viernes, 31 de agosto de 2018

Historia en acción



MIL-JEONG (aquí traducida como EL IMPERIO DE LAS SOMBRAS) es un mastodóntico film que retrata la ocupación de Corea por parte de los japoneses en los años 20. Un momento histórico recurrente en diferentes películas, que han arrojado luz sobre un contexto más que controvertido, ya que el complejo de inferioridad coreano quizá provenga del brutal sometimiento japonés, por mucho que le sirviera para construir una férrea identidad nacional. El director Kim Jee-won (autor de la brutal I SAW THE DEVIL) se esfuerza en aglutinar coherentemente dos horas y media de rigor histórico, junto a una intrahistoria que enfrenta a un curioso oficial de policía japonés de origen coreano, que trata de dar caza a un grupo de insurgentes, tras la noticia de que planean un gran atentado a la base principal japonesa en Seúl. Todo está bastante bien contado, los actores son más que solventes, destacando al estupendo Song Kang-ho, y las escenas de acción contienen una coreografía muy atractiva... Entonces me pregunto qué falla para estar bostezando a la media hora. Probablemente lo que todos ustedes están pensando: efectivamente, es muy aburrida...
Saludos.

jueves, 30 de agosto de 2018

Clément de pleno #1



Por quitarnos el sambenito (absurdo, por otra parte) de "caimanitas"... Bueno, y porque Billy Batson me lo pidió personalmente, iniciamos aquí un esperemos que fructífero paseo por una filmografía a menudo no demasiado apreciada en su conjunto, pese a contener algunas obras maestras. Porque, como el que no quiere la cosa, René Clément pasa a engrosar la magra nómina de directores a los que el oficio les venía desde muy joven, más como vocación artesana que por pretensiones artísticas. Clément, que estudiaba arquitectura, fue un entusiasta del cine de animación, al que ha legado alguna obrita que otra, pero su primer contacto real y serio con el cine lo obtuvo del genial Jacques Tati, que en 1936 lo contrató para que oficiara como director de uno de sus cortos, aunque en los créditos su nombre aparezca como encargado de la puesta en escena. SOIGNE TON GAUCHE son apenas 13 minutos de la típica comicidad semisilente de Tati, que encarna a un granjero bastante pazguato que, por puro azar, se ve encima de un improvisado cuadrilátero oficiando como sparring del campeón local, que e ha quedado sin nadie con quien entrenar. Remitiendo a genios como Chaplin o Keaton, Tati organiza una desquiciada coreografía en la que todo vale con tal de esquivar los golpes, y todo gracias a un práctico manual sobre cómo boxear, al que no tiene reparo en echar un vistazo entre asalto y asalto. Es una miniatura, sí, pero magnífica para los amantes del slapstick.
Saludos.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Los números con sangre entran



Parecería una perogrullada decir, en tono jocoso, que THE ACCOUNTANT va de un autista, con habilidad sobrehumana para los números, que además fue adiestrado por su padre militar como experto tirador y un luchador letal cuerpo a cuerpo. Pues efectivamente, así es, porque es prácticamente imposible remontar una premisa tan demencial. Aun así, con ese tremendo lastre, resulta que Gavin O'Connor no es un mal director, no al menos de los que se le va la mano al primer mamporro. Algo a lo que contribuye el reparto, que no sé si es acertado, pero que al menos cumple con solvencia en esta embarulladísima tropelía ideada por el guionista Bill Dubuque, que debe tener sus razones para dibujar un personaje tan extraño como el encarnado por Ben Affleck, que en un par de escenas parece a punto de disfrazarse otra vez de hombre murciélago. No sé, supongo que en Hollywood cada vez gustan más los personajes con equívoco incorporado, y este es perfecto, porque no sólo es absolutamente bipolar, sino que su dudoso punto de vista le hace oscilar de villano a héroe en la misma escena. Además, para relajarse observa un Pollock...
Saludos.

martes, 28 de agosto de 2018

Anomalías familiares



Bueno, en algún momento había que ponerse manos a la obra, y aunque aún andemos rematando las vacaciones reconozco que algo de mono por ponernos a escribir de nuevo sí había. Han sido vacaciones de vaciado, de relax y sano embrutecimiento, porque el cuerpo y la mente así lo requerían, y porque se vuelve no cargado, sino dispuesto. No sabía por dónde empezar, así que elegí uno de los títulos que más revuelo parecen haber levantado este verano, y, a no ser que me haya equivocado de cabo a rabo, lo cierto es que HEREDITARY, al menos en mi caso, ha cumplido las expectativas. Empecemos por su género, pues si bien se nos presenta como un film de terror, lo que prima es la construcción de una atmósfera de enrarecimiento gradual, que Ari Aster (no olvidemos que se trata de su primer largo) modula con frialdad e inteligencia. HEREDITARY se parece a muchas películas, pero prefiere transitar su propio camino y buscar ese lenguaje que la haga diferente en un mar con demasiados peces. Hay ecos de clásicos como EL RESPLANDOR o LA SEMILLA DEL DIABLO, pero también se acerca a INSIDIOUS, THE VVITCH o a LA CASA DEL DIABLO, de Ti West, de quien sí recoge su gusto por el anticlímax y los detalles que el espectador deba resolver por sí mismo. El arranque es brillante, como si de una imposible continuación elíptica del film de Polanski se tratara, no estamos ante una cuna, sino ante un ataúd igualmente inquietante; sin revelar gran cosa, adivinamos que la presencia de la abuela muerta ejerce una presión terrible sobre la familia que es el centro motor del relato, sobre todo en las complejas personalidades de la madre y la hija (una soberbia Toni Collette y una impactante Milly Shapiro), que parecen como poseídas por esa presencia invisible pero poderosa. Sin embargo, y sin querer desvelar nada crucial, media hora le basta (el film dura dos horas) a Aster para desmontar cualquier teoría de la mente del espectador; la historia da un vuelco, se descentra y opta por otro camino, quizá el del desequilibrio mental, y las escenas entre Collette y un sobrio Gabriel Byrne remiten más a Bergman que a James Wan, desde luego. Es en su desatada recta final cuando el director decide contentar a los fans que esperaban encontrarse con el nuevo IT FOLLOWS y ahí sí hay más elementos terroríficos. Y aun así, por extraño que parezca, su inenarrable desenlace vuelve a desmentirlo, porque, en conjunto, HEREDITARY no es un film de terror, sino un descenso sin arneses hasta lugares muy íntimos y muy desconocidos, y eso siempre da un poco de vértigo...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!