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martes, 10 de diciembre de 2024

Yo anduve con un zombi


 

Me pregunto, más allá de la conveniencia de visibilizar la figura, doliente y oprimida, de su protagonista, acerca de qué tipo de invocación narrativa supone PRISCILLA. No hay que olvidar que esto es el punto de vista de Priscilla Beaulieu (Presley de casada), las memorias que escribió hace cuarenta años, en los que sorprendía la ciclotimia de sus páginas, que como montaña rusa enlaza el cuento de hadas con el relato de terror, el oropel con la claustrofobia o la generosidad con el egoísmo. No me gusta la película. Es Elvis sin Elvis. Ni su música, ni su imagen, ni su aura. No me gusta la sucesión de postales, ni siquiera videoclips, sino la sensación de que todo está ahí puesto cinco minutos antes, justo hasta que la directora encuentra el azúcar entre Chanel y Kellogs. Es una película que sestea, que da sueño, que no inventa nada, ni homenajea nada, ni contagia algún entusiasmo. Curioso, porque es una historia archiconocida, pero está mostrada como una especie de revelación. No se equivoquen, PRISCILLA es un artefacto, uno más de los perpetrados por una directora cada vez más relamida y revolcona, pero eso ya lo veíamos venir...
Saludos.

jueves, 12 de agosto de 2021

Fardar de fetén


 

You live in a world of excess
Where more is more
And less is much less
A day without fame
Is a waste
And a question of need
Is a question of taste


Así comienza "Flamboyant", una de las canciones más lúcidamente sarcásticas de Pet Shop Boys, y que le hubiese ido como anillo al dedo a ON THE ROCKS, último film de Sofia Coppola, de no ser porque debió darle un ataque de pudor y no quiso que se notara demasiado cuál era su auténtica intención. ON THE ROCKS, sin ser del todo un film fallido, es un fracaso insertado en el cascarón de una película entretenida. Ya he dicho muchas veces que no me ha interesado nunca el cine de esta señora, incluso reconociendo que no es una cineasta sin talento, tan sólo una sin nada que decir. Siendo más impúdicos, diríamos, por ejemplo, que estamos ante una secuela indirecta de LOST IN TRANSLATION, pero sólo por los réditos que pueden extraerse del personaje de Bill Murray, que sería como aquel otro dos décadas después. No, porque ni siquiera hay aquí un análisis del deseo y la soledad, aunque podamos pensar que la trama principal vaya de eso. Murray es aquí ese flamboyant, ya un poco cascado, pero que ejerce de vigía de un estatus exclusivo, al tiempo que se embarca en una estrambótica aventura junto a su hija (Rashida Jones), que sospecha que la intensa vida profesional de su marido encubre unos cuernos que parecen más que evidentes. La disfrutarán si también lo hicieron con la otra aquí mencionada, pero no se quejen si la trampa les salta en la cara al final, porque yo ya les advertí. Hubiese faltado un cartelito final advirtiendo "como en casa en ningún lado", pero ya hubiese sido el colmo del cinismo...
Ustedes sabrán qué hacen.
Saludos.

jueves, 12 de abril de 2018

Inocencia y perversión



El equívoco de THE BEGUILED comienza en la errónea traducción de su título, ya que la seducción a la que alude es sólo un aspecto de su sutil trama, pero que sería más acertado ir por la literalidad de "los engañados", ya que la complejidad de la novela de Thomas Cullinan reside en cómo se escenifican los interiores de cada personaje, y de cómo la relación que se establece entre el soldado herido y las habitantes de la residencia para señoritas, a la que llega moribundo, abarca multitud de matices que van del erotismo al terror, pasando por la dominación y la sumisión. Parece complicado emborronar un relato con todos sus componentes tan bien construidos, y Sofia Coppola, que nunca ha sido santo de mi devoción, se empeña en elegir siempre el camino más acomodaticio y conservador, despreciando la oportunidad de revisar el clásico de Don Siegel (del que hablaremos mañana) y ponerlo al día. Antes al contrario, la osadía de aquella es el "blanqueamiento" de ésta versión que epatará a los desconocedores de lo que fue capaz de hacer Siegel, pero que aporta poco, o más bien incluso le resta empaque a fuerza de sobriedad. Es correcta, sí, y las actrices están estupendas, aunque a Colin Farrell le viene enorme la tarea de hacer olvidar a aquel inolvidable Clint Eastwood, lo que me deja una sola conclusión, que sería una magnífica película de no ser que ya estaba hecha...
Saludos.

lunes, 26 de mayo de 2014

Me pirra Paris...



En estos tres próximos días (desde hoy al Miércoles), vamos a desentrañar tres películas que mi subconsciente ha conectado, quizá sin mucho sentido, por su particular manera de dar cuenta de un "cierto estado" de las cosas en Estados Unidos; puede que el desencanto adquirido por el coqueteo con el dinero fácil en un momento especialmente poco proclive para ello, o quizá sea sólo el intento de unos cineastas de hacer comprender qué poco tiene esto que ver ya con los códigos estéticos (y por supuesto éticos) del cine clásico.
En THE BLING RING, Sofia Coppola se redime sólo a medias, aunque yo la encuentro igual de amanerada e insoportable. Al menos a mí me parece que roza el colmo de lo pretencioso enfocando su babosa cámara hacia un grupo de incapaces emocionales, unos vagos hipermimados por sus mamás que sólo piensan en convertirse en celebridades, aunque como no piensan mover un dedo para ello su resolución es entrar en las casas de los famosos a quienes admiran y llevarse ropa, joyas, dinero... Vale, Sofia, sabemos que esto, por lo visto, fue un caso verídico, pero...
1- ¿De verdad que para entrar en casa de Paris Hilton uno no tiene nada más que ir allí y girar el pomo?... ???????...
2- ¿De verdad que hay un programa en Internet con el que puedes saber dónde vive cualquier persona?
3- ¿De verdad que nadie te ha dicho que hay un abismo entre el objetivo crítico y la fascinación por lo que supuestamente se critica, por lo que puedes caer en el mismo error de las revistas de moda?
Y 4-  ¿De verdad que estás preocupadísima por la falta de moral cristiana que se extiende por sobre la descarriada juventud yanqui?
La respuesta a todas estas preguntas es: "Porque yo no lo creo".
THE BLING RING, o los cinco personajes más insustanciales y detestables de la maldita Historia...
Gracias, una vez más, Sofia, por abrirnos los ojos...
Saludos.

viernes, 23 de enero de 2009

0%

Hace algún tiempo me comprometí a desvelar las razones por las que desprecio profundamente la película más injustamente sobrevalorada de la historia. Bueno, tampoco son muchas razones, la cosa no da para mucho.
Lo primero es la total falta de argumento.
Lo segundo es la fútil utilización de planos de la ciudad como enmascaramiento a la falta de argumento.
Lo tercero es el inquietante parecido de los actores con la supuesta directora (director es el que dirige; el que pone la cámara en un sitio a ver qué pasa es el operador de cámara).
Lo cuarto es la inconexión entre lo que se hace y lo que se dice; quizá por ello se hace y se dice más bien poco.
Lo quinto es la absoluta falta de sentido del humor incluso cuando se nos está indicando desesperadamente que Bill Murray está intentando hacerse el gracioso (véase imagen), (véase escena del karaoke).
Lo sexto es esa insoportable escena del karaoke que me niego a comentar porque acabo de comer y no he hecho la digestión.
Lo séptimo es haber contribuido decisivamente al encumbramiento de una actriz que no actúa; repito: que no actúa. En ese sentido, Pasolini tranquilizaba mucho más a los productores.
Lo octavo es colocar los temas musicales de la forma más traicionera para el espectador: en formato videoclip.
Lo noveno es pretender transmitir trascendencia con una historia que podría escribir una adolescente "piercingada" después de ver un reality show.
Lo décimo... mierda... lo décimo es... ese... ¡ese final que es para matarlos a todos y ocultar los cuerpos en el fondo del océano!
Por último, entono el mea culpa por haber resistido hasta el final... Lo más sensato habría sido desistir tras la primera cara de Murray y así ahorrarme esto...
Saludos vacíos vacíos...
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!