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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Sitges 3: La polémica nuestra de cada día



Y, al fin, el plato fuerte del festival; porque, como bien he leído por ahí, A SERBIAN FILM es "la película" de Sitges'10, o más bien, Sitges'10 ha sido el festival, por encima de otras cosas, que exhibió A SERBIAN FILM ¿Y que diantres es A SERBIAN FILM?, supongo que se preguntan ¿Por qué tanta polémica? ¿no será el enésimo truco de marketing para dar bombo a una peli que luego es ramplona? Habría mucho que discutir sobre esto, y creo que casi todo el mundo tendría su cuota de razón. A SERBIAN FILM es una mala película y es un película terriblemente necesaria; es una atrocidad y también es un poema visual (a trozos ¿eh?. en su conjunto resulta bastante garrula). A mí me parece una interesante piedra de toque, un toque de atención para despertar mediante terapia de shock; y puedo entender que exista un discurso nada ensimismado ni engreído según el cuál la cinta serbia actúe como brutal e impasible es pejo de nuestras propias iniquidades y francachelas, todas esas miserias que mantenemos ocultas durante toda la vida y que denunciamos inmediatamente si es otro el que las comete. Y por eso no me interesa tanto el pretexto snuff-gore-porno-nihilista que ha herido sensibilidades por doquier (no la mía, y no porque yo sea duro de pelar, sino porque sé diferenciar el "hecho real" de la "representación veraz"), sino lo que a duras penas puede atisbarse tras la cortina de sangre, mutilaciones, violaciones y demás marquetería fina. Uno no puede decir que este film debe ser prohibido y quemado en la hoguera y quedar impasible ante el cerdo de Jorge Javier Vázquez, por poner un ejemplo claro y cercano; no digo, ni pido, que este knockout fílmico sea venerado ni elevado a los altares, tampoco es para tanto y contiene muchas limitaciones que dan más risa que otra cosa, pero A SERBIAN FILM tiene una premisa imprescindible y muy saludable: en estos tiempos del "todo vale", Spasojevic ha entendido perfectamente que si pretendes ir más lejos, entonces hay que ir todo lo lejos que puedas, sin niñerías; y yo mismo sé que se puede ir muchísimo más lejos, pero no estoy seguro de que pudiésemos soportarlo, ni siquiera de que pudiésemos llamarlo cine. El debate está abierto, las posturas son por supuesto irreconciliables; vean, si pueden, A SERBIAN FILM, aunque sólo sea para darse cuenta de que durante 90 minutos todos nuestros valores pueden ser zarandeados por un puñado de imágenes. Eso, en la era de la representación dulcificada de la basura moral, es, cuanto menos, interesante.
Saludos festivaleros.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!