jueves, 29 de marzo de 2012

Compañeros del metal



STACHKA (LA HUELGA) fue el primer largometraje de Eisenstein ¿y qué mejor día que éste para hablar de él? No me parece que el cruento levantamiento bolchevique guardase muchas similitudes con este descafeinado 29M, pero en la revisión histórica (a veces casi en exclusiva) se encuentran las claves para entender el siempre confuso presente. En este caso, Eisenstein se sirvió del trato injusto sufrido por los trabajadores de una fábrica para elaborar un expresionista fresco sobre el espíritu de la revolución, sus perdedores y sus opresores. Las imágenes se suceden rápidamente, sin focalizar la acción; vemos la miseria de los trabajadores, la tragedia desencadenada por la pura desesperación; al otro extremo, los empresarios, los dueños de las fábricas, enjoyados, fumando puros, bebiendo champagne, con sus trajes, pero al mismo tiempo revolcándose en su desalmada ignominia, lo que queda perfectamente expresado en la famosa escena que encadena la represión policial mientras se exprimen frutas en un exprimidor ("sacando todo el jugo"). LA HUELGA es una película ciertamente extraña, descentralizada, que igual adelanta el dramatismo exacerbado del "Potemkin" como contiene escenas de corte cómico, como la de los vagabundos que viven en unas tinajas bajo tierra y cuya entrada está "vigilada" por dos gatos ahorcados. Buscar aquí significaciones estrictamente correlacionadas con la actualidad puede llevar a engaño; aquello era otra cosa, aunque en el fondo siempre sea lo mismo: el reparto, el acaparamiento, la insatisfacción y el hartazgo... la lucha de clases. Y aun así, LA HUELGA es una obra capital, fundamental para entender los orígenes del cine en cuanto quiso emanciparse de su tradición teatral; no le vendría mal como aprendizaje a algún político y/o sindicalista hoy día, eso es seguro.
Saludos de un esquirol forzoso.

El sindicato

miércoles, 28 de marzo de 2012

Se busca público



Terminamos en un principio (extraña frase, la verdad) con los oscar'12, aunque lo lógico es que los films que han ido copando los lugares más secundarios de dicho certamen vayan apareciendo de cuando en vez en este blog que, un poco contra natura, ha dedicado más tiempo a ello que en años anteriores. Y terminamos con la película que ganó el premio a mejor película de animación, apartado éste cada vez más injusto, pues casi todos los años suele ser de lo mejor que se ve, a veces con magra diferencia. No es el caso, pero por poco; porque RANGO tiene tantas virtudes como defectos, pero suple sus muchas licencias con un sentido lúdico que, supongo, es lo que decantó a la Academia para no torcer el gesto ante una historia mucho más sombría de lo que parece. RANGO es la espídica historia de un camaleón que viste camisa floreada (sí, como Clooney este mismo año), ensaya alucinadas obras de teatro junto a peces de plástico y bustos de Barbie, calza la desconcertante voz de Johnny Depp y viaja en una pecera que va en la parte trasera de un coche que cruza el desierto de Mojave y tiene un pequeño percance, por lo que la pecera y todo lo que va dentro sale disparada y se estrella en la carretera bajo un sol ardiente. Seguir narrando sería imperdonable, pero uno resiste a duras penas, puesto que la gran virtud de RANGO es su agradecible fluidez, incluso teniendo la sensación de que a veces el guion se mete en callejones sin salida, exactamente igual que su tremendo protagonista, que pasa de estar al borde de la muerte por desecación a convertirse en inopinado líder de un pueblo exprimido (literalmente) por una serie de fuerzas fácticas que (y aquí viene el punto fuerte) últimamente nos vienen sonando demasiado. Así, y puede que sin pretenderlo, Verbinski ofrece un nuevo pack de aventuras sin resuello, pero a diferencia de sus atildados "piratas", lo que subyace bajo sus colores y virguerías visuales es una descarnada crítica, otra más, hacia los desalmados que nos han llevado a la crisis económica actual. Y es que, señores, el monotema está servido.
Saludos camaleónicos.

Second skin

martes, 27 de marzo de 2012

Lo barato no siempre sale caro, oiga



En realidad la cosa es sencillísima, en absoluto intencionada; lo que pasa es que estamos ya tan acostumbrados a que nos mastiquen y regurgiten todo lo que consumimos, que parece imposible que demos nuestro propio criterio por válido, interesante o simplemente descriptivo. A saber: dos hermanos con ganas de hacer una peli y nadie que les avale; presupuesto de ríase usted; cuatro actores con ganas de hacer una peli y pocas esperanzas de cobrar; un buen guion. Y ya está. Esto es BAGHEAD, que gracias al boca/oreja interactivo de Internet se ha colado en el universo fílmico proveniente de norteamérica prácticamente obviando cualquier tipo de crisis, llantina monetaria o lo que ustedes quieran. Y lo hace porque lo primero es que tiene un buen guion, y a partir de ahí todo es menos difícil; y si no, ahí va una pequeña sinopsis: Cuatro amigos (dos hombres, dos mujeres) de edades indefinidas aunque fácilmente adivinables (tres casi llegando a la cuarentena, una en mitad de la veintena) salen una noche, pero su patético vacío emocional les lleva a concebir un plan descabellado: se irán el fin de semana a la cabaña de uno de ellos a rodar una película de cero presupuesto. La película hablará de un misterioso y siniestro personaje al que llamarán Baghead, porque siempre irá ataviado con una bolsa de papel en la cabeza. Por supuesto, "la película" no llegará a rodarse, pero se abrirán multitud de latas de cerveza, discutirán sobre el rol que ha de tocarles a cada uno y sacarán tiempo incluso para flirtear (dos de ellos fueron pareja) o constatar el fracaso de sus intentos de flirteo. Y, de vez en cuando, una de las chicas jurará que ha visto al mismísimo Baghead rondar la cabaña... No me digan que no tiene su asunto para tratarse de una película hecha con cuatro duros. Lo interesante de BAGHEAD es su capacidad para retorcer la trama y esquinarla hacia donde más le convenga; igual es un producto típicamente Sundance, que luego camaleoniza ingeniosamente el diálogo a cuatro bandas de Woody Allen, para, de repente, ironizar acerca de los jóvenes intrépidos que han de vender su alma al diablo para que alguien les produzca una buena idea y, finalmente, incluso dejarnos con las patas colgando con su apariencia de peli de terror con psicópata escurridizo y todo. En suma, una película tremendamente entretenida, que tiene la virtud de no tomarse demasiado en serio y que confirmaba todo lo bueno adelantado en THE PUFFY CHAIR, que desmitificaba con igual sorna el mundo del rock, y adelantaba su último largo, JEFF WHO LIVES AT HOME tras la agradable sorpresa que supuso CYRUS, un film injustamente infravalorado en su momento y del que hablaremos un día aquí mismo. A los Duplass habrá que seguirles la pista, eso es seguro...
Saludos 100% reciclables.

Cabeza de león

lunes, 26 de marzo de 2012

Yo sí que valgo (y no tú)



El gran reto al que se enfrenta una película tan transparente como THE ARTIST no es ser muda (podría citar al menos otros diez títulos mudos en los últimos veinte años ¿ustedes no?); ni mucho menos estar rodada en blanco y negro, que ahí la cifra podría dispararse; el hecho de que sea un musical a la antigua usanza (sobando descaradamente el corazón y hasta el alma de SINGIN' IN THE RAIN) tampoco debería restarle méritos tratándose de cine comercial (y basta); de sus actores y actrices nadie se acordará dentro de una década, pero qué más da, serán los premios los que hablen de "aquella peli muda, en blanco y negro con números musicales y hasta un perrito que avisa a los policías"... No, nada de eso. Porque el gran reto de THE ARTIST es encontrar su propio lugar en un espacio, el audiovisual (sí, "audio"), donde todo está ya dicho, donde el término "post" (postcine, postautores, etc...) suena a risa, y donde empezamos a darnos cuenta, en el mejor de los casos, de que no importan tanto las historias como sí el sentido que éstas tienen para rearticular una realidad, la nuestra, la de ahora, que poco tiene ya de cuento de hadas. Orinar, defecar, vomitar, llorar, suspirar, respirar, inspirar... Sudar los contornos delimitados de lo que ahora el cine (o lo que queda de él) puede hacer por nosotros, una vez hemos abandonado las salas de proyección a su suerte. Ahí se encuentra la incognita ante la que Hazanavicius y su simpática troupe cierran los ojos y se refugian, al igual que su "desdichado" protagonista, en la absoluta certeza de que puede existir cierto halo de divinidad que convierta lo mediocre en sublime. No sé por qué extraña circunstancia, a medida que veía THE ARTIST, otro film de temática digamos casi similar surgía en mi imaginación al mismo tiempo, sólo para constatar el abismo de fondo y forma entre ambas; se trata de ED WOOD, de Tim Burton, que no sólo es un excepcional y desapegado retrato de la ilusión del cine y el embeleso que es capaz de producir incluso en las situaciones más miserables, sino que además se autoafirma como un ejercicio de "cine dentro del cine" deslumbrante, porque crea sin copiar, y entretiene al tiempo que estremece; drama y comedia perfectamente ensamblados para que surja otra cosan más allá de las etiquetas. Lo sé, quizá le pido demasiado a una película de aspiraciones mucho más modestas que la obra maestra de Burton, puede que el interruptor de emergencia se disparase dentro de mí en cuanto me di cuenta de que todo aquello me sonaba demasiado... no sé, a lo mejor es que cada vez me cuesta más dejarme llevar, será eso. Para todo lo demás, no me tengan demasiado en cuenta y disfruten de este divertimento que, encima, ganó el oscar.
Saludos artísticos.

Oye nena, yo soy un artista

domingo, 25 de marzo de 2012

Rincón del freak #60: Películas para después de unas elecciones



Hombre, es que son las elecciones aquí, en Andalucía, y como tampoco me motivan mucho, y encima es Domingo... pues eso. Lo más estimulante de una gilipollez y/o gilipuertez como ODYSSEUS & THE ISLE OF MISTS es, debe ser, puede ser, imaginarse a Arnold Vosloo, al que alguien debió decirle alguna vez que era un buen actor, intentando mantenerse serio bajo una armadurilla de plexiglás, mientras es atacado por... ¡la nada! La nada más absoluta y sus alrededores, ése es el territorio marcado por Terry Ingram, uno de esos tipos que se dedicaba a facturar semilleras seriecillas de televisión hasta que le dio por meterse en infraprooducciones canadienses que, creo, ni siquiera compraría Antena3 para su fondo de catálogo... Imaginen, cerca de quince películas (o algo parecido) en apenas cinco años. Yo no les cuento nada del film ¿para qué? sólo iba a recordarles que incluso en un día neblinoso como éste se puede encontrar un conato de democracia... Y es que yo el colegio electoral lo tengo justo debajo de mi casa... Que sí, que ya voy...

Fog island

Dinámica de los cuerpos



PINA, el documental en 3D rodado por Wim Wenders para ensalzar la figura dela coreógrafa alemana Pina Bausch, fue nominado al mejor documental en los pasados oscar, pero no ganó. Da igual. Da igual que te guste la danza contemporánea o no, que la entiendas más o menos; igual que no importa si tenías un concepto digamos "reservado" acerca del uso de las tres dimensiones, porque probablemente ésta es la película que, hasta el momento, lo ha usado con más y mejor inteligencia. Todo eso no importa para rendirnos a una de las mejores películas del año y, seguramente, una de las mejores del serpenteante Wenders. Exactamente la misma poca importancia que tuvo la repentina muerte de Pina Bausch cuando el film aún estaba en proceso; no porque no la tuviera, sino porque tanto la compañía como el cineasta estaban convencidoa de que sólo podían terminar la película, que no debían derrumbarse. Así, PINA luce como un tremendo y muy vitalista ejercicio de confrontación, insólito por cómo Wenders introduce la cámara en mitad de las complejas coreografías y le da al espectador la oportunidad de integrarse con unos bailarines a los que se les nota qué realmente disfrutan de su trabajo, por muy tortuoso que pueda llegar a ser. La muerte, sin dejar de sobrevolar toda la cinta, no es más que la constatación de la vivísima vigencia del legado de Bausch, una coreógrafa fundamental para entender la modernización de la danza contemporánea, algo que se torna cada vez más emotivo cuando entendemos que todos y cada uno de los componentes de la compañía van a ejercer de inusitados anfitriones. Y luego está la película, claro... Y la película es bellísima, no hay mucho más que añadir, porque deberían verla para comprobarlo...
Saludos colectivos.

Cue

viernes, 23 de marzo de 2012

Lejos del paraíso



Lo difícil en el caso de THE DESCENDANTS es tener el brío suficiente para mantener viva la premisa inicial, la que anuncia la voz de George Clooney antes de que sepamos nada sobre esta película compleja, divergente, mucho más áspera de lo que cabría esperar leyendo su insólita sinopsis. Primero porque la cosa ocurre en Hawaii, y en Hawaii (por mucho que nos digan lo contrario) la gente lleva camisas floreadas, pantalón corto y vive a pocos metros de sus espectaculares playas. No es que me importe para nada, pero es misión del director hacernos sentir que nos está contando "algo" aparte de lo que se nos está enseñando; en lugar de allanarse el camino, Payne sigue al pie de la letra la historia original y nos coloca delante de las narices un escalante familiar que procede de terratenientes de pocos escrúpulos y esas cosas; y esto, enfrentado al dramón personal, nos deja una sensación de "¿y ahora qué?". Clooney interpreta al último fideicomisario de un importante patrimonio que afronta dos dilemas tremebundos: la venta de los valiosísimos terrenos, antes de que su valor se disuelva, y que arrojará suculentos dividendos y el coma irreversible de su esposa tras un desgraciado accidente acuático. THE DESCENDANTS es una película arrolladoramente inteligente porque, sin dar de lado ninguno de estos aspectos, no los convierte en su corriente principal, porque dicha corriente queda sumergida a la espera del momento (y sobre todo el espectador) adecuado. El leit motiv del film podría ser fácilmente confundido; no creo que sea la búsqueda (un poco patosa, un poco cabezona, bastante bochornosa) del amante oculto de una mujer que espera ser desconectada de las máquinas que la mantiene con vida, sino cómo, después de todo, teniéndolo todo en contra, la familia, la unidad familiar es capaz de afrontar los problemas más terribles. Otro gran triunfo, porque esta peculiar familia irá encontrando su propio sitio a medida que van dándose cuenta de que ése, y no otro, es el único camino, lo que queda rubricado en una escena final ante la que resulta difícil no esbozar una sonrisilla cómplice. En mitad de todo esto, unos personajes con su peso justo, con su momento para decir lo que tienen que decir, sin estridencias, sin aspavientos. Y, claro, Clooney... por fin.
Saludos familiares.

The silver hawaiian

jueves, 22 de marzo de 2012

Estudio uno/en perímetro



Como diría Santiago Auserón, es un asunto muy viejo el de las adaptaciones teatrales a la pantalla televisiva; en sucesivos años ha funcionado en dos direcciones, tanto en la novedosa perspectiva que le otorga a textos con una ambientación única como siendo cantera inagotable de tantos y tantos actores, que de otra forma tendrían complicado su paso de las tablas a la pantalla. Esto, en pleno auge doradísimo de la ficción televisiva, ha cambiado sustancialmente, pero ya sabemos que sigue existiendo la BBC, que puntualmente entrega ejemplos de cómo se puede seguir produciendo televisión de calidad con dicho formato, lo que aquí en España, hace muchísimo tiempo, se conoció como Estudio 1. El que nos ocupa hoy es GOD ON TRIAL, que presenta a un grupo de prisioneros judíos en un barracón de Auschwitz; hasta aquí nos podemos hacer una cierta idea, puesto que se trata de una prerrogativa que casi se ha llegado a convertir en género en sí mismo, lo que le da su carácter exótico es la excusa por la que han de rodarse 90 minutos en un espacio único. Dicho grupo de hombres, de diversa extracción social, someterá nada menos que a Dios, su dios, a un juicio sumarísimo, puesto que consideran que no puede explicarse la existencia de un dios que haya abandonado a su pueblo a una suerte tan espantosa. De acuerdo, como gancho argumental es estupendo, la lástima es que lo transgresor aquí termina sucumbiendo ante lo maniqueo, y no es una visión estructuralista de un hecho extraordinario, sino una mera excusa para reforzar dicha idea, la del judaísmo como bloque incontrovertible. Ese es su gran fallo, pero si sólo nos quedamos con la parte artística, GOD ON TRIAL es un trabajo que no carece de interés y que, como apuntábamos antes, nos da la oportunidad de disfrutar, en pleno siglo XXI, de lo que antaño tuvo tantísimo prestigio.
Saludos en tela de juicio.

Corrugate

miércoles, 21 de marzo de 2012

Una declaración de amor



A ustedes les gusta el cine tanto como a mí, no puede ser de otra manera. Por eso estamos aquí, por eso acudimos puntuales a todas nuestras citas; por eso, extrañamente, el séptimo arte parece más vivo que nunca; reestructurándose a sí mismo a través de una incesante búsqueda del fondo por la forma... y viceversa. Lo hemos repetido (y lo diré con una frase muy manida, para que dé más coraje) por activa y por pasiva: el cine, tal y como lo conocíamos, está muerto; el nuevo cine, el de las nuevas formas, el de los nuevos soportes, el que implica y exige un reset en la mirada de sus "nuevos espectadores", está más vivo que nunca, más en hervidero de lo que (y esto debo suponerlo) jamás estuvo. El cine se aprovecha, debe aprovecharse, de su propia encrucijada; incluso de la crisis, de las demagogias y los reventistas que quieren hacer su Agosto de un barullo que cada vez parece más intencionado. Decíamos a colación de los oscar'12, que, dentro del bajo nivel de los films a concurso, e incluso obviando las inexcusables (aunque entendibles) ausencias, sobresalían tres títulos precisamente por su vocación de "ir más allá"; y pese a tratarse de propuestas cada una en las antípodas de las otras, se antojan como ejemplos de por dónde puede ir el audiovisual en los próximos años. Lo dijimos a propósito de MONEYBALL, que aun tratando un tema genuinamente norteamericano estoy seguro de que será mejor comprendida en Europa; lo diremos dentro de un par de días, con un film que desafía el relato clásico y lo malea a su propia conveniencia; y aprovechamos para decirlo hoy a propósito de HUGO, un film insólito por venir de quien viene, pese a que los que seguimos el penúltimo devenir de Martin Scorsese esperásemos una vuelta de tuerca como ésta. HUGO no es lo que parece ser para terminar siendo lo que no comienza siendo; para no liarles: HUGO parece un juguete exquisito (nunca mejor dicho) para mostrar las nuevas e impactantes técnicas de rodaje (3D aparte) con las que un director de cine moderno cuenta; Scorsese introduce esta metatécnica (si tal cosa es posible) recogiendo lo que el bellísimo texto de Brian Selznick le cede: la constatación de que nada avanza si no es respetando y conociendo sus orígenes. A mitad del film, HUGO comienza a desprenderse de su brillante pátina de alto lujo y termina siendo, ya decimos, otra cosa muy diferente; una declaración de amor a quienes, desde las tinieblas más absolutas, recogieron sus esperanzas infantiles para poner ante un público maravillado trenes que salían de la nada o pistoleros que miraban de frente. Ahí es donde HUGO nos gana, más allá de su verosimilitud (¿la tenía un burdo cohetillo incrustado en el ojo de la Luna?), mostrando a un Méliès casi avergonzado de haber hecho lo que hizo, aunque aquellos trabajos ahora nos parezcan simplemente geniales. Cuando el cine no era más que una moda que pasaría, una locura de ingenuos, a nadie se le hubiese ocurrido imaginar dónde llegaría una proyección en una sábana; hoy día estamos en una encrucijada similar, con otros aspectos técnicos aún por dilucidar, pero con la misma disyuntiva: ¿Estamos dispuestos a seguir soñando?
Saludos inventados.

Tin machine

martes, 20 de marzo de 2012

Un engaño sin intención



El DVD... el DVD... los subproductos... la fina línea que los separa de lo estrenado en salas... Me pregunto, ahora que las salas no son más que exquisitos vertederos de obviedades, si no estaremos confundiendo los parámetros de calidad en función del soporte en que son sostenidos. Por ejemplo, no hay premios para las películas que van directamente al DVD, pero algunas (incluso muchas), saltándose sus propias limitaciones presupuestarias, tienen más gancho, más intención, que otras a las que catalogamos dentro de ese "cine serio" que cada vez me hace reír más... Y sigamos sin confundirnos. Primero veamos, observemos, comparemos; luego juzguemos. Uno ve la carátula con caracteres pretendidamente cirílicos, JOY DIVISION... ¿acaso hay mejor reclamo para algo sin gran interés? En España, el subtítulo: ESCUADRÓN LETAL... toma ya, un título como los de antes. Desafortunadamente, bastan cinco minutos de visionado para darnos cuenta de que este sí es un subproducto totalmente menor. Armada de un par de ideas que se van repitiendo a lo largo de toda la historia de las películas sin nada que decir por sí mismas, JOY DIVISION cuenta la historia de un británico que actúa como espía ruso en la guerra fría; luego nos intercalan imágenes de vejaciones, de la guerra, de despachos en la antigua U.R.S.S.... Entiendo la intención de impactar, pero se trata de imágenes de puro ensayo, con actores discretitos y un montaje horripilante. Y lo mejor que podríamos decir es que, aun con todas sus limitaciones, el tipo lo intenta; créanme, no merece la pena...
Saludos divididos.

505

lunes, 19 de marzo de 2012

Por amor al arte



MIDNIGHT IN PARIS logró un único oscar, el de mejor guion original; no me extraña, y ahora menos aún. Entiendo todas y cada una de las motivaciones que llevan a Woody Allen a filmar su enésimo re-refrito autoeditado, pasarlo por un elegante y refinado paseo visual, rozando la postal, y además puntearlo con ciertos "retoques" de ironía a la vieja usanza, la suya para entendernos. Y lo sé, y lo comprendo, y hasta lo apruebo, porque MIDNIGHT IN PARIS debería haber sido un tremendo fiasco, pero no lo es por haber sido rodada precisamente ahora. Sí, precisamente ahora que para hablar de la crueldad uno debe mostrar dinosaurios digitales o que nos creamos una serie de búsquedas que nadie en su sano juicio emprendería; o que el amor deba pasar por puntos de sutura y comas irreversibles. En cambio, Allen nos recuerda (se recuerda) que una comedia debe ser, ante todo, graciosa, divertida, y si encima está bien rodada mejor aún, y si los actores están en su papel, entonces ya es el acabose. Y más aún, porque tras nada menos que 42 películas, Allen da la enésima bofetada sin manos, que es algo que a él siempre se le ha dado de maravilla; destilando un cierto aire naif, casi distraido, y apoyado en la estupenda versión de sí mismo que muy acertadamente pone en manos de un Owen Wilson irreconocible, es capaz de olvidarse por un momento de la crisis económica para filmar uno de los mejores alegatos contra la misma, y hay que ser muy sutil y llevar muchos años en el oficio para eso. MIDNIGHT IN PARIS es lo que a esos estúpidos cinéfilos de saloncito les gusta llamar "una comedia deliciosa". Sí. Pero no es menos cierto que tras su aparente frivolidad, su mensaje más vivo y reivindicable es (incluso por encima del que nos recuerda que ningún tiempo pasado fue necesariamente mejor) que si desatendemos al arte, si lo seguimos considerando algo "no productivo" (y la expresión misma me da escalofríos), entonces estaremos realmente perdidos, tan perdidos como un escritor de tres al cuarto que tiene la oportunidad de tener a sus dioses cara a cara sólo para constatar que, efectivamente, eran tan humanos como cualquiera. No se la pierdan.
Saludos noctámbulos.

Ibiza underground

domingo, 18 de marzo de 2012

Rincón del freak #59: Consola(dor) en imágenes



... Y porque usted tiene esos estudios perdidos en un rincón cualquiera; y allí rodaron nosecuantas infraseries de televisión por cable, la mayoría duraban un episodio o dos. Pero (siempre existirá un maldito "pero") el videojuego se vendió bien ¿no?... ¿Y eso le ha hecho algún favor a los consumidores de videojuegos? Pregúntenle a Wahlberg si el mejor recuerdo de haber protagonizado un espanto como MAX PAYNE no ha sido el de mirar su cuenta corriente en pleno inicio de la crisis. Fuera de los límites convencionales de un sarcasmo sin apenas intención ni posibilidad de ser garrulo, el mensaje consiste en presentar a unpersonaje doliente y amargado que mata a gente por su condición de insectos, pero no se sabe exactamente por qué, así que el apellido nos remite sonrojantemente al vocablo inglés "pain"; pero ustedes, igual que yo, saben que hay otro que se le acerca muchísimo más y, en este caso, es bastante más ajustado, se trata del vocablo "pay". Y como ustedes saben mucho más inglés que yo, no creo que haga falta que se lo traduzca...
Saludos pagados de sí mismos.

La masakre de los resucitados inkompetentes

sábado, 17 de marzo de 2012

Pasadizos oscuros hacia ningún lugar en concreto



Escuetamente: esta película no aparece en este blog mañana sólo porque la de mañana ya es una pasada de mala, si no... EXTREMELY LOUD AND INCREDIBLY CLOSE es terriblemente idiota, aburrida e incomprensible. En una frase: ¿a quién diablos le importa una gilipollez como esta? ¿es que no nos vamos a enterar de que una gilipollez no deja de serlo por el mero hecho de que, como en este caso, se tome como excusa el 11-S? La cosa es como sigue: hay un padre y un hijo (no, parece un chiste de Gila, pero no lo es); el niño es julay, repipi e insoportable, y la madre, que es Sandra Bullock multioperada, lo sufre como a las hemorroides, en silencio; pero es que el padre es aún peor, primero porque es Tom Hanks acordándose de las memeces que hacía en BIG y bailando breakdance con tirantes... Imaginen... El padre la palma en las Torres Gemelas, así que ahora toca llorar y todo eso; luego el niño descubre (oh, casualidad!!) una llave, pero como es bobo no se le ocurre otra cosa que ir puerta por puerta preguntando si alguien tiene la cerradura. Para mear y no echar gota, vaya. Luego aparece Max Von Sydow de la nada, y como la película va sobre gente que se comporta como idiotas, al pobre hombre le toca hacer de persona que se niega a hablar y sólo se comunica escribiendo en una libreta (la nota mímica la ponen las palabras "sí" y "no" en cada palma); es uno de los papeles más insustanciales del monstruo sueco, con su trayectoria... pero claro, según los americanos éstre sí que merece el oscar. En fin... A la mitad de la película, lo único que ocurre es que el niño va con la pandereta, el mapa y el gorro de Tontxu pateándose Nueva York, que no debe ser cualquiera cosa, mientras Von Sydow termina de él hasta los cojones y lo manda a tomar por saco. Y lo que yo debería hacer es destriparles el final y santas pascuas, pero voy a ser bueno y me reprimiré, pero si quieren un consejo de amigo no la vean, no gasten el dinero en una tontería sin pies ni cabeza...
Saludos indignados.

Harder, better, faster, stronger

viernes, 16 de marzo de 2012

O se está, o no se está



No le hace demasiada justicia esta EL MURAL a una filmografía tan dilatada y abundante como la del argentino Héctor Olivera; dilatada por abarcar ya 40 años, aunque lo de abundante lo es siendo generosos, pues a títulos fundamentales del cine argentino, como LA PATAGONIA REBELDE o LA NOCHE DE LOS LÁPICES, hay que sumar cosas (exploitation terrible, vaya) como COCAINE WARS o BARBARIAN QUEEN, con dinerín de fuera, claro, qué les voy yo a contar desde aquí... El caso es que Olivera, magnífico artesano, menor creador, consigue (y no es poco) personalizar la interesantísima epopeya del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros (en mi opinión, uno de los más grandes pintores del siglo XX) al embarcarse en la realización de un mural en un sótano propiedad del magnate Natalio Botana. El problema es que EL MURAL no va de esto, o no exactamente, porque toca repentinizarlo con unos gastadillos amoríos pasionales (cuernos y esas cosas) regados con abundante tequila, que es algo que hemos visto muchas veces y de muchas maneras. Como Olivera parece menos interesado en indagar en las correspondencias políticas y sociales del porqué de tan insólito albergue para una obra que, en principio, debería haber estado más expuesta, que en los susodichos "saltos de cama", EL MURAL se alarga en demasía y termina sucumbiendo al melodrama de saloncito, algo tremendamente injusto teniendo en cuenta su más que interesante premisa y el buen hacer de los actores, incluso un justificadamente excesivo Luis Machín como aquel pintor militante que creía en la revolución por el arte.
Saludos pictóricos.

Mural song

jueves, 15 de marzo de 2012

Petróleo, sangre y nieve



Hace algún tiempo vi la versión sueca de esto que ahora se llama THE GIRL WITH THE DRAGON TATTOO, y ya dije que me gustó moderadamente y que me esperaba la cosa mucho peor, cosa que se corroboró con las dos siguientes entregas, como no podía ser de otra manera. Ahora llega Fincher, que ya apenas deja un par de destellos de lo que una vez fue y se confirma como lo que realmente es: el relevo generacional perfecto de Ridley Scott. Sólo una cosa es mejor en esta innecesaria versión norteamericana (que por otra parte también se desarrolla en Suecia)... bueno, en realidad son dos. Una es que se entienden mejor las cosas, así que uno se decepciona menos al saber casi desde el principio que es lo mismo de siempre pero con un envoltorio más cuco; lo otro es la excelente música de Trent Reznor, que en los fantásticos créditos iniciales llega a ser hipnótica. Así, uno se pregunta varias cosas respecto a esta película, como si realmente era necesario rodarla, aunque supongo que a los productores de la Columbia eso se la trae al fresco; mientras (y para que vean que no soy tan malo, me digno a comentar parte del argumento), no sé cómo alguien puede encontrar verosímil contratar a alguien para que descubra un secreto que quieres seguir manteniendo en secreto... ¿? Mención aparte merece esa parte final copiada directamente de TESIS... (sí, sí, la de Amenábar) y la cara de bobo de Daniel Craig cuando tiene que tirarse a una chica que, entre ustedes y yo, da más grima que otra cosa... Y, bueno, que es muy larga, y muy oscura... y que Daniel Alfredson debería hacer ahora una versión de MANHATTAN hablada en sueco... no sé si me siguen, pero sería una bonita venganza. No, no la vean si no es estrictamente necesario.
Saludos tatuados.

Sweden

miércoles, 14 de marzo de 2012

Estados mentales representados



Takashi Shimizu... sí, el de THE GRUDGE... y Shinya Tsukamoto... sí, el de TETSUO... Terror japonés, y más concretamente terror con vampiros... ¿con vampiros?... Sí, con vampiros... y con cámaras digitales y ruiditos extraños; así que... ¿qué podría salir bien de todo esto? Pues es curioso, pero por primera vez he visto en una de estas cosas una cierta intención por narrar claramente sin que interfiera en ello el supuesto impacto visual de su aparatosa imaginería. Mucho más sencilla en su presentación, MAREBITO se torna compleja a medida que va explicando el porqué de lo que estamos viendo, no "lo que estamos viendo", sino lo que finalmente va a representar. Y para que se puedan hacer una idea, les diré que todo comienza con un extraño suicidio por "algo" que alguien ve y cuyo rostro aterrorizado es captado por un cámara de televisión en el metro de Tokio; esto, sin llegar a ser una pista falsa, no es exactamente lo que habrá de marcar la pauta de su desarticulada narración. Sobre todo porque la obsesión del cámara por descubrir qué fue lo que vio este hombre le llevará hacia un submundo directamente salido del imaginario lovecraftiano, allí encontrará a una extraña muchacha de afilados dientes a la que llevará a su casa y a la que tendrá que alimentar con sangre, primero animal, y luego... Debo resistirme a seguir contando nada más, porque lo realmente bueno de este fascinante film es que necesita de una profunda comprensión por parte del espectador, que no debe quedarse en la superficie y sí escarbar en los motivos psicológicos (su representación sobre todo) de lo que está viendo en pantalla. MAREBITO no provoca terror por ser en sí una película de terror, sino por cómo desactiva cualquier idea preconcebida acerca de dicho género y termina por desubicar a quien esperaba otra cosa muy diferente; para ello, y sin que sirva de precedente (ya saben que este blog suele prescindir de explicaciones exhaustivas), les puede servir de ayuda algún texto de apoyo con las interpretaciones pertinentes. Muy interesante, en todo caso.
Saludos innombrables.

Push upstairs

martes, 13 de marzo de 2012

Ortodoxia de pasamanos



De nuevo a vueltas con los oscar'12; hoy, ni más ni menos que "el producto 100% diseñado para emocionar a la gente que todavía cree que sabe de cine sin ver apenas cine". Es decir: THE HELP. Y resulta que THE HELP, sin ser horripilante, tiene un mal que la saca irremediablemente de lo que debería ser una buena película de actores, actrices en este caso. Resulta casi imposible creerse ese no man's land de postal satinada, directamente salida de Wisteria Lane, y emplazarla sin sutilezas en un lacrimógeno dramón sureño/racista con un kling klang incidental de Thomas Newman. Esto ya lo hemos visto muchas veces, y mejor; y no por insistir en un tema éste está mejor subrayado, sólo se dice la barbaridad un poco más fuerte. Lo que Tate Taylor nos quiere hacer pasar por un paseo rimbombante por lo cómico y lo trágico acaba siendo "la historia de... vs. la historia de...", y no existe una sola línea común capaz de unificar criterios; cuando está Emma Stone (por otra parte, lo mejor del film) es una historieta sobre la liberación femenina (azucarado con amoríos ñoñetes, of course); cuando sale Viola Davis es la fuerza de la dignidad frente a la opresión, con abundantes lágrimas ya al final; cuando Octavia Spencer, la simpatía de ser obstinada y atrevida; Bryce Dallas Howard es mala, pero no se sabe por qué; Jessica Chastain se aleja de su habitual sobriedad y se transforma en la conejita explosiva del barrio; mientras, una actriz tan dotadísima como Sissy Spacek debe conformarse con un arquetipo de los de hacer calceta. Un despropósito que no le debe absolutamente nada a THE COLOR PURPLE, y mucho menos a la inteligentísima FAR FROM HEAVEN, que son sus puntales ideológicos y estéticos respectivamente, sino a la ya mencionada (y detestable) teleserie antes mencionada. Así, no es de extrañar que Spencer se llevara la estatuilla (y no explico más), a la sazón su único logro, claro.
Saludos sin servicio.

Help

sábado, 10 de marzo de 2012

El despendolamiento y lo difícil de controlarlo



Digamos que la cosa es como sigue: que eres un treintañero con cara de buen chico que hace unos años dejó Donosti sin querer hacer mucho ruido. Y zapatillas, y camiseta a rayas, y bigotito, y flequillo... Que tienes un montón de ideas bullendo bajo el flequillo, un poco parecidas entre sí pero ideas alfin y al cabo, y eso es lo que cuenta hoy día. Y que te pones a hacer unos cortos muy chulos de los que antes le gustaba poner a Caye G. C. en la2, y que coges un prestigio muy bien ganado y todo eso. Es estupenda la vida al principio del milenio; cualquier cosa es posible. Incluso que te llamen para hacer una peli de zombis radiactivos en Catalunya Über Alles, pero no una bizarrada cualquiera, sino una reflexión acerca de la decadencia del mundo capitalista en una escalera de vecinos. Y los premios, y más reconocimientos; ya está, lo has logrado... ¿esto era? De repente, un día de 11º y al otro lado del teléfono alguien que conoces te lame desde el otro lado del auricular, y puedes oír/sentir la excitación de jugador de cartas mientras dice las palabras "Kevin Costner"... La cosa no puede ser más extraña, porque sólo un poco después estás en Yanquilandia con una niña que también ha ganado algún premio en España y... sí, el tipo de BAILANDO CON LOBOS, que también tiene premios, incluso oscars... ¿qué puede salir mal entonces? Bueno, pues puede salir mal todo, porque THE NEW DAUGHTER es una película de terror de las de nuevo cuño (mismos tics, mismos encuadres, mismos ruiditos, nula capacidad de sorpresa) y poco más; que sí, que empieza con algo de inquietud que hace que quieras saber un poquito más acerca de por qué pasan cosas raras, pero es algo que dura muy poquito, justo hasta que Kevin Costner (ignoro profundamente por qué quiso hacer esto) empieza a susurrar "Sweetheart... shhh... my sweetheart...". Justo ahí empieza el fin del sueño, y despertar, algunas mañanas, puede ser realmente duro.
Nuevos saludos.

Six Sixth Street

viernes, 9 de marzo de 2012

El partido de nuestras vidas



Independientemente de la calidad intrínseca de las películas que optaban al oscar este año (más bien escasa, la verdad), hay un rasgo que sirve para identificarlas entre ellas y trazarnos un itinerario imposible. La crisis, ya sea económica, de valores o una más personal, ha impregnado desde una comedia hasta una cinta de intriga, pasando por un drama supuestamente amable. Y en mitad de todas ellas, abrazando este sintagma con más fuerza aún, había una película compleja de abordar; primero porque MONEYBALL gira por completo sobre el mundo del baseball, que, yo no sé ustedes, pero a mí me deja bastante indiferente con su interminable retahíla de jerga y tecnicismos. Sin embargo, el director Bennett Miller, que ya dejara muy positivas sensaciones con CAPOTE, decide adaptar la historia real del director deportivo de los Oakland Athletics, Billy Beane; un equipo con madera de perdedor a perpetuidad y un tipo que, no se sabe muy bien cómo, lo sacó de la mediocridad más absoluta ideando un complejo entramado que mezclaba estadísticas, datos de economía y una implicación personal rayana en la esquizofrenia. Para ello se hizo con un escudero poco común, un analista económico, cuya principal labor iba a ser la confección de informes detallados sobre esas "perlas ocultas" que todo deporte encierra y que sólo necesitan ser descubiertas en el momento adecuado. Para entendernos, algo parecido a lo que Monchi lleva años haciendo con el Sevilla F.C.: jugadores baratos (al principio de coste cero) y desconocidos que terminan por convertirse en superestrellas (Alves, Keita, Kanouté, Luis Fabiano...); o si lo prefieren, la excepcional e inexplicable campaña del Levante de este mismo año, un equipo formado con retales y vejestorios varios y que continúa en puestos de Champions. Todo esto es MONEYBALL, pero muy bien diseccionado por Aaron Sorkin y Steven Zaillian; en realidad, tan diseccionado que puede resultar un poco confuso. Porque aquí hay poco de las típicas sport movies americanas, menos épica y más sorna; y un puñado de buenos actores también, empezando por Brad Pitt, que cada vez escupe mejor en los vasos de café, un Philip Seymour Hoffman más sobrio que de costumbre y Jonah Hill, al que efectivamente se le pueden seguir buscando papeles relevantes pese a su incómodo físico. Puede que, finalmente, MONEYBALL fuese la gran tapada, y la mejor de todas, desde luego la más inteligente e inesperada, pero es una película de baseball... ustedes mismos...
Saludos en segunda base...

Take me out to the ball game

jueves, 8 de marzo de 2012

La esquiva maldad del sonido



El riesgo de integrar varios niveles de arte (y sea esto lo que quiera o deba ser), consiste en que hay cierto momento en el que hace aparición la temidísima dispersión. Sin querer hablar de ello directamente, el espíritu de este blog nació y creo que se ha mantenido firme gracias a dicha integración; no es, por tanto, un problema del blog en sí, sino del objeto mirado y, claro está, de servidor, que al fin y al cabo es el que mira. Hablar de la película de la que hablé ayer, cambiar el chip en apenas 24 horas, y hacerlo hoy de un film completamente diferente, es para mí un placer, y para otros una pedantería tortuosa y que puede saltar peligrosamente de la honestidad al coñazo cultureta. La película es NE CHANGE RIEN, del portugués Pedro Costa, que para el que escribe es un grandísimo director de cine, pero que nadie conoce y jamás tendrá un lugar de privilegio entre los fastos del séptimo arte. Si han visto algún film suyo sabrán de qué les hablo, sabrán que Costa es un magnífico narrador pero que rehúye las formas clásicas de dramatización, lo que le ha llevado a contar casi siempre con actores no profesionales, casi "modelos" bressonianos; y, sin embargo, en la que nos ocupa, ocurre exactamente todo lo contrario. NE CHANGE RIEN es un viaje a las tripas mismas de la creación, en este caso los interminables ensayos de la actriz y cantante Jeanne Balibar, sus rutinas de grabación. Y lo que podría parecernos trivial, lo que nunca vemos ni podemos integrar con la actuación propiamente dicha, cobra aquí nuevo sentido, e incluso puede ser entendido como un basamento fundamental y de igual interés. No es un film fácil, sin embargo; rodado en un tenebroso blanco y negro, el rostro de Balibar emerge de unas sombras que parecen engullir notas, acordes, hilos de voz y retazos de conversaciones. Es una película más para la reflexión subjetiva, no para una mera discusión formal sobre cine; y no pretendo sentar cátedra sobre nada, el cine de entretenimiento es magnífico y saludable... y esto, simplemente, es otra cosa muy distinta.
Saludos en sombras.

The bees made honey in the lion's skull

miércoles, 7 de marzo de 2012

Un paseo por el corazón



Prosigamos con los oscar'12, donde, teniendo en cuenta la ingente cantidad de películas optantes al máximo galardón, el certamen termina por expandirse ya no sólo en tiempo, sino en el espacio que delimita qué es lo importante y qué lo superfluo. Una cosa así es lo que le ocurre al último mastodonte cinematográfico de Steven Spielberg, y eso que puede que sólo él pueda tomar las riendas de una producción tan colosal hoy día, pero hay varios problemas contrapuestos en WAR HORSE que la impiden desarrollarse de la manera que nos gustaría, incluso de la manera en que le gustaría a otro tipo de espectador. Es así, una película intimista, sencilla, con gran atención a un costumbrismo repleto de humor que nos lleva directamente al Innisfree de siempre, y que, una vez Spielberg ha demostrado que sabe dirigir actores a la vieja usanza, deja paso a la peripecia bigger than life de un caballo que es "reclutado" en la Primera Guerra Mundial. Lo demás es encaje de bolillos, empezando por hacer creíble que dicho caballo, una vez se separa de su joven dueño, habrá de pasar por los distintos bandos y efectuar un tortuoso periplo por una guerra que, claro está, evita ser más cruenta de lo que el anterior paladeo fordiano puede permitir. Así que nos encontramos en mitad de un viaje fastuoso que comienza en las tabernas y los campos arados de Devon y termina con un final que no por improbable hubiese sido menos esperado; y el problema es que, una vez más, no sabemos exactamente con qué segmento quedarnos. WAR HORSE es muy entretenida, incluso a pesar de su extenso metraje, sólo cabe preguntarse si el paso atrás dado por Spielberg corresponde a un canto del cisne que se atisba más cerca que lejos, o si se trata de un inesperado toque de atención a los grandes estudios, ensimismados con un 3D al que yo no veo mayor expresividad que un par de sombras mirándose bajo un cielo anaranjado. Por cierto, no entiendo por qué no se respetan los idiomas originales. Punto final de mi reflexión.
Saludos equinos.

Warpaint

martes, 6 de marzo de 2012

¿Y quién mató al gato?



Celebrando la reciente reedición de THE CAT AND THE CANARY, no podíamos dejar pasar la oportunidad de comentar una película tan inusual, si es que atendemos al origen de su director, el alemán Paul Leni. Primero porque hablamos de un exponente de la escuela expresionista, que a su llegada a Hollywood (ésta fue la primera que rodó de un total de cuatro, antes de su prematura muerte) intentó desmarcarse de la tendencia tenebrista de dicha escuela y experimentar con la comedia folletinesca y la novela tradicional de misterio. Sí, ésta es una típica historia con una mansión, una herencia, varios personajes (mayordomo y ama de llaves incluidos) de diversa índole y hasta una extraña mano peluda que hace desaparecer a dichos personajes tras las paredes. 85 años no son suficientes para quitarle a THE CAT AND THE CANARY todo su encanto y (¡albricias!) dinamismo visual; y aunque sean unos argumentos que se han sobado hasta la estandarización, a mí no me caba duda de que se trata de un título absolutamente fundacional y que alberga muchas y muy interesantes claves acerca de la hibridación de géneros. Más que para provocar horror, diríamos que está construida como un divertimento repleto de giros ingeniosos (para la época, evidentemente, lo eran) y que confía ciegamente en la vertiginosidad de su ritmo para llevar a buen puerto la ya clásica pregunta de "¿Quién es el asesino?". En definitiva, una película mil veces copiada, tanto en fondo como en forma, y, sobre todo, una oportunidad para constatar la vigencia de una época en la que se iban asentando los pilares del séptimo arte, de lo que luego consideraríamos como tal.
Saludos cazados.

Canary in a coalmine

lunes, 5 de marzo de 2012

La gente y lo que les pasa



Comenzamos esta semana un repaso a los títulos más relevantes de la pasada edición de los premios oscar; premios que, como muchos de ustedes saben, no son precisamente la debilidad de este blog. Aun así, y como creemos que este año ha habido cosas interesantes, hemos decidido dar este somero vistazo por en cima de estatuillas y vanidades. Y qué mejor que empezar con la película ganadora del oscar a la de habla no inglesa, que además (debo decirlo) también es la mejor presentada a este concurso, que cada vez parece deberle más a filmografías ajenas. JODAEIYE NADER AZ SIMIN (NADER Y SIMIN, UNA SEPARACIÓN) es, por encima de cualquier otra consideración, una película altamente inteligente, un disfrute para los castigados sentidos de la gente a la que no le gusta que se lo den todo mascado y también un trabajo de montaje perfectamente sincronizado con la exigencia de unos actores en verdadero estado de gracia. En mi opinión, la historia es lo de menos, cambiemos el rocambolesco proceso de separación de Nader y Simin, que aparentemente es el detonante de su vertiginosa narración, porque luego su guion se expande en mil bifurcaciones y uno no sabe exactamente dónde ubicar el punto central de la misma. Esta dislocación deviene crítica de un sistema social y político del que desconocemos casi todo, y que Farhadi nos presenta envuelto en un asunto de cierta banalidad que va tomando un cariz cada vez más oscuro a medida que van entrando en escena más personajes. Se nos expone la miseria sin ser mostrada, la abyección de un sistema represivo en mitad de un tono tragicómico que a mí me recordó por momentos nada menos que a Berlanga, incluso en el exhaustivo trabajo coral, que nunca es confuso por la claridad con la que explica cada pequeño detalle. Posiblemente juegue a su favor el elemento sorpresa, Farhadi no juega en los mismos parámetros que Panahi o Kiarostami, y eso relaja al espectador que ya va predispuesto a "otra película iraní" y se encuentra con la fiereza de un Huston o la tensión de un Hawks... y, sí, hablando abiertamente de los problemas iraníes, y entreteniendo, y apostando por ser valientes y con sentido del humor y de la ironía, es decir, de la autocrítica. Es decir, no sólo una película inteligente, sino una película necesaria a día de hoy; un paso adelante muy significativo.
Saludos separados.

Never stop

domingo, 4 de marzo de 2012

Rincón del freak #58: A propósito de las cosas que se hacen llamar cine...



Esto, afortunadamente, me va a llevar muy poco tiempo, y aun así es posible que sea más tiempo del que se tomaron los perpetradores de esta bazofia inmunda llamada (y no me pregunten por qué) THE CELL 2... Desconozco los motivos por los que un telefilm cutre y terroríficamente tan malo pudo aprovecharse del tirón de ser "la secuela de"; primero porque no lo es, no tiene nada que ver, pero sobre todo porque es una de las peores cosas que he visto en una pantalla. Ténganlo en cuenta por si están a punto de caer en la trampa, porque yo caí, y a los tres minutos me estaba preguntando qué cojones hacía yo perdiendo el tiempo... otra vez. Ni la comento, ni la describo, la dejo mejor ahí flotando a ver si se desintegra por sí misma... Ayer fue un día muy largo, ustedes me comprenden... Que sean muy muy felices...
Saludos en barrena.

Cells

sábado, 3 de marzo de 2012

Fondo y forma



Que THE CELL es una de las películas más incomprensibles de todos los tiempos (ojo, "incomprensible", no extraña) es algo en lo que coincide mucha gente. Qué se puede pensar de un film sobre un asesino en serie que está en coma sin revelar dónde tiene a una muchacha apresada y una señora que se denomina "psicoterapeuta", y que encima es interpretada (por decir algo)... ¡por Jennifer Lopez!... Resulta que la psicoterapeuta está desarrollando una especie de técnica científica mediante la que puede "meterse" en la mente de otra persona. Bien, dejando de lado que todo esto es una chorrada para adolescentes, lo cierto es que THE CELL puede (y debe) leerse en varios planos, y es esta falta de conjunción lo que la priva de ser una buena película de ciencia ficción; así, la presentación del asesino, pese a los lugares comunes, está bien narrada y nos introduce a un tipo con graves problemas mentales, un papel que le viene como anillo al dedo a Vincent D'Onofrio; sin embargo, creerse después a J'Lo (o como se diga) requiere un esfuerzo de abstracción por parte del espectador que, sinceramente, no creo que merezca la pena. Y finalmente, THE CELL, casi involuntariamente, es un vehículo de modos excéntricos gracias a su director, Tarsem Singh; aquel año, cualquiera pudo ver a un creador visual de un talento indiscutible, algo así como aquel Ridley Scott pero aún más audaz. Llegado un punto, apenas importa lo que se está contando, sino cómo se está contando; la mente de un psicópata queda expuesta como un espacio físico en el que Singh da rienda suelta a un poderío visual que luego ha ido perfeccionando en siguientes títulos. Es decir, que lo incomprensible es la cantidad de sentimientos encontrados respecto al film, porque pocos recuerdo ahora mismo que me produzcan tanta atracción como rechazo. Si la han visto sabrán de qué les hablo, si no, es mejor que la vean y luego reflexionen sobre lo que han visto.
Saludos mentales.

Celdas

Esta tierra es nuestra



No sé si será una coincidencia de los astros o qué, pero teniendo en cuenta la estricta hoja de ruta de este blog, es curioso que coexistan en el día de hoy el gran amigo Santiago Bullard, que ha venido de visita nada menos que de Perú y esta magnífica película que cuenta ya con 24 años, pero que me parece de justicia resaltarla dentro de una filmografía, la peruana, de la que me declaro ignorante total, cosa que pienso restaurar en breves fechas. LA BOCA DEL LOBO es un drama militar ambientado en un pequeño pueblo llamado Chuspi, donde el ejército tiene la orden de acabar con la sección de Sendero Luminoso que al parecer había tomado el pueblo como centro de operaciones. En un loable homenaje al cine de aventuras clásico (con John Ford en la retina), Lombardi se centra en las vicisitudes de dicho ejército, que poco a poco va pensando que quizá dicho enemigo ni siquiera exista. La llegada de un teniente de métodos expeditivos (siendo suaves, claro) dará un vuelco a la situación, pues éste está convencido de que la población de Chuspi conspira con el grupo paramilitar para exterminar al ejército. A partir de aquí, se sucederán múltiples vejaciones en una espiral de locura creciente que desembocará en un final tremendo, durísimo. Muy buena película a mi parecer, sin complicarse mucho la vida ni acomplejarse por su bajo presupuesto; una mirada diferente a un conflicto bastante desconocido y con lugares oscurísimos que siguen sin haberse aclarado del todo. Como curiosidad, señalar que el guion, a tres manos, contaba con Gerardo Herrero y que la música corría a cargo de un tal Bernardo Bonezzi, aparte, claro está, de la flamante Concha de Plata que el film conquistó en San Sebastián. Si pueden, véanla.
Saludos emboscados.

jueves, 1 de marzo de 2012

La tragedia de existir



El Japón de Shohei Imamura no es el Japón de Miike, ni el de Kitano, ni el de Otomo; ni siquiera estoy seguro de que tenga nada que ver con el Japón de Mizoguchi u Ozu. Más bien parece una piel trasplantada de otro lugar, un áspero y rugoso transcurrir por una época que, constantemente, se odia a sí misma. Y tiene más de improbable hijo bastardo entre los movimientos tectónicos que la nouvelle vague tomó prestado del polar más iconoclasta y una especie de neorrealismo pasado de rosca, alucinado. Tokyo, Japón adopta una pose extraña, inhóspita, y las calles representan un infierno nevado por donde transitan hombres y mujeres abigarrados, serios, sin la menor chispa de pasión; el retrato del país eficiente. Y es tan importante este retrato paisajista como el introspectivo, una vez que Imamura decide entrar en las casas y mostrar los miedos, las bajezas, miserias y alegrías de unos personajes ahogados en la inmensidad de la urbe. En AKAI SATSUI (INTENTIONS OF MURDER), y siempre en mi modesta opinión, Shohei Imamura ilumina en apenas dos o tres esbozos una manera de narrar en imágenes que intenta desperezarse del acomodo de los grandes maestros clásicos y confiar mucho más en las propias posibilidades, sean éstas apegadas a una crudeza visual de gran verosimilitud o a los temas que toca, menos grandilocuentes y con especial atención a la neurosis del hombre del siglo XX. Narrada desde diferentes planos, INTENTIONS OF MURDER muestra a una ama de casa de pocas luces, maltratada por su despótico marido y reprochada por su propia familia a causa de su ineptitud para complacer al mismo, que alivia sus penas con su secretaria; su monótona existencia dará un vuelco cuando un ladrón entre en su casa y la viole. Inesperadamente, lo que debería ser un drama se convierte en la única posibilidad de escape para esta mujer, que inicia una tormentosa búsqueda de su idealizado agresor/amante. No es una historia complaciente, y Shohei Imamura no elude ningún detalle, por escabroso que sea; en determinados momentos resulta arduo implicarse en el motivo ético (no digamos ya estético) por el que se ha decidido seguir el camino más complicado, pero quizá sea éste el mayor valor de esta película desoladora, una de las mejores de su autor y título clave para entender qué llegó a significar la modernidad, el deseo de reciclado, en un país que siempre ha estado apegado a sus tradiciones como forma de (auto)entendimiento. Imprescindible en caso de dudas cinéfilas dilatadas.
Saludos intencionados.

Fourth step

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!