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martes, 23 de mayo de 2017
Democráticamente nihilistas
THE PURGE es una franquicia que, si no me equivoco, va ya por su tercera entrega, y de la cual recordaba haber visto sólo la primera, que alternaba momentos impactantes con grandes océanos de aburrimiento y mediocridad. ELECTION YEAR es la última, y no parece que James DeMonaco, autor del guion y la dirección, vaya a cambiar su discurso, porque esto es más de lo mismo. Es decir: gente encerrada en sus casas porque ha llegado la noche de la purga, en la que cualquiera tiene permiso para matar a cualquiera. Punto. La excusa aquí es la fuerte oposición de una senadora a esta práctica, y la ascensión de ésta en las encuestas previas a las elecciones a la presidencia, así que los conservadores, grandes defensores de la purga, urden un plan para eliminar a la senadora en la dichosa noche. Esto, en otras manos, incluso podría haber dado un thriller distópico con cierto interés, pero cualquier atisbo de elaborar un discurso conscientemente crítico con la extraña situación política de Estados Unidos (que es lo que debería haber sido) queda inmediatamente enterrado bajo un festival de disparos, caretas estrambóticas y peleas coreografiadas, que no es mucho a estas alturas. Y la pregunta aparece a los diez minutos: ¿no hubiese sido más estimulante una entrega que dejara la acción fuera de campo y se preguntara por los entresijos y cloacas de los sistemas democráticos que aprovechan a los muertos para proselitizar a una sociedad cada vez más embotada en su propia satisfacción bovina?... Sé que es una fútil y densa aspiración mía, pero por intentarlo no perderíamos nada...
Saludos.
lunes, 14 de octubre de 2013
Vendedores de seguros
Los vendedores de seguros son una especie aparte, una raza de personas capaz de sentarse en el sofá de tu casa y no parar de disertar hasta convencerte de que lo más importante que puedes hacer en la vida es estar preocupado por lo que va a ocurrir después de que te mueras. En el cine comercial yanqui está ocurriendo un fenómeno que, como poco, viene a confirmar la teoría de un vendedor de seguros. Hablamos de "productos", de acuerdo, películas, que ofrecen mucho más de lo que finalmente son capaces de dar y que, apoyadas (muy supuestamente) en tempos dislocados y más cercanos al modelo japonés, explotan una veta, la del extrañamiento, de forma bastante artificiosa. Un espectador con un bagaje cinéfilo medio-alto no debería tener ningún problema para detectar cuándo se la están colando sin más, pero entiendo que la preocupación de las productoras, en plena crisis de asistencia a las salas y mientras se debate el apocalipsis final de una forma de ver películas, no sea otro que diseñar el mejor anzuelo posible, aunque se recurra al viejo truco de un vendedor de seguros. No es muy halagüeño, pero si tuviese que quedarme con un aspecto positivo usaría, por ejemplo, un film reciente como THE PURGE, una película que a priori no debería encajar en el broadcast system americano, pero que, dependiendo de a quién le vendamos la moto, puede ser tanto una conmoción como una chufla de las de toda la vida. Se le agradece al señor James DeMonaco (y productores y montadores, claro) que haya sido capaz de dejar esta distopía no tan lejana en el tiempo (2022, creo) en menos de hora y media, lo que aligera el visionado de algo que hemos visto cientos de veces, aunque también desnuda sus carencias, obligándole a mantener la tensión narrativa desde el principio y sin abdarse por las ramas. Sin nada que ver con la reflexión que Haneke tantas veces ha hecho sobre la violencia nihilista, y con menos brío y vigor que aquel asalto (por poner el ejemplo contrario) que tan bien filmó John Carpenter, THE PURGE se queda en una película deshinchada y embobada con los dos o tres planos que parecen haberle salido bien. Lo mejor es Ethan Hawke, un actor imprevisible y que está en su mejor momento; lo peor es la parafernalia que han colado para seguir vendiendo los mismos seguros de siempre.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
¡Cuidao con mis primos!