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sábado, 15 de julio de 2017

Esa pequeña desmesura



Nadie sabe de dónde sale una película como A CURE FOR WELLNESS, excepto su creador, su ideólogo, que en este caso es Gore Verbinski, un director de esos que uno no se atreve a categorizar como "comercial", aunque el gran éxito de algunos de sus trabajos (especialmente los que tienen a cierto pirata de protagonista) así lo indique. Pero, centrándonos en este reciente título, volvemos a constatar la escasa personalidad de la mayoría de profesionales del cine actual (aunque Verbinski cuente ya con dos décadas de experiencia); y si no, es difícil de admitir una película cuyo ritmo, composición de personajes, ambientación e incluso adscripción moral nos lleven de la mano hacia la serie B de la Hammer, vertiente macabro-gótica, para luego eternizarse en recovecos subtextuales que no son tales, pues esto no es ni "La montaña mágica" ni "El castillo", sino un simple ejercicio de terror psicológico, festoneado por una licuescente fotografía fría y verdosa, algunos regalillos de gore liviano y unas repulsivas anguilas que se deslizan por ahí. Incluso algún retrohype (que haberlos haylos) osará reventarlo todo, con lo bien que iba, y dirá que es un cruce posmoderno entre APOCALYPSE NOW y SHUTTER ISLAND... Yo no me atrevo a tanto, lo dejo en una película normalita, que es incomprensiblemente larga (dos horas y media, muchachos), que tiene algunas escenas e imágenes de cierta creatividad visual y que confirma dos cosas: Verbinski no es Coppola, y además no es Scorsese...
Véanla sólo si tienen muuuuuuuucho tiempo libre.
Saludos.

miércoles, 29 de enero de 2014

Hi-yo, Silver! #1



Esto se resume fácilmente y, al mismo tiempo, a muy duras penas; por lo abstruso del asunto y por lo incomprensible (que es lo mismo, al fin y al cabo). A la Disney se la pone dura el jolgorio ideado por Jerry Bruckheimer, pero más aún las cifras de recaudación de los "Piratas", así que pone a funcionar su gigantesca maquinaria para lo que nos están haciendo pasar, desde hace algunos años, como "la resurrección de las superproducciones". Timo más o menos bienintencionado que consiste en comprar los derechos de algo que haya tenido éxito en el pasado y no se haya tocado desde hace dos o tres décadas, contratar a la estrella de turno (Johnny Depp), mezclarlo con la emergente (hoy Armie Hammer, antes Orlando Bloom), aliñarlo con el cacharrismo sonoro de Hans Zimmer y agitarlo con el agua bendita de una omnipresente digitalización. El combinado Disney/Bruckheimer no puede ser más descorazonador: por un lado tenemos a un pistolero que no sabe disparar, un indio que hace honor a su nombre y una lucha contra el mal que no tiene mucho sentido; por el otro aparece lo único realmente destacable de la función, un terrorífico William Fichtner que, ya muy mediado el excesivo metraje de este sinsentido, parece arrojar la toalla, porque su sangrienta caracterización vale para un Tarantino, pero no para un Verbinski... Los 150 minutos de THE LONE RANGER'13 son, quizá, la carga más pesada que un cinéfilo haya tenido que soportar este curso pasado. Al principio tiene un poco de gracia, luego uno no tiene ni pajolera idea de qué está viendo ni dónde se han metido determinados personajes, y al final no hay palomitas ni Toblerones, sólo litros de Vispring... Y para demostrar que no hacía ninguna falta esta cosa, tenemos tres días por delante para conjurar el verdadero espíritu de aquella leyenda que durante algunos años fue el llanero solitario...
Saludos.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Se busca público



Terminamos en un principio (extraña frase, la verdad) con los oscar'12, aunque lo lógico es que los films que han ido copando los lugares más secundarios de dicho certamen vayan apareciendo de cuando en vez en este blog que, un poco contra natura, ha dedicado más tiempo a ello que en años anteriores. Y terminamos con la película que ganó el premio a mejor película de animación, apartado éste cada vez más injusto, pues casi todos los años suele ser de lo mejor que se ve, a veces con magra diferencia. No es el caso, pero por poco; porque RANGO tiene tantas virtudes como defectos, pero suple sus muchas licencias con un sentido lúdico que, supongo, es lo que decantó a la Academia para no torcer el gesto ante una historia mucho más sombría de lo que parece. RANGO es la espídica historia de un camaleón que viste camisa floreada (sí, como Clooney este mismo año), ensaya alucinadas obras de teatro junto a peces de plástico y bustos de Barbie, calza la desconcertante voz de Johnny Depp y viaja en una pecera que va en la parte trasera de un coche que cruza el desierto de Mojave y tiene un pequeño percance, por lo que la pecera y todo lo que va dentro sale disparada y se estrella en la carretera bajo un sol ardiente. Seguir narrando sería imperdonable, pero uno resiste a duras penas, puesto que la gran virtud de RANGO es su agradecible fluidez, incluso teniendo la sensación de que a veces el guion se mete en callejones sin salida, exactamente igual que su tremendo protagonista, que pasa de estar al borde de la muerte por desecación a convertirse en inopinado líder de un pueblo exprimido (literalmente) por una serie de fuerzas fácticas que (y aquí viene el punto fuerte) últimamente nos vienen sonando demasiado. Así, y puede que sin pretenderlo, Verbinski ofrece un nuevo pack de aventuras sin resuello, pero a diferencia de sus atildados "piratas", lo que subyace bajo sus colores y virguerías visuales es una descarnada crítica, otra más, hacia los desalmados que nos han llevado a la crisis económica actual. Y es que, señores, el monotema está servido.
Saludos camaleónicos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!