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jueves, 12 de mayo de 2011
Un perro para un milagro
¿Qué pasaría en un universo alternativo, ahora que todo eso está tan de moda, en el que Frank Capra hubiese establecido su lugar desde el que hacer cine en Argentina? A lo mejor hubiese salido algo muy parecido a BOMBÓN, EL PERRO; seguramente no en la forma, pero sí muy aproximado en el ese inaprensible tejido de emociones que han hecho del cine el mejor refugio en un mundo moralmente deplorable. Y es que Carlos Sorin logró, en su cuarta película, una especie de pequeño milagro: lograr que volviésemos a tener fe en aquellas historias cargadas de buenas intenciones y en las que hasta era posible que problemas aparentemente insalvables encontraran solución con un poco de buena voluntad.
Ésta es la historia de Coco, un hombre sencillo, sin grandes aspiraciones ni agobios existenciales, que se queda sin trabajo tras el cierre de la gasolinera donde trabaja; sin un rumbo definido, la suerte hará que encuentre a un perro dogo de pura raza, al que llamará Bombón y que a partir de ahí se convertirá en su alma gemela. Sorin retrata como nadie la dignidad de Coco, que se debate entre su amor hacia el animal y la explotación a la que ha de llevarlo a cabo una vez descubre el potencial que éste posee en concursos de exhibición. Magnífico trabajo de guión y descomunal Juan Villegas, un actor no profesional que llena la pantalla en esas imágenes que parecen salidas del lacónico cine de Kitano, de un corto de Chaplin o, finalmente, de un Capra fascinado con la circunstancia patagónica.
Saludos caninos.
viernes, 30 de abril de 2010
El marco de la vida
Un dato. Nimio, audaz, tan impotente como importante: Hoy se estrena en éste nuestro país IRON MAN 2. Y en las pantallas de televisión y de nuestros ordenadores aparece Mickey Rourke destrozando edificios y coches, hasta que llega Robert Downey Jr. y le da un sopapo en forma haz lumínico.
El fotograma de la derecha pertenece al film LA VENTANA, del argentino Carlos Sorin. LA VENTANA habla, ni más ni menos, que del último tránsito de un hombre. Sorin se toma toda la calma del mundo para contarnos el último día en la vida de Manuel, que tiene 80 años y no puede salir de su habitación, postrado por una enfermedad. Es la misma calma con la que espera a su hijo, convirtiendo dicha llegada en todo un acontecimiento, porque Manuel no quiere aparecer ante él como un enfermo. Es la misma calma con la que Manuel se da cuenta, una vez ha llegado el hijo, que su vida ha acabado y sólo será un recuerdo entrañable en esas frenéticas vidas de la gente joven, los mismos que han venido a visitarlo como una mera formalidad, "algo que se hace". Es entonces cuando Manuel, con sus últimas gotas de vida, decide abrir la ventana y mirar al exterior; y la reflexión que hace Sorin de este pequeño gesto es abrumadora y enternecedora, pues, sin decir nada, Manuel sale fuera, ha decidido que vivir un poco más no tiene sentido si es como un muerto.
Ésta vendría a ser la reflexión fundamental de una película pequeña, modesta, casi una pieza de cámara. La que yo hago viene a colación del principio de la reseña: ¿Cómo es posible que nos extrañe más LA VENTANA que IRON MAN 2?
Saludos enmarcados.
El fotograma de la derecha pertenece al film LA VENTANA, del argentino Carlos Sorin. LA VENTANA habla, ni más ni menos, que del último tránsito de un hombre. Sorin se toma toda la calma del mundo para contarnos el último día en la vida de Manuel, que tiene 80 años y no puede salir de su habitación, postrado por una enfermedad. Es la misma calma con la que espera a su hijo, convirtiendo dicha llegada en todo un acontecimiento, porque Manuel no quiere aparecer ante él como un enfermo. Es la misma calma con la que Manuel se da cuenta, una vez ha llegado el hijo, que su vida ha acabado y sólo será un recuerdo entrañable en esas frenéticas vidas de la gente joven, los mismos que han venido a visitarlo como una mera formalidad, "algo que se hace". Es entonces cuando Manuel, con sus últimas gotas de vida, decide abrir la ventana y mirar al exterior; y la reflexión que hace Sorin de este pequeño gesto es abrumadora y enternecedora, pues, sin decir nada, Manuel sale fuera, ha decidido que vivir un poco más no tiene sentido si es como un muerto.
Ésta vendría a ser la reflexión fundamental de una película pequeña, modesta, casi una pieza de cámara. La que yo hago viene a colación del principio de la reseña: ¿Cómo es posible que nos extrañe más LA VENTANA que IRON MAN 2?
Saludos enmarcados.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
¡Cuidao con mis primos!