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lunes, 14 de noviembre de 2022

Los que traen el infierno #1


 

Me doy cuenta de que son muchas las franquicias que no han aparecido aún por aquí. Será por desidia, desconfianza o simple indiferencia por mi parte ante lo que normalmente considero un alargamiento innecesario. De todas formas, me ha parecido pertinente tomar el remake de HELLRAISER para meterme de lleno en lo que el cine ha dado para la obra cumbre de Clive Barker, porque al contrario me temo que no ha ocurrido. La sensación es exactamente la misma que tuve, hace muchos años, cuando leí el libro (se impone relectura), seguidamente vi la película, y noté que las imágenes no hacían justicia a la fuerza evocadora de las palabras de un escritor al que no considero brillante, pero sí impulsor de un lenguaje mutante y explosivo, en el que las sensaciones palpitan tras cada frase, y éstas nunca buscan relamerse en adornos innecesarios. Esta HELLRAISER es mejor técnicamente, no tiene grandes salidas de tono, pero arrastra un ritmo cansino y poco dado a la sugerencia. En esencia, no hay nada a aportar, nada que no viésemos o leyéramos; ya digo, mejor hecha sí, como un lavado de cara necesario, que quizá le da más porte, pero no deja de ser una más de la actual maraña de remakes, que ya empiezan a ser mosqueantes. Bruckner es un buen director, con un oficio que ha ido apuntalando título a título, pero yo le hubiese demandado algo más de riesgo, porque el material de Barker es una mina de oro, que curiosamente nunca ha atraído a realizadores con marchamo de autor, con la osadía de subvertir un texto ya de por sí subversivo.
No está mal, pero "debería" haber sido mucho mejor.
Saludos.

lunes, 22 de noviembre de 2021

Tonalidad indeterminada


 

David Bruckner es un director al que siempre le he visto el mismo defecto, repetido una y otra vez; un aspecto que la perspectiva determina como una manía o una mera incapacidad. Me ha vuelto a ocurrir tras ver THE NIGHT HOUSE, su último film. Una historia supuestamente terrorífica, que se apoya en una cantidad ingente de lugares comunes, y acaba desaprovechando el impresionante esfuerzo de Rebecca Hall, claramente varios peldaños por encima de todo lo demás. Y todo lo demás es una trama típica de casas encantadas, presencias sobrenaturales y secretos ocultos en algún rincón perdido. Todo parte de la traumática pérdida de la protagonista, tras el suicidio de su marido; intentando superar un estado cercano a la depresión, una serie de detalles insignificantes le advierten de que quizá su marido no era el hombre ideal al que amaba, sino que llevaba una oscura doble vida. Llegados a este punto, al menos a mí me sobraba el elemento sobrenatural, y por un momento pensaba en un ingenioso mecanismo, capaz de poner a prueba todas las convicciones de su protagonista. No es así, y el film se va deslizando hacia un desenlace perfectamente tipificado, nada que no hayamos visto otras veces, aunque reconozco que hay sobriedad y buen gusto en la realización, y que Hall vuelve a demostrar que es una actriz que puede cargar con el peso de lo que sea, aunque aquí parezca un poco lastrada por las insidiosas reglas del género.
Bien, correcta. Se puede ver.
Saludos.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Un secreto a medias



De un tiempo a esta parte han proliferado las películas de género por episodios, y más concretamente las de terror. Títulos escuetos como XX, VHS o THE SIGNAL han apostado por economizar medios y centrarse un poco más en los guiones, lo que viene siendo una serie B de toda la vida pero con un envoltorio más chupi, con tal de atraer a un público más joven y no tan dispuesto a estar dos horas pendientes de la misma trama. Sin ser nada del otro mundo, SOUTHBOUND intenta ensayar una especie de "Twilight Zone" bastante aturullado, que a veces recuerda a cosas tan dispares como THE PURGE, ABIERTO HASTA EL AMANECER, TEMBLORES o NEKROMANTIK... ¿?... Efectivamente, todo muy disperso como para hacernos pasar por la creencia de que los episodios están mínimamente conectados, porque no lo están, excepto quizá por la voz de Larry Fessenden, imitando regular al Howlin' Wolf de AMERICAN GRAFFITI. En fin, un pasarratos como otro cualquiera y del que apenas se salva uno de los episodios centrales, el dirigido por el siempre interesante David Bruckner, y que trata sobre un brutal atropello en mitad de la nada y los desesperados intentos del conductor por salvar a la chica atropellada, mientras unas misteriosas voces le van indicando por su móvil qué debe hacer en un hospital abandonado. El resto, bastante rutinario y gratuito, la verdad, pero puede servir para un Sábado por la noche aburrido...
Saludos.

domingo, 18 de marzo de 2018

Rincón del freak #305: Si hoy es Domingo, esto es Suecia...



No se lleven a engaño, les venderán THE RITUAL de muchas maneras, pero no como lo que es. El norteamericano David Bruckner lleva una década de actividad como director, aunque esta es su primera experiencia en solitario, ya que había participado en tres largos colectivos. Y curiosamente se nota, no sé si Bruckner era el encargado de los guiones, porque aquí lo hace Joe Barton, proveniente de la televisión y al que le falta enjundia para crear un todo creíble en esta trilladísima historia de terror programático. Efectivamente, habrá quien lo venda como un cruce entre la tensión acumulativa de THE DESCENT y el horror atávico de THE VVITCH, pero no es ni una cosa ni la otra, sino un previsible y aburrido batiburrillo de lugares comunes, y me evito más referencias por lo obvio, pero el asunto gira en torno a cuatro amigos que deciden emprender un viaje por una apartada ruta boscosa de la Suecia profunda para honrar la memoria de otro amigo, muerto trágicamente cuando se ve envuelto en un atraco. Una vez allí, los árboles susurran, las tiendas de campaña vuelan, las cabañas crujen y las brújulas se vuelven locas... ¿A que les suena? Bueno, podría haber sugerido un poco más y mostrar menos, sobre todo en su prescindible tramo final, con algunas decisiones simplemente sonrojantes y un monstruo que no va a pasar a la historia.
Lo peor, con mucho, los cansinos flashbacks, que no hay quien los aguante.
Lo mejor, Rafe Spall, aún a años luz del genio interpretativo de su padre, pero apuntando interesantes maneras.
Saludos.

domingo, 21 de junio de 2009

Divide y perderás

THE SIGNAL pasó por Sitges hará un año y constató un par de cosas: que se puede (y se debe) seguir apostando por la frescura y el riesgo y que este tipo de propuestas suele venir de principiantes inconscientes que acaban por enterrar ellos mismos ideas novedosas, más que nada por una gran torpeza en los desarrollos. Y he aquí un film con el que se pueden explicar perfectamente este compendio de vicios y virtudes.
Lo primero es que está firmada a tres manos, pero a diferencia de títulos insignes como CREEPSHOW o TWILIGHT ZONE, THE SIGNAL intenta componer un todo, una sola historia pese a que sus tres partes están marcadas a trazo grueso. El comienzo es antológico, la continuación no tiene nada que ver con el principio y el final ya no puede remontar porque el daño está hecho. Una curiosa forma de demostrar que las democracias no siempre funcionan...
Así y todo, los primeros 30-40 minutos es de lo mejor que pudo verse en Sitges aquel año. Firmada por David Bruckner, tiene un arranque arrebatador que presenta a dos amantes que deben despedirse, y aunque él le pide a ella que se escapen juntos ella termina por volver a casa. Es entonces cuando en la televisión sólo se emite una psicodélica señal luminosa y por teléfono se oye un extraño zumbido. La chica se pone los cascos con el "Perfect Day" de Lou Reed y sale a la calle, en el garaje se da cuenta de que algo no va bien. La cosa es que la dichosa señal parece haber despertado instintos homicidas en toda la población; la gente se mata unos a otros sin motivo aparente. Lo mejor que le podía haber pasado a THE SIGNAL era haberse conformado con ser un mediometraje de lujo o haberlo dejado todo en manos de Bruckner, porque lo que viene a continuación es otra cosa. Copiando descaradamente al Tarantino más gamberro (algunas escenas son descaradas), Dan Bush pierde el norte y recrea un slasher en clave humorística que no llega a Raimi ni al refinamiento de FOUR ROOMS, así que se queda en una anécdota que destroza una buena idea de salida. El final, de Jacob Gentry, intenta por todos los medios que volvamos a conectar con el principio, con el amante buscando a la chica por un lado y el marido, celoso y enloquecido, por otro, para acabar de manera trillada y edulcorada lo que había empezado siendo una pesadilla a tiempo real. Una pena, la verdad, con lo mal que está últimamente este tipo de cine.
Saludos señalados.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!