viernes, 28 de febrero de 2014

Lynchiberia



Otro de los títulos que por lo visto no cuentan para la benedicta Academia es la inclasificable GENTE EN SITIOS, tercera incursión en el largo de Juan Cavestany (yo lo de Borjamari ni lo contemplo) tras la convencional GENTE DE MALA CALIDAD y las marcianas EL SEÑOR y DISPONGO DE BARCOS. Aunque es aquí donde Cavestany descubre con toda su potencia su querencia por el humor absurdo y las situaciones dantescas. La fórmula es sencilla aunque sus pretensiones lleguen a rozar el ridículo si es que se las confunde con lo que, creo yo, no son. Lo primero que viene a la cabeza es el "universo chanante", con sus estructuras episódicas y personajes pintorescos; una salva de casticismo absurdo y glosopedia malabar adobada de magras pringues y grandes cantidades de humor negro y atmósferas malsanas. Cavestany parece querer dirigirnos hacia unos actores que sabemos que lo son (la mayoría son todos muy conocidos), por lo que se amplifica la sensación de desasosiego y desamparo ante estos sketches a menudo incluso extrañamente conectados entre sí. Mezcla del Lynch más fardón y aquel lejano Emilio Aragón de "Ni en vivo ni en directo", es una película que te deja satisfecho por dos razones: porque tiene muy poca vergüenza y porque sabes que no ha costado ni un euro, y eso a la Academia de "Bayonas y Amenábares" le sienta fatal.
Un par de momentos: el de Coque Malla buscándole un regalo a su novia en un desguace y el de la mujer que va a abrir un restaurante mexicano y se lo cuenta a una amiga, pero que no sabe ni qué son tamales, ni fajitas, ni burritos... Aparte del único papel posible para mi habitualmente vilipendiado Santiago Segura: el de un asesino en serie que comparte coche para ahorrar...
Muy pero que muy raruna.
Saludos.

jueves, 27 de febrero de 2014

Sujetar la claqueta



Yo a los amigos los aprecio, aprendo de ellos y les escucho, así que paso del ganador del Goya y voy con otra cosa, que no es otra que algún que otro título de esos que ahora se denominan "invisibles" y antes eran de "arte y ensayo", o algo así.
Es la segunda película de Jonás Trueba y se llama, muy acertadamente, LOS ILUSOS. Y Jonás Trueba, el chiquillo de Fernando, con toda su ingenuidad y cinefilia, con toda la tremenda distancia que ahora mismo le separa de su padre, debe crecer pero una barbaridad, que una cosa es caer bien y otra trascender; y otra muy distinta a homenajear a tus referencias es copiarlas con algo que debe estar por debajo del pudor. Está bien que en este país, miserable y rancio en lo suyo, se opte por una óptica posibilista desde la barricada; el problema está, como siempre, en el valor intrínseco de la obra en sí, no ya si demuestra que esto no es menos que Francia, sino si es capaz de aportar su propio espíritu. LOS ILUSOS es lo que es su director, un tipo que ha visto demasiado Garrel, Eustache, Rivette..., pero que también ha descubierto el deslumbrante poder de la sencillez que atraviesa la filmografía de Hong Sang-soo, y ahí es donde con más descaro (e ingenuidad, no olvidemos) busca su propia identidad. Hay cines a los que no va nadie, gente que fuma, paseos con silencios, casas desordenadas que aguardan al trasnochador, citas literarias en pantalla, la lucidez del borracho vs. "no quiero dormir solo", el eterno aspirante a director de cine eternamente vendiendo una película que no existe y hasta un restaurante oriental, y hasta referencias explícitas a personajes reales (Javier Rebollo). Y si hay algo que dota a esta miniatura de encanto y la despoja de solemnidad, son dos o tres ramalazos de humor descacharrante, nada marciano y apoyado en unos personajes en los que algunos nos hemos visto bastante reflejados. Ahora bien, uno no puede ser lampiño toda la vida...
Saludos.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Contenido



Enfilando ya la recta final de este repaso "goyesco", nos encontramos con una película perteneciente a ese cine outsider patrio, que desde hace unos años intenta pelear su puesto en un panorama desagradable y fratricida con armas desiguales, aunque con el espíritu inconformista de quien no pretende epatar, sino expandir cosmogonías que, a fuerza de mirarnos el ombligo, nunca hubiésemos pensado que existirían aquí mismo. Al igual que su protagonista, Carlos, un taimado y pulcro sastre granadino que parece encapsulado en un tiempo que nada tiene que ver con el actual, el director Manuel Martín Cuenca retoma el laconismo de aquella gran obra que era LA MITAD DE ÓSCAR y la recubre de un aire aún más sombrío y paciente. Carlos es un caníbal, mata a mujeres y se las come, pero no esperen encontrar aquí ninguna exhibición de atrocidades ni una grotesca "perforación" del monstruo; lo que CANÍBAL propone es el día a día de una persona a cuya psique no podemos acceder (¿y de qué manera podría hacerlo ni siquiera el director?), y nos damos cuenta justo cuando Carlos no nos parece ni mala persona, sino simplemente una persona que opera desde un opuesto psicológico y moral, lo que es revelado magistralmente desde su incapacidad amatoria. Puede que todo el embrollo de doppelgängers (con mucho de VERTIGO, por supuesto) le reste más que sume a un film siempre al borde del ridículo, precisamente por su exceso de seriedad y suavidad adormecedora, pero no es menos cierto que Martín Cuenca logra, de alguna manera, acercarnos a un personaje inabordable por definición. Aunque no podemos olvidar que el más titánico esfuerzo corresponde a un Antonio de la Torre inclasificable para lo que se despacha en este país como "actor"; yo jamás había visto un psicópata más "normal" en pantalla, y este descomunal actor, capaz de cualquier registro, lo consigue como si no le costara, como si siempre hubiese estado cortando patrones en ese bellísimo paseo de Granada, mirando por la ventana. Acaso acechando...
Saludos.

martes, 25 de febrero de 2014

Robert Siodmak: Tiempo y esfuerzo #21



DER SCHUT fue la adaptación que Siodmak hizo para la CCC de una exótica novela de Karl May. Ambientada nada menos que en el indescifrable paraje de los Balcanes profundos, cuenta lo mismo de siempre pero hace cincuenta años y adelantando muchísimos de los tics del cine de aventuras más comercial y reconocible. Mezcla de western y fantasía heroica, nos situaba en una tierra dominada por un tipo malvado al que apodan "el diablo" y que tiene aterrorizados a sus habitantes; y aunque no se sepa muy bien quienes son los damnificados, no faltarán las damiselas en apuros, los pueblerinos agraviados y los secuaces ineficaces (vaya título para una novela... me la apunto). La pareja protagonista (porque en el ABC del cine de aventuras lo pone bien clarito) no puede ser más pintoresca: el "impertérrito" Lex Barker, que agotaba sus últimas temporadas en suelo teutón, y el pizpireto Ralf Wolter, puede que el único alemán capaz de interpretar a un musulmán con un nombre aún más largo que su estrambótico turbante. Juntos correrán por las praderas, darán "mascás" a diestro y siniestro, y salvarán a damiselas y pueblerinos de las pérfidas garras de este terrateniente sin oficio y beneficio. Es serie "B" descarada y desnutrida, pero incluso en tan míseras condiciones logra imponerse el oficio y talento de un Siodmak que, aunque menor, me juego algo a que proporcionó a Spielberg un magro punto de partida para su Indiana Jones. Y qué quieren que les diga, si este año no he visto nada tan entretenido como esto...
Saludos.

lunes, 24 de febrero de 2014

Campo de sonrisas



Que el palmarés de este año de los premios Goya es un auténtico desastre lo confirma, entre otras cosas, el galardón a mejor película hispanoamericana; primero porque se dejó fuera a la mejor sin discusión (la argentina, e invisible, VIOLA), pero sobre todo porque prefirió a una normalísima película sobre homosexuales agobiados en lugar de la sonrisa congelada que produce GLORIA. La misma que parece esbozar su impresionante actriz protagonista, Paulina García, que se resiste no a envejecer, sino a ser una vieja. Gloria está al borde de los sesenta, está separada, vive sola, sus hijos tienen sus vidas y algunas noches va a una discoteca "para mayores", donde a lo mejor, un día, conocerá a alguien. Gloria parece distante y cercana a la vez, una mujer que proviene de las ansias de libertad y que no entiende de comportamientos conservadores ¿Qué es Gloria? ¿Es una amargada? ¿una incomprensible optimista? ¿una chica de veinte años atrapada en un cuerpo de 58? No. Gloria es "normal", y esa palabra casi que no define nada. No estamos ante una maniática que impone sus deseos a los demás, sino ante una mujer a la que le gusta divertirse, beber, fumarse un porro, follar, escuchar "aguas de Marzo", ir a Viña del Mar. Sorprenderse (aún) con una vida que se revela insostenible cuando el romance da paso a la vulgaridad, cuando uno comprende que la libertad (otra palabra que no define nada), dependiendo de la hora que sea, es imposible de reproducirse. Mejor actriz que película, exacto; pero es un portazo en las narices de este nuevo conservadurismo que nos está esparciendo los gusanos encima antes de tiempo.
Saludos.

domingo, 23 de febrero de 2014

Rincón del freak #144: Buscando a Julia desesperadamente o miedo a salir de casa



Como diría el "Tata" Martino: En el puntaje a mejor produssión dirigida, encontrámonos con bucle nietzscheano más gastado que mono de mecánico. LOS ÚLTIMOS DÍAS es el mismo fin del mundo que nos venden los americanos por entregas, pero cambiando Park Avenue por la Diagonal. Y cito textualmente: El planeta Tierra sufre una epidemia masiva de agorafobia, así que nadie sale de casa (o de donde esté). Magnífico. Sublime. El desparrame. Ahora bien: ¿Qué me quieren contar? ¿Qué?... ¿Que un tipo quiere ir a buscar a su novia? ¿que otro quiere ir a buscar a su padre?... ¡Váyanse al cuerno y dedíquense a labrar la terracota de Namibia o a esquilar yaks a Uzbekistán!... ¡Hostia ya!
¡Muy, muy, muy, muy mala!... ¡¿Ustedes se imaginan, en mitad del fin del mundo, que van por un túnel y ven a unos tipos con linternas y lo único que les piden es fuego?!...
Saludos.

sábado, 22 de febrero de 2014

El acemilero



LA MULA es una pequeña historia en una pequeña película sin más aspiraciones que contar lo que tiene que contar de la mejor manera posible. Y digamos que lo consigue. Escondida entre la frondosidad de nominaciones, la película que Michael Radford se negó a terminar aspiraba sólo al premio a mejor banda sonora, y ahora nos preguntamos qué podría haber sido de esta pequeña película con un acabado más homogéneo y un mejor montaje, pero eso nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que se trata de una película que aunque hayamos visto cientos de veces tiene el as infalible de la seguridad en sí misma, de lo que está contando, y no porque la estupenda novela de Eslava Galán se base nada menos que en la pintoresca peripecia de su propio padre en un bando nacional al que llegó casi sin saberlo. LA MULA habla de él, de Juan, y de la mula blanca que encontró por casualidad mientras recogía setas para su Teniente, y también de cómo conoció a una hermosa muchacha en un baile porque llevaba un traje prestado de un Alférez que hablaba sin cesar de la República. También están los moros que venden condones usados (pero lavados con vinagre...) y los zarcillos que arrancaban a las mujeres de los rojos, y también está la medalla que le dieron a Juan sin merecerla, sólo porque se topó con un grupo de rojos que estaba harto de guerra y se rindió para salvar la vida. Todo eso está en esta pequeña película, que a ratos recuerda a LA VAQUILLA y a ratos parece ¡AY, CARMELA!. Y Mario Casas está sembrado con su acento andalú, y María Valverde hace estupendamente de niña mimada, y aunque esto de la Guerra Incivil en el cine está ya muy sobado se agradece cuando el horror y la miseria dejan paso con elegancia a ese sentido del humor tan negro y tan español... aunque sea en una película tan pequeña como ésta, claro.
Saludos.

viernes, 21 de febrero de 2014

Cierto y escondido



Uno siempre espera una película como LA HERIDA. O que otra película, de las muchas que componen el normalizado panorama patrio, pueda llegar a transformarse en lo que el primer film del montador Fernando Franco rebosa, y lo rebosa incluso hasta el aborrecimiento. No tan radical como propuestas similares (LA INFLUENCIA, LA LÍNEA RECTA...), aunque con la vocación de conciliar su minimalismo textual con la necesidad de abandonarse al rostro de su acaparad(or)a actriz protagonista, LA HERIDA prefiere no sojuzgar cuál es el verdadero problema de esta mujer egoísta y amoral hasta lo insoportable, y que casi encuentra su único consuelo en su trabajo de traslados en ambulancia, donde se siente al menos útil. Lo demás es un grito interior y ahogado por capas de rencor, frustración y una tendencia autodestructiva con algo de innegable artificio. Me gusta la película, pero me esperaba otra cosa que me cuesta decidir cómo escribir aquí; no sé si por saturación de retratos similares, por insensibilidad o simplemente es que me da que la terible Academia tiene bien atada la "película de actores"... ¡de actores! Me sorprendería que fuera así, pero me hace pensar que los dos mejores actores de esta edición (Álvarez y Fernández) han contribuido con sus galardones a aupar inconscientemente a ese otro cine que maltrata a la persona que se hace otro por completo. Es rebuscado, lo sé, pero aún más lo es este desapasionado film, cuyo latido parece extinguirse como la imagen que incesantemente buscan los ojos de Ana 26. Y deberíamos llamarla así.
Saludos.

jueves, 20 de febrero de 2014

El estilo BBC



Será problema mío, seguro, pero yo sigo sin entender el "universo Sánchez Arévalo", un universo que cobra sentido en un ámbito que yo detesto profundamente, el de las Bodas, Bautizos y Comuniones. Por eso es problema mío, claro. Ahora es otra variación con los mismos mimbres; hacer pasar confusión por complejidad y ternurismo por emoción. No es lo mismo pero, qué quieren que les diga, con la que está cayendo y teniendo en cuenta el pobre bagaje del cine español comercial (trío de palabras que suena a conjuro demoníaco), LA GRAN FAMILIA ESPAÑOLA parece de lo más entretenido. Así, sin ínfulas. Pero no se pongan estupendos, porque esto es otro autorrefrito, con elementos calcados de los anteriores trabajos del director y un as en la manga que no puede fallar: la final que la selección española le ganó a Holanda en Sudáfrica como casposo silogismo de "Aunque seamos unos tarados fratricidas, si nos abrazamos en la banda Iniesta terminará metiendo el gol". Pero seamos justos, porque un juego da gustirrinín cuando lo ganamos... aunque miremos las soluciones en la última página; y eso es lo que pasa en esta interminable excusa argumental: Una boda, cinco hermanos que son el proyecto frustrado de emular a los siete hermanos del clásico, un padre que se muere, un hermano que vuelve tras dos años, yo te quiero y tú no lo sabes, es mejor que no te diga que te quiero, tócame las tetas que me las acabo de operar, ¿dónde se supone que está la madre que no viene a la boda de su hijo pequeño?, el chiste del tonto y el feo y el guapo, la escenita del baile que sale al menos en un episodio de todas las (malas) series americanas... Y así hasta el gol de Iniesta, que aquí deviene orgasmo o liberación generacional, como cuando uno se quita un lastre pesadísimo de encima. Les resumo: una hora de galimatías y treinta minutos de reconciliación. No es nada del otro mundo, pero es entretenida y tiene algunos chistes graciosos ¿Los actores? Algunos magníficos y otros para que se replanteen su vocación, pero no daré nombres porque sé que se los imaginan.
Saludos.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Cáncer de músculos



Me da miedo vivir en un mundo ideado por Gracia Querejeta; un mundo, una vida, donde la normalidad, ser normal (que en teoría debería ser más o menos fácil) se base en una incomprensible homogeneización en sordina. Mi explicación o análisis es que uno puede instalarse en el aburrimiento y la monotonía casi como exorcismo de cualquier "peligroso" vaivén. O: si podemos domar el talento a lo mejor podríamos llegar a una pequeño-burguesía global repleta de gente con la vida resuelta en urbanizaciones y empeñada en mirar con cara de vinagreta y comerse los sandwiches "Club" con tenedor y cuchillo. O: a las sensaciones no se llega mediante el estudio; sí al conocimiento, pero el conocimiento que no se aplica o se orea es más bálsamo que reflexión. Y no, no hay ni una sola reflexión válida en 15 AÑOS Y UN DÍA, una película tan vacía de contenido y tan henchida de forma(lismos)s, que ya avanzada, cuando el espectador se confiesa ya desorientado, le cambian el tercio hacia otra cosa. Y usted no puede empezar prometiéndonos que veremos las vicisitudes de una cuarentona sin éxito en lo suyo y continuarlo con el salvavidas de que su marido le dejó la vida resuelta antes de morir; igual que no puede parar ahí y centrarse ahora en un niñato odioso, un gandul al que podrían darle mucho por ahí, pero que tiene guasa lo bien que se porta todo el mundo con él. Y encima lo mandan a vivir con el abuelo, que es otro busto parlante que vive un feliz retiro en la playa, que hace footing y va a puticlubs, pero que le da lecciones de moralidad a todo quisque... No sé, no entiendo nada, y menos cuando, en el colmo del rebusque, a Gracia Querejeta se le ocurre que podíamos coronarlo todo con un episodio de esa cosa tan terrible que es "Los misterios de Laura".
Afortunadamente Gracia Querejeta no es Dios y rige nuestros destinos. Nunca siete nominaciones y cero premios han suscitado tan poca polémica. Y no me extraña.
Fría como una sopa fría a la que miramos de reojo veinte veces antes de tirarla.
Saludos.

martes, 18 de febrero de 2014

Robert Siodmak: Tiempo y esfuerzo #20



El Siodmak de NACHTS, WENN DER TEUFEL KAM (EL DIABLO ATACA DE NOCHE) es un Siodmak insólito, de alcance máximo y casi adelantando de manera magistral la fusión de géneros y motivos muchos años antes de que esto fuese el novamás de modernuquis e ilustrados. Ojo, porque la cosa tiene miga: Bruno, un tipo bastante mastuerzo y de fuerza incontrolable, vaga trapicheando por el Hamburgo devastado de 1944; de escasa mollera, y con una mezcla de deseo y codicia cuasiinfantiles, comete varios asesinatos de los que después incluso llega a jactarse, amparado en su supuesta deficiencia mental, aunque nadie llega a creerle realmente. Por otra parte, un oficial retirado encabeza la investigación de dichos crímenes, no ya para atrapar al culpable (hecho que casi no ofrece discusión), sino porque la vida de un inocente, falsamente acusado, depende de ello. Y ahora viene lo bueno. Parece una trama negra clásica, pero no lo es, no lo puede ser por el momento y el lugar; y por los personajes. NACHTS... nos pone en situación frente a una paradoja tan fascinante como de difícil resolución moral: Si la Gestapo y las SS han de atrapar a un asesino en serie ¿debemos aplaudir si lo cogen? ¿Quién es el malo aquí? Sobre todo porque el investigador se encuentra con un escollo insalvable cuando se da cuenta de que es imposible cualquier tipo de discurso acerca de la justicia en un estado fascista, un estado asesino en sí mismo. Así, Siodmak filma un terrorífico tratado sobre el mal, sus grados y epónimos referenciales, una película inteligentísima, afilada y que, insisto, traza un arco temporal inmenso entre su intrincado discurso y el de, por ejemplo, el post-discurso de ZODIAC, que bebe de aquí rabiosamente. No deben, por tanto, perdérsela.
Saludos.

lunes, 17 de febrero de 2014

El chico del millón de pesetas



El muchacho de barrio, con malas compañías, que encuentra en el deporte (boxeo) la única oportunidad de salir de lo que implacablemente se va convirtiendo en un círculo vicioso. Eso por una parte. Por otra parte, al susodicho le da tiempo a: 1) Enamorarse de la chica equivocada (para los demás) 2) Dotar de sentido la arruinada vida de un olvidado proyecto de estrella (habitualmente por el alcohol) y 3) Plantarle cara a tiempo a los que dicen ser sus amigos y familia, pero que van a llevarle a la perdición.
La película es ALACRÁN ENAMORADO, que apenas logra aprobar el siempre difícil reto del segundo largometraje (si obviamos sus dos incursiones en el documental de encargo y de exorcismo vital) y que, con todo lo que lleva dentro, resulta complicado extraer una conclusión certera que explique su helado recibimiento. Esta reseña se abre, sin embargo, con la intención de poner un poco de luz sobre este asunto ¿Conclusión?: Todo está demasiado visto y requetevisto. Éste es un refrito incomprensiblemente tímido de MILLION DOLLAR BABY, AMERICAN HISTORY X y, en menor medida (en realidad es una boutade mía), del CODE INCONNU de Haneke. Pero ni Álex González se separa en todo el metraje de un permanente rictus de enfado, ni me creo a Javier Bardem (aunque de ahí se podía haber sacado una historia más compleja e inquietante), ni me creo que un neonazi embelese a una mulata, ni Miguel Ángel Silvestre da miedo (aunque hable como Angela Merkel), ni unos esforzados Carlos Bardem y Hovik (mejor véanle monologando) serán jamás Clint Eastwood y Morgan Freeman. Y todo eso es demasiado lastre para una película que ni tiene ritmo, ni tiene chispazos de humor, ni te hace temblar con su discurso moral. Simplemente "incurre" durante 100 minutos; pero una cosa es "incurrir" y otra "ocurrir", como sí hacía la estupendamente desvergonzada EL TRUCO DEL MANCO.
Por cierto, optaba a 4 Goyas y no se llevó ninguno.
Saludos.

domingo, 16 de febrero de 2014

Rincón del freak #143: Como fuera de casa, en ninguna parte



Es sintomático, pero Wert no lo sabe. De hecho, Wert no sabe casi nada, pero pone cara de saberlo. Como todos los políticos, al menos los de este país que tan mal retratado queda cuando lo caricaturizan. El síntoma desconocido es que a los cineastas de fórmula agotada se les trata con suavidad allende nuestras fronteras, mientras que a los innovadores, los que deben llevar el peso de la renovación, se ven "fieramente atendidos", aunque en realidad sea esa fiereza la que les permite conquistar sus éxitos en lugar de imprimirlos en la acreditación. Es sintomático, pero aún más lo es la tibieza de grandes vacas sagradas, como Almodóvar; tibieza como incapacidad para inscribir su machacona insistencia por revisarse a sí mismo en tiempos mejores... y lejanos. Aquí nos conocemos todos, y una película como LOS AMANTES PASAJEROS no se entiende, porque quiere ser tantas cosas a la vez que termina de la única forma que puede desarrollar una crítica el manchego: sumido en la compulsión. Yo no me enteré de nada, de nada. No sé si me estaban contando MUJERES..., VOLVER, KIKA, MATADOR... ¿qué más da? Opereta ensimismada, salpicada de semen flojo de anfetas, agua de Valencia y lo peor de todo... Pero lo peor muy peor: no se puede decir que qué malos son los políticos y el rey y toda la caterva, cuando tú distingues (y llámenlo simbolismo involuntario) a tus protagonistas del resto de este mundo tan aburrido y tan poco chic porque viajan en primera clase. Y los demás, dormidos.
Muy, muy mala.
Ah, optaba a "mejor vestuario"... y yo sigo sin entender nada.
Saludos.

sábado, 15 de febrero de 2014

Dando la nota



De un tiempo a esta parte es prácticamente indispensable que en los Goya aparezca la "producción transnacional" de turno (la verdad es que no sé cómo denominarla), que es un compendio de televisiones poniendo pasta, un director joven y versado en el capricho digital como sustituto de la bravura escénica y un actor extranjero de cierto renombre que le dé glamour a la cosa. Pasó con LOS OTROS (Kidman/Amenábar), LO IMPOSIBLE (Bayona/Watts/McGregor) y, en menor medida, con ÁGORA (Weisz/el de antes...) o BURIED y RED LIGHTS (Cortés/Reynolds/de Niro). Este año la propuesta vine del muy artificioso Eugenio Mira, que a mí me aburrió sopaperamente con aquello de ATARAXIA... o AGNOSIA... no me acuerdo. Se trata de GRAND PIANO, que como en aquélla va a saco en lo de la emoción fuerte pero que descuida en demasía la construcción del muy supuestamente ingenioso guion, que no lo es, sino que refríe con desigual fortuna la fórmula del "continuará..." televisivo, confiando en que su nitidez de enfoque haga el trabajo de un tahúr. Esto es: que le miremos las cartas y no las mangas. Lo mejor es su protagonista casi acaparador, un Elijah Wood más que correcto dando vida a un pianista obligado a ejecutar un dificilísimo concierto a la perfección, bajo una amenaza invisible que se esconde en algún punto del teatro. Hasta ahí todo está bien, es cine de género, suspense de entretenimiento; lo que no logro entender son algunas minucias, tales como: las interrupciones chorricas... ¡del director de orquesta!, al más puro estilo Jim Belushi o Billy Crystal... ¿Pueden creerlo?...; el porqué de que el malo se líe a mamporros, cuando lo más lógico era largarse y santas pascuas (ah, y que sea John Cusack. Y no me estoy cargando nada); pero sobre todo, no entiendo por qué la única nominación era la de "mejor maquillaje y peluquería", cuando lo más lógico hubiese sido la de "mejor sonido"...
Como diría Mou: ¡No zé!...
Saludos.

viernes, 14 de febrero de 2014

El memorial y su reverso



El otro día murió Shirley Temple, la niña eterna. Aquella a la que Santa Claus pidió un autógrafo cuando tenía seis años y que recibió un oscar en miniatura. Se retiró joven, como la mayoría de niños prodigio, y su filmografía es menos notoria que su propio mito, para qué engañarnos. Sin embargo, a Shirley Temple le dio tiempo (y no son muchos actores los que pueden decirlo) a actuar en una de las películas más grandes de todos los tiempos, nada menos que FORT APACHE. Allí hacía de Philadelphia, la dulce hijita del amargado Owen Thursday (un temible Henry Fonda), que caía bajo los encantos del joven oficial O'Rourke, que era John Agar, a la sazón su marido y del que se divorciaría poco después. Si hablamos de reparto, el de FORT APACHE es simplemente imponente: John Wayne, Ward Bond, el mítico George O'Brien, Pedro Armendariz, Victor McLaglen... No merece la pena, porque era el elenco habitual de John Ford y porque hay cosas que no se pueden discutir. Pero aprovecho para hablar un poco de un western que prefiere un profundo desarrollo de todos sus personajes en detrimento de una acción que, en el impresionante tramo final, se desata con fiereza. Hay varios motivos principales que quedan perfectamente trazados en el milimétrico guion de Nugent: el honor y los ritos castrenses, conformando un microverso repleto de referencias y una concordia que salta por los aires cuando el general degradado Thursday llega para imponer respeto, aunque pronto se revelará como un hombre complejo, de una rectitud moral que no consigue ocultar el odio y rencor que siente por su destino, un fuerte en mitad de la nada y con valores más "relajados", aunque no menos válidos. El desenmascaramiento de un protegido del gobierno que usa su posición para engañar a la nación Apache, y que obligó al gran jefe Cochise a desplazarse a México, se convierte en la gran excusa de Thursday para justificarse, recomponer su posición y salir de Fort Apache como un héroe. Pero subestimar a Cochise, rompiendo cualquier posible negociación, le saldrá más caro de lo que esperaba.
Es FORT APACHE, y es John Ford. Una de sus mejores películas, una gran obra maestra de todos los tiempos, y sólo me gustaría añadir un par de cosas. Primero lo fresca que se mantiene su ágil narrativa, tanto como sus míticos travellings o sus espectaculares secuencias de baile; pero sobre todo, es sintomático su tiempo sosegado, en el que una frase lapidaria sustituye a una acción gratuitamente violenta, y el el que un organigrama social perfectamente funcional nos habla de la intolerancia como una cuestión casi personal. Pocas películas consiguen hoy día contar tantas cosas, tan claramente y en tan poco tiempo (dos horas que pasan en un suspiro). Imprescindible.
Saludos.

jueves, 13 de febrero de 2014

En el nombre de...



Casi nadie se acuerda de Mariano Barroso, aquel destacado nouvelle cuisinier que, a principios de los noventa, sorprendió con aquel zambombazo vehicular que fue ÉXTASIS y luego se despeñó poco a poco con la ambiciosa LOS LOBOS DE WASHINGTON. Con algunos trabajos para televisión, hace un par de años pareció volver a retomar el gusto por la gran pantalla con otra cinta que nadie vio, LO MEJOR DE EVA; y en 2013, ha construido la que para mí es su mejor obra. Ganadora del Goya al mejor guion adaptado, TODAS LAS MUJERES es ni más ni menos que eso, una comprimida y muy ajustada adaptación de la estupenda serie (que tampoco nadie vio, por cierto) del mismo título que Barroso escribió y dirigió para la cadena privada TNT en 2010. La serie es aún mejor, puesto que podía explayarse en cada personaje femenino a lo largo de sus seis episodios, uno para cada una. Pero la estructura de TODAS LAS MUJERES es, cuanto menos, curiosa. Primero porque su auténtico protagonista es un hombre, Nacho (inconmensurable Eduard Fernández, muy por encima del resto de competidores, por lo que no entiendo que no ganara este año), un veterinario que trabaja en una finca ganadera propiedad del padre de su mujer. Envuelto en un turbio asunto junto a una joven becaria, del que iremos sabiendo más detalles poco a poco, asistiremos primero a su separación, y después a una cadena absolutamente lógica que le irá poniendo frente a todas las mujeres relevantes de su vida. Por este orden: su ex-novia, a la que pedirá una "particular" asesoría legal; su madre, a la que pedirá dinero a falta de apoyo de otro tipo; su cuñada, con la que descubrirá una afinidad desconocida; y una psicóloga, que pondrá al descubierto la verdadera cara de un hombre que no es ni bueno ni malo ni ninguna de las dos cosas, porque el gran acierto de este excepcional guion es huir de cualquier tentación maniquea, algo que, para ser una película española, hay que celebrar.
En un certamen en el que curiosamente han abundado las luchas de sexos, y donde ha habido de todo (de lo bueno y de lo malo), a lo mejor había una gran tapada de la que nadie habló. Pero quizá sea el sino de Mariano Barroso ¿quién sabe?
Saludos.

miércoles, 12 de febrero de 2014

¡Viva el mal! ¡Arriba el capital!



Iniciamos aquí y hoy nuestro particular repaso (nunca mejor dicho) a lo deparado por la gala, festival, evento o lo que sea de los Goya, que este año se presumía repartido y lo único que ha hecho es confirmar la ceguez inveterada de un colectivo, el del cine, que sigue creyendo ingenuamente que hacer películas comerciales y premiarlas les va a sacar del atolladero en el que llevan sumidos muchos más años de los que llevamos en crisis. El problema es otro, y no discuto yo que dicho certamen no sea precisamente el sitio más representativo para el "¿otro?" cine español, el que sí da dentelladas mortales al sistema, no desde la continuidad, sino desde la inventiva feroz y suicida. Paradigma y síntoma de todo ello es que la película más premiada haya sido LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI, el enésimo y desesperado intento de Álex de la Iglesia por recuperar la frescura de sus primeros trabajos, en lugar de intentar profundizar un poco en sus personajes, adalides (a veces) de un gozoso costumbrismo que destapan con su chocante esperpento de TBO. Así, este monstruoso aquelarre es, a imagen y semejanza del star-system hollywoodense, un gigante que empieza a tambalearse justo en su mejor momento. Toda la primera parte, que va desde el genial atraco al "compro oro" (imaginar a Bob Esponja, Jesucristo, Minnie Mouse y un soldadito de plástico pegando tiros es una cumbre) hasta la accidentada huida de los atracadores en taxi, pasa en un suspiro, y uno piensa que de la Iglesia es un maravilloso resistente, apegado hasta el fin a sus convicciones de juventud, pero que también ha visto el momento (exactamente igual que su metáfora del capitalismo encarnado en el diablo de hace veinte años) de denunciar mediante un sarcasmo inteligente y acaso deudor de un Berlanga anfetamínico o un Gila esquizoide. Lástima que después todo se desparrama incomprensiblemente, y la parte final es un ininteligible batiburrillo con monstruo digital incluido y en la que sus puyas políticamente incorrectas se van diluyendo entre gritos, carreras y bofetadas.
Lo mejor, sin duda, son sus actores; si a mí me dicen hace un año que me iba a descojonar con Mario Casas y Hugo Silva no me lo hubiese creído, pero lo cierto es que en una película donde salen muchas mujeres, el verdadero amo de la función es el elenco masculino y su tierna reivindicación del "pobre macho ibérico", arrinconado (y acojonado) por un matriarcado directamente convertido en una legión de brujas. Y es que hasta para ser machista hay que saber serlo...
Saludos.

martes, 11 de febrero de 2014

Robert Siodmak: Tiempo y esfuerzo #19



Robert Siodmak volvió a Europa convertido en uno de los directores más respetados y fiables de Hollywood, y puede que lo hiciera buscando guiones menos encorsetados, o una plenitud creadora que hiciese brillar su filmografía con otra luz, quizá más apagada u oscura, pero con su inconfundible sello. Y lo primero que hizo fue adaptar, para la CCC, una famosa obra teatral de Gerhart Hauptmann. DIE RATTEN (LAS RATAS) muestra un Berlín devastado por la guerra y con una crisis moral aumentada por la miseria y la culpa; por entre sus ruinas (físicas, pero también intangibles) se mueven siniestros personajes que, de alguna manera, "vampirizan" a los más débiles, a quienes no les ha resultado tan fácil readaptarse a una ciudad que, como el país entero, es otra. Pauline es una refugiada polaca que, desesperada por el hambre y obligada por la oscura presencia de Bruno, vende a su bebé recién nacido a una familia pudiente y sin hijos. Lo que viene después es el arrepentimiento una vez Pauline descubre las verdaderas intenciones de Bruno y la imposibilidad de recuperar a su hijo, aunque una casualidad dará un giro inesperado a todo el asunto. A diferencia de la primera versión cinematográfica (un inencontrable film de 1921, con el gran Emil Jannings de protagonista), Siodmak realza la figura de Pauline con una inmensa Maria Schell, mientras que Bruno (Curd Jürgens) va cobrando fuerza progresivamente hasta un desenlace primero trágico, aunque siempre quede un atisbo de esperanza. Una de las mejores películas de Robert Siodmak de su segunda y, a mi entender, discutible etapa europea.
Saludos.


lunes, 10 de febrero de 2014

Me aburro (Crónica de un aburrimiento)



Es difícil contar algo aburrido y no terminar resultando aburrido. A veces se confunde lo que aparentemente es aburrido con algo simplemente vacío, porque se puede ser un plomo descubriendo algo interesantísimo o, al revés, hipnotizar a la audiencia contando una tontería salomónica. Por ejemplo, ser Hong Sang-soo es complicado, porque el director coreano tiene un don único: contar siempre la misma historia con la convicción de que un artista debe ser fiel a un mismo torrente argumental, ser sumiso ante su propia obra. Pero Hong es un gran director de cine, no puede ser aburrido. Acaso naif, pero no aburrido.
En ALLE ANDEREN, la joven directora Maren Ade bien querría exponer una asfixia emocional, la de una pareja que se aburre de ser tan feliz y que sucumbe progresivamente a un estado de hastío que sólo puede terminar de una manera, que no es otra que una ruptura. Hasta ahí, nada extraño o reprobable, pero desgraciadamente ocurre que la misma embolia emocional llega hasta la fisicidad del film y lo impregna, lo hace caer en su misma trampa y ya no hablamos de un "retrato del aburrimiento", sino que la película en sí es un aburrimiento. Brevemente resumida, nos cuenta las vacaciones de una joven pareja en Cerdeña, donde el idilio va cediendo paso a una ruptura anunciada por culpa de... exacto: el aburrimiento. Gran e insalvable problema: Ade es completamente incapaz de hacernos creer que esos dos se conocen de algo, así que a nadie le importa que se separen o se vayan a hacer gárgaras. Fin del resumen ¿Película aburrida?: Sí ¿Mala película?: No, qué va. Sólo es aburrida e intrascendente. Es lo que trae jugar a hacer lo que hacen otros magistralmente.
Saludos.

domingo, 9 de febrero de 2014

Rincón del freak #142: Mi regalo de cumpleaños a una simpática lombriz



Querido Mr. Que me he enterado de que su bitácora ha rebasado los seis años de actividad y ni una arruga, ni una cana... aunque eso es obvio, claro... En fin, que como yo sé que usted es fan irredento de un género que usted mismo ha inventado, el género "chinorris" (donde se incluyen impúdicamente coreanos, japoneses, mongoles y señores recién levantados), pues acá le traigo una recomendación envenenada pero del tó. Se trata de una cosa por la que en 1953 habrían colgado hasta la muerte a su perpetrante, que no es otro que un tipo que, tiempo ha, fue incluso respetado y considerado con esa etiqueta que a usted y a servidor tanto nos toca los cojones, que es "de culto" (que se imagina uno poniéndole velitas a un pazguato cualquiera, vaya). Sí, yo sé que usted sabe quién es Mamoru Oshii, que además de tener nombre de no querer a su mamá (no como Marco) hizo un refrito de BLADE RUNNER de dibujos animados que no estaba mal y que atendía al nombre de GHOST IN THE SHELL. Pero una vez más, su teoría de que el "chinorrismo" es capaz de corroer con paciencia infinita cualquier atisbo de buen gusto queda patente en un... un... una cosa que hizo el propio Oshii con lo que le había sobrado de una tarde de pachinko y sake. ASSAULT GIRLS se llama esto; o, en esa lengua que a usted tanto le gusta, ASARUTO GÂRUZU. Que es decirlo y ponerse a llorar un niño. En fin, que es muy mala, sí. Infracine, diría yo. Y la descripción es: 70 minutos (y a dios gracias que dura eso) de Instagram recreando un desierto donde no hay absolutamente nada y donde, eventualmente, aparecen tres señoritas portando fusiles y diciendo incongruencias. Y como colofón del copón... ¡Sí! ¡Gusanos gigantes del desierto!... ¿Cómo en DUNE?... ¡Sí, como en DUNE! ¡Pero peor, y hecho con un Commodore 64!... Que no es que yo tenga nada contra los Commodore, aunque fuese de Spectrum e inadvertidamente vertiese vasos de agua en los Amstrad de mis amigos para escacharrárselos y decir que eran más malos... En fin, que ahí tiene usted un regalo que seguro no le han hecho jamás: una peli (o lo que sea) de chinorris donde no pasa nada, salen japonesillas pegando tiros y gusanos gigantes como unas guest stars cualesquiera...
Felicidades, maño... y saludos.

sábado, 8 de febrero de 2014

Coger de aquí y de allá



¿Por qué Hollywood lleva salvando el Universo (así, a lo bestia) más veces de lo que ha salvado su propio culo? ¿Por qué los buenos, con el trabajito que supuestamente les ha costado derrotar a los malos, no los pasan a cuchillo y así evitan que vuelvan 4.000 años después a dar por culo otra vez? ¿Por qué la policía es ridiculizada sistemáticamente cuando aparece un payaso en mallas? ¿Por qué los malos son tan tontos una vez han conseguido "el arma más poderosa del Universo" y no pasan a cuchillo a los buenos para evitar que les chafen su plan de destruir el Universo? ¿Por qué los malos no se preguntan que si destruyen el universo ellos también se van a tomar por saco? ¿Por qué los malos parecen una mezcla de soldados imperiales y Teletubbies? ¿Por qué en THOR: THE DARK WORLD salen naves espaciales, soldados imperiales y rayos láser si supuestamente estamos asistiendo a una representación más o menos veraz de una mitología medieval? ¿Por qué parece que estamos viendo una peli de STAR WARS?... ¿Por Natalie Portman?... ¿Por qué he visto esta película si ya sabía yo lo que me iba a encontrar? Y sobre todo: ¿Por qué Chris Hemsworth, en vez de un dios nórdico, parece un jugador de los Denver Broncos?... ¿ein?...
Saludos.

viernes, 7 de febrero de 2014

Cascadas de sangre



La pregunta es: ¿Se puede o se debe seguir insistiendo en el filón vampírico, con el riesgo de banalizarlo? La respuesta de Neil Jordan es: Sí. Pero Jordan tiene la capacidad de exponer su cine, su manera de entenderlo, con claridad y convicción, los mismos argumentos que lleva esgrimiendo durante más de treinta años y que le han convertido en uno de los más interesantes renovadores del cine de género... de cualquier género.
BYZANTIUM fue presentada en el pasado festival de Sitges casi de puntillas y más de un año después de su realización. Signo de estos tiempos oscuros y curiosa coincidencia espiritual con el corazón de esta nueva andanada de cine de vampiros, romántica y sangrienta a partes iguales; digamos que podría considerarse el reverso femenino (y ya era hora) de ENTREVISTA CON EL VAMPIRO. La correspondencia no puede ser más clara: Los vampiros llevan habitando este mundo desde tiempos pretéritos a la civilización, pero para perpetuarse sin ser detectados han mantenido una férrea disciplina de conservación, fundamentalmente basada en la pureza de linaje y en el exterminio sistemático de las mujeres que pudiesen corromper dicha "pureza", indefectiblemente machista. No sólo en la reivindicación de sexos se mueve esta película de apariencia frívola pero con un poderoso mensaje, porque pocas veces hemos visto a algún vampiro con dificultades económicas; pero es que Jordan nunca ha sido ajeno a su propio tiempo, y en su discurso reflexiona tanto sobre la huida constante de estas dos "rebeldes", perseguidas por implacables y pacientes sicarios, como sobre la protección a ultranza y mutua que va aclarándose a lo largo de un metraje intenso y temperado. Una película que se mueve más entre luces recargadas que entre sombras, y que prefiere una impersonal ciudad costera (Cork en Irlanda y East Sussex en Inglaterra) como, quizá, el único escondite posible para quienes llevan siglos permaneciendo invisibles.
No es la mejor película de Jordan, pero sigue siendo un director con una poética reconfortante y reconocible, y en estos tiempos, eso es agua de Mayo.
Saludos.

jueves, 6 de febrero de 2014

Retrato(s) de un(os) perdedor(es)



Con un rápido repaso, he reparado en que es Philip Seymour Hoffman uno de los actores "de última generación" de los que más y, sobre todo, mejor he hablado en estas páginas. A mí me parece un actor colosal, que parecía salido de un film de Richard Brooks (ahí está, si no, su formidable aportación al "último" Lumet) , pero que se llevaba de maravilla con contemporáneos tan indetectables entre sí como Thomas Anderson, Kaufman o el último ramalazo de genio de Spike Lee. Se ha muerto, y muy pronto. Y ha dejado un vacío en el cine norteamericano que va a ser difícil de rellenar; a mí, a bote pronto, no me sale ningún actor capaz, como él, de aunar el carácter de Laughton, la fuerza de Lorre o la versatilidad de Stewart. Palabras muy mayores para un señor, un actor, que va a merecer todos los reconocimientos que se le hagan.
Y, sí, pese a su extenso currículum, es cierto que aquí lo hemos nombrado frecuentemente; sin embargo, Seymour Hoffman se atrevió hace unos cuatro años con la dirección, y con resultados nada desestimables. En JACK GOES BOATING dirigía la obra teatral de Bob Glaudini, adaptada por él mismo, que ya había interpretado en teatro y en la que, si nos fijamos bien, hay un intento maravilloso de humanización y cercanía por parte de un actor casi "obligado" a desprenderse constantemente de su propia piel. Se trata de la emotiva historia de un tipo bastante solitario, con un único amigo, que como él conduce limusinas, y que le arreglará una cita con una chica que trabaja con su mujer. Así contada, JACK GOES BOATING parece hasta ramplona, pero haría falta un esfuerzo de comprensión y detalle para un film que bebe mucho y bien de Woody Allen, si es que pudiésemos mezclarlo con la singularidad de los hermanos Coen y, en menor medida, de la intensidad dramática de James Gray. Hoffman no es ninguno de ellos, ni lo pretende; quizá tenía una espina clavada y necesitaba expandir su talento en otras direcciones, y de ahí sale esta áspera y agridulce ¿comedia romántica? sobre alguien dispuesto a aprender a nadar y cocinar sólo para demostrar que también puede querer a alguien. Es en sus tremendos minutos finales cuando al fin detectamos a dónde quería y podía llegar, aunque sólo fuese como respetuosa reverencia de alumno a maestro: efectivamente, Cassavetes...
Se fue un grande. Descanse en paz.
Saludos.





Además, una película que termina con esto revela cuánta sensibilidad contiene.


miércoles, 5 de febrero de 2014

Rechazo postparto



Es una película bien curiosa LE REFUGE, por lo que parece, lo que aparenta y lo que se intuye y, evidentemente, termina siendo. Parece una película de François Ozon, y lo es. Y lo explico: una película de Ozon está siempre un paso fuera de cualquier tentación "nouvellevaguera", pero sus intentos expiatorios, la mayoría de ocasiones, le indefinen como creador de "imágenes nuevas", aunque lo perpetúan al frente de una hornada de directores que han optado claramente por una narración clara al tiempo que turbadora. Menos poesía y más rimas, un extracto firme de lo que aparenta como aullido de rebeldía en lugar de absurda redención generacional. Sin embargo, nuestra intuición nos dice (y no sin acierto) que mezclar drogas, defunciones abruptas, homosexualidad "perfectamente" consuetudinaria y, para rematar, un alumbramiento de desganas increíbles. Pero es que parece mentira que Isabelle Carré estuviese embarazada de verdad... porque no lo parece; y poco a poco, con la presentación de personajes, se hace notoria una dificultad insalvable para empastar el conjunto, hacerlo no ya creíble, sino simplemente potable.
Y es que empezar como Garrel, continuar como Rohmer y (querer) terminar como Haneke es, fuera de toda duda, una boutade de mayestático (in)juicio. Como un niño no deseado al que tenemos que alimentar sin cariño...
Sólo para usted, que odia el estreno obvio.
Saludos.

martes, 4 de febrero de 2014

Robert Siodmak: Tiempo y esfuerzo #18



Sin ambages: THE CRIMSON PIRATE es un chute de adrenalina, un prodigio de dinamismo filmado en unos colores tan brillantes como los dientes de Burt Lancaster, que aquí estaba en su máximo apogeo en una aventura que le venía como anillo al dedo. Sería necesario olvidar por qué su argumento es (porque lo es) tan básico. Éstos son piratas, estaban tan tranquilos abordando buques llenos de señoras enjoyadas y militares seniles, y de repente se ven envueltos en una especie de cruzada yihadista/maracaibense (caso de que esto fuese posible). No, por supuesto que el guion de Roland Kibbee no es la estrella de esta función tan arrogante y desenfadada como su imanante pareja protagonista, Lancaster y Nick Cravat, verdaderos dueños de casi todo el metraje. Lo que de verdad importa es ver al dorado capitán Vallo agarrado a una cuerda, sonriendo y gritando aquello de "Listos para el abordaje"; importa empaparse de una coreografía de cien hombres, disparos, sables, y que no se vuelva confuso; e importa que una persecución dure diez minutos sin que sepamos qué nos va a deparar el siguiente segundo. Por eso THE CRIMSON PIRATE es una película tan sorprendente en la filmografía de Robert Siodmak, casi un divertimento mutado en explosión controlada y que anticipaba cómo deben ser las películas de piratas... en las que los piratas son los buenos.
Por cierto, no se pierdan a un camuflado Christopher Lee en uno de sus primeros papeles relevantes o a la bella Eva Bartok, de origen húngaro, intentando parecer una hermosa caribeña... Pero sobre todo no se pierdan el momento en el que Siodmak, en el fondo un cachondo mental, le dio por fin el gustazo a Burt Lancaster de aparecer vestido de mujer... ¡Impagable!
Saludos.

lunes, 3 de febrero de 2014

El más listo de la clase



Sólo quien haya leído la obra original de John le Carré sabrá apreciar la estimable densidad de TINKER TAILOR SOLDIER SPY, uno de esos raros hitos en la literatura de espías, tan proclive a los callejones sin salida dada su siempre peligrosa autoindulgencia. La culpa ha sido, como no, de su éxito, lo que dio desde los años sesenta una camada de autores rayanos en una especie de star system; un poco como lo que ocurre hoy día con la terrible novela "histórica" pero, qué duda cabe, con mayor calidad. TINKER... posee una especie de posmodernidad que la deja en un terreno inexplorado y, por tanto, más excitante e intemporal. Bebe de ello esta estupenda adaptación por parte del director sueco Tomas Alfredson, gélida y acalorada a partes iguales; una especie de DÉJAME ENTRAR más adulto, concienciado y descreído. La trama es laberíntica y desorientadora a más no poder, y yo recomendaría un doble visionado en poco espacio de tiempo, porque es difícil dar con su auténtico sentido semántico ¿O es más importante el dibujo (excepcional) de los personajes que el minucioso trabajo de guion? O su brutal composición temporal, con la fotografía de Hoyte Van Hoytema permaneciendo fiel a la expresionista partitura de Alberto Iglesias y logrando la siempre complicada "atemporalidad" de forma. Y por supuesto, es necesario destacar a unos actores muy bien dirigidos y que trascienden el concepto de "secundarios de lujo", porque alrededor de la creciente figura de un colosal Gary Oldman se suceden antológicos momentos de Colin Firth, Toby Jones, John Hurt, Ciarán Hinds y, en menor medida, unos muy controlados Tom Hardy y Mark Strong, además de la siempre estimulante aparición del valor en alza Benedict Cumberbatch.
Una película hermética y enigmática, con un socarrón y gélido sentido del humor y una magnífica vocación de subvertir desde el respeto casi reverencial. En mi opinión, un hito bastante inadvertido.
Saludos.

sábado, 1 de febrero de 2014

Hi-yo, Silver! #4



Debe ser cosa del destino, a veces injusto de tan caprichoso, que un personaje con todos los triunfos en su mano deba sufrir adaptaciones no ya insufribles, sino simplemente incomprensibles ¿Qué movería a la Wrather (subsidiaria de la Warner y valedora de los derechos del llanero solitario) a desempolvar 25 años después al jinete enmascarado? A la vista de la gran operación de márketing, muñequitos incluidos, la cosa está aparentemente clara; lástima que coincidiera con la conmoción spielbergiana de Indiana Jones y los precedentes, que aún coleaban en taquilla, de EL IMPERIO CONTRAATACA y SUPERMAN II (no olvidemos que aquéllos eran tiempos de taquillazos eternos). Sin embargo, con la bendita perspectiva que dan más de treinta años, lo cierto y verdad es que THE LEGEND OF THE LONE RANGER tenía mejores intenciones que resultados; pero habría que cambiar varias cosas para poder elevar un tono general bastante irregular. Primero su pareja protagonista, establecida en dos "actores" de baja intensidad dramática, como el ignoto y "doblado" Klinton Spilsbury, del que ya no se supo nada más, y Michael Horse, que luego tuvo una discreta carrerita televisiva. Hay menos química en ellos que con los vituperados Hammer/Depp, y cuesta trabajo digerir un lone ranger sin asomo del saludable sentido del humor que le insufló Clayton Moore, que al lado de Spilsbury estaba de oscar...Ahora bien, no nos pasemos de listos, porque los truhanes de Bruckheimer y Verbinski copiaron literalmente este guion (hiperinflado, eso sí), donde Cavendish aparece mucho más aseado y sutil, interpretado por un correcto Christopher Lloyd, y cuyo máximo aliciente reside en un gozoso (y jocoso) Jason Robards, que compone un presidente Grant inesperadamente incorrecto. Pero claro, los grandes siempre serán grandes estén donde estén. Y dos apuntes más: la breve intervención de aquel pequeño gran actor que fue Richard Farnsworth haciendo de Wild Bill Hickok y la masacre a la que fue sometida la magnífica partitura del genial John Barry, porque no hay un cantante más alejado de sus intenciones que un Merle Haggard convertido en bardo forzoso. Lo dirigía todo William A. Fraker, que inició su carrera con dos títulos notables para diluirse como casi todo en esta justamente olvidada película.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!