miércoles, 30 de abril de 2008

quiz indefilo


Para darle un poco de juego al blog os voy a proponer usar un poco nuestro coco,a ver como estamos en materia de deduccion,asi que sin mas vamos a ponernos manos a la obra.
Como podeis ver a vuestra derecha tenemos una imagen,pero no,no creais que la pregunta en cuestion es"¿a que pelicula pertenece este fotograma?" ni mucho menos.
Bueno comencemos, vamos a centrarnos en este fotograma,el cual pertenece a una pelicula,de dicha pelicula formo parte alguien al que podiamos considerar el personaje misterioso nº1,dicho personaje nº1 tambien formo parte de otra pelicula,concretamente un musical,para mas señas,este musical obtubo un oscar a la mejor pelicula,bueno pues de este musical saldra nuestro personaje secreto nº2,el cual tambien intervino en dicho musical,pues bien a este otro personaje tambien lo pudimos ver en una serie juvenil de principios de los 80,y esta es la pregunta ¿cual fue el titulo de la serie? jejejejejejeje espero que os estrujeis un poco vuestro indefilo cerebro para descubrir la solucion y que os animeis a colgar vuestros propios quiz.
Podeis dejar vuestras respuestas en comentarios,y si os parece buena idea hacer un quiz semanal,bueno sin mas me despido un abrazo a todos los indefil@s.

Derechos de autor

En contraposición a DEVO yo sí que estoy satisfecho de cómo ha arrancado NUESTRO/VUESTRO blog. Este primer mes de vida expira y, pese a esperar febrilmente más aportaciones (estoy por cambiar a el indéfilo intimidable), que seguro llegarán, la valoración, por mi parte, es más que positiva.
La última reseña del mes sevillano por antonomasia introducirá al cineasta que le pintó la cara al ortodoxo Hollywood de finales de los cincuenta-principios de los sesenta: John Cassavettes.
Con presupuestos exiguos (en ocasiones bordeando la bancarrota), rodeado de sus actores y equipo fetiches (incluso con labores de pluriempleo), abordando toda la inmensa cara oculta del american way of life y, sobre todo, trabajando a destajo, siempre contracorriente, haciendo caso omiso del caso omiso que a él le hacían, vigilante con lo que le rodeaba hasta caer, como el gigante que era, prematuramente de cirrosis.
Cada película de Cassavettes es una manera de reencontrar el CINE. Los adalides de la Nouvelle vague le adoraban y le rendían constante tributo en sus propias obras (Chabrol, Truffaut, Godard... buscaron interminables trasuntos en los personajes extremos cassavettianos), aumentando su leyenda frente a la incomprensión de sus compatriotas.
A WOMAN UNDER THE INFLUENCE es una de sus cumbres. Retrato desquiciado y antifrívolo sobre la inevitable descomposición familiar a causa de la incontrolable enfermedad mental de su protagonista (magistral, Gena Rowlands). Se cuestiona la ordenada ortodoxia de los parientes, que nada pueden decir ante los sentimientos desbordados de quien todo lo da, sin ser consciente de la pérdida que ello supone.
Otra vez descubrimos que nunca hubo nada nuevo bajo el sol. Lo más importante de esa nimiedad llamada Dogma 95, se resume en unos cuantos planos de esta obra revolucionaria (pero es que todo Cassavettes lo es) que, una vez más, nos hace amar el cine desde donde éste debe habitar: la franqueza.
Animo a los amigos indéfilos a que descubran o revisiten el personalísimo universo de este neoyorquino indomable que, como no podía ser de otra manera, ha sido ofrecido con cuentagotas en este país, aunque está disponible prácticamente toda su filmografía en DVD/AVALON/FNAC.
Bon appetite y saludos indéfilos bajo la influencia del polen primaveral...

DEVO "Satisfaction"

Para todos los indéfilos ávidos del rizo rizado, aquí están los SINIESTRO TOTAL anglosajones atacando el tema de los ROLLING.
Absolutamente indeleznable...


martes, 29 de abril de 2008

De la maestría y sus caprichos

El absurdo afán de buscar una identidad propia sin parecerse demasiado a otra, llevó de cabeza durante algunos años al progresismo español, tan deudor de la cinematheque como falsamente orgullosa (sus obras maestras hasta entonces producían risa comparadas con las vecinas); pero ya se sabe, de casta le viene al hidalgo.
No es mala cosa, por tanto, el haber echado mano (a falta de creadores puros [la rídicula y eterna autorepetición de Almodóvar ni la miento] ni industria colaboracionista) del, a posteriori, fiable y eficaz tándem conformado por infalibles artesanos y consagradas obras literarias.
La que nos ocupa podría encabezar honorariamente la larga lista de dichos productos (éstos, efectivamente, idiosincráticamente emparentados con la "mirada española") por varios motivos.
Primero, la obra en la que se basa, y pese a las antipatías que siempre me produjeron su padre literario, es, simplemente una de las cimas de la escritura en castellano del XX.
Por otra parte, el elenco de actores es posible que sea un hito, al haber reunido, de una tacada, al menos una treintena de primeros nombres, lo cual da el aire de palimpsesto adecuado al original.
Siguiendo con el que seguro es el mejor y más sólido trabajo (obviaremos LOS SANTOS INOCENTES) del barcelonés Mario Camus.
Es, por lo tanto, LA COLMENA un fresco autóctono de posguerra que abruma por acumulación, sin llegar a asfixiar. El continuo cruce de personalidades podría remitirnos al mejor Altman, y la emotividad, obligatoriamente neutralista (aunque no lo crean, la censura prohibió durante bastantes años la novela), dibuja un rarísimo neorrealismo castizo que, sin embargo, nunca elude su tono de dramaturgia dieciochesca.
Así, los trasuntos de escritores fracasados, mujeres todoterreno, civiles de los de verdad, crápulas en el alambre, y hasta omniscientes vendedores de tabaco, reverberan sobre la pantalla, haciéndola palpitar y traspasando fronteras, enseñando aquella VERDAD desgraciadamente nuestra, que también la fue.
Saludos al panal indéfilo.

Gustav Holst "Los planetas: MARTE"

Holst compuso esto en 1916, para los que piensan que John Williams era original.


lunes, 28 de abril de 2008

Un mono, una piedra y un niño

Se han dicho tantas y tan diferentes explicaciones sobre 2001: A SPACE ODISSEY, que resulta un poco cansino ¿no les parece? Yo, personalmente, prefiero dividir la película en cuatro partes (en vez de tres, como hizo Kubrick), y no hacerlas interactuar demasiado, porque la empanada puede adquirir dimensiones colosales.
La de los monos, pese a tener una fuerza visual fuera de lo normal, no me interesa demasiado. A estas alturas, que no somos inteligentes gracias a las teorías darwinianas debe haber supuesto un alivio para más de una lumbrera olvidada del pleistoceno.
La de la piedra, que deja in albis tanto o más que la anterior, sólo sirve para mostrar las bondades de la maquetación británica de la era pop y, de paso, aburrir a las vacas con una serie de naves bailando el vals. Insisto, hallazgos visuales pero en cuanto a chicha ná de ná.
La del niño (he preferido omitir la palabra feto por motivos que mis adjuntos entenderán), precedida por el equivalente a una sobredosis de ácido de varios e interminables minutos, ni dice ni deja de decir, poética visual de un maestro en su ansia de perfeccionismo.
No me gustaría que se me entendiera mal, se trata de una de las obras cumbre del cine, pero su "ascetismo" hace tiempo que ha caducado.
Non preocupare, he reservado lo mejor para el final. El monólogo más terrorífico que se haya filmado jamás; un círculo en imagen fija que vale por todo lo que se ha comentado con anterioridad. Una disertación profunda sobre el significado de la palabra HUMANIDAD, un suspense malsano que dilata la raquítica línea argumental y que deja asfixiado al espectador, que sólo puede consumir los últimos y alucinados minutos que quedan con la sensación de que hay demasiadas cosas que no sabemos de nosotros mismos.
En resumen, sigue siendo una obra mítica pero en ningún caso la mejor de su director, al que seguiremos reivindicando infatigablemente como uno de los pocos casos de comunión entre cine e intelectualidad.
Por cierto, hablando de reivindicaciones, lanzo a los amigos indéfilos la propuesta de rescatar la injustamente apartada música original de Alex North, que por lo que se ve no le hizo mucha gracia al señor Kubrick.
Monolíticos saludos.

Alasdair Fraser

Novedades novedosas! A la vista de la tremenda repercusión que este indéfilo blog va obteniendo, me permito ampliar mis aportaciones diarias con videos musicales puros de oliva. Aquí va el primero: El mejor violinista de toda Gran Bretaña en su gira española del 2000. Con músicos españoles y todo... BRUTAL!


domingo, 27 de abril de 2008

Agujeros negros

Los virus son formas de vida un tanto curiosas, dependen de un cuerpo ajeno para poder desarrollarse y, sin embargo, su interacción comprende la agresión, el daño y ocasionalmente incluso la muerte de dicho cuerpo. ¿Se podría hablar en algún caso de "virus y moralidad"?
Cuestión filosófica que no toca desentrañar en este sitio, mas nos sirve para intentar abordar una película a la que uno sólo puede enfrentarse de una manera: con valentía.
No es tanto, a mi parecer, el rollo psico-religioso que Abel Ferrara inocula a cada trabajo suyo (el colmo ya es MARY), sino la originalidad y, sobre todo, la crudeza con la que el neoyorquino nos embarca en la peripecia autodestructiva, nihilista, infranqueable del teniente de policía que deja de lado, igualito que un virus, la moralidad y utiliza cuanto está a su alcance (robo, extorsión, asesinato) para lograr sus objetivos. La paradoja está en que tales objetivos (dinero para apostar, drogas, etc...) son la punta del iceberg, ya que importa mucho más el abismo sin fondo que se abre por debajo.
Harvey Keitel demuestra por qué es uno de los grandes, conformando el personaje más terrorífico, por cercano, que he podido ver en una pantalla. Los momentos en los que sufre los efectos de su politoxicomanía deberían pasar a la historia del cine como "sí, tío, ya era hora de que alguien mostrara un yonqui tal y como es".
Después de varios visionados, BAD LIEUTENANT se mantiene única en su especie (acaba de cumplir la mayoría de edad), con la fuerza de una ópera prima (sin serlo) y la asunción de que sin decir nada nuevo, sí que dice lo que la mayoría no se atreve. Ferrara nos acusa directamente a nosotros, los que nadamos seguros en nuestra seguridad adquirida, y por eso constantemente muestra su ansia de redención cristiana, probablemente lo único a lo que alguien pueda aferrarse tras habitar los agujeros negros de a abyección.
Véanla, y si no les gusta es que yo tenía razón...
Saludos indéfilos.

El bucle infinito

Miren esta foto. Es un gesto cotidiano, lo hacemos todos los días. Gestos como éste no suelen abundar en la ensimismada industria hollywoodiense; los gestos, las poses, son adecuadas al servicio de una sola causa: entretener. Y es esta negativa a hacer aparecer a los seres humanos como tales lo que ha contribuido enormemente a la progresiva caricaturización de personajes en el cine comercial americano.
Afortunadamente, hay casos excepcionales en los que un director asume su AUTORÏA y avanza abnegadamente hacia la madurez compositiva.
David Fincher tiene todas las papeletas para lavarle la cara al anquilosado parecer de las majors y, de paso, experimentar su propio crecimiento artístico, que no tiene nada de improvisado ni aleatorio. Fincher ha ido urdiendo una trama semejante a la que gusta de presentar en sus películas. Primero la presentación, espectacular al tiempo que comedida (extraño para un norteamericano). Después el mapa de la trama, recóndita, sesgada, quizá con una excesiva tendencia al despiste, pero con un indudable gusto por los detalles; el personaje no sabe, tiene que investigar, se hace humano a los ojos del espectador, harto de ver clones insultantemente autosuficientes. Finalmente el desenlace, lo que le ha hecho un hueco entre los grandes contemporáneos por su incontestable maestría en el arte de la paciencia. Un hito: conseguir que Brad Pitt sufra ante la cámara y que sea creíble.
Mucho de todo esto tiene ZODIAC, su último trabajo hasta la fecha, y mucho más, mucha más envergadura a la hora de acometer los temas definitivos para dotar de credibilidad una historia que, de no ser por esa inusitada madurez, se podría contar enterita en una columna del dominical.
Fincher podía haberse quedado (por enésima vez) con la típica y archirepetida fábula moderna sobre el atormentado asesino en serie, con sus típicas motivaciones de majara incomprendido etc... Pero no, haciendo honor, como dije antes, a su complicado modo de entender las cosas, riza el rizo de tal manera que incluso le cambia el género a la película y (probablemente sin saberlo) crea uno nuevo: el film de metadiscurso inducido. Toma ya!
Los personajes destruyen la idea original y van adueñándose de la misma mediante un proceso que en teoría es sencillísimo pero que a nadie, según parece, le interesa en este mercado de fruslerías. La cosa esa de la humanidad con la que abríamos. No unos atributos bien diferenciales, que resalten las virtudes y defectos, sino virtudes y defectos reales, que son incluso capaces de dañar el "buen" ritmo de la película para ser, en definitiva, un discurso vital coherente, clarificador.
El director-filósofo parece decirse: "Si no se puede no se puede. Quizá otros sí puedan, pero por qué darles paso precisamente aquí si desde el principio elegí qué cartas jugar".
No sé, es posible. El problema consiste en que aunque se siempre se puedan barajar las cartas, ninguna va a cambiar su faz original.
Saludos infinitamente indéfilos...














sábado, 26 de abril de 2008

WOODY ALLEN Y SU ALCE

Bueno aqui os dejo un monologo que realizo woody allen para la television,no tiene desperdicio.

viernes, 25 de abril de 2008

Sólo la cultura podrá salvarnos

Me niego a defender causas como si constantemente tuviésemos que estar evaluándolo todo. Porque, en ese caso ¿sería justo que nos colocaran también a nosotros de cero a cinco estrellitas según lo buen ser humano que demostremos ser?
Me refiero a los aventajados (mejor ventajistas) que, al ser absolutamente planos en su concepción del cine, miden a éste como si tuvieran que votarle en unas elecciones, es decir: ¡por su supuesta ideología!
Me permito recordarles, por lo tanto, que algunas de las imágenes más fascinantes en toda la historia del cine pertenecen, por ejemplo, a los retratos propagandísticos que Hitler encargó a una tal Leni Riefenstahl; pero claro, lo más sencillo sería politizarlo absolutamente todo, negar que la cultura es mucho más que un impass que los dirigentes permiten al pueblo para solaz de la indigencia militante.
Aleksander Sokurov propone en EL ARCA RUSA la redención mediante el arte, no sólo por las obras expuestas en el Hermitage, que también, sino por una curiosa paradoja: ¿no es cierto que cuanto mayores han sido las diferencias sociales, mayor relevancia ha tenido la cultura?
La cultura no como objeto de consumo sino de comprensión profunda y, posteriormente, adoración. En este siglo (y por supuesto el anterior) hemos creado una grotesca atalaya desde la que, cual Sauron diagnosticador, poder verlo todo, criticarlo todo, comprenderlo todo. Imposible. Jamás desde la inmovilidad se ha podido llegar a la comprensión. Es un concepto viciado desde el principio.
Sinceramente, en el primer visionado de esta película, es cierto que el plano de 95 minutos que la compone me dejó literalmente sin respiración, pero no es menos verdad que en una NECESARIA posterior revisión, más calma y reflexiva, la idea básica que Sokurov pretende mostrar es el rechazo a la mercantilización del arte y la desesperada búsqueda del mismo como única tabla de salvación.
Termino esta modesta reseña indéfila invitando a la comparación, también para poder entender por qué es ésta una magnífica película, entre el arrollador baile final (con cientos de personas vestidas de época danzando y la cámara con ellos) y la última secuencia de MADRE E HIJO, paradigma de la morosidad de efectos y la austeridad de composición.
Entérense, sabelotodos, sí, son del mismo director.

Sin solución de continuidad

Tras los cortinajes, la tramoya, la ilusión del celuloide, sólo en contadas ocasiones se logra sostener una atmósfera que se convierte en invasora y dominadora de quien lo contempla.
Sólo hasta ver los créditos finales pude volver en mí y darme cuenta de que el propio Welles estaba en la película. Hasta entonces había sido tal el torrente de emociones descargado a mi cerebro, que ningún aspecto externo había podido abofetearme, devolviéndome al mundo palpable al que antes hacía alusión.
TOUCH OF EVIL es un tsunami que todo lo arrastra, incluso el escaso talento del amigo de las armas. Es tal la potencia visual y narrativa, que cincuenta años después lo único que le ha pasado a esta maravilla es cobrar, si cabe, aún mayor vigencia y esplendor.
Recurro irremediablemente a lo escrito aquí mismo hace unos días sobre cierto film imbuido de "extrema violencia" y paréceme, comparado con el que ahora me ocupa, una mirada tierna y cándida de ingenuidad juvenilística. Y es que aquí sí, efectivamente, los protagonistas (film a mi parecer sin secundarios) son HOMBRES; sienten, sufren, engañan, aman, odian, extorsionan, babean, temen, VIVEN... La pantalla se rompe y nos damos cuenta de lo asqueroso que es el mundo gracias a una ficción que no deja fisura alguna por la que podamos atisbar las costuras del globo.
Parafraseando un cuento de Carver, gancho a la mandíbula y K.O. en el tercer asalto.
Es por todo ello que Welles siempre será igual que cualquier otro pero con privilegio de situación, como si ya hubiese habitado cada continente de los secretos del cine mucho antes de haber sido éstos expuestos por los demiurgos de las sensaciones sensacionalistas.
Poder ahondar tan profundamente en la negrura del alma humana es un lujo para un arte que se infantilizó, casi irremisiblemente, tras los últimos coletazos del negro clásico, precisamente el lugar crepuscular y nada hospitalario donde se adscribe esta joya, sin la cual ¿cuántos "visionarios" podrían , en décadas posteriores, haber predicado sus "mandamientos"?
No lo duden, si buscan modernidad y aperturismo, no se muevan del clásico, ahí está todo.

jueves, 24 de abril de 2008

A veces lo traigo gordo...

Sólo por intentar ser original, se me ocurre imaginar a Jesús Franco alabado por la crítica. No como un entrañable vejete que jugó a romper las reglas del siempre desagradecido cinematógrafo, sino como un cineasta serio y comprometido con su propia causa, por bizarra que ésta llegara a ser. Impensable.

Me resulta, por lo tanto, difícil de creer que David Lynch haya sido nunca maestro de nada, acaso de lo que únicamente él entiende. Esa cerrazón temática pertenece al imaginario poético y nunca al cinematográfico, que es incapaz de sustraerse de los lazos colectivos que le han ido dando forma durante todos estos años.

Esta ¿película?, y tras soportar declaraciones encontradas bajo el omnisciente silencio de su creador, tan sólo ha logrado suscitarme odio. Y es curioso esto que digo, pues las películas son buenas o malas; las buenas se recuerdan y las malas se olvidan. Pero precisamente la que ahora me ocupa ha logrado algo insólito: exasperarme.

El hombre silencioso de Montana ha acabado con mi paciencia tras la estupidez que se esconde detrás de sus tres últimos trabajos (UNA HISTORIA VERDADERA parece, precisamente ahora, un incomprensible ataque de lucidez fílmica), pero sobre todo por el flaco favor que le hace a alumnos aventajados que aludían, casi totémicamente, a su anterior obra, la que le había encumbrado como EL GRAN AUTOR AMERICANO.

Se puede intentar comentar, claro, faltaría más. Pero es aterrador observar cómo cualquier comentario que se haga sobre esta deleznable fantochada queda inmediatamente inoculada del veneno del "todo vale". Sacad vuestras propias conclusiones y comed mucho melón, que es bueno para refrescar las ideas.

Acabo con un amargo lamento que nunca me hubiese gustado experimentar. De cómo alguien que me hizo tocar el cielo hace muchos años con la OBRA MAESTRA INDISCUTIBLE que es BLUE VELVET, ha logrado hacerme perder la confianza en el cine. Pero ya se sabe, a veces lo traigo fino...

miércoles, 23 de abril de 2008

Optimismo vs. victimismo

Hay que tenerlos muy bien puestos para, en plena conflictividad étnico-económico-bélico-esquizoide, apostar por un relato que, sin dejar de lado la denuncia que implica todo recorte de libertades, basa la práctica totalidad de su potencia narrativa en un humor negronegrísimo que, seguramente sin saberlo, por estos lares nos remite al más afortunado de los anecdotarios azconianos.
Digamos: se deja de lado la dada por supuesta represión iraní para conjugar los miedos, inseguridades y expectativas de una persona que es, ante todo, un INDIVIDUO. Es decir, se coloca al verdugo ante un espejo, a ver si reacciona.
Difícil y controvertida apuesta la de Marjane Satrapi, primero al negro del cómic, seguidamente al rojo del largo de animación y acabando con el relato intemporal que comprende la necesaria desmitificación de los símbolos como elemento exorcizante.
De este afortunado y sutil despiece es comprensible que nadie salga bien parado, ni siquiera quien equivocadamente se haya visto reflejado y comprendido en este modesto pero mordaz fresco antihistórico, que pasará a la historia por haber sido reconocido por la institución que más dolida debería sentirse con su visionado, si tuviera dos dedos de frente, claro.
Es por ello por lo que se hace más necesaria que nunca la revisión de las obras fundamentales del inmenso Berlanga, para comprender cómo la única manera de avergonzar a la censura es dejando que adopte el papel de inteligente y luego sentarse a observar el encanecimiento prematuro de su inconsciencia.
En esta parodia seria de algo que simplemente ES, cada elemento es visible y además quiere serlo, en un acto de valentía que requiere fundamentalmente de lo que carece la censura: autocrítica.
Hay un antes y un después de Persépolis, así que debe ser de justicia el no hacerla caer en el olvido, al igual que los regímenes que denuncia.
Saludos indéfilos.

martes, 22 de abril de 2008

Ni para viejos ni para lelos

Iniciaremos las aportaciones indéfilas reseñando la absoluta libertad de criterio a la hora de establecer cualquier crítica, lo cual será inamovible seña de identidad desde este incierto principio.
Vaya esta pequeña introducción por delante, porque a mí me parece absolutamente necesaria a la hora de comentar la que creo que es la película más sobrevalorada del año.
En un ejercicio depravado de inmisericorde cortapega, los Coen parafrasean su propia decadencia creadora en simbiosis con el desértico relato de McCarthy, al tiempo que taladran la mente del espectador más permeable (la imagen habla por sí sola) con una sucesión de absurdas persecuciones al más puro estilo Tom y Jerry, ninguneando la motivación de los personajes (no entiendo por qué todos, sin excepción, actúan con la misma cara de palo que esgrime Bardem) y rizando el rizo a la hora de magnificar la idiotez del americano medio como no se sabe qué arcana forma de heroísmo y, finalmente, sacrificio.
Pasaré por alto el comentar detalladamente tal o cual escena, ya que ellas mismas lo hacen en su insana vacuidad, y destacaré una única cosa a tener en cuenta (ojito, mitómanos): por fin, después de veinticinco años de carrera, los Coen no se hacen los graciosos y parece que asumen que se han hecho viejos en un país demasiado díscolo como para financiar verdaderas obras independientes.
La fotografía: lamentablemente perfecta.
La música: eso ya lo hizo mejor Neil Young con el tío Jarmusch.
Los actores: como no tengo el más mínimo amor patrio, sólo diré (y espero que sirva como reflexión) que a la historia, y sobre todo a su supuesto patetismo, le habría ido mucho mejor con un villano más escurridizo y liante (vease la brillante interpretación de Woody Harrelson). Pero claro, ése ya es un problema, supongo, de quien escribió la historia; la cuál, por cierto, creo que no pasa de sanguinolento best-seller de aeropuerto, aunque el torpón de Cormac haya visto revisada su obra recientemente tras esta vorágine creada al amparo de (cómo no) una inteligente campaña promocional.
Ahora me parece un buen momento, antes de despedirme, el recuperar una joya jamás suficientemente valorada del negro negrísimo, de violencia despiadada y abanico de personalidades como es LEMMY CONTRA ALPHAVILLE, del más que maestro Godard.
Un saludo indéfilo.








lunes, 21 de abril de 2008

Bienhallados

A modo de presentación, lo primero sería felicitarnos por la idea, teniendo en cuenta la paupérrima atención que el cine, según observamos a diario, tiene a pie de calle. Y no creo que la cuestión sea ver más cine que nadie ni que éste sea más o menos comercial, sino más bien la cosa más simple del mundo: tomarlo en serio y no con palomitas...
En este sentido dos hallazgos han vuelto a iluminar mi cinefilia:
La aparición (esperadísima, impagable) en los quioscos de CAHIERS DU CINEMA en español. En pocas palabras, la única publicación que aúna rigor, conocimiento, respeto por los AUTORES y un maravilloso gusto por lo que yo llamo descronología, tratar las obras independientemente del tiempo transcurrido, abortando así la tentación de lo "nuevo" o lo "viejo".
En segundo lugar, destacar mi feliz descubrimiento, perdida ya toda esperanza en los cines hispalenses, de un pequeño videoclub (quizá deberíamos empezar a llamarlos dvdstores, o algo así) llamado EL GABINETE DEL DOCTOR LETAMENDI, sito en la calle que hasta no hace mucho así se llamaba, actual Corredurías. Un oasis en el desierto de blockbusters, multicines y demás deleznabilidades. Cine de autor, clásico, marginal, abundante y creciente, absolutamente recomendable para el profano y el iniciado.
Se me quedan infinidad de cosas por decir, pero tiempo habrá para todo ello, un saludo para los indéfilos y... ¡a ver más cine y mejor!

domingo, 20 de abril de 2008

Bienvenidos

Este blog esta dedicado a todos aquellos que disfrutan viendo una buena pelicula o escuchando buena musica,si quieres unirte a los indefilos y aportar cualquier idea o expresar lo que piensas, aqui tienes las puertas abiertas.
En estos dias ire colgando algunas cosillas para ir dandole forma al blog,de momento tiene este formato pero si quereis podemos cambiarlo,bueno ya hablaremos de todo eso...
para poder acceder al blog podeis hacerlo dejando comentarios o bien creando una cuenta en google,es muy sencillo,vais a la pagina de google y arriba a la izquierda hay un enlace que pone gmail,pues lo clickeais y os creais una cuenta,una vez que tengais creada la cuenta os meteis en esta pagina y poneis vuestro nombre (el que os habeis creado)donde pone acceder (arriba a la derecha) y es entonces cuando yo como master os doy permiso para formar parte del grupo,jejejejejeje bueno espero haberme explicado bien,sin mas me despido,un abrazo a todos los indefilos cinesnables que creo que seremos muchos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!