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lunes, 2 de agosto de 2021

Películas para desengancharse #94


 

Mira qué postal tan bonita. La vuelves a dejar en la mesa. Te centras en la persona que tienes delante, pero no sabes qué decirle. Dejas que las cosas sigan su curso. Y digamos que planificas como si improvisaras. Y al menos Malick tenía algo importante que decir en DAYS OF HEAVEN, aunque abundan los planos de gente corriendo, o las miradas en silencio. Es la película que menos me molesta de este director, y por eso no logré ver la conexión en su largamente pospuesto regreso. Me gustaba más cuando no sentía la tentación de filmar paisajes, y eso que aquí hay muchos, todos maravillosos y todos capturados por el gran Néstor Almendros. Me gustaba más cuando dejaba a los actores que se olvidaran de que son profesionales, y ensayaran gestos lejos de la gravedad. Aun así, Malick es incapaz de soslayar el aparataje bíblico, aminorar todos los mitos que pueden caber en una historia tan sencilla como ésta. Es una historia, sobre todo, acerca de la brevedad de la felicidad, y de los tributos que de ésta se desprenden. Podría haber sido más fácil, pero entonces no hablaríamos de sufrimiento, ni de pérdida, ni de huidas. Es una extraña película, muy bonita, y a lo mejor es verdad que anticipaba, ya por 1978, un cine contemporáneo; pero también es verdad que defender ese tipo de cine ha llevado a muchos equívocos, a un lado y al otro.
Saludos.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Los caprichos de un hombre sobrio

Es THE THIN RED LINE una película de las que llevaba queriendo comentar desde que empecé el blog, algo me lo impedía una y otra vez y no sabría decir el qué. He tenido pequeñas discusiones con otros blogueros, discusiones sin importancia en las que, ante su exaltado y fascinado discurso, yo anteponía el hecho de que me parecía un film altamente pedante, con una cantidad de tiempos muertos excesiva y con un montón de actores/personajes metidos con calzador, que debían salir porque Malick se había empeñado en que los secundarios debían estar interpretados por primeros actores (Penn, Travolta, Nolte, Cusack, Clooney... etc) y el protagonista por un incipiente Jim Caviezel, al que nadie conocía por entonces. Una especie de drama bélico/metafísico en la que una escena de National Geographic, aderezada con la etérea música de Hans Zimmer y con una voz en off de tono trascendente nos adoctrina sobre que las guerras son mu malas y que sólo hay perdedores y tal y tal. Así durante tres horas de nada, que se dice pronto. Pero como soy muy consecuente y muy cabezón para mis cosas, volví a ver THE THIN RED LINE hará unos tres o cuatro meses y ha habido una transformación que además de significativa ha sido curiosamente simbiótica. Primero debo decir que los actores están bien dirigidos y Malick busca ese último gesto que no haya sido interpretado antes; la trama, insisto, no es nada que no se haya visto antes, pero está entretenida aunque no te enteres de gran cosa. El gran problema, insalvable problema, es la fragmentación de su largo metraje, que en el último tramo lo hace ya un poco insoportable, con tanta playa y tanta palmera.
Pero bueno, al grano, que dijo el inventor del Clearasil: comparada con INGLORIOUS BASTERDS, THE THIN RED LINE es una obra maestra absoluta; y no creo que a nadie debiera rechinarle esta comparación, al fin y al cabo Tarantino insistió en trasplantar a sus matones pagados de sí mismos, paradigma de un fin de siglo convulso y sin importancia, a un marco histórico donde miles de autores han intentado decir la última palabra. Porque las pelis de guerra, como los westerns, hay que saber hacerlas, digo yo.
Y vaya post curioso y contradictorio que me ha salido, con lo ortodoxo que soy por las mañanas.
Saludos delgaditos.
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!