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miércoles, 5 de junio de 2019

El thriller metafísico



DRAGGED ACROSS CONCRETE es la última propuesta de S. Craig Zahler, uno de los autores más personales y rompedores de los últimos años, y dispuesto a renovar, cuando no reinventar, cualquier género que se le ponga por delante. Lo hizo con el western y el drama carcelario, y ahora entra de lleno en el policíaco, aunque el resultado es tan sumamente intrincado, elusivo y desecado, que el que aquí escribe ve más Bresson que Lumet, Antonioni que Scorsese... Extraño, por momentos tremendamente estimulante, pero la experiencia, que se va (innecesariamente, creo yo) hasta las dos horas y media sobrepasadas, es agotadora, sobre todo en unos interminables diálogos que si aportan algo me lo he perdido, aunque ya digo que la arquitectura propia del guion obliga a un visionado reconcentrado para no perder un solo detalle. No está mal ello, de no ser porque la sensación es que muchos de los momentos supuestamente "reveladores" van convirtiéndose en callejones sin salida, además de que la mayoría de secundarios quedan en anécdotas para que Zahler no deje de lucirse en el verdadero motor y atracción del film: los diálogos entre un Mel Gibson que no cambia de cara y un Vince Vaughn más cercano a sus inicios como comediante. Por tanto ¿una mala película de Zahler? No lo creo, pero sí que el cineasta de Miami parece ser consciente por primera vez de que su cine contiene cosas que otros directores no hacen y que al público le encantan, lo que puede desembocar en cierto ombliguismo, que afortunadamente siempre consigue sortear gracias a esos chispazos y giros de guion que van guiando la historia hacia el terreno de lo inesperado. Aquí en menor medida, pero seguiremos esperando su próxima entrega con expectación entregada.
Saludos.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

El quebrantahuesos



El cine de S. Craig Zahler parece transitar su propio camino. Ajeno a modas y modismos, el responsable de la cada vez más mítica BONE TOMAHAWK vuelve a dar una lección de depuración de estilo y economía de medios con BRAWL IN CELL BLOCK 99, una tremebunda mezcla de película de cárceles, peleas al borde del gore y una inclasificable subtrama interna, la misma que descolocaba al espectador en su ópera prima y lo preparaba para el shock final, donde las oscuras motivaciones internas cobran todo su sentido, aunque necesiten desembocar en un infierno de violencia y desesperanza. En este caso, Zahler teje una trama ascendente, desde un anodino arranque en el que el protagonista, Bradley (impresionante, en todos los sentidos, Vince Vaughn), rehace por completo su vida en el mismo día que pierde su trabajo y descubre la infidelidad de su esposa; decidido a ganar el dinero suficiente para retirarse, retoma su antiguo trabajo como narcotraficante, pero un cúmulo de malas decisiones (y esto será una constante) lo llevará a la cárcel, aunque ese sea el menor de sus problemas. Zahler filma con pulso constante, sin prisas, forzando a su protagonista a través de una espiral ascendente de decisiones al límite y consecuencias irreversibles, al mismo tiempo que la realidad va desvaneciéndose y asistimos a una especie de mundo paralelo y subterráneo, al margen de las leyes. De nuevo, el recurso es ese salto imperceptible, al borde del fantástico, buscando reafirmar el relato a partir de decisiones puramente estéticas. De momento, Zahler parece absolutamente coherente con su propia filosofía artística, y no parece muy dispuesto a rebajar la intensidad y brutalidad de su propuesta; el resultado son dos horas y pico de luchas cuerpo a cuerpo, miembros dislocados, diálogos de una chulería abstracta y la sensación de que quedarnos en casa es lo mejor que podemos hacer estas navidades... ¿o no?...
Saludos.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

نذهب إلى الرعب



Nada mejor para explicar lo inexplicable que explicarlo inexplicablemente. Una buena película para atenernos a nuestros propios y absurdos actos, sean los que sean y en el momento histórico que se produzcan, es BONE TOMAHAWK, un western tan moderno como antiguo, es decir, intemporal. Atención, porque quizá no vayan a entender nada, ni tampoco es ésa mi intención. BONE TOMAHAWK es, efectivamente, el reverso oscuro y tenebroso de CENTAUROS DEL DESIERTO; porque hay culturas escondidas que son holladas por la mano del "conquistador", porque luego hay venganza, masacre, horror; y también hay una partida de búsqueda, porque se han llevado a alguien; y, finalmente, hay una comprensión amarga sobre la sinrazón, sobre el mero hecho de matarnos a hachazos o balazos, por una mujer o por un cementerio, por pretender ingenuamente mantener a salvo una tradición que ya no tiene cabida en ninguna parte o por posicionarnos del lado del tsunami imparable del progreso. El debutante S. Craig Zahler entiende y expone muy bien todo esto, y lo plasma en una película de ritmo agónico, asfixiante, que no se recrea en ningún recurso, sino que prefiere iluminar todo el proceso que lleva a una partida de cuatro hombres desde un apacible pueblo hasta el fin del mundo (alguien dice que simplemente están en el infierno), el sitio donde la máquina no ha penetrado antes, un valle olvidado que simboliza el caos y la brutalidad como único signo de lazo vital. Un mundo extingue a otro, aunque ese mundo también está próximo a extinguirse (imparable...), son los vaqueros, y del otro lado una especie de cavernícolas, anteriores incluso a los indios nativos, y los vaqueros irán a buscarlos para acabar con ellos y recuperar lo que es suyo. Luego está, claro, todo el desarrollo narrativo, que es encomiable, nada acomodaticio, y un dibujo de personajes excepcional, apoyado en unos actores que están simplemente fabulosos. Muy comedidos tanto Patrick Wilson como Matthew Fox, que se reflectan el uno al otro como el hombre de familia y el aventurero sin lazos, aunque el plato fuerte son dos extraordinarios actores; uno, Kurt Russell, que siempre ha sido un actor de carácter, a la antigua usanza, y que compone a un sheriff con un inusual sentido de la justicia y que es capaz de dejarlo todo atrás con tal de hacer cumplir dicha justicia, mientras que Richard Jenkins está sublime, impregnado del espíritu de un Walter Brennan, y en su mirada hundida y sus parcas y sabias palabras, Zahler logra anclar este cuento de horror frío y seco en la verosimilitud y que la función no se le escape hacia el tremendismo gore, como ha ocurrido en propuestas similares.
Yo no sé si es un western, que lo es, pero es una película que te tiene pegado al sillón más de dos horas. Y no está hecha para todos los paladares... pero eso es lo bueno, claro...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!