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sábado, 13 de agosto de 2022

Tierra de cazadores


 

PREY es la (inevitable) precuela de la serie PREDATOR. Un film con una idea de partida interesante, un director que viene demostrando tener carácter y oficio, pero que no pasa de un aprobado raspado ¿La razón? No ser capaz de superar su condición de film menor, más cercano al producto televisivo que al cinematográfico; algo que no nos debería sorprender a estas alturas, pero que parece un denominador comúnmente aceptado. El argumento nos sitúa a principios del siglo XVIII, en un territorio Comanche, donde conocemos a Naru, una joven que tiene el firme deseo de convertirse en guerrera, contraviniendo las tradiciones de su pueblo. Tan sólo es apoyada por su hermano, el bravo Taabe, que sabe el esfuerzo que realiza cada día para equipararse a los hombres. Sin embargo, algo ha llegado de alguna parte, un cazador desconocido capaz de hacerse con cualquier presa... y eso los incluye a ellos. PREY es, eminentemente, un film entretenido, y no es poco; tiene un ritmo ágil, y su escueta duración evita que se eternice en una trama que no sortea su previsibilidad. Aun así, contiene momentos de acción de calidad, con unos efectos más que dignos, y una protagonista a la que echamos el ojo desde su participación en la serie LEGION. 
No es memorable, pero puede salvarles alguna tarde aburrida de verano.
Saludos.

jueves, 13 de abril de 2017

El espejo roto #8



Playtest es un episodio aparentemente anómalo, como si perteneciese a otra serie, aunque sea identificable por la cuestión de tecnologías avanzadas, que le sirven al prometedor director estadounidense Dan Trachtenberg (ahí está 10 CLOVERFIELD LANE) para poner en imágenes un estado mental alterado, no sabemos si a consecuencia de la experimentación con una realidad virtual avanzada o si realmente lo que se nos presenta como la "realidad" del protagonista no son más que retazos de recuerdos que han quedado en su cerebro. Y no debería contar mucho más, porque destrozaría la trama, pero básicamente su argumento comienza introduciendo a un joven norteamericano que se marcha a Inglaterra en busca de algo de libertad, y que tras conocer a una chica se presenta como probador de un juego de realidad virtual de última generación, un proyecto tan secreto que le obliga incluso a firmar un contrato de confidencialidad. El juego, que no parece nada del otro mundo, sitúa al jugador en una típica "casa del terror", donde se supone que todo lo que ocurra será generado espontáneamente por él mismo, siendo asaltado por sus terrores más íntimos.
La idea es interesante, pero el desarrollo se torna algo cansino y repetitivo, e incluso me parece que desaprovecha flagrantemente la posibilidad de un giro definitivo y brutal, quedándose en un tibio manual de dirección solvente y menos arriesgado de lo que parece proponer en un principio, pero tiene un par de momentos inquietantes, justo cuando parece más un film de terror que lo que acaba siendo.
Saludos.

miércoles, 11 de mayo de 2016

La teoría de Coco



Uno de los apartados más estimulantes de Barrio Sésamo era aquél en el que un tipo de color azul y visiblemente afectado por sustancias inhalantes nos desgranaba, sin que entonces lo supiéramos con exactitud, las bondades y miserias del fuera de campo. Es algo que el cine norteamericano ha ido desdeñando progresivamente; a mayor definición visual, menor resquicios a la imaginación del espectador. La papilla del cine comercial actual es de fácil digestión, por eso decimos sin retractarnos la palabra "bazofia", deletreada y masticada si hace falta, pero no es menos cierto que esto ha terminado por afectar incluso a producciones más arriesgadas y que han apostado fuerte al valor de un guion bien escrito. Cuando vi 10 CLOVERFIELD LANE desconocía completamente si se trataba de algún tipo de secuela de la película de Matt Reeves, CLOVERFIELD, que recuerdo que me gustó muy poquito; pero con un hálito de esperanza, el que Dan Trachtenberg pudiese enderezar la cosa, me puse a ello. El resultado es una película sensiblemente mejor a aquélla, pero muy diferente, de hecho no tiene absolutamente nada que ver, excepto si en su prescindible final nos queremos hacer pajas mentales y conectarlo todo, pero ya digo que no hace falta. Lo bueno sucede en sus primeros 75 minutos, en los que una chica despierta en un búnker tras haber sufrido un extraño accidente de coche; un extraordinario John Goodman interpreta a su ¿captor?... ¿salvador? Un ambiguo personaje, en todo caso, de maneras pseudofascistoides y presa de ese regusto yanqui por las conspiraciones mundiales y el orgullo de haber sido "el único" que lo vio a tiempo como para construirse un refugio pefectamente acondicionado. La gracia del guion es hacernos creer, o no, que efectivamente el planeta Tierra se ha convertido en un lugar inhabitable por culpa de un ataque que ha dejado la atmósfera irrespirable; ahí el guion gana enteros, y algunos sucesos inesperados le hacen ver a la protagonista, una solvente Mary Elizabeth Winstead, que efectivamente el tipo, por muy dudosos que puedan ser sus argumentos, tiene razón, y que todo lo que conocía "allí arriba" prácticamente ha dejado de existir... ¿O no?... Según Coco, "esto es fuera y esto es dentro"; según la condición humana, incluso convencidos de que estamos más seguros dentro, siempre querremos salir fuera. Lástima que los últimos y sonrojantes minutos estropeen una película que hasta ese momento era bastante estimable...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!