todo, con las inquietantes imágenes de una sociedad vampira calcada a la nuestra, vendiendo sangre en las antiguas hamburgueserías y con policías vampiros que intentan mantener el orden en unas calles repletas de hambrientos/mendigos que no pueden permitirse su ración de plasma y caen famélicos. Hace su aparición Ethan Hawke, el científico que está a punto de ultimar la dichosa fórmula, en un papel que a mí me recordó bastante al de GATTACA, que verá peligrar su improbable sueño de una futura convivencia entre vampiros y humanos a cargo del poderoso presidente de la corporación (Sam Neill), que pretende otra cosa: dejar el sintético para la muchedumbre y conservar las cosechas humanas para las clases altas ¿A que no les parece tan diferente de la situación actual entre primer y tercer mundo? Pues eso, que los primeros 35/40 minutos se ven con la suficiente curiosidad como para no fruncir el gesto, lástima que todo se vaya al carajo en la segunda parte, donde todo cae por el sumidero de la comercialidad más trillada y asistimos a un delirante espectáculo de ballestas, efectos digitales y hemoglobina a cascoporro, un improbable cruce entre los JOHN CARPENTER'S VAMPIRES y I AM LEGEND, que da más dolor de cabeza que otra cosa y donde hay cabida hasta para la "reconversión" de los chupasangres a nuestra insulsa y mortal vida diurna ¿saben cómo? Pues véanla y luego me cuentan, aunque sólo la recomiendo para un domingo aburrido de los de verdad.
Saludos y bon appetit.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!