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jueves, 22 de febrero de 2024

El repelente niño Vicente


 

Christopher Nolan decide hacer una película sobre un fulano que le coge pelusa a otro ¿Por qué? Porque, como decía Albert Pla, "el negro es mejor que tú" (por cierto, no hay negros en esta película, por rigor supongo). Es un tema recurrente en el ideario americano, la envidia con la falsa sonrisa como motor de una sociedad basada en el marketing, que se vende excelentemente hacia fuera pero no tiene manual de instrucciones para asuntos internos. OPPENHEIMER viene a ser eso, que si todos nos miramos chungo en cócteles cul-de-sac, la solución pasa por exterminar a los japoneses, que aún tienen peor mirada. De repente, jerga ininteligible; un poco más tarde, el protagonista follando con su mala conciencia; por matar el gusanillo, algún chiste de los de cassette en gasolinera; para culminar (imposible sustraerse a ello), el inefable juicio, con sus inefables escenas de juicio y sus inefables planos de preguntas y respuestas. Ahí, en el montaje, ya no sé si Nolan tiene tanta culpa, pero me parece inenarrable una escena que dura quince segundos y contiene unos doce cambios de plano... Que sí, que me estoy yendo por las ramas, pero eso a Nolan no se lo dice nadie y mira lo que pasa, que hace películas de Bud Spencer y Terence Hill  pero con gravedad intelectual, porque nada puede mancillar a la madera. Lo dijo Larry David: "respeta a la madera". 
Si a los veinte minutos crees que han pasado tres horas y compruebas que aún quedan dos horas cuarenta, hay algo que hemos detectado antes de comprar la entrada. Si el ticket te lo da el propio director, Hiroshima puede considerarse afortunada. 
No es mala, es desmesurada e innecesariamente hiperventilada ¿Puede ganar? Sí.
Saludos.

martes, 29 de diciembre de 2020

El elefante en la habitación


 

A ver, porque luego no se me entiende lo que digo, que es lo mismo que les pasa a otros. Quisiera o no quisiera, en algún momento tenía que hablar de TENET, el último artefacto perpetrado por Christopher Nolan, que viene a ser como cuando un entrenador, sea por despecho o pura altivez, alinea a ese futbolista de menor calidad, dejando al bueno en el banquillo. No intenten entender TENET, da igual. Su argumento tiene la misma profundidad que un prospecto de paracetamol; eso sí, es grave. Tan grave que carece de todo sentido del humor, pero eso ya lo sabíamos, venimos avisados. No voy a hablar aquí del supuesto mecanismo perfecto de relojería, de los loops físicos o del despliegue a lo largo y ancho de este mundo, el mismo que alguien quiere destruir, que tampoco es un argumento tan original. No, porque voy a centrarme en lo que queda desviado entre tanta pirotecnia, edificio que se derrumba y coches que circulan marcha atrás. No sé quien le monta las películas a Nolan, pero alguien lo hizo mejor antes. Prescindan, insisto, de que el director intenta embaucarnos con el efecto "CinExin" (los viejos del lugar saben de qué hablo), y fíjense en los diálogos, los ejes de cámara en una simple conversación, deslavazados como si de un principiante se tratara. Sigo. No es de recibo que en una película de dos horas y media, donde se nos vende un detallismo exasperante, cada escena comprometida (un salto de un edificio, la llegada a un barco o una pelea [y hay muchísimas]) esté cercenada; porque entiendo a un señor que hace una peliculita con amiguetes, pero no aquí. Nolan tiene tres o cuatro nociones de cine, pero "no sabe" innovar, no posee un lenguaje propio; exprime ese limitado registro hasta la saciedad, convirtiendo una película eminentemente de acción en una tortuosa sucesión de "gente haciendo cosas", la mayoría de las veces ininteligibles. Francamente, no me esperaba mucho más, pero sí al menos poder encontrar algún elemento diferenciador, algo por lo que pueda considerar TENET como un entretenimiento de lujo. En lugar de eso, he visto una opereta, un baile de máscaras en un resort de Chiclana. Gaseosa y marciana, disfrútenla ustedes que saben más que yo de estas cosas...
Saludos.

sábado, 20 de abril de 2019

El hombre murciélago #11



THE DARK KNIGHT RISES, de 2012, es el broche con el que Christopher Nolan se ha despedido del personaje, o eso parece, hasta que veamos quién se atreve a retomarlo sin partenaires ni "ligamentos". Sea como fuere, me parece un cierre coherente, y cuya gran duración puede llevar a equívoco, pues su narrativa parece menos deslavazada de lo que sus muchos campos abiertos indican. Lo primero es un arranque algo perezoso, con la ingrata tarea de devolver a un Bruce Wayne en retiro monacal, ya que ha desechado la vida pública durante ocho largos años tras la implicación en la muerte de Harvey Dent, y por consiguiente pasar a ser considerado una amenaza. Después entra en escena Bane, al que a vida un estupendo Tom Hardy, el único actor apaz de ser expresivo con la cara tapada; una especie de máquina de matar que sólo tiene en mente acabar con Batman y destruir Gotham. Y siguiendo con la introducción de personajes, Nolan echa mano de una vieja amiga, una Anne Hathaway como Catwoman, que corrige y aumenta el de Michelle Pfeiffer. Así las cosas, todo pintaba hacia un desenlace rutinario, pero Nolan se embebe en su obsesión por no ser nunca previsible o superfluo, y extiende dicho final hacia muchísimos lugares nada comunes, y arma una película de superhéroes con la virtud de resultar espectacular y orgánica al mismo tiempo. Una delicatessen visual, menos redonda que su predecesora, pero también más intrigante y modulada. En definitiva, un muy buen broche final para Nolan, Bale y compañía. Mientras tanto, en qué manos se quedará el personaje sigue siendo una incógnita siete años después.
Saludos.

sábado, 13 de abril de 2019

El hombre murciélago #10



Lo que estoy dispuesto a hacer hoy, en los casi once años de vida de este blog no lo he hecho nunca. Quizá de pasada, referencialmente, debo decir que nunca me han dolido prendas recular con el aliado del tiempo y disfrutar de una obra que en su momento no me suscitó el más mínimo interés, al igual que tantos mitos de juventud se han caído irremisiblemente al revisarlos ya en la madurez. Por primera vez, digo, una misma película tendrá en El Indéfilo dos entradas, la que hace unos diez años la dejaba por los suelos y la que ahora la eleva como lo que finalmente creo que es: una de las mejores películas de superhéroes/adaptaciones del cómic de todos los tiempos. THE DARK KNIGHT ahonda aún más en la veta de oscuridad abierta por Frank Miller y crea una historia basada fundamentalmente en la contraposición no ya del bien y el mal, sino directamente de la tendencia y atracción del ser humano al caos, en lugar del orden. Este Batman deambula perdido dentro de la seguridad de sus artilugios, su imponente coche y su rectitud moral, porque enfrente tiene una encarnación de todo lo opuesto a él. Y no es casual pensar en el mal puro bajo la fachada de un payaso, mientras el bien pugna por no salirse de control bajo la "sotana" del héroe, que ni siquiera puede mostrarse al mundo como quien realmente es. Ahí la historia gana enteros y ofrece algunos diálogos de altura, en absoluto ñoños, pese a que la mayor parte del mérito debamos otorgársela a un Heath Ledger en estado de gracia. Su Joker pasa a la historia por varios motivos: porque es genuino y no se parece a ningún otro Joker; porque su maldad es mortífera sin aspavientos, y no hace discursitos de mierda antes de matar a nadie, sino que lo mata y luego habla; y, por supuesto, por el interesante y necesario debate moral que suscita. El Joker, este Joker, no es solamente un loco e incontrolable asesino, sino que realmente disfruta retando a los demás a que se miren a sí mismos, tan sólo para que descubran lo cerca que todos estamos de caer en el abismo, justo donde él lleva tanto tiempo bailando con el demonio a la luz de la luna...
No voy a decir que sea una obra maestra, porque es superior a mí, pero puedo afirmar que me he reconciliado, con Nolan y con Batman. No es poco en mi caso, créanme...
Saludos.

sábado, 6 de abril de 2019

El hombre murciélago #9



Mi reconciliación con el triple Batman de Christopher Nolan va lento, lo reconozco, pero le voy cogiendo el tranquillo a medida que voy dejando de lado las expectativas y me quedo con el trabajo de un cineasta, sin más. En ese sentido, he dejado claro que Nolan no me taladra el sentir, por muy perfeccionista que sea en lo técnico, y BATMAN BEGINS es un buen ejemplo de esto. Ahora más que hace 14 años, cuando la vi en su estreno, me doy cuenta de la necesidad que efectivamente tenía el personaje de resetearse tras la esperpéntica deriva que había tomado su imagen en la gran pantalla. Nolan tomó el semblante más oscuro, el que debemos muy probablemente a Frank Miller, y con él redefinió a Batman siendo todo lo fiel que le era posible al ideado por Bob Kane. El problema: pues el problema siempre es el mismo con este director, que es incontinente y verborreico, y que le cuesta una enormidad mantenerse al margen de la megalomanía. Así, todo lo que concierne al origen del hombre murciélago es notable, pero la traca final es excesiva y algo reiterativa, aunque se desaten todos los artefactos del héroe en perfecta sintonía, incluido un Batmóvil simplemente rompedor. Bale cumple como Bruce Wayne y hace olvidar las muchas licencias pasadas; su Batman es taciturno, agresivo y se toma a sí mismo muy en serio. Si bien Michael Gough era de lo mejorcito de las anteriores entregas, es justo reconocer que Michael Caine es perfecto para el papel de Alfred. Quizá Morgan Freeman está metido con calzador, pero Gary Oldman se apropia de su comisario Gordon. Por otra parte, la hoy algo olvidada Katie Holmes queda guadianesca, y los villanos no terminan de convencerme, por mucho que Liam Neeson y Cillian Murphy tengan talento sobrado para ello, pero Ra's Al Ghul desaparece durante demasiado tiempo y el Espantapájaros no parecía tan temible después de todo, algo de lo que me parece que Nolan tomó nota para su siguiente entrega. En suma, un entretenimiento de lujo que además empezó a marcar una pauta dentro de los films basados en comics de la DC, y que precisamente no les ha sentado excesivamente bien, y es que no todos los superhéroes son Batman, claro...
Saludos.

viernes, 26 de enero de 2018

¿Warshow?...



DUNKIRK. Christopher Nolan. Expectativas cero. Buen inicio. Cineasta en proceso de humildad. Magnífica dirección de actores. Sentido del humor cero (lo esperaba). Planos buscando la eternidad. Música insoportable. Como Herrmann mezclado con Richter. Inaguantable. Agujeros narrativos como el colador de King Kong (lo esperaba). No importa, hacía mucho tiempo que nadie filmaba tan bien los barcos y los aviones. Sin protagonistas. Sin secundarios. Sin temor al síndrome del "puente curvo". Ni demasiado larga ni demasiado corta. Sin eternizarse. Con el pelacebollas en el momento preciso. Con los saludos marciales cuando procede. Con Kenneth Branagh paseando por un puente. Con Cillian Murphy en un barquito que maneja Mark Rylance. Un hombre digno y otro asustado. Y todos tenemos derecho a expresar nuestra opinión. Y a preguntarnos por qué los directores le tapan tanto la cara a Tom Hardy...
Saludos.

martes, 24 de noviembre de 2015

Caminar sobre las aguas



Bueno, INTERSTELLAR es una película muy bonita en la que un granjero se mete en un agujero negro mientras su hija descifra motas de polvo y Michael Caine descubre algún colágeno retroactivo que le permite tener el mismo aspecto durante veintitantos años. Aparte de eso... Pues aparte de eso hay un par de cosas que me divierten porque son muy divertidas. Es muy divertido ver a unos tipos de lo más preparado, capaces de viajar durante millones de años luz, de tomar decisiones complejísimas y actuar bajo presión pelearse como colegiales y hacer estupideces como alejarse unos de otros para meditar y esas cosas. Da igual, todo es mentira y da igual, pero la mentira hay que endulzarla para el estándar de Hollywood o desecarla si el patinaje por el foxtrot pseudofilosófico aspira al lengüetazo intelectual. Esta película se ha hecho miles de veces, habla de las mismas cosas pero con más colores, y sus actores son más guapos y más delgados, pero si le extraemos el colorín y el colorado yo no veo ni una sola idea original, y ni mucho menos revolucionaria o transgresora... Ah, bueno, sí, es verdad... Hay una escena muy divertida en la que los astronautas caminan sobre el agua y luego aparece una ola gigante... Si la hace Jesús Franco decimos que es un friki, claro...
Esta es para ustedes, yo ya estoy muy carcamal para que me salven el mundo...
Saludos.

viernes, 20 de agosto de 2010

La madre del cordero



Bien, pues, después de algunos coqueteos con el miserabilismo, hoy le toca a la que dicen por ahí que es la película de la temporada. Y si lo dicen por ahí será que es verdad, digo yo. Lo primero que debo hacerles es una advertencia: porque como yo sé que todos ustedes son buenos chicos e irán a su cine de confianza a verla, es importante que se lleven tapones de cera y/u orejeras, porque corren el riesgo de quedarse sordos. Tampoco lleguen tarde, a fin de poder sentarse en el centro de la sala, porque yo tuve que acomodarme en esos asientos de todo punto hijoputas (diseñados por hijoputas), en un lateral, y el mareo fue considerable.
Bien, he oído/leído por ahí que si Nolan "patatín patatán"... Kubrick... Obra maestra absoluta... Obra definitiva... Que me corro de gusto... Vale, que sí, que todo es muy bonito y muy limpito y bien diseñado y encaja como un guante y suena muy fuerte y eso, pero que no nos pasemos, no nos vayamos a volver locos ahora con lo mayorcitos que somos. INCEPTION tiene cosas muy buenas y cosas muy malas; y por malas yo entiendo "repelente niño Vicente queriendo levantarnos a la novieta en el cole"... Lo de que Christopher Nolan es incapaz de insuflar un mínimo de sentido del humor a sus maniqueos personajes (tableaux vivants lo definiría bien; no confundan con los deliberados "modelos" bressonianos), es una verdad ya patente en cada uno de sus trabajos. Nolan deja a otros lo de las emociones y se dedica a lo otro, "las sensaciones"; así que entrega un producto 100% sensorial que impide que el espectador se pregunte acerca de qué está viendo y por qué lo está viendo. Porque, francamente, me importa un rábano qué pueda mover a Di Caprio y sus compis para que Nolan nos venda la burra con la enésima historia sobre delincuentes llenos de bonhomía y secretos de estado que sólo conocen unos pocos privilegiados. El pretexto, lo de actuar en diferentes niveles de percepción, de sueño en este caso, ya lo vimos en MATRIX, pero desde luego en esa obra maestra de la literatura que es la Alicia... de Lewis Carroll, en la que Nolan debía haberse fijado un poco más para no caer en la pedantería del que piensa que ha hecho algo original, cuando eso es ya imposible. INCEPTION intenta ser cine, dejar atrás los fantasmas del nuevo siglo y reinventarse como producto tangible, de carne y hueso, pero la propia ineptitud de Nolan para los asuntos humanos (en su cine, hasta beber un vaso de agua ha de tener un doble sentido) es la que plastifica el producto y lo convierte en un bonito recuerdo ambarino del que quedan pocas cosas reseñables.
Pero INCEPTION tiene cosas muy buenas, buenísimas; lo que pasa es que necesitamos un complicado ejercicio de abstracción y de indulgencia. Porque si nos olvidamos del rollo pseudofilosófico y de lo sonrojante de algunas actuaciones (rayando el ridículo, cuando pretenden ser profundas), la cinta de Nolan se revela como un thriller trepidante y dinámico en las distancias largas, justo donde a la mayoría de directores les duele bandearse. Y es paradigmático de esto último cómo ha ido ampliando su campo de acción desde un curioso minimalismo de altos vuelos hasta este ejemplo de megalomanía supuestamente inteligente, donde cada detalle sufre el peso asfixiante de la necesidad de explicar, de decir que hasta esto puede existir, aunque no nos importe lo más mínimo, aunque a Nolan no le importe que no nos importe, igual en el juego de espejos enfrentados que nos propone y del que al final ni él sabe cómo salir.
¿Que es entretenida? Sí, mucho, pero también es verdad que no le hacían falta dos horas y media.
Así que he llegado a la inquietante conclusión de que este señor es antes un diseñador de producción que un director de cine, lo que explica muchos de los vicios que infectan al cine comercial de la nueva era digital, presentando genios donde sólo hay expertos ingenieros. Pero véanla, al fin y al cabo merece la pena.
Saludos originales.

jueves, 9 de abril de 2009

Repítemelo, que todavía no me he enterado

¿Hay algo peor que un blockbuster? La respuesta es: sí, un blockbuster que quiere ser cine de autor. El cine de autor, como se sabe, está muerto y enterrado desde hace algunos años, y Godard aún tiene mucho que decir al respecto, sin embargo, aún quedan unos cuantos ingenuos a los que les tiembla el labio inferior y que siguen recitando gastados mantras acerca del "próximo y esperado matrimonio entre lo intelectual y lo lúdico".
Sí, por fin me decidí y vi THE DARK KNIGHT, así que nuevamente cubro cuota y me irreconcilio con tantos y tantos amantes del séptimo arte que han caído rendidos ante un puñado de imágenes mal montadas y maquilladas por un ruido estruendoso que te pita en los oídos un rato después de acabar la película. Pero voy a ser benévolo con DARK KNIGHT, y mira que me gusta poco esto del dedo arriba dedo abajo, pero es que los precios del cine no hacen más que subir (una de las razones por las que ya no voy al cine) y no es plan que nos la metan doblada y encima digamos que nos ha gustado.
Lo primero es que (esto cansa mucho) tenía que haber durado una horita menos, porque si nos ponemos se podría haber hecho un serial, que es mucho más rentable. Lo segundo es que Christian Bale es el Batman más soso que se ha visto en pantalla, pero como ninguno de los anteriores ha estado tampoco a la altura del atormentado Bruce Wayne, pues por ahí se salva. Luego, como se quieren contar tantísimas cosas, cosas que no tienen importancia pero que parece que la tienen, al final hay una incesante galería de personajes y situaciones que, si no estamos avisados comics mediante, terminan por marear sin aportar nada. Especialmente significativo es el caso de Aaron Eckhart y su ridícula aportación con un Dos Caras metido con calzador, por no hablar de Maggie Gyllenhaal, una magnífica actriz que ni sabe ni quiere estar ahí entre tanto músculo y bombazo. Todo el metraje es una lamentable excusa que gravita en torno a un solo personaje: el Joker.
A los que lo flipen con Heath Ledger les recomiendo que intenten hacerse con una joya del comic, aunque va a ser complicado: The Killing Joke, novela gráfica de hará aproximadamente unos veinte años, creada por el genial Alan Moore y donde se relataba con todo lujo de detalles cuál es el verdadero origen de tan esquivo personaje. Falsear esto es engañar al único espectador que merece ser recompensado: el que ha devorado comics de todo tipo antes de que un listillo dijese que la versión definitiva ya está aquí. En este caso, se presenta al Joker como un terrorista, un tipo que sólo quiere sembrar el caos; y al igual que ocurría en la fallida THE FIGHT CLUB, se confunde caos con espectáculo, por lo que una prometedora propuesta sobre anarquía y nihilismo acaba por transformarse en el enésimo truco circense de la temporada. Si querían lecciones de insurrección sólo tenían que releer a Bufalino, que de esto sabe un rato.
Saludos de un murciélago.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Rewind

El gran mal del cine actual es lo poco dispuesto que está a allanarle el camino a un espectador-tipo cada vez más perezoso; cicunstancias éstas que van formando una bola incrementable difícil ya de detener. La incapacidad de seguir contando historias a la manera clásica ha dado como resultado el que cineastas de la nueva hornada (sobre todo en norteamérica) opten por enrevesar las tramas y jugar al trampantojo visual, cuando no al narrativo.
Los trabajos de David Fincher, los Coen Bros. o Paul T. Anderson así lo demuestra. Actualmente, un fenómeno (el enésimo) arrasa en las carteleras y cala hondo en los subconscientes populares. Como muchos habrán adivinado, se trata de DARK KNIGHT, o cómo seguir alimentando la hoguera de las vanidades. El director de ésta firmó al comienzo de la década un magnífico ejemplo de cómo jugar al despiste, usar dicha circunstancia como espina dorsal del film y, de paso, quedar como un tipo inteligente aunque lo que hayas contado sea una trama de lo más vista a lo largo de la historia del cine.
Aparte de esto, MEMENTO es una buena película, que se desarrolla de una forma bastante curiosa, pues empieza por el final y acaba por el principio. Basándose en la historia de un tipo que no recuerda nada de lo que ha hecho recientemente y por ello va tatuándose el cuerpo con notas de cierta relevancia que irán indicándole más o menos cómo ha sido el día anterior. La trama, como digo, no descubre nada nuevo más allá del laberinto narrativo y una estética urgente, heredada directamente del inocuo mundillo del videoclip. Su mujer ha sido asesinada y él debe descubrir quién ha sido. Al ir hacia atrás, deberíamos tener la certeza de avanzar hacia el momento mismo del suceso, Nolan nos pone constantemente el caramelo en la boca y luego se ríe de nosotros, porque no hay nada de sorprendente en su resolución. Y aún así, la peli es entretenida, aunque tampoco hay que pasarse en ciertas exaltaciones que he oído y leído por ahí.
Existe una diferencia fundamental entre ZODIAC y MEMENTO; y las comparo porque creo que ambas contienen algunas claves fundamentales para entender el devenir del cine comercial contemporáneo. La que aquí comento no puede desprenderse de cierto efectismo visual para enfatizar el elemento de no-historia. Mientras tanto, David Fincher da una vuelta de tuerca nunca vista: invita al espectador a salirse de la trama e inventar él mismo la película que más le convenga, pues el director deja de ser el típico contador de historias para convertirse en un instrumento vampirizado él también por la misma. Dos caras de la misma moneda, donde una sale ganando y la otra pierde fuelle a medida que los años van descubriendo sus carencias.
¿Me olvidé de saludarles...?
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!