Haciendo un poco de arqueología sentimental, sea lo que fuere eso, me he acordado de una peli de la que guardo un buenísimo recuerdo. Fui al cine con mis dieciséis añitos (20 la contemplan ya...) a ver una película de esas que parece que salen como champiñones en la cartelera; su anzuelo esta vez, aparte de dos actores discretitos pero conocidos, Kevin Bacon y Fred Ward, era algo que salía de debajo de la tierra y no se sabía bien qué era. Y creedme que con estos mimbres, un desconocido Ron Underwood (que luego se ha hundido en la miseria creativa hasta recalar en ponzoñosas producciones teen para televisión) fue capaz de facturar una delirante y trepidante aventura que mezclaba terror y cachondeo a partes iguales. TREMORS es la historia de un par de tipos sin oficio ni beneficio que campan por el desierto en una camioneta; de repente, el suelo tiembla y algo parece moverse bajo sus pies; y corren despavoridos hasta que, con un golpe de suerte muy bien resuelto por el guión, lo que sea que les perseguía se encuentra con un muro de hormigón y pega un peñazo de dios padre. Los tipos descubren con estupor que se trata de una especie de gusano gigante y pretenden sacarle partido al asunto con fotografías varias, ya saben; lo que no imaginan es que el bicho no estaba solo.
Supongo que muchos de ustedes, antes o después, la habrán visto y coincidirán en que, si bien no es ninguna obra sesuda ni intelectualmente enriquecedora, TEMBLORES es por derecho propio un pequeño clásico de serie B, donde se dan la mano los efectos cutrecillos, que se resuelven a base de mucha imaginación, y los diálogos y situaciones chorras, que le quitan hierro al asunto y que dan como resultado un entretenimiento 100% recomendable, tal y como está la cosa actualmente.
Saludos tiritones.