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viernes, 10 de marzo de 2017

Ettore Scola. Un italiano en Italia #12



En la amplia línea de películas por episodios que poblaron la cinematografía europea en los sesenta y setenta, SIGNORE E SIGNORI, BUONANOTTE es una estimulante rara avis, un film anárquico y libérrimo que pretende abarcar todas las alcantarillas de la soiciedad italiana, sin importar la época ni la circunstancia. Desde los buitres de la política, el anacronismo de los militares, la hipocresía de la iglesia o incluso la ingenuidad de los progresistas e intelectuales, metidos en su burbuja. Los concursos televisivos que explotan la miseria de la gente, el machismo en las relaciones laborales o la censura mediática, asuntos que nos suenan demasiado actualmente, y que indican que las cosas apenas han cambiado. Scola, junto a los maestros Monicelli y Comencini, mas Nanni Loy y Luigi Magni, una pléyade de guionistas (entre los que sobresale Ruggero Maccari) y varios músicos como el gran Lucio Dalla, todos realizan una película que yo califico ahora mismo de imprescindible y que tiene una frescura sorprendente, puede que por no pretender ser más que una comedia, satírica, pero muy entretenida, y que además contiene actuaciones memorables, como la de Ugo Tognazzi homenajeando a Chaplin, Vittorio Gassman como un asesino a sueldo que da clases de inglés ¿?, Nino Manfredi como un hipocondríaco aspirante a Papa y Marcello Mastroianni, que hace las veces de magistral maestro de ceremonias como un presentador de telediarios al que literalmente se la suda todo.
De lo mejorcito que he visto últimamente. Véanla si pueden.
Saludos.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Pero ríase, desgraciado



Siempre se ha argumentado, con mayor o menor precisión, que existe una distancia insalvable entre la comedia clásica española y la italiana, y que, más allá de los "trasvases" que se han producido entre los nombres más importantes de ambas cinematografías, presenta un problema que podríamos definir de "actitud". A mí me parece que algo de eso hay en un título fundamental para mirar con extrañeza a uno y otro lado y comprobar que los mismos espacios se pliegan hacia motivos diferentes. En A CAVALLO DELLA TIGRE, Luigi Comencini dibujaba una sonora mezcla tragicómica en la que sobresale la triste figura de un pobre diablo interpretado deliciosamente por Nino Manfredi y cuyo posterior devenir quedará perfectamente plasmado en la estrambótica secuencia inicial, en la que el pobre Giacinto, desesperado por su situación económica, idea un asalto ficticio para poder pedir una indemnización. No sólo acabará autolesionado, sino que será descubierto por un pescador que pasaba por allí (el colmo de la cutrez) y será encarcelado por fraude. Tras tres años siendo el hazmerreír de la cárcel, donde será constantemente utilizado tanto por los demás reclusos como por los guardias, Giacinto sólo espera la recta final de su condena, aunque se verá forzado a participar en una fuga, convirtiéndose así otra vez en un fugitivo. Con una complejidad mucho mayor de lo que se podría pensar viendo los elementos que la componen, es difícil pensar que este guion se hubiese podido desarrollar en España hace cincuenta años, excepto si pensamos en Berlanga... ¿Que qué podría haber cambiado (yendo un poco más allá) Azcona? Puede que al culpable de tantas desdichas. Y es que sólo el destino puede aparecer tan caprichoso...
Saludos a rayas.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!