Mostrando entradas con la etiqueta Carlos Brooks. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Carlos Brooks. Mostrar todas las entradas

miércoles, 11 de julio de 2012

Atrapados con el gato



El poema de William Blake nos habla del tigre mítico, de la bestia simétrica y resplandeciente que reina en una naturaleza virgen y nunca hollada... Es obvio que las correspondencias entre este grandísimo poema y la película de hoy apenas quedan por la parte del título; es tontería buscar más allá. BURNING BRIGHT está repleta de magníficas intenciones, de un esfuerzo por dotar de coherencia y verosimilitud una historia ya no estrambótica, sino directamente borderline. Se nos cuenta un complicado tejemaneje que empieza con un hombre comprando un tigre ilegalmente en mitad de un desierto, lo que ya resulta, cuanto menos, insólito. Hay un breve diálogo entre comprador y vendedor "a lo Tarantino" que nos pone en órbita para el cogollo, que es la construcción de una reserva de animales salvajes por parte del comprador, que mantiene al tigre en una jaula especial. Luego resulta que éste tiene un complicado asunto familiar, porque en la casa donde se van empezar las obras se encuentran sus hijastros, una chica de 20 años y un chaval autista, que han quedado deamparados tras conocer que su padrastro ha gastado todo su dinero en su proyecto, dinero que les pertenecía tras la muerte de la madre. Sí, un poco enrevesado, y además no importa demasiado, porque lo importante viene luego, cuando sobrevenga un cruento huracán y los dos jóvenes queden atrapados en la casa, que ha sido herméticamente cerrada "por motivos de seguridad". Evidentemente, "alguien" da vía libre al sanguinario tigre dentro de la casa, esperando que a la mañana siguiente todo haya quedado en un simple accidente. Supongo que imaginan lo que sigue, que no es más que un juego de supervivencia más o menos creíble, con sus licencias y sus pasotes digitales; es decir, un quiero y no puedo, con buenas intenciones pero resultados muy básicos. A Carlos Brooks le conocíamos de su anterior trabajo, QUID PRO QUO, y es posible que algún día destape el tarro de las esencias y logre filmar una historia como dios manda, porque intenciones las tiene todas, pero da la impresión de estar aún tremendamente verde. Entretenida (a ratos) y muy poquito más.
Saludos a rayas.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Todo va sobre ruedas



QUID PRO QUO es una de esas películas que apenas se dejaron ver en el momento de su estreno (apenas tiene dos años), pasaron sin pena ni gloria y fueron directamente a las estanterías de los dvdstores, y además al rincón más alejado del sitio donde los bombazos de la temporada se multiplican impúdicamente. Y uno la ve y, francamente, no sabe qué pensar. Les contaré de qué va y luego vemos, a ver qué tal.
Nick Stahl (mejor actor de lo que sus mediocres títulos indican) da vida a un periodista paralítico que, en mitad de un trabajo de investigación, se topa con un extraño grupo de personas, los wannabes, que realmente desean ser paralíticos y se reúnen para charlar acerca de sus impresiones e ideas en una hipotética vida en silla de ruedas, donde ellos se ven admirados y respetados por el resto de la sociedad. Tras asistir a una reunión y ser descubierto, se da cuenta del inextricable lazo que une a estas personas y que no tiene nada que ver con su propia condición de paralítico real, por lo que es violentamente expulsado. Por supuesto, la curiosidad crece tras ese encuentro, hasta que entra en escena una doctora con el cuerpo de Vera Farmiga (sobran conclusiones), que ejerce una irrefrenable atracción sobre el periodista, que descubrirá con estupor que lo único que le atrae a ella de él es precisamente su parálisis, puesto que ella también es una wannabe, un poco trastornadilla, eso sí. Hasta aquí, la película tiene cierto interés pese a lo telefílmico de su dirección y la desesperante lentitud de su desarrollo. Cronenberg ha hecho algún que otro tratado sobre las taras físicas con los inquietantes resultados que conocemos; Bergman ha sido capaz de poner imágenes a los más oscuros rincones de la psique humana; y ciertamente conocemos muchos directores que se han ocupado de retratos nada acomodaticios. El problema en QUID PRO QUO es que todo lo interesante mostrado en su primera mitad termina derivando en el típico thriller atormentado que busca excusas de guión para casi cualquier cosa. En definitiva, un producto de escasa calidad pero que sirve como entretenimiento más o menos exótico, porque primero es mejor de lo que parece y al final es peor de lo que parece, y ésas son demasiadas apariencias.
Saludos parafílicos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!