sábado, 30 de junio de 2018

Esas metáforas sobre la inmadurez...



En fin, ilustremos este fresquito último día de Junio con una de las últimas novedades que han aparecido sin pedir permiso. Como los zombis que, de golpe y porrazo, inundan las calles de París, el guion de LA NUIT A DÉVORÉ LE MONDE irrumpe a trompicones, con la insolencia de los primeros trabajos y el bagaje de la desmesurada cantidad de títulos similares que surgen cada temporada. Más que una película de terror, parece una especie de metáfora sobre el desconcertado treintañero de clase media en Europa; muy cosmopolita, muy engreído, muy ensimismado, pero también incapaz de convertir en actos provechosos (o cuanto menos empáticos) la facilidad que tiene para establecer relaciones sociales ¿Que qué tiene que ver todo esto con una peli de zombis?... Correcto, nada. Pero es la única conclusión medianamente elaborada que he sido capaz de extraer de su monocorde transcurrir, básicamente la observación de un tipo que se queda dormido en una habitación del piso donde su ex da una fiesta, y adonde ha ido a recoger sus cosas, sólo para descubrir al día siguiente que todo el mundo se ha convertido, vaya usted a saber cómo ni por qué, en una horda sedienta de sangre (esto también lo suponemos, claro). Más bien parece un extraño disloque entre lo mumblecore y lo bitacorizado en festivalillos de por ahí; yo, a su primerizo director le encuentro cosas muy interesantes, pero que va a tener que desarrollar muy concienzudamente también. Por ejemplo, es maravilloso poder volver a ver al gran Denis Lavant en pantalla, pero sus infinitas posibilidades gestuales están aquí, efectivamene, zombificadas.
Curiosa, sobre todo.
Saludos.

viernes, 29 de junio de 2018

Nieve derretida



THE SNOWMAN parece una de esas producciones que parecen empeñadas en ponerse zancadillas a sí mismas, quizá por un exceso de autosuficiencia, o quizá por mera incapacidad de su director para lidiar con tantos elementos favorables. A Tomas Alfredson lo hemos admirado mucho por estas páginas, tanto por su sobriedad escénica como por su excelente dirección de actores; un innovador que ha bebido hasta saciarse de los estrictos manuales de los grandes maestros de su país, a los que huelga citar aquí. Sin embargo, son muchos los inconvenientes que plantea esta adaptación del escritor noruego Jo Nesbø, uno de los exponentes más exitosos de ese subgénero que a mí siempre me ha suscitado no pocos recelos, llamado (o eso creo) "neothriller escandinavo". El primero es el nulo interés por los personajes; algunos son tan absurdos (sí, el de Chloë Sevigny) que ni siendo dos aparecen más de un minuto en pantalla... Otro muy sangrante es el desaprovechado reparto, con un puñado de actores y actrices simplemente de lujo, pero a los que parece que Alfredson tiene miedo de decirles qué tienen que hacer; el resultado es una infumable amalgama de rostros pétreos y gestos forzados, por no hablar del tema del acento, que ya empieza a cansar esto de la globalización... Rspecto a esto, alguien tendría que explicar la absurda decisión de tener un reparto anglosajón, que habla en inglés, mientras la acción transcurre en Noruega... ¿?... ¿Tan difícil era cambiar la ubicación? Al fin y al cabo, no hay un solo detalle cultural que sea relevante para ello. Pero, si nos dejamos de excusas, lo que jode mucho es que se nos quiera hacer pasar por un thriller sumamente inteligente lo que no es más que un refrito de un montón de películas, y todas su periores a ésta. Una decepción y un tachón en el ascendente camino de su director, pero aún le sigo teniendo fe, no me queda otra.
Saludos.

jueves, 28 de junio de 2018

Mudez inmediata



Uno de los títulos que más expectación ha despertado en este nuevo curso ha sido A QUIET PLACE, pequeña pieza de terror atmosférico, en cuyo favor juega el gusto por el suspense y la sugerencia, acotando los momentos de acción a aquellos que estén plenamente justificados. Dicho esto, no logro compartir (quizá necesite otro visionado) el desbordante entusiasmo por una cinta que contiene muchos fallos de guion, aunque le reconozco el estupendo trabajo de los actores o la contenida puesta en escena, amén del inteligente uso del sonido, o más bien de su ausencia. Cosas muy buenas y otras no tanto, que a mi juicio la dejan en un buen lugar como cinta de género, pero no como una obra maestra, que me parecen palabras mayores. Está maravillosamente conseguida la sensación de desprotección de una familia ante la amenaza de unas criaturas letales, con un oído hiperdesarrollado, pero que no ven, por lo que su supervivencia depende de realizar el menor ruido posible. Lo que me chirría (y eso que es una película corta, apenas 90 minutos) es el dudoso regusto de estar viendo un cortometraje alargado, algo que pensaba por el exceso de concisión; se evita dar explicaciones sobre el origen de las criaturas, y, pese a que se intuye que no se tratan de los únicos supervivientes en un radio cercano, el guion queda enfocado exclusivamente en esta familia. Y otra cosa: hay que tenerlos cuadrados para tener un hijo en esas condiciones. De todas formas, puede que mi punto de vista sea demasiado exigente, y que debería haber disfrutado más de su espectáculo de suspense ahogado, lo que me obliga a reconocer que efectivamente es una muy buena película de terror, y que tendremos que estar atentos a la deriva de su director y protagonista. Ahora mismo estoy seguro de que voy a ener que volver a verla...
Saludos.

miércoles, 27 de junio de 2018

El color de la forma #13



ARABESKEBI PIROSMANIS TEMAZE (algo así como ARABESCOS EN LOS TEMAS DE PIROSMANI) fue el último cortometraje rodado por Parajanov. Ni un documental, ni una ficción, exactamente como corresponde a la sensibilidad creativa de su autor, una especie de puesta en escena con la que intenta revivir las pinturas de Niko Pirosmanizvili, pintor georgiano de finales del XIX y principios del XX, cuyos retratos parecen fotogramas directamente sacados de la obra del cineasta armenio. Ambas obras y artistas se retroalimentan en un asombroso juego de correspondencias, en los que el colorido, la exuberancia de las formas y el desafío compositivo logran esa sensación de salvajismo, libertad y, al mismo tiempo, profundo respeto por el íntimo significado de lo tradicional. Un corto imprescindible, que, una vez más, Parajanov sacaba adelante sin ayuda ni reconocimiento, apenas apoyado por su círculo más cercano, en un entorno social que siempre le había sido hostil, por la incomprensión y controversia que siempre despertó.
Saludos.

martes, 26 de junio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #43



En 2009, un octogenario Andrzej Wajda filmó TATARAK (EL JUNCO), un sorprendentemente fresco y subversivo relato acerca de una mujer de mediana edad, casada y con una vida estable, que pierde la cabeza por un joven con el que aparentemente apenas comparte algo más que una irreprimible atracción física. El libro de Jaroslaw Iwaszkiewicz, en el que está basado el film, tiene la cualidad de ofrecer mucho más de lo que aparenta, y Wajda capta a la perfección la incomprensión y soledad de esta mujer cuando decide asumir un papel que parece sólo reservado a los hombres, y lo condensa en menos de noventa minutos, en los que la gran Krystyna Janda reverbera mediante una compleja metaficción. Primero interpretando a la actriz que va a dar vida al personaje, es decir, a ella misma, para después compaginar la narración en idílico flashback con unos duros soliloquios, en los que no cesa de reflexionar sobre la necesidad de ir contra las normas, tanto como persona real, actriz, e incluso personaje ficticio, y confrontando unos escasos momentos de felicidad a un desenlace trágico e inesperado. TATARAK fue, sin duda, el último gran título de Wajda, una película que cualquier principiante firmaría con sangre poder dirigir, lo que da una idea de la enorme dimensión de su autor.
Saludos.

domingo, 24 de junio de 2018

Rincón del freak #318: Vamos a darnos de hostias con Buda...



Es difícil describir una película como JOURNEY TO THE WEST: THE DEMONS STRIKE BACK, un demencial cruce entre algo parecido a la fantasía mitológica, el wu xia y la comedia de guantazos de gente como Hill y Spencer. Así las cosas, me entero de casualidad que se trata de una continuación, lo que me lleva a pensar que no pienso buscar la primera parte ni obligado. En realidad, se trata de una típica producción oriental sin más pretensiones que entretener y asombrar, aunque esto último es difícil con unos efectos digitales que dejan bastante que desear. Dirige el veterano Tsui Hark, un señor con un bagaje más que considerable, aunque esa ingente producción contiene algunos títulos interesantes y demasiada morralla como ésta. Entre sus exquisiteces, un monje con aureola, el mítico Rey Mono que se pone a bailar con una cancioncilla, un hombre pez que se come cualquier cosa y un... no sé, un tipo que cuando se pone cachondo se convierte en cerdo... ¿?... Aunque la palma se la llevan los malos, sobre todo unas mujeres araña bastante chapuceras y un Buda luchador... Sí, no pienso explicar nada más al respecto. Disfrútenla si tienen arrestos para verla.
Saludos.

sábado, 23 de junio de 2018

Los contornos del genio



Todos los buenos artistas tienen "su trabajo", digámoslo así como si quisiéramos referirnos a un proyecto largamente acariciado, anhelado con devoción hasta que al fin se dan las condiciones para llevarlo a cabo. Ésta, y no otra, es la sombra que planea sobre el ¿biopic? que Don Cheadle erigió, hace ahora unos tres años, a partir del momento más bajo en la carrera de uno de los genios más grandes que ha dado la música de toda la maldita humanidad. Sin embargo, me da la impresión de que, aun así, a Cheadle se le ha quedado corta la carrera. MILES AHEAD podría haber llegado a ser una fantástica película, porque lo tiene todo: una historia apasionante, un protagonista inagotable, unas interpretaciones de oscar (creo que ese año a Cheadle ni se le mencionó) y una dirección imaginativa e inconformista. El problema es otro, es el siempre complicado intangible de aunarlo todo, cohesionarlo hasta lograr un todo cuyas partes, por deslavazadas que sean, se explican unas a otras. Sí, como la música de Miles Davis. El film arriesga (y es de justicia hacerlo notar) al centrarse en el vacío vital de Davis que comienza en 1975, justo después de dividir a crítica y público con dos álbumes que entonces fueron incomprendidos, pero que la historia los ha juzgado como pilares fundamentales para comprender la evolución del jazz. Cheadle juega con los demonios íntimos del músico, los excesos de drogas, las fiestas interminables y los enfrentamientos perpetuos con las discográficas, y lo muestra decadente, huraño, asqueado de la humanidad, recluido en su desordenado apartamento, pero aun así lúcido y descacharrantemente divertido. Y, como aquel mítico Rosebud, el detalle crucial se encuentra en una aparentemente inocente portada, la que muestra el angelical rostro de Frances, aquella mujer...
Saludos.

viernes, 22 de junio de 2018

La luna pintada



Una de las muchas curiosidades implícitas en las redes sociales consiste en la flagrante decantación de gran parte de esos "anónimos", que de repente se ven con la posibilidad de alzar o bajar pulgares cual bebé enfurruñado, por las teorías megalómano/conspiranoicas. Una señora de Vallecas, un barrendero de Mieres o una secretaria en Mahón pueden hablar de los Iluminati (o como se diga) con los mismos argumentos probados que un Íker Jiménez de la vida; mientras, en los juzgados...
Sea como sea, esta introducción me sirve para hablar de OPERATION AVALANCHE, un film que cuenta ya con un par de años y que desconozco si tuvo alguna distribución en España. Siguiendo la reciente tradición de falsos documentales (la acción se registra con una cámara que lo graba todo), el joven director canadiense Matt Johnson afronta en su segunda película un reto que no parece baladí, la puesta en imágenes de la posible estafa de la llegada norteamericana a la Luna. El film se abre con las pizpiretas imágenes de aquellos U.S.A. de Kennedy, enarbolando un rotundo discurso pro carrera espacial; la NASA buscando a jóvenes talentos y un par de jóvenes ambiciosos que harán todo lo posible por formar parte de todo aquello. La película logra mantener el interés gracias a sus cambios de registro, con toda la parafernalia sesentera de micrófonos, cámaras de mano y trucos visuales, incluida una visita al rodaje británico de 2001, escena con Kubrick incluida. El único problema que le veo es que no termina por decidirse por el tono satírico o el de un thriller en toda regla, que es como termina; por lo demás, es un film altamente entretenido y que estoy seguro que hará babear a todos los que se pasan el día en Facebook desmontando la Historia con su antropología de todo a cien...
Saludos.

jueves, 21 de junio de 2018

Corrupción mediante idilio



Suele ocurrir, de vez en cuando, que el cine de género obtiene inesperadas dosis revitalizadoras de filmografías reducidas, en las que podemos celebrar el gusto por tirar de imaginación cuando el presupuesto es escaso. El mérito de DE POEL (EL ESTANQUE) no es otro que crear un clima de desasosiego, en aumento hasta límites insospechados, sin que exista un solo fotograma con efectos especiales, monstruos o escenas de ultraviolencia. Esto lo consigue Mitchell creando una atmósfera de extrañeza, tanto en lo que los personajes perciben como en su propio comportamiento. Sin ser ninguna obra maestra, se trata de un film de terror con una gloriosa duración de 75 minutos, que se apoya en las rencillas que van surgiendo entre los incautos integrantes de una expedición familiar, con la que buscan el lugar más apartado e idílico posible. Con más puntos de unión con las recientes IT FOLLOWS o THE VVITCH, insisto en que no tiene nada que ver con un slasher, por mucho que el enclave invite a pensarlo, y sí más con esos horrores sin nombre que aguardan pacientemente en algún rincón olvidado, y que ponen a prueba nuestra humanidad. Una peli holandesa, sí, y de miedo, sí, para que vean que no todo proviene del mismo sitio...
Saludos.

miércoles, 20 de junio de 2018

El color de la forma #12



El último largometraje filmado por Sergei Parajanov, junto a su inseparable Dodo Abashidze, fue ASHIK-KERIB, otra fábula maravillosa que mezclaba con sensibilidad incomparable, folklore, comedia, mitología, fantasía, romanticismo y un torrente de poesía visual. Narra la historia del joven del título, que, junto a su hermana y su madre, va a pedir la mano de su joven amada, pero que encuentra una negativa rotunda del codicioso padre, ya que Ashik-Kerib no es más que un pobre bardo sin fortuna. Sin embargo, logra convencer al padre de que logrará hacer fortuna como juglar por todo el país, y que no acceda a un matrimonio de conveniencia con un hombre rico pero cruel. Siguiendo la parafernalia visual empleada en su anterior trabajo, Parajanov redondea una historia tan fascinante en lo visual como cercana en su inocente historia de amor, que además sirve para asistir a un incesante festival de rituales, a cual más elaborado. El último trabajo de un grandioso cineasta, poco conocido en nuestro país, pero cuya leyenda ha ido en aumento a medida que su obra ha sido proyectada en festivales de medio mundo, creando la merecida fama de genuino autor de culto. Sirva como detalle aclaratorio del talante de este hombre, la emotiva dedicatoria que reza en su final a su amado y declarado como maestro, Andrei Tarkovski, que fallecía poco tiempo antes.
Saludos.

martes, 19 de junio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #42



ZEMSTA (LA VENGANZA) supone un interesante giro en una carrera tan longeva y variada como la de Andrzej Wajda. También filmada en 2002, y también para la televisión pública polaca, se trata de la ambiciosa adaptación de la obra de teatro homónima de Aleksander Fredro, un autor diametralmente alejado de la tradición de Europa del Este, y cuya sarcástica visión del mundo le emparentaba directamente con autores como Molière o el mismísimo Quevedo, con los que compartía un sentido del humor tan agudo como corrosivo. La historia narra la eterna enemistad entre un notario y un militar retirado, que llevan sus diferencias hasta lo exasperante, pero que de la noche a la mañana se ven sacudidos por el descubrimiento de que la hija de aquél y el hijo de éste están profundamente enamorados. Sin embargo, en lugar de reconciliarse, reforzarán su beligerancia hasta llegar a batirse en duelo. Lo que queda de manifiesto es la irracionalidad de las costumbres, o de cómo curiosamente el confort puede hallarse en la guerra perpetua, mientras que cualquier aparente motivo de tregua lo es también de desestabilización o flaqueza; una metáfora hiriente de un pueblo polaco acostumbrado a vivir en la controversia del enfrentamiento. Como nota curiosa, además de la aparición de la hoy famosa Agata Buzek, hay que destacar el papel protagonista de un Roman Polanski que se reencontraba con su maestro, y que ya por entonces acumulaba problemas con la justicia.
Muy interesante.
Saludos.

domingo, 17 de junio de 2018

Rincón del freak #317: ¿Qué demonios está pasando?



Esa, y no otra, es la pregunta que sobrevuela por encima del desastroso desarrollo de INCARNATE, la enésima bazofia norteamericana sobre posesiones, exorcismos y otras lindezas, tan de moda en los últimos tiempos, aunque en muy contadas ocasiones con algo de originalidad. Por destacar algo, un par de apuntes, como el extraño casting, con la excelente Carice Van Houten relegada a un papel poco menos que intrascendente, o los vanos esfuerzos de Aaron Eckhart por aparentar lo que nunca ha sido, un gran actor. Y luego está el argumento, pero sobre todo cómo está desarrollado. Lo primero que me vino a la cabeza es que sólo a un inconsciente se le puede ocurrir mezclar lo obvio, como EL EXORCISTA, con cosas tan dispares como PESADILLA EN ELM STREET o... (sí, asómbrense) ¡MATRIX!... Es tremendo, porque la gracia está en que este señor realiza sus exorcismos viajando hasta el subconsciente de los poseídos, metiéndose literalmente en su cabeza, pero todo ello adobado con una supuesta "alta tecnología", mediante la que dos colaboradores, arquetípicos hasta la náusea, controlan estos estrambóticos viajes. Todo es obscenamente previsible, inadecuadamente rutinario, y ni da miedo ni inquietud, tan sólo el mal rollo de saber que todo esto se podía y se debía haber evitado, porque no hacía ninguna falta...
Saludos.

sábado, 16 de junio de 2018

Vida prócer: El cine de Hong Sang-soo #21



BAMUI HAEBYUNAESEO HONJA (EN LA PLAYA, SOLA, DE NOCHE [no me he resistido a incluir las comas]) es la segunda película, de las tres que estrenó Hong Sang-soo el año pasado, que aparece por estas páginas. En mi opinión, y con mucha diferencia, la mejor. Una enigmática historia, con la habitual atemporalidad en el cine del coreano, con sus habituales conversaciones en torno a botellas de soju y multitud de cigarrillos y con esos personajes que parecen estar muy seguros de todo para, al minuto siguiente, derrumbarse en un mar de dudas. Es una película que parece buscar un molde, un patrón reconocible más allá de sus formas, por lo que bien podrían ser dos películas en una sola, o incluso tres. La protagonista (una Kim Min-hee que ya es fetiche definitivo del autor) es una actriz que no quiere serlo, y que prefiere con mucho alejarse de la superficialidad de su trabajo y buscar su lugar en el mundo, poder vivir una vida real, consintiendo en la dificultad que ello conlleva. El arranque, en un Hamburgo gris y desolado, anticipa la errática deriva de su protagonista, incapaz de elegir un sitio donde vivir, lo que lo convierte en una suerte de prólogo involuntario. Sin solución de continuidad, la historia vuelve a (re)iniciarse a los veintitantos minutos, de vuelta en Corea, donde Seúl no parece mucho más hospitalaria, pese a las reuniones y borracheras continuas. Hong oculta intencionadamente el secreto final, lo que le permite recrearse en un par de escenas gloriosas, las del lynchiano hotel junto a la playa y lo que parece ser un sueño etílico.
Uno de los títulos mayores de Hong Sang-soo por derecho propio, que recupera gran parte de la frescura de sus inicios al tiempo que augura un futuro más que estimulante.
Saludos.

viernes, 15 de junio de 2018

Desambiguación inclusiva



La cosa es que, 65 años antes, la Fox ya se atrevió con la adaptación de la novela de Daphne Du Maurier, facturando un lujoso y convincente producto de época, tan gótico e intrincado como el original y con varios aspectos a destacar. Lo más importante es que MY COUSIN RACHEL fue la obsesión del gran Nunnally Johnson, que llevaba años intentando que le financiaran el proyecto, por lo que es perfectamente explicable su sorprendente presencia en los créditos como productor. El film lo dirigió el siempre reivindicable Henry Koster, pero se nota la poderosa influencia de Johnson en cada línea, especialmente en las poderosas escenas que compartieron una madura Olivia de Havilland y un joven Richard Burton, en plena ascensión sólo cinco años después de su debut. Mucho más directa y pragmática, la película de Koster se nutre del salvajismo controlado de Burton y la innegable clase de de Havilland, que siempre bordó los papeles de época, aunque este era especialmente complejo y ambiguo. Es un título que permanecía semiolvidado, y que quizá haya cobrado toda la vigencia que merece gracias a la versión de Michell, como suele ocurrir con estas joyas escondidas.
Saludos.

jueves, 14 de junio de 2018

Una espiral de ambigüedad



Lo más difícil de una adaptación literaria siempre es ajustar el tono y criterio del director al hueso homógrafo del autor original; de ello suele ocuparse un guionista más o menos hábil, que no se quede en mero redactor y/o hagiógrafo, pero es más complicado cuando el guion lo firma el propio director. Ahí, le quedan dos opciones: canibalizar el texto o intentar atrapar el fantasma. Esto último es la agonía y némesis del siempre irregular Roger Michell, un "noautor", de los que antes se denominaban con menos saña "artesanos". No nos coge de sorpresa, pero en MY COUSIN RACHEL le puede la premura del ingenio, que es lo contrario que debe aplicarse a una adaptación de Daphne Du Maurier. Y si no, que le pregunten a Hitchcock. De todas maneras, no seamos crueles, Michell logra algunos momentos de buen cine con esta diabólica parábola sobre las apariencias, los engaños, la ingenuidad y los intereses, pero casi todos queda acreditados a nombre de una espléndida Rachel Weisz, que simplemente parece estar en una onda superior e inalcanzable para sus compañeros de reparto, sobre todo un perdidísimo Sam Claflin, que aparece demasiadas veces en soliloquio, sin que sepamos muy bien la razón. Y ya digo, es que la novela es otra cosa, porque lo que aquí se intenta sugerir aparece subrayado, cuando hubiese necesitado mayor sutilidad y atención a las constantes metáforas surgidas en ese coitus interruptus que trae de cabeza al pobre niño rico (en realidad un melón con suerte) que cae rendido ante los encantos de la misteriosa Rachel, casada en extrañas circunstancias con su tío en Italia y que vuelve a la casa inglesa con unas intenciones no demasiado claras.
No está mal, pero ahí había terreno para haber hecho algo bastante más grande.
Saludos.

miércoles, 13 de junio de 2018

El color de la forma #11



Tras 15 años sin poder rodar, entre cárceles, injurias, ostracismos y otros cautiverios, en 1984, Sergei Parajanov encuentra en su amigo Dodo Abashidze la fuerza necesaria para poder filmar un nuevo film, y contra cualquier pronóstico, Parajanov vuelve a facturar una obra maestra de una belleza estremecedora. AMBAVI SURAMIS TSIKHITSA (LA LEYENDA DE LA FORTALEZA DE SURAM) mantiene las constantes visuales y conceptuales de su anterior obra (recordemos que 15 años las separan), aunque su narrativa se concibe como menos hermética y críptica, llegando a ser incluso convencional, en la manera que el cine de Parajanov puede ser convencional. La historia es fascinante, y cuenta la leyenda de una ancestral maldición que afectaba al pueblo georgiano cuando era atacado por sus enemigos y todas las fortalezas que construía se derrumbaban justo al colocar la última piedra. Pero los orgullosos habitantes de Suram no se daban por vencidos y consultaron a una bruja, cuya solución conllevaba un incalculable sacrificio: el joven más valiente debía emparedarse voluntariamente en una pared de la fortaleza. El film es una verdadera obra de arte, con los habituales encuadres fijos de Parajanov, pero aún más complejos, elaborando una suerte de tableaux vivants, apoyados en la excelsa fotografía de Yuri Klimenko y Sergei Sikharulidze. Una película que le valió un premio a su autor en Sitges y que mostraba al mundo la inclasificable visión de un maldito, a contracorriente, sí, pero quizá más por la controvertida incomprensión que su obra siempre arrastró.
Imperdible.
Saludos.

martes, 12 de junio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #41



LEKCJA POLSKIEGO KINA (LECCIÓN DE CINE POLACO) fue un pequeño documento (pequeño e incalculable) que Andrzej Wajda dejó filmado en 2002 casi como un legado. En él hablaba de la industria fílmica polaca, de sus films y de otros ajenos, los que él consideraba como fundamentales para comprender la importancia de la cinematografía de su país; incluso cuando sólo se podían hacer películas con el material cedido por los nazis, e incluso cuando un puñado de jóvenes directores (él incluido) adelantó los preceptos de la nouvelle vague varios años, cuando nadie había acuñado dicho concepto. Wajda habla sin tapujos, con sabiduría y generosidad, y sus palabras reflejan la coherencia de su cine, y del cine que él defendió durante más de cinco décadas de actividad; y este imperdible documental aporta un luz reveladora, tanto a teóricos como aficionados. Hoy, se volverá a hablar de cultura, y un poco menos de economía...
Saludos.

lunes, 11 de junio de 2018

El difícil arte de la alegoría



Con pocas esperanzas de que se pueda ver en pantalla grande en nuestro país, llega la (una más) decepcionante adaptación que el debutante Anders Walter ha realizado de la exquisita novela gráfica de Joe Kelly. Hace poco menos de diez años, Kelly y el dibujante Ken Niimura pusieron de acuerdo a críticos y aficionados, con una espeluznante, divertida, sarcástica y muy lúcida visión del rico mundo interior de una joven, que escapa de una realidad que no le concierne mediante arcaicos juegos de rol, en los que se convierte en una poderosa matagigantes. Lo verdaderamente complicado de la apuesta es conciliar el lado fantástico con el real, y ofrecer una imagen del paso a la madurez de una adoescente que se niega a ser una alienada más, mientras se describen sus fascinantes conjuros y pócimas, con los que pretende luchar nada menos que contra gigantes y titanes. Sin embargo, pese a su brilantez técnica, I KILL GIANTS no logra rebasar esa fina barrera conceptual, la que se inviste de la alegoría generacional para hacernos cómplices de toda una batalla mitológica. Lo que el cómic lograba sin esfuerzo, al film le cuesta horrores (y una considerable merma de su sentido del humor) poner en imágenes; curiosamente, son los efectos digitales los que consiguen tener más sensibilidad y elevar un tono general tan plúmbeo como previsible.
Sólo para incondicionales del cómic.
Saludos.

domingo, 10 de junio de 2018

Rincón del freak #316: No busquen más, que no hay



Y, bueno, en fin, aquí está por fin THE ROOM. Y por si no les había quedado claro en la entrada de ayer, efectivamente, es mala con avaricia, o peor aún, es mala cuando pretende todo lo contrario, abrazar algún tipo de trascendencia desconocida y convencernos de que el universo entero cabe en un edificio de mentira, con panorámica falsa, paredes de papel y gente que entra y sale del mismo apartamento sin ningún tipo de razón válida. Al comienzo de la película de James Franco, Sestero intenta actuar en "Espeando a Godot"; desconozco si es intencionado, pero sinceramente creo que a Beckett le habría encantado esta película. Porque ¿qué es THE ROOM? A mí me parece que es la obra de un sociópata que no sabe que lo es, y cuyas emociones siempre son exageradas, como las de un niño; pero también es cierto que ello le da una especie de honestidad extravagante, en la que Wiseau parece exclamar "¡Bueno, estoy exprimido por completo!". No es sólo el deplorable aspecto técnico, ni las actuaciones de cartón piedra y fuera de contexto. No, hay algo más que bien podría ser un secreto que este alienígena ha ocultado entre los diálogos de segundo de EGB (o peor, de primero de la ESO) y que quizá nos será revelado en el segundo advenimiento... Yo les dejo una reflexión: ¿Se puede hacer peor conscientemente?...
Saludos.

sábado, 9 de junio de 2018

¿La intención es lo que cuenta?



Quizá sepan ustedes de la existencia de una película, una película terriblemente mala, horripilantemente realizada y con fama de ser la peor película de la historia. Sí, es THE ROOM, aquella cosa infausta que se sacó de la manga un tipo a quien el término "singular" le queda pequeño; un tipo tan indescifrable, inclasificable y hermético que ni siquiera se sabe a ciencia cierta quién es, dónde nació o su edad exacta. Y aún mas misterioso es de dónde sacó los seis millones de dólares para realizar una película que parece dirigida por un niño de diez años, y que probablemente no debería haber costado más de los 1.800 dólares que logró recaudar mientras estuvo en cines, y más exactamente en oscuras sesiones de medianoche por las que este señor llegó incluso a pagar para que no la retiraran. James Franco retoma este asunto, que a estas alturas pertenece a la nómina de leyendas extravagantes del cine, y filma una película, curiosamente, muy inteligente. THE DISASTER ARTIST apenas se sale de la hoja de ruta marcada por la relación de amistad y profesional entre Tommy Wiseau y Greg Sestero; el primero, el tipo antes mencionado, con un acento que no parece de New Orleans, sino de algún lugar de Europa del Este, y un aspecto que yo señalaría como una mezcla ente Stallone, Karloff y Alex Sanders (no el ocultista, sino el actor porno). Así, lo más emocionante es comprobar cómo una falta absoluta de talento puede ser suplida por una determinación a prueba de bombas, como también podría ocurrir al contrario. Franco, que interpreta al propio Wiseau con un asombroso mimetismo, consigue una inusual mezcla de admiración crítica despiadada, y su película ganó la Concha de Oro en San Sebastián no por casualidad, sino por imantarse de esa extraña honestidad que destilaba la ¿película? de Wiseau. Sí, una comedia involuntaria, pero descacharrante como pocas, y THE DISASTER ARTIST, al igual que aquella obra maestra titulada ED WOOD, es como esos dos amigos que necesitan sincerarse en una noche de borrachera, probablemente ridícula, pero sin una sola mentira, y también se pueden hacer películas así, por muy malas que sean.
Saludos.

viernes, 8 de junio de 2018

El mal



Así, sin medias tintas. El mal, o la posibilidad de poder explicarlo en imágenes. Se trata del mal puro, aquel al que no podemos otorgar una explicación racional, si acaso sólo exponerlo como es e intentar sacar conclusiones veraces. La película es una producción holandesa que cumple exactamente treinta años, y que curiosamente el tiempo no la ha ensalzado como merecería, y ni siquiera ayudó el remake que su propio director realizó cinco años después en Estados Unidos. SPOORLOOS (algo así como LA DESAPARICIÓN) es una película sumamente especial y magistral no tanto por lo que cuenta, sino más bien por la manera en que está contada; y podría parecer tramposa, que omite detalles cruciales durante el metraje, pero al final, y sólo al final (y qué final), descubriremos que era absolutamente necesario distribuir la narración entre flashbacks, tiempos muertos, diálogos que no aportan nada y, más que nada, el constante intercambio de los puntos de vista. Trata sobre una joven pareja holandesa que pasa unas vacaciones en Francia, y la misteriosa desaparición de ella en una gasolinera, atestada de gente y a plena luz del día. La desaparición obsesiona al protagonista de manera que sigue distribuyendo carteles incansablemente, sin obtener la más mínima pista, hasta que un día, sin previo aviso, un hombre se presenta ante él diciéndole que es quien busca, y que debe seguirle si quiere saber la verdad. Lo genial es que en ningún momento se nos ha escamoteado la identidad de este sujeto, al que el espectador conoce desde mucho antes, y es presentado como un padre de familia normal, tímido, meticuloso, pero con algún horrible secreto oculto tras su apacible apariencia. El film, escindido en varias partes, es un mecanismo de relojería perfectamene ensamblado y que mantiene una tensión creciente, simplemente insoportable en su tramo final. Es, para quien no la haya visto, una joya a descubrir, una película tan inteligente como cruel, y, desde luego, la descorazonadora certeza de que el mal puro existe y no sabríamos verlo aunque lo tuviéramos delante de nuestras narices.
Impresionante.
Saludos.

miércoles, 6 de junio de 2018

El color de la forma #10



Es difícil describir una película como SAYAT NOVA. Quizá sea mejor así. Los soviéticos acribillaron a Parajanov, lo encarcelaron, no le permitieron volver a hacer cine. Quizá haya sido mejor así, el martirio es indisoluble de la creación poética. SAYAT NOVA no es cine, es poesía. Sé lo que cuenta Parajanov, no es la vida del poeta, no es su obra, ni sus convicciones. Es su interior, lo que la gente no es capaz de comprender que es desatado constantemente en el alma sensible, en la mente creadora. Es una pulsión que pugna por derramarse, eyacularse en sangre amando tanto la fragancia como la podredumbre. La reivindicación de Parajanov, de SAYAT NOVA, no es tanto cinematográfica como ontológica. La gratitud es inmensa, devocional, y reafirma la orfandad del séptimo arte, la necesidad de otra voz pura e insobornable.
Maten al carnero, pisen la uva, esparzan las cenizas de un papiro que contenga el último poema de amor. Puede que así entiendan SAYAT NOVA. Escupan en las cuencas vacías de dios, derramen la leche legendaria, sometan su voluntad a la voluntad del niño. Quizá atisben algo del significado de SAYAT NOVA. O mejor sea no entender nada, por temor a quedar ciego para siempre...
Saludos.

martes, 5 de junio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #40



NOC CZERWCOWA (NOCHE DE JUNIO) es un pequeño mediometraje para la televisión polaca, casi un posible piloto para una serie inexistente o el proyecto fallido de una película de época mucho más grande. Partiendo de una historia original de Jaroslaw Iwaszkiewicz, contaba una historia de amor imposible entre una mujer madura y un joven militar de alta cuna. Interesante, sí, y con la solvencia habitual de Wajda (en un año, 2002, especialmente prolífico para él) para este tipo de historias, pero se nota rodado a toda prisa, conteniendo demasiada teatralidad y con poco aire para unos personajes y unos actores en exceso encorsetados. Es, además, prácticamente imposible de encontrar con subtítulos en inglés, lo que dificulta aún más su visionado y la deja prácticamente como una ínfima anécdota para completistas poco escrupulosos.
Saludos.

lunes, 4 de junio de 2018

Explicación y sordidez del agujero negro



Lo primero que es necesario aclarar es el origen del título del último film de Pedro Aguilera. DEMONIOS TUS OJOS fue el efímero proyecto que aunó los talentos y sensibilidades de Javier Corcobado y los hermanos Colís, hace ahora unas tres décadas. Y aquel grupo que apenas duró unos meses y legó un soberbio disco, cuya inclasificable marea de sonido incluía una delicada sensibilidad poética y un sucio arrastrarse por las cloacas del garaje de madrugadas y enfisemas, explica mucho mejor el desconcertante argumento de este cruce entre ARREBATO, LOLITA y EL FOTÓGRAFO DEL PÁNICO. Aguilera siempre ha sido y será un artista interesantísimo, insobornable en su propuesta y siempre dispuesto a ir un poco más allá; aquí, nos cuenta la llegada de Oliver, un director de cine, a la casa familiar, donde después de muchos años se reencuentra, sobre todo, con Aurora, su hermanastra, que ahora es una atractiva joven. Pero antes, por casualidad, Oliver ha visto a Aurora en un video pornográfico, posiblemente uno casero y sin que ella lo sepa. Lo complicado aquí es aunar cada aspecto y cohesionarlo, porque el film parece estar siempre al borde del deshilachamiento, repleto de referencias a las que cuesta conjugar en una sintaxis propia. Es un morboso retrato del voyeur esclavo de la imagen, y al tiempo, Aguilera se la juega al explicitar sin pedir permiso las oscuras fantasías de este protagonista, al que encarna con convicción Julio Perillán, pero al que le hubiese hecho falta algún trazo más para entender qué le mueve a fascinarse con una Ivana Baquero que se queda en la retina por alguna razón que no puede explicarse. No es tanto una provocación gratuita como un generoso tránsito por los lugares a los que nos gustaría llegar desde el fondo de nuestros deseos más ocultos; aunque no lleguemos (que es lo más seguro), esos demonios se quedarán bailando co. nosotros para siempre...
Saludos.

domingo, 3 de junio de 2018

Rincón del freak #315: Transilvania en Hokkaido... Todo es posible en la Toho



No pasa desapercibida la fascinación que el género vampiresco despierta en la sociedad nipona, en principio alejada de la figura clásica de un Drácula de reminiscencias góticas, con toda la parafernalia que ello conlleva. Sin embargo, la mitología japonesa encierra todo tipo de coincidencias y referentes que vienen a emparentar a los monstruos y fantasmas de ambos extremos el mundo. Aun así, resulta retorcido inmiscuirse en la zetísima serie que la Toho se sacó de la manga a mediados de los setenta, con clara inspiración hammeriana y poca o nula orginalidad a la hora de elaborar unos guiones que abusan del efectismo barato y la banalidad argumental. Uno de los artesanos en nómina era el inefable Michio Yamamoto, artífice de un puñado de títulos casi idénticos, pero del que cabría destacar una casposa e inenarrable peliculilla que atendía al sugerente encabezado de NOROI NO YAKATA: CHI O SÛ ME (aquí, EL LAGO DE DRÁCULA). Una grotesca interpretación por la puñetera jeta de cómo podría ser un sitio costero japonés (lo del lago no lo entiendo, porque no hay ninguno), si adentrándose un poquito en la maleza apareciera un castillito neblinoso, un señor de cara cetrina y un conde chupasangres con la cara del conductor de Humor Amarillo. Si quieren les cuento que todo gira en torno a una niña que se topa con este Drácula oriental cuando intenta encontrar a su perro perdido; un par de décadas después, la niña es una japonesita muy mona y el perro ha pasado de pekinés a pastor alemán (???), y de nuevo el melifluo recuerdo de tan escabroso encuentro la asalta, mientras los lugareños decargan ataúdes y los médicos intentan explicar la desaparición de algunos cadáveres. Sí, es tan mala como parece, pero lo que yo hubiera dado por poder haber asistido a uno de estos rodajes, porque seguro que eran la pera y algún actor iba de sake hata las manillas...
Ustedes mismos si se arriesgan a verla.
Saludos.

sábado, 2 de junio de 2018

Aquel tiempo naranja



Todo nos pasa a todos, todo el tiempo. Pero siempre pensamos que ni somos todos, ni nos pasa todo, y mucho menos nos pasa todo el tiempo. LA RECONQUISTA es la última película de Jonás Trueba, y es un difícil equilibrio por aunar ligereza y trascendencia sin caer en el babeo pretencioso; pero además es un loable intento por conjugar una gigantesca elipsis ahí donde parece que nadie puede verla. No es normal en el cine español, cargado casi siempre de sentencias donde bastaría con frases leves; como no es normal centrar una parte (la primera) en el encuentro entre dos treintañeros que estuvieron enamorados con 15 años, su noche de restaurantes chinos, locales de madrugada y confidencias sin más importancia, aunque para ellos sea lo más importane. Como no es normal el breve remanso central, en el que el joven vuelve al piso donde vive con su pareja y le cuenta su noche justo antes de quedarse dormido. Y quizá el inesperado y hermosísimo segmento final tan sólo pertenezca a ese sueño cansado de quien intenta dormir por la mañana, porque Trueba nos emplaza sin pedirnos permiso hasta ese tiempo adolescente, de tonos pastel, donde el amor es puro porque, al no conocerse aún, se tiene que inventar e interpretar como mejor se pueda. Yo, qué quieren que les diga, llevarnos hasta esa región mágica y mítica es un regalo que los buenos cinastas nos hacen de vez en cuando a los espectadores agradecidos. Lamentablemente, aquí parece que esa es la norma.
Una magnífica, reconfortante, limpia y jovialmene poética película. Todos seremos un poco mejores y más felices después de verla.
Saludos.

viernes, 1 de junio de 2018

Sobre la moción de censura



THE VILLAINESS es una película adorablemente vacía, no de acción, sangre a chorros, mamporros y otros menesteres del cine puramente denominado como de acción. No, porque de lo que está vacía es de propósito, de saber llevar hacia alguna parte mínimamente reconocible sus dos horas de violencia hiperestilizada; y apenas una imperceptible y embrollada historia de venganza acumulada a través del tiempo parece la única excusa para esta orgía desenfrenada. Bueno, y que la protagonista absoluta es una mujer, la "villana" del título, a la que en un momento dado ya es imposible llevarle la cuenta de la gente que mata. Como decía, adorable.
Esto me hace hilar inmediatamente con los acontecimientos acaecidos en la Moncloa entre ayer y hoy. Sí, los que han mandado al sitio que merecen a los corruptos y ladrones, que no es otro que cualquiera que esté fuera de la máxima representación popular ¿He dicho vacío de contenido? ¿gratuito? Sólo a un fanático o a alguien en estado de embriaguez tras ocho horas en un bar se le puede convencer de que aquí las víctimas son los salientes. O como dice un hijo de puta integral como el señor Juan José Imbroda, que esto ha sido un golpe de estado orquestado por radicales, separatistas y filoetarras... Perdón, rectifico, porque le sobra lo de señor...
Saludos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!