Mostrando entradas con la etiqueta Jean Rollin. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Jean Rollin. Mostrar todas las entradas

domingo, 28 de julio de 2024

Rincón del freak #609: Serios en el cementerio


 

Ya hemos hablado aquí en alguna ocasión del cine de Jean Rollin, cineasta imprevisible, ensimismado, invulnerable a las modas, aunque investido de un efectismo de manual, amortiguado por lo evocador de sus imágenes. Como buen esteta, Rollin prefiere la postal a la frase, vaciando de precedentes historias tan raquíticas que a veces parecen un instante soñado o un delirio enfermo. Es por ello que, aun siendo de sus films más logrados e interesantes, LA ROSE DE FER reproduce esa forma de filmar huidiza, hermosa pero poco empática con el espectador menos avisado. Basada en un breve poema del oscurísimo poeta romántico Tristan Corbière (con una vida tan ordinaria como corta), del largo preámbulo obtenemos el encuentro prácticamente casual de la joven pareja protagonista, que decide practicar el suyo cariño nada menos que en un tétrico y desvencijado cementerio, donde entablarán conocimiento con fantasmas y visiones, para acabar lascivos en un panteón hasta que se les hace de noche y, por ensalmo, son incapaces de encontrar la salida, con lo que de rascabeza conlleva. 
Si les va el rollo hiperromantizado del Tánatos, son pelín otakus, o simplemente comparten parafilia con estos dos pimpollos, es más que recomendable. Abominen, empero, si son más del A/C de un centro comercial...
Saludos.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Placer por la sangre



Por poner un ejemplo que cualquiera puede entender: Lo que en manos de Jesús Franco puede ser poco más que garrafón, encuentra inusitada estilización formal en unas manos como las del director que nos ocupa hoy. Caso rematadamente raro en la filmografía francesa, Jean Rollin, que comenzó su andadura filmando poemas recitados allá por finales de los cincuenta, es, posiblemente, el gran iconoclasta (mencionaría también a Jacques Demy) de un cine a veces más preocupado por el contenido que por el continente. Rollin, que llegó incluso a filmar un despropósito a cuatro manos con el propio tío Jess que atendía al sugerente título de CHRISTINA, PRINCESSE DE L'ÉROTISME, alcanzó uno de sus puntos más álgidos abundando en su particular visión del mito vampírico, consistente básicamente en concretar un puñado de brumosas imágenes panorámicas en desolados parajes (castillos, bosques...), despreciando cualquier profundidad psicológica y apoyándose, para ir abreviando, en una fijación enfermiza por la silueta femenina, preferentemente a medio vestir y con diverso contacto hemoglobínico. Poco más que eso es FASCINATION (rebautizada aquí como EL CASTILLO DE LAS VAMPIRAS), que empieza como un cuento macabro remitente a Edgar Allan Poe, pero termina como el rosario de la Aurora. Un rosario, eso sí, con una fe inquebrantable por lo que va a poner en imágenes. Apunten: Un castillo, unas vampiras bolleras y siniestras, una guadaña y un pobre incauto al que le da por desviar la orientación sexual de las monstruitas. Es una frikada, desde luego, pero contiene tal grado de candidez , además de una vaporosa fotografía, que uno no puede más que sentir una irresistible curiosidad hacia un tipo de cine que extrae todo su encanto precisamente a partir de su propia obsolescencia.
Saludos con plaquetas.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!