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martes, 17 de julio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #46



Y, bueno, alguna vez tenía que ser. El final de este kilométrico,absorbente, apasionante monográfico, llega con la última obra filmada por Andrzej Wajda, con 90 años y poco antes de su muerte. AFTERIMAGE es una dolorosa y delicada denuncia cargada de rabia y dignidad. A través de la figura del pintor vanguardista Wladyslaw Strzeminski, Wajda configura un severo retrato de la Polonia de los años 40 y 50, con un régimen comunista cada vez más asfixiante y restrictivo, que contrasta con este hombre, incapaz de comprender el porqué de tanta miseria moral. Strzeminski, erguido sobre su única pierna y su único brazo, se enfrenta a todo y a todos, y es sistemáticamente rechazado, reducido hasta ser menos que un animal sólo por sus ideas. El prestigioso artista y profesor de arte es dspojado de todos sus títulos, sus obras son destruidas y ni siquiera puede permitirse un plato de comida; apenas defendido por sus alumnos, los únicos que creen en sus ideales, su humanidad se ve cruelmente socavada, sobre todo en un tramo final desolador, que culmina en uno de los planos finales más desoladores de una filmografía rebosante de imágenes para la eternidad. La emocionante y contenida interpretación de Boguslaw Linda, es antológica, y deja para la posteridad la imprescindible reflexión sobre las referencias entre artistas análogos. Linda es a Strzeminski lo que éste es a Wajda, y este film póstumo bien puede ser considerado como un epitafio compartido, que resuena como una letanía sorda, mientras en artista, cojeando y con tuberculosis, porta unas flores azules hasta un cementerio cubierto por la nieve...
Para mí ha sido un honor.
Saludos.

martes, 10 de julio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #45



Con 88 años, Andrzej Wajda "redondeó" su inabarcable obra cinematográfica acercándose a una de las últimas grandes figuras de la historia de Polonia, el carismático líder del sindicato "Solidaridad", la controvertida agrupación obrero-católica que, a finales de los años ochenta, finiquitó el férreo sistema comunista polaco y ganó las elecciones democráticas en 1990. Lech Walesa ganó el Nobel de la paz, fue entrevistado por Oriana Fallaci y apuntalaba un sindicato multitudinario desde un modesto piso, curiosamente otorgado por el gobierno al que se oponía. Desde allí, con su abnegada esposa y sus seis hijos, Walesa era constantemente detenido, interrogado y sobornado, todo para lograr que parase unas huelgas masivas que paralizaron al país y lo sumieron en una situación económica insostenible. Esa es la Historia, con mayúsculas, pero era imposible que Wajda dejase pasar por alto el introito de vertiente católica del líder sindical, aunque fuese un poco de puntillas y casi testimonialmente, por las diferencias que el director tenía con un personaje simplemente inclasificable, una de esas personas destinadas a mover el eje del mundo unos centímetros casi más por convicción que por poder real. WALESA. CZLOWIEK Z NADZIEI (WALESA. HOMBRE DE ESPERANZA) denota, como obra, cierto natural cansancio, lógico por otra parte, y aunque pretenda cerrar el círculo de los "Hombres", el de mármol y el de hierro, quedó más como la constaración de que el maestro no tenía intención de retirarse, o que al menos sólo lo haría mientras seguía trabajando.
Saludos.

martes, 3 de julio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #44



MAKBET fue una de las últimas producciones que Andrzej Wajda realizó para televisión. Una sugerente versión del drama shakespeareano, que tantas adaptaciones ha conocido, y que el veterano director transfiguró en un sombrío silogismo con la WWII, y más concretamente la esquizofrénica situación polaca. Este Macbeth, sin salirse del libreto original, aporta tanto en lo visual como en lo conceptual; con una puesta en escena rompedora, contiene largos pasajes de desnudez dramática, mientras el tormentoso dilema del rey coronado a la fuerza vira hacia los espantos de la guerra, cuando es impuesta por fuerzas que ni el propio monarca es capaz de controlar. Todo Shakespeare está aquí, pero también todo Wajda, uno de los directores que mejor han entendido las múltiples posibilidades que se abren tras unos clásicos que son cualquier cosa menos inamovibles.
Saludos.

martes, 26 de junio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #43



En 2009, un octogenario Andrzej Wajda filmó TATARAK (EL JUNCO), un sorprendentemente fresco y subversivo relato acerca de una mujer de mediana edad, casada y con una vida estable, que pierde la cabeza por un joven con el que aparentemente apenas comparte algo más que una irreprimible atracción física. El libro de Jaroslaw Iwaszkiewicz, en el que está basado el film, tiene la cualidad de ofrecer mucho más de lo que aparenta, y Wajda capta a la perfección la incomprensión y soledad de esta mujer cuando decide asumir un papel que parece sólo reservado a los hombres, y lo condensa en menos de noventa minutos, en los que la gran Krystyna Janda reverbera mediante una compleja metaficción. Primero interpretando a la actriz que va a dar vida al personaje, es decir, a ella misma, para después compaginar la narración en idílico flashback con unos duros soliloquios, en los que no cesa de reflexionar sobre la necesidad de ir contra las normas, tanto como persona real, actriz, e incluso personaje ficticio, y confrontando unos escasos momentos de felicidad a un desenlace trágico e inesperado. TATARAK fue, sin duda, el último gran título de Wajda, una película que cualquier principiante firmaría con sangre poder dirigir, lo que da una idea de la enorme dimensión de su autor.
Saludos.

martes, 19 de junio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #42



ZEMSTA (LA VENGANZA) supone un interesante giro en una carrera tan longeva y variada como la de Andrzej Wajda. También filmada en 2002, y también para la televisión pública polaca, se trata de la ambiciosa adaptación de la obra de teatro homónima de Aleksander Fredro, un autor diametralmente alejado de la tradición de Europa del Este, y cuya sarcástica visión del mundo le emparentaba directamente con autores como Molière o el mismísimo Quevedo, con los que compartía un sentido del humor tan agudo como corrosivo. La historia narra la eterna enemistad entre un notario y un militar retirado, que llevan sus diferencias hasta lo exasperante, pero que de la noche a la mañana se ven sacudidos por el descubrimiento de que la hija de aquél y el hijo de éste están profundamente enamorados. Sin embargo, en lugar de reconciliarse, reforzarán su beligerancia hasta llegar a batirse en duelo. Lo que queda de manifiesto es la irracionalidad de las costumbres, o de cómo curiosamente el confort puede hallarse en la guerra perpetua, mientras que cualquier aparente motivo de tregua lo es también de desestabilización o flaqueza; una metáfora hiriente de un pueblo polaco acostumbrado a vivir en la controversia del enfrentamiento. Como nota curiosa, además de la aparición de la hoy famosa Agata Buzek, hay que destacar el papel protagonista de un Roman Polanski que se reencontraba con su maestro, y que ya por entonces acumulaba problemas con la justicia.
Muy interesante.
Saludos.

martes, 12 de junio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #41



LEKCJA POLSKIEGO KINA (LECCIÓN DE CINE POLACO) fue un pequeño documento (pequeño e incalculable) que Andrzej Wajda dejó filmado en 2002 casi como un legado. En él hablaba de la industria fílmica polaca, de sus films y de otros ajenos, los que él consideraba como fundamentales para comprender la importancia de la cinematografía de su país; incluso cuando sólo se podían hacer películas con el material cedido por los nazis, e incluso cuando un puñado de jóvenes directores (él incluido) adelantó los preceptos de la nouvelle vague varios años, cuando nadie había acuñado dicho concepto. Wajda habla sin tapujos, con sabiduría y generosidad, y sus palabras reflejan la coherencia de su cine, y del cine que él defendió durante más de cinco décadas de actividad; y este imperdible documental aporta un luz reveladora, tanto a teóricos como aficionados. Hoy, se volverá a hablar de cultura, y un poco menos de economía...
Saludos.

martes, 5 de junio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #40



NOC CZERWCOWA (NOCHE DE JUNIO) es un pequeño mediometraje para la televisión polaca, casi un posible piloto para una serie inexistente o el proyecto fallido de una película de época mucho más grande. Partiendo de una historia original de Jaroslaw Iwaszkiewicz, contaba una historia de amor imposible entre una mujer madura y un joven militar de alta cuna. Interesante, sí, y con la solvencia habitual de Wajda (en un año, 2002, especialmente prolífico para él) para este tipo de historias, pero se nota rodado a toda prisa, conteniendo demasiada teatralidad y con poco aire para unos personajes y unos actores en exceso encorsetados. Es, además, prácticamente imposible de encontrar con subtítulos en inglés, lo que dificulta aún más su visionado y la deja prácticamente como una ínfima anécdota para completistas poco escrupulosos.
Saludos.

martes, 29 de mayo de 2018

Wajda. Brillo y dominio #39



Uno de los más estimulantes trabajos realizados por Andrzej Wajda para la televisión polaca se produjo en 2000, cuando adaptó la novela de Stanislaw Rembek WYROK NA FRANCISZKA KLOSA (LA CONDENA DE FRANCISZEK KLOS), un devastador recorrido por la intrigante y ambigua moralidad del hombre del título, uno de los muchos "simpatizantes" de la ocupación nazi, que prestaban incondicionalmente sus servicios a cambio de una inmunidad que solía ser más cara de lo que pensaban. Adelantando, por ejemplo, aunque sin llegar a sus cotas, a una obra maestra como EL HIJO DE SAÚL, Wajda realiza uno de sus primeros acercamientos al digital, logrando un realismo y cercanía que hoy día el audiovisual ya tiene perfectamente asumido. Por un lado, se muestra la controvertida personalidad de Klos, que intenta convencer sin éxito a su madre y su esposa de que lo que hace redundará en un beneficio que de otra manera jamás podrían obtener. Mientras, es obligado a delatar a quienes no hace tanto eran vecinos y amigos, condenados por este hombre sin justificación, que sin embargo se confiesa ante el cura local, en una angustiosa escena, suplicando por un último acto de redención, aunque deba ser terrenal. Un estupendo film, que iniciaba una inesperada (por tardía) etapa completamente renovadora en el cine de Wajda, pese a que muchas de sus obsesiones habituales están también implícitas en su metraje.
Saludos.

martes, 22 de mayo de 2018

Wajda. Brillo y dominio #38



En 1999, Andrzej Wajda vuelve por sus fueros y adapta la colosal novela de Adam Mickiewicz PAN TADEUSZ, fresco decimonónico acerca de la dificultad histórica de Polonia (mucho antes de su definitivo establecimiento como país) para definir con exactitud su postura en el concierto europeo. Geográficamente inexistente en época de Napoleón, tenía en cambio un peso estratégico inmenso, que todos los grandes dirigentes pretendían dominar y controlar. La historia se centra en el territorio ahora conocido como Lituania, donde dos familias, históricamente enfrentadas, se ven en la obligación de dejar de lado sus diferencias y aliarse contra la inminente amenaza napoleónica. De pesado ritmo y largo metraje (120 minutos), es un film que apunta ya el gusto del septuagenario director por acercarse a los textos que más le habían marcado a lo largo de su vida y decantarse por desarrollos más moderados y una mayor atención a la puesta en escena, vestuarios, fotografía (excepcionales), pero adoleciendo de un conservadurismo narrativo no apto para quienes no hayan sido incondicionales de su filmografía. Se ve bien, con corrección plena, pero apenas perdura en la memoria.
Saludos.

martes, 15 de mayo de 2018

Wajda. Brillo y dominio #37



PANNA NIKT (SEÑORITA NADIE) es, de la irregular deriva que el cine de Andrzej Wajda tomó en los años noventa, uno de sus títulos más sobresalientes y significativos. Basada en la novela de Tomasz Tryzna, es una de esas películas de "guion diabólico", que no permite en ningún momento que el espectador se tome la molestia de anticipar cual será el próximo paso a seguir. El film comienza con el éxodo obligado de una familia, desde su entorno rural a la gran ciudad, donde el choque de costumbres es más que patente. Sin embargo, la trama se fija en la compleja personalidad de la hija mayor, que sufre un proceso de madurez forzada tras conocer a una compañera de clase acomodada e inquietudes artísticas. Lejos de seguir las directrices del típico drama generacional, Wajda propone un juego de vampirización sistemática a cargo de la aparentemente inocente joven recién llegada a la ciudad, que poco a poco irá suplantando la personalidad de su amiga, hasta que ambas parecen poco más que las dos caras de una misma persona. Un film que me recordó muchísimo la ambigüedad de algunos de los mejores trabajos de Carlos Saura, como LA PRIMA ANGÉLICA, repleta de referencias emocionales y trampas que basculan del chantaje emocional hasta el puro desequilibrio mental. Una película que merece más atención de la que creo que ha recibido.
Saludos.

martes, 8 de mayo de 2018

Wajda. Brillo y dominio #36



En 1995, Wajda filma otro encargo para la televisión polaca, un nuevo acercamiento a las conflictivas relaciones entre la Polonia judía y la católica en mitad de la ocupación nazi. Un tema que Wajda ha abordado desde diferentes ángulos, intentando llegar a alguna conclusión fuera del sectarismo o la hipocresía, y que aquí alterna momentos de gran intensidad con otros más rutinarios, lo que habría dado para algo menos de metraje, con tal de conseguir un mayor énfasis en las subtramas internas, que se diluyen hacia lugares de menor importancia narrativa. La presencia nazi resulta más o menos anecdótica, la novela original de Jerzy Andrzejewski miraba al pueblo polaco como el peor enemigo de sí mismo, por lo que es imprescindible la adecuada matización de los personajes, algo que Wajda consigue un poco a trompicones, con personajes de poca trascendencia y un final algo atropellado, como si estuviese deseando terminar el rodaje por mtivos que desconocemos.
Saludos.

martes, 1 de mayo de 2018

Wajda. Brillo y dominio #35



NASTASJA, de 1994, pasa por ser uno de los films menos conocidos de Andrzej Wajda, y también uno de los más insólitos. Adaptación del último capítulo de la novela de Dostoievski "El idiota", narra el intenso encuentro entre un noble, el príncipe Myshkin, y un potentado, Rogozhin, que intentan dar un último sentido al amor que sentían por la Nastasja del título, que yace muerta en otra habitación. Podríamos hablar de muchas cosas, del puntilloso guion firmado por el propio Wajda y Maciej Karpinski, de la curiosa atracción del propio director por el escritor ruso, que siempre fue despectivo con los polacos, pese a tener raíces polacas. Podríamos hablar de la magnífica fotografía de Pawel Edelman o la música de Malgorzata Przedpelska-Bieniek. Pero es obvio que no podemos pasar por alto que Wajda eligió a dos actores japoneses para hacer de rusos... Y que además uno de ellos interpreta a Myshkin y a la propia Nastasja. No es casual, y Wajda explicó a diversos medios que todo respondía a la obsesión por fundir ambos personajes en uno solo, y a la fascinación que le produjo el actor de teatro Kabuki, Tamasaburo Bando, especializado en roles femeninos. Sin embargo, el grueso de su actuación pertenece a Myshkin en el largo desarrollo central, que termina siendo un tour de force entre el propio Bando y Toshiyuki Nagashima, cuya evidencia homoerótica llega incluso a eclipsar la "figura fuera de campo" de la difunta. Con apenas un prólogo y un epílogo en exteriores, NASTASJA se concentra enteramente en la decadente casa de Rogozhin, perfecto retablo en el que afloran miedos, supersticiones, engaños, revelaciones y un sinfín de palabras que, aunque parezcan aludir a quien está ausente, quizá busquen otro menester, exorcizarlo o pulverizar su doliente recuerdo.
Saludos.

martes, 24 de abril de 2018

Wajda. Brillo y dominio #34



PIERSCIONEK Z ORLEM W KORONIE (algo así como EL ANILLO CON EL ÁGUILA CORONADA) fue un encargo complicado para Andrzej Wajda, ya que se trataba de una especie de "coproducción de productoras", que por un lado buscaban una grandiosa revisión de CENIZAS Y DIAMANTES, y por otro un espectacular film bélico. A eso habría que añadir el definitivo adiós de Agnieszka Holland como guionista, centrada ya en su carrera como directora, y la difícil situación política y económica que por entonces (el film es de 1992) atravesaba Polonia. El resultado es un indigesto vaivén de personajes sin peso, deambulando por un escenario reconocible pero que Wajda ha retratado infinitamente mejor en otros títulos. Exceptuando una buena fotografía a cargo de Dariusz Kuc y algunas soluciones formales, es un film bélico/social, con grandes dosis de lo primero y algunos apuntes de lo segundo, pero que se queda muy lejos del atrevimiento pericial de la novela homónima del escritor Alexander Scibor-Rylski, en que está basada.
Saludos.

martes, 17 de abril de 2018

Wajda. Brillo y dominio #33



Una vez más, la Historia hace justicia por sí misma y coloca a cada uno en su lugar, otorgando los méritos precisos y despejando dudas razonables. Steven Spielberg declaró en su momento que su "Schindler" tomó forma en el preciso momento que vio un film de Andrzej Wajda llamado KORCZAK. Al menos Spielberg fue honesto, y eso le honra, pese a las muchas diferencias, dentro de las similitudes, que ambos trabajos tienen entre sí. Janusz Korczak fue un hombre íntegro, un ser humano que vivió en el peor sitio y el peor momento posible; escritor y médico, su verdadera vocación fue la enseñanza, y la toma de Polonia por el nazismo lo sorprendió mientras dirigía un orfanato en Varsovia. Korczak era un humanista y un renacentista, un ilustrado cargado de razón moral, contra la sinrazón inmoral de la fuerza. Su historia es la historia de un hombre superado por sus contradicciones, pues se resistía a ver a los alemanes como un enemigo natural, al tiempo que seguía educando tenazmente a los chavales, incluso en las circunstancias más adversas. Profesor asimismo de niños que al crecer se convirtieron en oficiales nazis, éstos le confiesan su admiración, pero le advierten de que los niños serán trasladados, tarde o temprano, al campo de Treblinka. Y Wajda filma, en un espectacular Blanco y Negro fotografiado por el gran Robby Müller, esa desesperación, ese espectáculo del pisoteo de la humanidad, aunque con menor afectación que Spielberg, también hay que decirlo, y remacha, en definitiva, la figura de un hombre único, un héroe accidental, que es como deberían ser todos los héroes.
Soberbia.
Saludos.

martes, 10 de abril de 2018

Wajda. Brillo y dominio #32



LES POSSÉDÉS adaptaba una de las más famosas novelas de Fedor Dostoievski, en la que el genial escritor ruso desmenuzaba una de las épocas más convulsas del régimen zarista, centrándose en las maquinaciones de un reducido grupúsculo anarquista, que planea una serie de atentados, aunque sin llegar a realizarlos. El texto original, al igual que el guion escrito por el habitual triunvirato Holland-Carriére-Wajda (al que se sumó Edward Zebrowski) se movía en un complejo multiplano narrativo, introduciendo la ambigua figura de Stavrogin, compendio de todos los males especulativos del régimen y parásito del mismo, que urde un maquiavélico plan para lograr el control en la sombra de la ciudad en la que se desarrollan los acontecimientos. Tras infiltrarse como falso benefactor de la causa, carga con las sospechas de ser un espía en el inocente Sjatov, lo que le dejaría a él libre de ser culpable de cualquier acto. Así, el film es un puntilloso retrato de una época incierta, aún lejos de la gran revolución, pero que era caldo de cultivo para que toda clase de gente sin escrúpulos manejase a unos idealistas siempre tan necesitados de una luz que les guíe. El montaje, la fotografía de Witold Adamek, y muy especialmente la tenebrosa partitura de Zygmunt Konieczny, trazan el desquiciado rumbo de estos "poseídos", quizá sólo un puñado de huérfanos que se dieron cuenta demasiado tarde de que la madre patria los había abandonado a su suerte. Además, contaba con un excelente reparto, con Jerzy Radziwilowicz y Lambert Wilson a la cabeza, y las breves pero intensas apariciones del gran Omar Sharif y la por entonces ya consolidada Isabelle Huppert.
Saludos.

martes, 3 de abril de 2018

Wajda. Brillo y dominio #31



KRONIKA WYPADKOW MILOSNYCH (CRÓNICA DE LOS ACCIDENTES AMOROSOS) engrosa la (escueta) lista del Wajda que menos me interesa, el que desvía su intensa narrativa por vericuetos innecesariamente lábiles, con mayor atención al aspecto técnico, pero descuidando los puntos mayores de lo que cuenta. Concebido como un extenso telefilm para la televisión polaca, adapta de nuevo una obra de Tadeusz Konwicki, y el guion escrito por el propio autor no parece encajar del todo con la compleja forma de dirigir de Wajda, lo que se traduce en un ritmo algo cansino y deslavazado, como si no se decidiese a contar el meollo de este pseudo-folletín situado en los meses previos al estallido de la WWII. Por un lado, asistimos a interminables escarceos amorosos en un bucólico paraje, entre un joven universitario y una chica a la que éste eleva a la categoría de ninfa, mientras la realidad social se va tornando cada vez más oscura. Por el otro, el que debería ser más importante pero acaba descuidándose, el grave conflicto moral del joven, cuyo despertar sexual y afectivo le hace repudiar un inminente llamado a filas, lo que le enfrenta a todo su entorno. Una película que podría y debería haber sido más grande e importante, y que en manos de un principiante habría sido un notable debut, pero que no hace justicia a la colosal trayectoria del maestro polaco.
Saludos.

martes, 27 de marzo de 2018

Wajda. Brillo y dominio #30



De nuevo filmando fuera de su país, Andrzej Wajda se fue a Alemania (la aún República Federal) para adaptar una novela de Rolf Hochhuth, un título bastante engañoso y bajo cuyo amable epígrafe latía una tremebunda crítica hacia la sociedad alemana que comenzaba a vivir el nazismo y sus terribles medidas, enmascaradas por el milagro económico que convirtió al país teutón en una de las mayores potencias mundiales. EINE LIEBE IN DEUTSCHLAND (UN AMOR EN ALEMANIA) arranca con la pasión arrebatadora de la mujer de un soldado que se encuentra en permanente campaña y un joven polaco, que apenas superaba el estatus de prisionero en semilibertad, o más bien esclavo sin derechos. El film narra los encuentros clandestinos de los amantes, que son finalmente sorprendidos, lo que acarreará un destino fatal para ambos, y entronca con otro plano narrativo, en el que el hijo de ella, ya un hombre maduro, viaja hasta su Baden natal para descubrir qué le ocurrió realmente a su madre, ya que su siempre le fue ocultado, tan sólo para constatar que, incluso muchos años de terminado el nazismo, Alemania es un país que sigue temeroso de levantar según qué alfombras. Protagonizaba una madura Hanna Schygulla, por aquel entonces la gran estrella del cine alemán, y encabezando un estupendo reparto, con el joven Piotr Lysak, Armin Mueller-Stahl y el habitual Daniel Olbrychski. Una película injustamente olvidada en la filmografía de Wajda y que merece la pena volver a revisarse, por el espinoso tema que trata, pero también por su calidad, que no es poca.
Saludos.

martes, 20 de marzo de 2018

Wajda. Brillo y dominio #29



DANTON es, por derecho propio, una de las películas más apasionantes de toda la filmografía de Andrzej Wajda, y uno de los acercamientos más descarnados e imparciales a algunas de las figuras imprescindibles de la Revolución Francesa, que luce aquí muy lejos del ideal paradisíaco imaginado demasiado a menudo por artistas cegados por el fulgor de tamaño hecho histórico. El guion, firmado a cuatro manos, además del propio Wajda, por Jacek Gasiorowski, Agnieszka Holland y Jean-Claude Carrière, y basado en la obra Sprawa Dantona, de una de las mayores especialistas en la Revolución Francesa, la escritora polaca Stanislawa Przybyszewska, nos sitúa en el crucial segundo año de dicho acontecimiento, justo cuando las posturas de Robespierre y Danton se vuelven no ya irreconciliables, sino directamente antagónicas. Robespierre, que pretendía llevar el dogma de la Revolución hasta sus últimas consecuencias, chocaba frontalmente con el progresista y desprejuiciado Danton, un político "muy poco político", que gustaba de mezclarse con el pueblo y defendía que la Revolución había sido hecha para liberar al hombre, no para seguir esclavizándolo. En mitad de la hambruna que se extiende por unas polémicas medidas económicas, Robespierre aprovecha para intimidar a la sociedad, recrudeciendo las ejecuciones públicas y maquinando un "gobierno paralelo en la sombra", aunque con la firme oposición de Danton y sus cada vez menos fieles seguidores.
El film es un intenso duelo interpretativo entre dos colosos: Gérard Depardieu, que parece nacido para interpretar a Danton, y un fabuloso y contenido Wojciech Pszoniak; y los tremebundos enfrentamientos entre ambos actores/políticos van alcanzando algunos momentos simplemente impresionantes, donde se hace patente la gran diferencia entre ambos. Un Robespierre enfermizo por fuera, pero con voluntad (y mano) de hierro, y un Danton corajudo y frontal, casi diríase que animal, pero con la debilidad del hombre que no es consciente de hasta qué punto queda expuesto ante su enemigo.
No hace falta ser un apasionado de la películas históricas para detectar el antológico trabajo colectivo que Wajda llevó a cabo gracias a los apoyos de la TF1 y el Ministerio de Cultura francés... más o menos como aquí, vaya...
Saludos.

martes, 13 de marzo de 2018

Wajda. Brillo y dominio #28



En 1981, el movimiento sindical Solidaridad, con el carismático Lech Walesa al frente, se consolidaba como fuerza real, desde que un año antes lograran forzar al gobierno a firmar una serie de acuerdos sin precedentes, que no sólo mejoraban las condiciones laborales, sino que transformaban a todo un país sumido en una dictadura encubierta. Ese mismo año, Andrzej Wajda filmó CZLOWIEK Z ZELAZA (EL HOMBRE DE HIERRO), continuación natural (y muy necesaria) de su celebérrima obra EL HOMBRE DE MÁRMOL. Aquí, Wajda retoma la historia justo donde la dejó, con la aspirante a cineasta tras encontrar al hijo de Birkut, Maciek Tomczyk, con quien emprende una misión imposible: realizar un documento que no sólo limpie la imagen del olvidado trabajador estajanovista, sino que denuncie a todos los cargos públicos que actuaron impunemente en un estado corrupto hasta la médula. Paralelamente, la trama introduce al patético Winkel, periodista del régimen comunista que es chantajeado para que espíe las actividades de la cineasta, a fin de probar lo ilícito de sus intenciones y literalmente "borrar" su nombre y el de Tomczyk de la vida pública. El film es un intenso alegato de dos horas y media, menos nostálgico que su predecesor e imbuido del poderoso mensaje del que Walesa (que llega incluso a interpretarse a sí mismo) impregnó aquellas históricas jornadas del verano de 1980 en los astilleros de Danzig. Cine necesario, valiente, honesto, del que ahora mismo estamos prácticamente huérfanos y que, asómbrense, logró la Palma de Oro en Cannes y una nominación en los oscar... ¿Otros tiempos? Otros tiempos.
Saludos.

martes, 6 de marzo de 2018

Wajda. Brillo y dominio #27



DYRYGENT, de 1980, es un contenido y delicado tratado sobre la autorización de la experiencia enfrentada al ansia de la juventud, en el que un inmenso John Gielgud daba vida a un director de orquesta polaco que lleva medio siglo exiliado en Estados Unidos y, tras mucho meditarlo, decide realizar un último viaje a su patria para conocer de primera mano la realidad de una Polonia muy diferente a como él la recordaba. Pero también es la historia de una mujer, hija del amor de juventud del director, violinista de profesión y casada asimismo con otro joven director de orquesta, que acoge al legendario visitante con una mezcla de temor reverencial y desdén inexperto. Se establece así un complejo juego de correspondencias, porque el marido carece del talento natural del viejo director, pero no lo reconoce, mientras éste alberga esperanzas de que quizá él pueda ser su sucesor, mientras la mujer se debate entre ambos hombres, a los que admira por muy diferentes motivos. Es un film que contiene un ritmo interno armónico y algo melancólico, como una carta de despedida o una lección vital que se muestra en escenas de un talento narrativo inigualable, como la larga secuencia en que el matrimonio se encamina a su casa sin para de discutir y, una vez allí, se desnudan mecánicamente, con la mente puesta en la discusión, y sólo para descubrir que en realidad prefieren seguir discutiendo a hacer el amor... así que se miran amargamente y vuelven a vestirse... Por escenas como ésta es que el cine es considerado un arte...
Saludos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

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