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sábado, 15 de julio de 2023

El espejo roto #24


 

Posiblemente "Beyond the sea" sea el mejor capítulo de esta T6 de BLACK MIRROR, y eso que Charlie Brooker enseña demasiado pronto sus cartas, mucho como para sostener la supuesta complejidad de una paradoja que pugna por llegar a "gran giro argumental. Es cierto que ese impactante final se ve venir desde prácticamente el principio, justo cuando existe la posibilidad de intercambiar truculencia por ambigüedad, y no es así. Sin querer desvelar mucho, estamos en una estación espacial, donde dos hombres se ocupan de su supervisión y mantenimiento. Al tratarse de una misión que se extiende durante más de un lustro, se usa una tecnología de última generación, donde unas réplicas perfectas ocupan el lugar de los dos hombres ausentes, pudiéndose "conectar" sus mentes. El problema sobreviene cuando uno de ellos sufre un terrible suceso, que cambiará por completo su vida; su compañero, al intentar ayudarlo, no será consciente de que complicará aún más la ya imposible convivencia en la estación. Es ingeniosa con reservas, y más tosca de lo que un relato distópico merecería prometer, y tampoco queda muy justificada su ubicación temporal, en unos años sesenta en los que se antoja complicado imaginar una tecnoogía así. Más allá de todos estos problemas, "Beyond the sea" se beneficia del que quizá sea el mejor trío interpretativo de toda la franquicia. El trabajo de Josh Hartnett, Kate Mara y Aaron Paul es muy superior a todo lo demás, y da cartas de nobleza a una serie que necesita cada vez más el soporte de caras reconocibles y reconocidas.
Muy buen capítulo, pero pide la complicidad del espectador como, por ejemplo, un Shyamalan descontando su propia cuenta atrás.
Saludos.

domingo, 19 de enero de 2020

Rincón del freak #389: Invitados, delicias y galimatías



Usted va a ver pocas películas más irritantemente relamidas que THE GOLDFINCH, o la constatación de que no se puede alabar a un mediocre. Esto va de un niño con flequillo y gafas de carey que no usa móviles y se pirra por el arte antiguo, la literatura decimonónica y los museos. Precisamente, un atentado en el Metropolitan (terriblemente filmado, por cierto) es el disparadero de esta cosa que no se entiende muy bien qué es, o que no se quiere hacer entender más bien. John Crowley (que estuvo más inspirado, por ejemplo, en BROOKLYN) coge la novela de Donna Tartt y la destroza, demostrando que no ha entendido un carajo, y pensando que puede armar un relato "total" en torno a una serie de correspondencias, que en ocasiones rozan la ciencia ficción, por lo traído por los pelos que está. Este niño queda huérfano de madre, y se va a vivir con una familia que no se sabe si es suya; pero no es así, porque en realidad se va a vivir con un anticuario, que era la pareja de otro anticuario que murió en el atentado, no sin antes revelarle un secreto importantísimo al chaval acerca de u pequeño cuadro con un jilguero. Bueno, luego viene el padre y se lo lleva a Texas, aunque el padre es un desastre, está en la bancarrota y vive en una urbanización abandonada en mitad del desierto. Allí conoce (no se sabe cómo) a un emo ucraniano, con el que descubre las bondades del vodka y el Vicodin, y al que se encontrará mucho tiempo después convertido en un mafioso de opereta. Lo peor no es lo mal que está contada, ni lo mal que está interpretada, ni lo mal que está, finalmente, dirigida. Lo peor es que uno intuye que tras estas insufribles dos horas y media es casi seguro que va a haber un montón de gente a la que no le gusta el cine, y que raramente ve una película, diciendo que qué maravilla y qué seriedad y qué otras sandeces más...
Terrible, terrible...
Saludos.



PD: ésta es la única película en la que a Nicole Kidman le ponen tres kilos de maquillaje tanto para rejuvenecerla como para envejecerla... ¿?...

sábado, 26 de marzo de 2016

Los localismos son para los locales



Bueno, primero dejar constancia de que una como gripe pirulera me ha dejado literalmente fuera de combate durante tres días, así que escribo esto al día siguiente de cuando se publica, y al otro día, que es hoy, no va a haber publicación... Un lío espaciotemporal que no arreglaría ni Charlie Kaufman, vaya... Con decir que la de ayer la escribí en un estado entre febril y alucinatorio, entenderán muchas cosas. Pero la de hoy es BROOKLYN, que en un principio era la candidata a mejor película en los oscar que menos expectación había creado... Y, francamente, la peli no está nada mal. Aquí no hay osos ni mutiladas ni marcianos ni espías, y tampoco sale Selena Gomez dando clases de economía, pero BROOKLYN tiene detrás a un excepcional escritor, Nick Hornby, que siempre ha sido muy claro y muy conciso con lo que quiere contar y cómo quiere hacerlo. La película es el texto y el acierto de John Crowley (que anduvo haciendo algo en "True Detective s2") al no enramarse innecesariamente, porque con la gran interpretación de Saoirse Ronan (esta chica va creciendo una barbaridad) le sobra para que no despeguemos los ojos del viaje de una joven irlandesa a Estados Unidos y la sutil pero implacable transformación que termina por regir una vida llena de azares e infortunios. Hay mucho que se nos escapa aquí, sobre todo en la parte irlandesa, los clubs de rugby y esos encuentros en los bailes; la parte americana se entiende mejor, porque a ello ha contribuido, cómo no, el propio Hollywood. Por eso la película no es redonda, se nota descompensada en algunos tramos, pero tiene algunos momentos de buen cine clásico y una fotografía a cargo de Yves Bélanger luminosa y colorista. Amén de un puñado de actores y actrices perfectos en sus papeles. Un lujo volver a ver a Jim Broadbent, por ejemplo, o la versatilidad de Domhnall Gleeson con la cara limpia... Pero la nota sobresaliente la pone su joven protagonista, porque es capaz de adueñarse de la totalidad del film y aportarle unos cambios de registro asombrosos... Pero tampoco era para ganar, pienso yo.
Saludos.

martes, 3 de noviembre de 2015

Los detectives salvajes II



Sí, hoy vamos a hablar de la segunda temporada de TRUE DETECTIVE. Varias conclusiones, la primera es que si le hubiesen puesto otro nombre (aparte de cambiarle necesariamente la cabecera) a la gente le hubiese gustado más, porque esta temporada no tiene nada que ver con la primera. Es otra cosa, más cine negro clásico, con unos malos bien reconocibles, con una trama principal muy terrenal y un montón de subtramas que, en vez de allanar el camino, lo que hacen es desviar la atención para desmoralizar a un espectador no entrenado ni con capacidad de concentración. De hecho, creo que en el primer o segundo episodio hay un momento (que no desvelaré) en el que uno dice "ya está, he aquí el comienzo de la conexión sobrenatural y misteriosa con la primera temporada"... Y no. A mí me quedó claro que esta era una historia sobre la corrupción y la miseria moral, de la imposibilidad de combatirla con métodos legales y transparentes, porque todo el mundo (¡ojo, todo el mundo!) está metido en algún asunto turbio. Es significativo el papel de Vince Vaughn, pues la investigación sólo consigue esclarecerse y avanzar gracias a él, un mafioso que se ve obligado a sacudir los cimientos de Vinci, ciudad del pecado, para evitar su propia e inminente ruina. Una cosa positiva y otra negativa: la compleja ambigüedad con la que Nic Pizzolatto manosea a sus personajes y los deja dolorosamente desamparados, a merced de un destino que se va tornando cada vez más cruel. Pero, por otra parte, las ocho horas se hacen largas por inconcreción, el último episodio, sin ser malo, intenta recuperar a toda prisa una miríada de cabos sueltos que, francamente, yo ya daba por perdidos; y son estos pequeños e involuntarios mcGuffins los que le bajan la nota a una temporada que, sin ser memorable, es un excepcional ejemplo de cine negro de la vieja escuela, y eso por aquí siempre lo hemos valorado mucho.
... ¿Los actores?... Bueno, he conseguido reconciliarme en parte con Colin Farrell, Vaughn es toda una sorpresa, Rachel McAdams compone un personaje femenino atípico y Taylor Kitsch... No, en serio, si hubiesen prescindido de su personaje nadie lo habría echado en falta...
¿Habrá tercera temporada?...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!